19. Alfonsina nació en Suiza en el
año 1892.
Su vida fue un movimiento
constante. Vivió sus primeros
años en la Provincia de San Juan
junto a su familia.
20. Más tarde se mudó a
Rosario.
En esta etapa la economía
familiar decayó mucho. Para
mejorar la situación,
Paulina, su madre, abrió
una escuela domiciliaria con
algunos de sus ahorros. Su
padre tenía una cafetería.
21. Alfonsina se vio obligada a
trabajar en labores
domésticas atendiendo a
sus hermanos y lavando
platos en la cafetería a los
diez años de edad. Por esta
causa no pudo continuar
sus estudios y dejó la
escuela.
22. A los doce años ,su pluma
recitó los primeros versos
hablando de su vida.
En 1909, con diecisiete años,
dejó su hogar materno para
terminar sus estudios y en 1911
se trasladó a Buenos Aires,
donde nació su hijo.
23. En este lugar tuvo varios empleos
hasta que encontró una solicitud
de corresponsal psicológico en un
aviso del diario. Pudo acceder al
empleo, aunque, por ser mujer le
pagaban la mitad del sueldo que a
un hombre.
Además escribía para la revista
Caras y Caretas
24. Mediante las relaciones que
había formado con gente de las
revista, intentó publicar algunas
poesías que describían su
situación de madre soltera sin
complejos, pero no tuvieron éxito
porque los críticos la acusaban de
escritora inmoral.
25. Estas críticas la llevaron a ser
despedida de su empleo de
corresponsal psicológico.
Aunque su vida continuó y ella
siguió escribiendo y
publicando cosas. Su obra
Ocre fue la que le dio un giro
su poesía.
26. Un día Alfonsina descubrió un
bulto en uno de sus pechos.
El tiempo pasaba y el dolor se
intensificaba.
Más tarde, fue operada de cáncer de
mama.
Todo este problema hizo que su
carácter cambiara y se tornara cada
vez más solitaria.
27. Solía escribir versos y cartas
mientras esperaba su muerte.
Su último poema fue “voy a
dormir” .
Un tiempo después, su cadáver fue
hallado en las costas de la playa La
Perla.
A continuación una de sus poesías:
28. Tu me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada
Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi
hermana.
Tú me quieres
nívea,
Tú me quieres
blanca,
Tú me quieres alba.
Tu me quieres blanca:
29. Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.
30. Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!
31. Habla con los pájaros Y
lévate al alba. Y cuando
las carnes Te sean
tornadas, Y cuando hayas
puesto En ellas el alma
Que por las alcobas Se
quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.
Huye hacia los
bosques,Vete a la
montaña;Límpiate la
boca;Vive en las
cabañas;Toca con las
manosLa tierra
mojada;Alimenta el
cuerpoCon raíz
amarga;Bebe de las
rocas;Duerme sobre
escarcha;Renueva
tejidosCon salitre y agua;
32. Conclusión:
Ambas escribieron poesías, ambas escribieron
sonetos y dedicaron muchos de sus escritos a las
mujeres. Ellas querían dar a conocer su posición
desfavorecida dentro de une sociedad machista.
Tanto Sor Juana como Alfonsina tuvieron una mirada
introspectiva respecto de la mujer como género, y
desde ese lugar fueron críticas de un mundo que las
subestimaba. Podemos decir, que, en distintos siglos
y sin definirse como feministas, ellas fueron grandes
representantes de feminismo en la literatura
universal.