1. Proyecto
Integrador -
“Pueblos
Originarios”
“Tehuelches”
Ubicación geográfica:
Los pueblos tehuelches o patagones (del
mapudungun: chewel che "gente bravía", o tal vez
de una de las etnias tehuelches llamada teushen
más la palabra mapuche che, "gente, pueblo"[1] ) es
el nombre general dado a un conjunto de etnias
amerindias de la Patagonia y la región pampeana
que compartían varios rasgos culturales, aunque
estaban divididos en varios grupos que hablaban
lenguas diferentes, algunas de las cuales estaban
emparentadas entre sí.
2. tehuelches.
Origen del nombre:
Es el nombre general dado a un conjunto de etnias
amerindias de la Patagonia y la región pampeana
que compartían varios rasgos culturales, aunque
estaban divididos en varios grupos que hablaban
lenguas diferentes, algunas de las cuales estaban
emparentadas entre sí.
Idioma:
La lengua de los aonikenk (tehuelches propiamente
dichos) parecía más estrechamente relacionada
con la de los teushen (tshonk centro-oriental),
éstas a su vez guardan un parentesco más cercano
con las lenguas de la isla Grande de Tierra del
Fuego (tshonk meridional) y algo más distante con
la lengua de los gününa küne (tshonk
septentrional). En su religión, aparece un ser
supremo y un ser maligno (Setebos ó Kóoch y Elel
ó El lal), junto con una multitud de dioses,
comprendiendo el Sol, la Luna, Las Nubes, etc; en
3. torno a los cuales había una rica mitología. Se
celebraba con fiestas la pubertad de las
muchachas, y los patagones del sur tenían
sociedades secretas. Existieron los hechiceros
como intermediarios divinos y como curanderos.
Religión:
Como en el caso de muchas otras etnias que no
desarrollaron una estructura estatal o que fueron
ágrafas, no poseían un sistema sectario religioso
(liturgia y estructura vertical) como en occidente
tal cual se suele entender comúnmente, es algo
antojadizo; los tehuelches, como todos los
pámpidos, tenían sistemas de creencias basados en
mitos, y ritos, no existiendo un sacerdocio sino el
tipo de función que suele ser llamada chamanismo.
Sus chamanes ejercían la medicina con la ayuda de
esos espíritus.
Vivienda:
• Tehuelches insulares: en Tierra del Fuego.
• Selknam.
• Man(e)kenk (o haush), (aunque los mannekenk
resulten mixogénicos de selknam con los no
patagónidos yámanas).
• Tehuelches de tierra firme:
4. • Aónik'enk (de aonek'enk, "sureños"): desde el
estrecho de Magallanes hasta Chubut, incluyendo a
los mecharnue. De lengua aoniko áish.
• Chehuache-kénk: los valles cordilleranos desde
el lago Buenos Aires/General Carrera y el lago
Fontana hasta el lago Nahuel Huapi. De lengua
teushen, incluyendo a los ténesch o "poyas" o
"vuriloches".
• Guénena-kéne: desde el sur de la Provincia de
Buenos Aires (Sierra de la Ventana) y sudeste de
La Pampa, hasta el norte del Chubut y sur de
Mendoza. De lengua gününa iájech. Junto con otros
pueblos, fueron llamados puelches ("orientales")
por los mapuches.
Los guénena-kéne de Escalada son el componente
septentrional de los tehuelches, que fueron
llamados de distinta manera por otros
investigadores: tehuelches del norte (por Cox),
genakenn (por Hunziker),
gennaken (por Moreno) y gününa küne (por
Harrington). vivienda Tehuelche, estaba
constituída por el paravientos de cuero y el
toldo, que tenían una división entre áreas de
mujeres y de varones. El toldo es una
adopción posterior de los pueblos pampeanos,
pueslos más antiguos patagones utilizaban
sólo paravientos.
5. Vestimenta:
El cuero era la materia prima más usada por los
aónikenk en sus trabajos artesanales y vestimenta.
Se empleaban toda clase de pieles: guanaco, puma,
zorros, gatos montés y de pampa, zorrino, caballo,
vacuno e inclusiva, para algunos efectos, el cuero
del avestruz. Fuera de toda duda la pieza más
conocida fabricada con este material era el kai o
quillango, cuya importancia en el vestido y como
producto de comercio justifica una descripción
detallada en lo que se refiere a su confección. Su
uso era con la piel hacia el interior y el cuero, con
pinturas decorativas hacia el exterior. El cuero de
guanaco usado en las capas o quillangos,
necesariamente debía ser de guanacos nonatos o
de una cría no mayor de dos meses.
6. Aspecto físico:
Relatos de cronistas los describen como una nación
cuyos individuos eran: «de buen aspecto físico,
complexión robusta, estatura aventajada,
saludables formas y hasta agradable presencia
(...). Visten con piel de animales, con el pelaje
vuelto hacia adentro (...) gustan de adornos de sus
personas y caballos (...) no tienen un carácter
feroz y que hasta puede considerárseles
amistosos». Aparte de su imponente estatura, los
Aonikenk, tenían un gran desarrollo toráxico. Sus
espaldas eran amplias y sus piernas fuertes,
rasgos que facilitaban la caza terrestre. Las
mujeres eran de caderas anchas, más gruesas que
los hombres, pero proporcionadas. También se
caracterizaban por poseer dientes muy blancos.
Esta característica, algunos autores se la
atribuyen a la costumbre de masticar el fruto de
color oscuro del maqui o molle, arbusto con cuya
resina se elabora el incienso. La adaptación de los
Aonikenk a las duras condiciones climáticas y
7. ambientales, dependía de una disposición
fisiológica especial unida a una educación y
alimentación reforzadora de las defensas, ya que
desde la infancia eran formados para resistir y
acostumbrarse al frío. Como cazadores nómades,
estaban dotados de un vigor y resistencia especial
para adaptarse a las duras condiciones del clima
austral. Además poseían un metabolismo de las
grasas distinto al del habitante actual, logrando
eliminarlas más lentamente, lo que contribuía a la
mantención del calor corporal.
Nómadas:
Como cazadores nómades, estaban dotados de un
vigor y resistencia especial para adaptarse a las
duras condiciones del clima austral. Además
poseían un metabolismo de las grasas distinto al
del habitante actual, logrando eliminarlas más
lentamente, lo que contribuía a la mantención del
calor corporal.
8. Arte:
Los aonikenk fueron un pueblo que tuvo una
especial sensibilidad por la mísica, manifestada
especialmente en el canto. Fuera como expresión
de alegría, tristeza u otra situación que los
afectara colectivamente o personalmente, el canto
siempre staba a flor de labios, y en tal sentido los
testimonios son reiterados, tanto que sin exagerar
podría afirmarse que ellos vivían cantando.
También los cantos eran a causa de
agradecimienmtos o de bienvenida, con fines
propiciatorios o para conjurar amenazas y males.
En tiempos más antiguos los ancianos cantaban las
leyendas tribales, según infoma Munster, del
mismo modo que canciones totémicas, como lo ha
afirmado Casamiquela.
Organización
social y
política:
Aunque móviles, sus
movimientos grupales solían
ser circuitos,
9. predominantemente de oeste a este y viceversa.
Durante cada temporada tenían sitios donde
instalaban sus campamentos, llamados aik o aiken
por ellos y tolderías por los españoles y criollos.
Cada una de sus agrupaciones estaba integrada por
nexos de parentesco y tenía un territorio
específico de caza y recolección; los límites solían
estar precisados ancestralmente por accidentes
muchas veces poco notorios: una loma, un
abrevadero, una hondonada, un árbol importante.
En caso de que una agrupación no pudiera
satisfacer sus necesidades en su propio territorio,
debía pedir permiso a agrupaciones vecinas de la
misma etnia para aprovechar los recursos de sus
territorios; una transgresión a esta norma solía
implicar guerra. De un modo análogo, al ser
fuertemente exogámicos los varones se veían
obligados a buscar compañera matrimonial en
otros grupos y solían practicar el trueque de
mujeres. Esta norma reforzaba los vínculos de
unidad étnica. No pocas veces, en lugar del
trueque se practicaba el rapto de mujeres,
conducta que casi siempre derivaba en guerras
intraétnicas.
10. Oficio:
Por medio de una tecnología agraria, los Diaguitas
lograron arrancarle a sus áridas tierras, cosechas
de maíz, zapallo, porotos y papas. También crían
llamas (animales de carga, fuente de carne y lana).
Esta economía permite sustentar a sus pobladores.
Pero lo más destacado de su cultura -llamada
santamarina, por tener epicentro en el Valle de
Santa María- es el arte: el más desarrollado de la
Argentina aborigen. En busca de nuevos ingresos
desarrollan pequeños proyectos, como el cultivo de
frutilla, ajo y pimiento. Fomentan, además el
turismo y las artesanías.
Condición actual:
Según el Censo Indígena Nacional, hay en la
Argentina unos 52 ciudadanos descendientes de la
etnia hablantes de la lengua tsonek y 113 no
hablantes. La población con linaje tehuelche que se
ha mantenido más apegada de esta cultura se
ubica en la meseta central de la provincia
argentina de Santa Cruz aunque, como otras etnias
originarias de la Argentina, hoy en día se
11. encuentra acriollada. En Santa Cruz existe la
reserva de Camusu Aike en el Departamento Güer
Aike (3.900 ha a 170 km de Río Gallegos) y
asentamientos en los Lotes 6 y 28 del lago Cardiel
y en Cerro Índice, entre los que se encuentran
algunos hablantes del aonek'o 'a'jen, el resto
hablan castellano. Esta reserva contaba con un
área de 97.000 ha cuando fue cedida por el
Decreto del 11 de enero de 1898. El 30 de abril de
1953 fue reducida a 30.000 ha.[7] Otra
comunidad, llamada Copolque, se halla en las
cercanías de Las Heras. También existen en Santa
Cruz las comunidades de: Limonar Paisman Vera y
comunidades de la zona de Tres Lagos y
Gobernador Gregores. En Chubut se hallan las
reservas de El Chalía (comunidad "Manuel
Quilchamal", a 60 km de la localidad de Ricardo
Rojas) y de Loma Redonda (entre Río Mayo y Alto
Río Senguer).[8] El 17,65% de ellos son bilingües
castellano-mapudungun y el resto hablan
castellano. El censo 1991 solo reportó dos ancianas
con recuerdos de la lengua aonek'o 'a'jen.[9] En la
Provincia del Chubut existen grupos mestizos de
mapuches y tehuelches muy mapuchizados y que se
denominan mapuches-tehuelches..
12.
13. ¿Qué haríamos por ellos?
Abril y yo opinamos que podemos
aprender a :
Hablar su lengua, para poder
entender sus sentimientos
más profundos.