3. Ideario Bolivariano
En su vertiente social y política, el estallido de la crisis de la sociedad colonial venezolana
permitió en su momento la maduración de un conjunto de situaciones que merecen
destacarse. En primer término, la guerra facilitó la decantación de las llamadas "ideas
francesas" hasta convertirlas en ideas bolivarianas, es decir, en ideas nacionales. Dicho de
otro modo, las consignas de libertad, igualdad, fraternidad y propiedad que alimentaban
el ideario claramente burgués de la Revolución Francesa fueron reelaboradas por la elite
política que acompañaba a Simón Bolívar, quien, al analizar las consecuencias sociales que
produjera la difusión de dichos postulados entre los esclavos, los pardos y los indígenas,
encontró en el cuerpo de los militares republicanos al sector social que le permitió cumplir
con el doble propósito de crear una república independiente y, al mismo tiempo,
satisfacer las aspiraciones de los individuos integrantes de la sociedad de ese momento,
con respecto a la libertad, la igualdad y la propiedad.
La reflexión de Bolívar partía del análisis de distintos hechos traumáticos, tales como el
hundimiento de la República en el año 1812, en Venezuela, el fracaso del restablecimiento
republicano al año siguiente, en 1813, y la caída del gobierno republicano en la Nueva
Granada, ocurrido en 1815. Desde el Manifiesto de Cartagena, escrito en 1812, Simón
Bolívar había estado insistiendo en las carencias políticas de la elite ilustrada que
propugnaba la Independencia. La guerra civil, la ausencia de unidad, la excesiva valoración
del régimen federal, el apego a las ideas religiosas y la simple intriga política, son los
puntos que sobresalen en el inventario que sirve de base a un balance contundente hecho
por el prócer: "nuestra división -dice- y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud".
4.
5. Abrazo en Familia. Oración para un hogar feliz.
Señor Jesús, Tú viviste en una familia feliz.
Haz de esta casa una morada de tu presencia,
un hogar cálido y dichoso.
Venga la tranquilidad a todos sus miembros,
la serenidad a nuestros nervios,
el control a nuestras lenguas,
la salud a nuestros cuerpos.
Que los hijos sean y se sientan amados
y se alejen de ellos para siempre
la ingratitud y el egoísmo.
Inunda, Señor, el corazón de los padres
de paciencia y comprensión,
y de una generosidad sin límites.
Extiende, Señor Dios, un toldo de amor
para cobijar y refrescar, calentar y madurar
a todos los hijos de la casa.
Danos el pan de cada día,
y aleja de nuestra casa
el afán de exhibir, brillar y aparecer;
líbranos de las vanidades mundanas
y de las ambiciones que inquietan y roban la paz.
Que la alegría brille en los ojos,
la confianza abra todas las puertas,
la dicha resplandezca como un sol;
sea la paz la reina de este hogar
y la unidad su sólido entramado.
Te lo pedimos a Ti que fuiste un hijo feliz
en el hogar de Nazaret junto a María y José.
Amén.