1. Hernán Rivera Letelier es un novelista y poeta chileno, conocido principalmente
por sus novelas ambientadas en la pampa salitrera del norte de Chile.
Aunque nació en Talca, se crió y vivió hasta la edad de 11 años en la oficina
salitrera Algorta, en el norte de Chile. Allí y en las de María Elena y Pedro de
Valdivia hizo sus estudios escolares.
Debido al cierre de Humberstone, sus padres se transladaron con sus cinco hijos a
Antofagasta, donde a las dos semanas de llegar muere su madre, víctima de la
picadura de una araña de los rincones. Entonces, la familia decide volver a las
salitreras: "Los hermanos menores de Hernán se fueron con las hermanas casadas
de vuelta a una salitrera, pero el 'tímido rebelde o rebelde tímido' —según su
propia definición— se negó a partir y decidió quedarse solo en la ciudad, viviendo
en una suerte de ruca instalada en el patio de una iglesia evangélica. El padre, que
trabajaba en una mina y regresaba cada 15 días, lo comprendió y dejó que buscara
su rumbo".
Se ganaba la vida vendiendo diarios; le alcanzaba para comer e incluso para ir al
cine: "Como en Algorta no me dejaban ir, aquí me hice un cinéfilo crónico. Los
miércoles daban las rotativas: entraba a las dos de la tarde y no salía hasta la una
de la mañana para ver tres veces las tres películas. Como a las seis hablaba con el
portero, salía a comprar pan y mortadela y me metía de nuevo al cine". Después
de tres años de vivir en Antofagasta, volvió a la pampa a trabajar. En la salitrera
María Elena fue mensajero de la empresa Anglo Lautaro (hoy Soquimich) y,
después, al cumplir los 18, entró a un taller eléctrico.
A los 19 años, toma su mochila y viaja durante tres años por Chile, Perú, Bolivia,
Ecuador y Argentina. "Fue en este viaje donde decidí convertirme en el mejor
escritor del mundo", dirá años más tarde. De regreso a la pampa en 1973,
comienza a trabajar en la mina Mantos Blancos y después como operario en la
oficina salitrera Pedro de Valdivia; paralelamente, estudia en la escuela nocturna
para completar la enseñanza básica.
2. Pero habrá de pasar más de una década de aquel memorable viaje en que tomó la
decisión de consagrarse a la literatura antes de poder publicar su primer libro: en
1988 sale Poemas y pomadas, "autoedición de 500 ejemplares que vendía puerta a
puerta, en los bares y los cafés",y en 1990 Cuentos breves y cuescos de brevas
(1990).
Cuatro años más tarde publicaría su primera novela, La Reina Isabel cantaba
rancheras, que lo catapultó a la fama y le granjeó sus primeros premios
importantes (antes, escribiendo poesía, había ganado 26 galardones en concursos
menores): el del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, más una mención en el
Municipal de Santiago. Desde entonces, este libro se ha convertido en una de las
obras literarias de más vasta difusión de la narrativa chilena reciente. El mismo
Rivera Letelier diría en 2000 que desde que publicó La Reina Isabel cantaba
rancheras la vida le "dio una vuelta de carnero". "Me he convertido en el hombre
más feliz del mundo; hago lo que me gusta, vivo de eso y lo gozo. No he cambiado
mi forma de vivir ni mis amigos, pero me siento más seguro de mí mismo, ya no
tengo que preocuparme de que no voy a tener pan para mis hijos mañana".
Su siguiente novela, Himno del ángel parado en una pata (1996), volvió a recibir el
premio del citado Consejo, consolidándolo como escritor. La lista de galardones y
3. distinciones ha ido creciendo a medida que el escritor ha ido editando sus nuevos
libros.
El primer sello que publicó sus novelas fue Planeta, pero a partir de 2006 Rivera
Letelier saca sus libros en las editoriales del Grupo Santillana —que han reeditado
todas las novelas aparecidas anteriormente en Planeta—, particularmente en
Alfaguara y Punto de Lectura.
Algunas novelas suyas han sido adaptadas al teatro (La Reina Isabel cantaba
rancheras tiene varias adaptaciones, una de ellas con la participación del mismo
Rivera Letelier y traducidas a varios idiomas, particularmente al alemán, francés e
inglés.
Está casado desde 1974 con María Soledad Pérez, a quien conoció cuando
trabajaba en la mina de cobre Mantos Blancos. "Ella se enamoró de mí cuando me
vio a través de una ventana, bailando rock and roll". El matrimonio tiene cinco
hijos.
Cuando se le ha preguntado por qué empezó a escribir, en alguna ocasión ha dicho
que "por las prostitutas". Lo que sucedió fue que en los años de su viaje juvenil,
que lo llevó por Chile y el Cono Sur, en realidad pasaba hambre. Y una noche,
escuchando la radio con un amigo, se enteraron de que un concurso de poesía
prometía como premio una cena para dos. "Cuando escuché la palabra comida me
bajaron las musas y dije 'yo puedo hacer un poema'. Nunca había escrito nada ni
había tenido un libro de poesía en mis manos (salvo los versos de los libros del
colegio), pero tuve la convicción absoluta de que podía hacer un poema y que me
iba a ganar esa cena"; agarró entonces el cuaderno donde pegaba fotos y postales
del viaje, que lo tenía guardado en la mochila y se sentó a escribir su primer
poema, "inspirado en una pololita que había dejado en la pampa". "Me salieron
cuatro páginas; al día siguiente lo fuimos a dejar a la radio".Efectivamente, ganó el
concurso, lo que no dejó de ser una suerte, porque gracias a él salió a la superficie
su vocación de escritor o "contador de historias", como prefiere autonombrarse,
su vocación que lo ha convertido en uno de los autores más leídos en Chile.
Rivera Letelier es agnóstico. Al respecto dice: "Yo tuve una infancia muy religiosa.
Mis padres eran evangélicos y pasaban en la iglesia rezando, orando y cantando.
4. Llegó un momento en que dejé de creer en todo eso", y bromea, refiriéndose a su
éxito como escritor: "Yo no creo en Dios, pero creo que Dios cree en mí".3