1. LA PIEL Y EL SENTIDO DEL TACTO
La piel se define, no sin razón, como el mayor órgano funcional del cuerpo humano. A lo largo de
la vida, las tareas que tiene que realizar son enormemente variadas, entre ellas, proteger el medio
interno de los efectos destructivos del medio exterior y establecer la comunicación entre ambos. Y
la más importante de todas, permitir el sentido del tacto
Sin la piel, los músculos, los huesos órganos del cuerpo humano, no estarían en su sitio
correspondiente sino dispersos sin ningún orden. La piel mantiene a todos estos elementos juntos.
Está compuesta por dos capas superpuestas, epidermis y dermis, separadas entre sí por una
membrana basal y de la fascia o tejidos más profundos, por el tejido celular o conjuntivo
subcutáneo
Las terminaciones nerviosas en tu dermis se encargan de comunicarte cómo sientes las cosas que
tocas. Estas terminaciones trabajan con tu cerebro y con tu sistema nervioso para que tu cerebro
reciba la información sobre lo que estás tocando.
A pesar de que este sentido es poco considerado en relación con los sentidos catalogados como
“importantes”, como el de la vista o el oído, el tacto es el primero de los cinco sentidos que se
manifiesta ya desde el período de gestación.
El tacto es el encargado de la percepción de los estímulos que incluyen el contacto y presión,
temperatura y dolor. Su órgano sensorial es la piel, que, además, tiene el mérito de ser el órgano
más grande del cuerpo. La percepción de estos estímulos externos se realiza a través de las células
receptoras específicas que tiene cada una de estas señales en la piel. Se estima que en la piel
humana existen alrededor de cuatro millones de receptores para la sensación de dolor, 500 mil
para la presión, 150 mil para el frío y 16 mil para el calor.aprendemos a localizar las partes de
nuestro cuerpo y recibimos información de las posturas que adoptamos, de modo que nos ayudan
también a estructurar nuestro propio esquema corporal.
2. La piel permite la percepción de muy finas e innumerables sensaciones. Estas sensaciones son
producidas por estímulos que llegan a nuestra piel a través de sus células receptoras. Cabe señalar
que cada centímetro cuadrado de superficie cutánea contiene unos 500 receptores sensoriales, y
que distintos receptores intervienen para las sensaciones táctiles, térmicas o dolorosas.
La piel es el reflejo de la identidad de cada individuo, y la prueba más evidente está en las huellas
digitales, que se encuentran en la piel de la yema de los dedos. El modelo de las huellas digitales,
que se forma a partir del sexto mes de gestación, es único. Aun los hermanos gemelos tienen
dibujos diferentes. Otra particularidad de las huellas digitales está en que se mantienen
inalterables desde que la persona nace y para el resto de su vida. Incluso si se intenta destruirlas
con fuego o algún elemento abrasivo, en general, las huellas digitales logran recuperarse.
Toda la información que recibimos a través de los sentidos de la vista y el oído llega al cerebro a
través de las terminaciones nerviosas. Lo mismo ocurre con la piel. La superficie de la piel,
llamada epidermis, contiene muchas terminaciones nerviosas por todo el cuerpo que transmiten
sensaciones al cerebro
La piel tiene receptores que son los encargados de recibir los estímulos. No se encuentran
repartidos por igual en toda la superficie de la piel. En la espalda los nervios están muy separados,
por eso es difícil saber exactamente donde nos pica. Para comprobarlo, toca la espalda de alguien
primero con un lápiz y después con dos. Si la distancia que separa uno de otro es menor de dos
centímetros, tal vez sigua pensando que solo es un lápiz.
Mediante el sentido del tacto podemos percibir algunas características físicas de los objetos o
ambiente que nos rodea como: la consistencia, la textura, la forma y contorno, el tamaño, el peso,
la humedad y la presión que ejerce un objeto sobre tu piel.
Una herida pequeña en lugares como los pies o la lengua pueden parecer muy grandes. Da esta
sensación porque estas partes están llenas de censores del tacto. El cerebro recibe gran cantidad de
mensajes de dolor, pero todos provienen de una herida muy pequeña.
Este sentido es tan extenso y complejo que el organismo cuenta con cuatro millones de receptores
para percibir el dolor, 500 mil para sentir la presion, 150 mil para la percepcion del frio y 16 mil
para el calor.
El sentido del tacto nos permite apreciar las sensaciones externas de frio, calor, presion, textura,
vibracion, cosquilleo, asi como el peso que sostenemos, la fuerza que nuestros musculos ejercen,
etc. Desde la vida intrauterina el feto es capaz de responder a estimulos tactiles.
3. El sentido del tacto es sumamente importante para todo ser humano, nos permite disfrutar de una
caricia, los cálidos rayos del sol, el fresco viento, y un sin fin de sensaciones agradables. Y nos
protege contra sensaciones que nos pueden causar daño o dolor, denominados nociceptores, es tan
sensible que, aún teniendo los ojos cerrados, podemos identificar objetos, texturas, temperaturas,
etc.
Las sensaciones son percibidas por medio de receptores, que son los encargados de enviar la señal
al cerebro y se encuentran alrededor de todo nuestro cuerpo, distribuidos entre las diferentes capas
de la piel.
Los receptores cutaneos se llaman corpúsculos (Meissner, Ruffini, Paccini, y bulbos terminales de
Krause, los cuales tienen diferentes funciones:
Los corpúsculos de Meissner, nos permiten identificar la forma y tamaño de los objetos, asi
como diferenciar lo suave de lo aspero. receptores que determinan la sensación de contacto. Están
especializados en el tacto fino, permitiéndonos captar la forma y el tamaño de los objetos, y
distinguir entre lo suave y lo áspero. Se ubican en la zona superficial de la piel, especialmente en
la lengua, los labios, las palmas de las manos, las yemas de los dedos y en las plantas de los pies.
Estas sensaciones táctiles se agudizan cuando una persona se encuentra a oscuras y, con mayor
razón, en las personas no videntes, llamado sentido estereognóstico(capacidad de apreciar los
menores relieves: alfabeto Braille, monedas, etc.).
Los corpúsculos de Pacini son los que determinan el grado de presión que sentimos; nos
permiten darnos cuenta de la consistencia y peso de los objetos y saber si son duros o blandos. En
algunos casos, el peso se mide de acuerdo al esfuerzo que nos causa levantar un objeto. Por eso se
dice que el peso se siente por el sentido muscular. Están ubicados en la zona profunda de la piel,
sobre todo en los dedos de las manos y de los pies, pero son poco abundantes.
Los corpúsculos de Ruffini perciben los cambios de temperatura relacionados con el calor
nuestra temperatura normal oscila entre los 36 y los 37 grados. Especialmente sensible a estas
variaciones es la superficie o cara dorsal de las manos.Los corpúsculos de Ruffini se encuentran
en la zona más profunda de la dermis y en la hipodermis, principalmente en las manos y en los
pies.
En tanto, los corpúsculos de Krause son los encargados de registrar la sensación de frio, que se
produce cuando entramos en contacto con un cuerpo o un espacio que está a menor temperatura
que nuestro cuerpo. ubicados en la parte profunda de la hipodermis
4. Cuando recibes una ráfaga de frío, es común que el pelo que cubre tu piel se erice, o sea, se te
pone la piel de gallina. Este fenómeno se produce porque un músculo del tipo piloerector, más
conocido como músculo horripilador, ubicado en cada folículo piloso, reacciona al frío, se contrae
y para tu vello corporal.
Las distintas impresiones del tacto son transmitidas por los diferentes receptores a la corteza
cerebral, específicamente a la zona ubicada detrás de la cisura de Rolando.
Los receptores sensoriales de la piel no sólo nos proporcionan información acerca de las
características y peligros del entorno, sino que además nos permiten realizar muchas destrezas y
conocer mejor nuestro cuerpo, aprendemos a localizar las partes de nuestro cuerpo y recibimos
información de las posturas que adoptamos, de modo que nos ayudan también a estructurar
nuestro propio esquema corporal.