Lecturas de la semana del 30 de noviembre al 4 de diciembre 2015 ciclo tercero
1. TERCER CICLO
LECTURAS DE LA
SEMANA DEL 30
DE NOVIEMBRE AL
4 DE DICIEMBRE
2015
HORA DIARIA DE LECTURA
FRANCISCO
28/11/2015
2. LECTURASPARAELLUNES.
Valeria sola en casa
Obra: Inventada | Autor: Hello Kitty Kitty | Tipo de texto: Argumentativo
Valeria sola en casa.
Era a ser una vez una niña llamada Valeria, Valeria era una niña de 7 años, alta, delgada,
pelo castaño y ojos brillantes y grandes. A ella le gustaba jugar con su perrita Cereza, Cereza
era un regalo que le habían hecho sus padres por su quinto cumpleaños, se llevaban todos los
días de acá para ya, jugando, saltando, corriendo…
Pero un día paso algo de lo más extraño cuando Valeria llego a casa del colegio vio que no
estaban ni su madre, ni su padre, ni su hermano Daniel ni tampoco Cereza. De repente Valeria
encontró en la mesilla de la entrada una nota que decía:
Querida Valeria:
Hemos tenido que salir de casa para ir al campo de tu abuela Sandra, que está enferma.
Coge el plato de tortilla de patatas que he dejado en la mesa para comer, de postre en la
nevera hay Arroz con Leche. Volveremos después de las seis y media pórtate bien y haz los
deberes.
POSTATA: No le abras la puerta a nadie.
Después de que Valeria hubiera leído la carta izo lo que le dijo su mama. Primero cogió la
tortilla de patatas y se la comió ligeramente, después se comió el Arroz con Leche que por
cierto estaba buenísimo. Por último izo los deberes.
Cuando termino los deberes estaba aburrida y decidió llamar a su mejor amiga Susi pero
pensó mi mama me ha dicho que no le abra la puerta a nadie. ¿Qué hago? se pregunto en su
cabeza. Bueno voy a hacer una cosa no le abriré la puerta a nadie sino que yo saldré por ella.
Valeria pasó 3 calles y la última avenida sola, cuando llego a casa de Susi llamo a la puerta
educadamente. Pero nadie le abrió, de repente en la ventana de arriba de escucho un crujido y
pensó – Esto el Susi gastando bromas de nuevo, pero esta vez se llevo la sorpresa de que no
era Susi era su hermano pequeño Thomas. Thomas miro 2 veces a Valeria y entonces bajo las
escaleras y le dijo:
- ¡Hola Valeria!
- Hola Thomas, ¿está Susi?
- No se ha ido de compras con mi madre
- ¿Sabes cuándo volverá?
3. - No, si quieres quédate aquí con mi padre y yo
- No gracias Thomas, volveré a casa
- Vale, adiós ¡dale recuerdos a Dani!
- Se lo daré, y tú dale recuerdos a Susi
- Nos vemos otro día
Valeria volvió a cruzar las 3 calles y la avenida
Cuando llego a casa pensó ahora seguiré estando aburrida ¿qué hago? De repente tuvo
otra idea, puedo ir a casa de Alba y Nerea. Pero esa casa estaba mucho más lejos entonces
dijo – Voy a parar de decir locuras que al final me pierdo.
Ya eran las 6 solo faltaba media hora para que llegara su familia y dijo voy a leer la novela
que me empecé en clase.
No se dio ni cuenta que ya era hora de que llegara su familia. Noto 3 toquecitos en la puerta
se acerco a la entrada y dijo ¿Quién llama a mi casa?
Somos nosotros- dijo su mama. Antes de abrir miro por la cerradura de la puerta, y vio que
estaban su mama, su papa, su hermano y Cereza.
Abrió la puerta con cuidado, y cuando su familia, entro todos le dieron un abrazo y le
dijeron- muy bien Valeria.
Por fin todos estaban en casa y Valeria y Cereza de nuevo jugando.
FIN
4. LECTURAS PARA EL MARTES
Ciencias Sociales. Historia
¿Cómo vivían las personas en la Edad Media?
Obra: www.artehistoria.jcyl.es | Autor: (Anónimo) | Tipo de texto: Expositivo
En la época Medieval, la vida de las personas estaba fuertemente condicionada por la
naturaleza. El ser humano se consideraba un elemento más de la creación de Dios al igual que
las plantas, los animales, la tierra o el agua. El hombre estaba en permanente contacto con el
medio que le rodeaba, de tal modo que la naturaleza formaba parte de su vida cotidiana.
Los hombres y las mujeres de todas las clases sociales sufrían la dureza del medio físico.
Tanto los nobles como los humildes recurrían al fuego para combatir el frío. Gracias a la leña o
al carbón vegetal, el frío podía ser controlado. Durante el invierno, las casas eran el refugio
más empleado para pasar los inviernos. Las familias solían utilizar numerosas ropas y entre
ellas, las más importantes eran las pieles. En el verano, los hombres y mujeres sólo podían
hacer frente al calor con los baños o con las gruesas paredes de las iglesias y los castillos.
Además de la temperatura, las distintas estaciones traían consigo una importante limitación:
el uso del tiempo. Ello provocaba que durante la noche, las actividades se redujeran a la
mínima expresión. Las corporaciones laborales prohibían a sus miembros trabajar durante la
noche, ya que ella estaba destinada para la pausa y el reposo. Se prohibía trabajar de noche
porque existía la posibilidad de provocar un incendio debido a la escasa visibilidad.
No cabe duda de que la sumisión del hombre a la naturaleza se hace evidente con motivo
de la aparición de grandes catástrofes tales como los incendios, las pestes, las inundaciones y
sequías.
Los incendios por ejemplo eran habituales en esta época. Se propagaban fácilmente debido
a que las casas de los campesinos estaban hechas de madera. ¡Bastaba un descuido para dar
lugar a una gran catástrofe!
Las malas condiciones sanitarias de la población favorecían la difusión de las epidemias y
pestes. Ello puede explicarse a partir de la gran cantidad de gente que se reunía en las
ciudades, donde las ratas propagaban los agentes difusores de enfermedades. Tan grandes
eran las epidemias, como la Peste Negra en el siglo XIV, que muchos hombres las
consideraban testimonio del Fin del Mundo.
Algo similar ocurría con las inundaciones que causaban la destrucción de tierras y
numerosas muertes. Se cuenta que en diciembre de 1143, en tierras gallegas, las aguas
destruyeron casas, puentes y muchos árboles; sumergieron animales domésticos, rebaños e
incluso hombres.
Todas estas características hacen pensar que los hombres y mujeres de la Edad media
dependían más de la naturaleza que ésta del ser humano. El hombre medieval estaba a
5. merced de la naturaleza, mucho más que en la actualidad, hecho que podría explicar alguna de
las características de la vida en aquellos momentos como la robustez física o la paciencia de
los hombres, según algunos estudiosos.
6. LECTURAS PARA EL MIÉRCOLES.
Odiseo y el cíclope Polifemo
Obra: 100 personajes de la Mitología clásica | Autor: Malcolm Day | Tipo de texto: Narrativo
Odiseo era un héroe griego y rey de Ítaca, al que los romanos llamaban Ulises.
Fue Odiseo quien organizó el sitio griego de Troya y engañó a los troyanos introduciendo en
su ciudad un caballo de madera lleno de soldados griegos como si fuera una ofrenda religiosa.
Gracias a este truco, los griegos por fin pudieron ganar y terminar la guerra.
Odiseo ofendió al dios Poseidón al dejar ciego al cíclope Polifemo, y por ello tardó diez años
en regresar a casa donde lo esperaba su mujer, Penélope. Entre los extraños lugares que visitó
se encontraban la tierra de los comedores de loto; la isla de Circe, quien trató de convertir a los
miembros de su tripulación en cerdos; la tierra de los caníbales; las rocas donde moraban las
sirenas, y la isla de la ninfa Calipso.
Aquí se narra el encuentro con Polifemo.
Polifemo
Uno de los dos grupos de Cíclopes de la mitología griega estaba integrado por pastores que
vivían en la anarquía en Sicilia. Uno de sus miembros, Polifemo, hijo de Poseidón y la ninfa
Toosa, era un gigante con un solo ojo cuya comida favorita era la carne humana.
Cuando Odiseo recaló en Sicilia, bajó a la orilla con su tripulación y encontró un lugar para
acampar. Encendieron un fuego y estaban a punto de comer cuando apareció Polifemo, que
llevó a su rebaño a una cueva cuya entrada tapó con una piedra. Entonces se percató de la
presencia de Odiseo y sus compañeros y, con una crueldad despiadada, el cíclope se comió a
seis miembros de la tripulación, dejando a Odiseo para el final. Como muestra de
agradecimiento, este le dejó beber un poco de vino para bajar la comida.
Polifemo bebió y bebió y pronto cayó en un profundo sueño.
Odiseo encontró una estaca en el suelo y, con los cuatro compañeros restantes, afiló la
punta, la calentó en el fuego y la clavó en el ojo de Polifemo, dejándolo ciego. Para esconderse
del furioso gigante, Odiseo pasó la noche entre las ovejas de la cueva, y cuando el rebaño la
abandonó a la mañana siguiente, se agarró a un gran carnero. El gigante pasó su mano solo
sobre la cabeza del animal, y Odiseo pudo escapar.
Mientras se alejaba con el barco, le chilló al cíclope que era Odiseo. Polifemo había sido
advertido por un adivino de que este le dejaría ciego, y cuando oyó el nombre, el gigante lanzó
enormes piedras al mar, que no alcanzaron el barco pero provocaron la ira de Poseidón, el dios
griego del mar y los océanos, al que los romanos llaman Neptuno.
7. LECTURAS PARA EL JUEVES
La barraca (fragmento)
Obra: La barraca | Autor: Vicente Blasco Ibáñez | Tipo de texto: Descriptivo
En el centro de estos campos desolados, que se destacaban sobre la hermosa vega como
una mancha de mugre en un manto regio de terciopelo verde, alzábase la barraca, o más bien
dicho, caía con su montera de paja despanzurrada, enseñando por las aberturas que
agujerearon el viento y la lluvia su carcomido costillaje de madera. Las paredes, arañadas por
las aguas, mostraban sus adobes de barro crudo, sin más que unas ligerísimas manchas
blancas que delataban el antiguo enjalbegado. La puerta estaba rota por debajo, roída por las
ratas, con grietas que la cortaban de un extremo a otro. Dos o tres ventanillas, completamente
abiertas y martirizadas por los vendavales, pendían de un solo gozne, e iban a caer de un
momento a otro, apenas soplase una ruda ventolera.
Aquella ruina apenaba el ánimo, oprimía el corazón. Parecía que del casuco abandonado
fuesen a salir fantasmas en cuanto cerrase la noche; que de su interior iban a partir gritos de
personas asesinadas; que toda aquella maleza era un sudario ocultando debajo de él
centenares de cadáveres.
Cien años de soledad (fragmento)
Obra: Cien años de soledad | Autor: Gabriel García Márquez | Tipo de texto: Descriptivo
"Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla
de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y
enormes como huevos prehistóricos. En pocos años Macondo fue la aldea más ordenada y
laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus tres cientos habitantes. Era
de verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto."
Retrato del Licenciado Cabra
Obra: El Buscón | Autor: Francisco Quevedo | Tipo de texto: Descriptivo
RETRATO DEL DÿMINE CABRA
Determinó, pues, don Alonso de poner a su hijo en pupilaje, lo uno por apartarle de su
regalo, y lo otro por ahorrar de cuidado. Supo que había en Segovia un licenciado Cabra, que
tenía por oficio el criar hijos de caballeros, y envió allá el suyo, y a mí para que le acompañase
y sirviese.
Entramos, primer domingo después de Cuaresma, en poder del hambre viva, porque tal
laceria no admite encarecimiento. él era un clérigo cerbatana, largo solo en el talle, una cabeza
pequeña, pelo bermejo (no hay más que decir para quien sabe el refrán), los ojos avecinados
en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y oscuros, que era buen sitio
el suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, entre Roma y Francia, porque se le había comido
de unas búas de resfriado, que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas
descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura hambre, parecía que amenazaba a
comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuantos, y pienso que por holgazanes y vagabundos
8. se los habían desterrado; el gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida, que
parecía se iba a buscar de comer forzada por la necesidad; los brazos secos, las manos como
un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo, parecía tenedor o compás, con
dos piernas largas y flacas. Su andar muy despacioso; si se descomponía algo, le sonaban los
güesos como tablillas de San Lázaro. La habla ética; la barba grande, que nunca se la cortaba
por no gastar, y él decía que era tanto el asco que le daba ver la mano del barbero por su cara,
que antes se dejaría matar que tal permitiese; cortábanle los cabellos un muchacho de
nosotros. Traía un bonete los días de sol, ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa;
era de cosa que fue paño, con los fondos en caspa. La sotana, según decían algunos, era
milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de
cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra, y desde lejos entre
azul. Llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños. Parecía, con los cabellos largos y la sotana
mísera y corta, lacayuelo de la muerte. Cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pues su
aposento, aun arañas no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que no le royesen
algunos mendrugos que guardaba. La cama tenía en el suelo, y dormía siempre de un lado por
no gastar las sábanas. Al fin, él era archipobre y protomiseria.
9. LECTURAS PARA EL VIERNES
Los medios de comunicación. Los sustantivos. Teatro. Humor.
El ladrón de palabras (fragmento)
Obra: El ladrón de palabras | Autor: Antonio De La Fuente Arjona | Tipo de texto: Dramático
ESCENA 1.
(El telón se abre, de fondo suena la famosa música televisiva del Telediario, en el escenario
vemos una pantalla gigante de televisión, en su interior, muy seria y como las de verdad, la
PRESENTADORA.)
PRESENTADORA: Suspendemos la programación habitual para informarles de un importante
suceso: desde hace varios días se viene observando en todo el barrio extrañas desapariciones
de palabras. Este hecho se caracteriza por ciertos síntomas: las personas están hablando
normalmente y de pronto pierden la memoria, les cuesta encontrar una determinada palabra
hasta que se dan cuenta que la han olvidado por completo. Este ha sido el caso de la Señora de
Gordillo que estando en el mercado, justo cuando le tocó su turno en la cola de la verdulería
de Don Paco, de pronto... pero mejor vánelo ustedes mismos...
(La PRESENTADORA señala hacia un lateral, fuera de la gran pantalla de televisión, allí vemos la
siguiente escena:)
SEÿORA DE GORDILLO: ¡Hola Paco!
DON PACO: Buenos días, ¿qué desea?
SEÿORA DE GORDILLO: Ponme un kilo de...
(Algo le pasa a la SEÿORA DE GORDILLO, parece como si no encontrara la palabra que quería
usar.)
DON PACO: ¿Un kilo de qué?
SEÿORA DE GORDILLO: De... de esto redondo... ¿Cómo se dice...?
DON PACO: (Pensativo, intentando ayudar a la SEÿORA DE GORDILLO.)
¿De esto redondo...? ¿Manzanas?
SEÿORA DE GORDILLO: No, esto que se usa para las ensaladas...
DON PACO: ¿Lechuga?
SEÿORA DE GORDILLO: No hombre, no. Esto rojo que...
DON PACO: ¡Ah ya sé! Usted quiere un kilo de remolachas.
SEÿORA DE GORDILLO: (Parece que la SEÿORA DE GORDILLO empieza a enfadarse.)
¡No, no, no...!
PRESENTADORA: Pero el caso más grave de desaparición de palabras se ha producido durante
la inauguración de la fuente del barrio, y ha tenido como protagonista a nuestro alcalde, que
en pleno discurso...
(La PRESENTADORA señala hacia otro lado del escenario, fuera de la pantalla de televisión, allí
aparece el ALCALDE, acompañado de sus dos CONCEJALES, todos trajeados para la ocasión.)
10. ALCALDE: Gracias al esfuerzo de todos ya tenemos esta bonita fuente en el barrio, por fin
veremos manar de ella ese precioso líquido: el... el...
(Parece que también se le ha olvidado lo que iba a decir, el ALCALDE se pone nervioso porque
todo el barrio le está mirando.)
El..., el...
(Mira a sus CONCEJALES pidiéndoles ayuda.)
CONCEJAL 1: ¿El coche?
CONCEJAL 2: ¿El pan?
ALCALDE: No, eso que todos esperábamos...
CONCEJAL 1: ¿Que nos tocase el gordo?
CONCEJAL 2: ¿Que ganara el equipo del barrio?
(Los CONCEJALES, clarísimamente, se están burlando de su ALCALDE.)
ALCALDE: ¡No, no, no!
(El ALCALDE se está poniendo furioso.)
Eso que debe salir de la fuente...
CONCEJAL 1: ¿Vino?
CONCEJAL 2: ¿Petróleo?
ALCALDE: (El pobre está a punto de llorar.)
No, no...
PRESENTADORA: Se sospecha que pueda tratarse de un ladrón de palabras. La última vez que
actuó este ser malvado fue en el colegio del barrio donde la profesora de música tuvo que
acabar la clase silbando al haberle sido robadas la mayoría de sus... sus... ¿cómo era esto?, si lo
he dicho antes..., sus... eso que se dice y se escribe... eso que está compuesto de letras..., si lo
tenía en la punta de la lengua...
(De pronto la PRESENTADORA cambia de cara, mira a todas partes asustada y sale corriendo
gritando.)
¡Me han robado! ¡Me han robado!
(Mientras se cierra el telón, vuelve a sonar la música del Telediario.)
Teatro leído. La rima. Signos de puntuación.
El ladrón de palabras (fragmento II)
Obra: El ladrón de palabras | Autor: Antonio De La Fuente Arjona | Tipo de texto: Dramático
LA CAJA: (De la caja sale una voz.)
Seas quien seas
no quiero peleas
No podrás conmigo
vete o sé mi amigo
SARA: ¡Y además habla!
SILVIA: ¿Cómo vas a hablar con una caja? ¿Habrá alguien dentro?
OMAR: (Con algo de miedo se acerca a la caja.) ¿Hay alguien dentro?
LA CAJA: (Le detiene con un grito.)
11. No te acerques más
Cogerme no podrás
OMAR: ¿Pero quién eres?
LA CAJA: Si conmigo queréis hablar
las palabras deberéis rimar
OMAR: Bueno, con lo mal que se me dan las poesías.
LA CAJA: Es fácil aprender
presta atención
solo hay que hacer
coincidir la terminación
SARA: A ver, dejadme probar. (Se acerca un poco a la caja. Antes de hablar, SARA se lo
piensa…)
No se lo tome a mal,
pero nos gustaría saber
si es hombre o animal.
LA CAJA: Me tenéis que creer
aunque no os dé la mano
yo soy humano.
SILVIA: ¿Y por qué no se asoma?
¿Quiere gastarnos una broma?
(Durante este diálogo LA CAJA se mueve de un lado al otro de escenario, asustando a los
chicos que todavía no se fían mucho).
LA CAJA: De broma nada
yo no salgo
en esta caja cuadrada
estoy a salvo
OMAR: (Se lo dice a Sara). Esa voz me suena.
SARA: A mí me da pena.
OMAR: Es el profesor de Lengua, seguro.
SARA: ¿Quién, Don Arturo? (…)
SILVIA: (Dirigiéndose a LA CAJA).
¿Por qué estás en el cajón, Acaso huyes de un ladrón?
LA CAJA: De un ladrón me escondo
en este sitio tan hondo
quiso robarme el habla
mas yo no le di palabra
el bobo no sabía rimar
Yo le dije “toma,
esto te lo puedes llevar”.
Y le di el punto y la coma
OMAR: ¡Los signos de puntuación!
LA CAJA: Y también los de interrogación y admiración
OMAR: ¿Ya no puedes preguntar?
SARA: ¡Ni tampoco admirar!
LA CAJA: Ahora cuando hablo
ya no sé si acabo o empiezo
y en cada vocablo
es como que tropiezo
SILVIA: Tenemos que irnos ya.
SARA: El tiempo vuela.
SILVIA: La panda nos está esperando
en el gimnasio de la escuela.
LA CAJA: (Asustada). No vayáis allá
12. os estoy avisando
el ladrón se fue
hacia el gimnasio andando
OMAR: Nosotros seguiremos al ladrón de palabras.