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La maravillosa máquina de hacer poemas
1. La maravillosa máquina de hacer poemas
Ricardo Soca
Osvaldo Julio Schiavoni se dedica desde hace más de 30 años a la fría ciencia
de la Informática, trabajando como analista de sistemas en una empresa de
Buenos Aires, pero quienes lo conocen saben que detrás de su inteligencia
serena y objetiva, el poeta que soñó ser en su adolescencia se mantiene vivo y
actuante.
Osvaldo es el creador del único programa de rimas por computadora que existe
en español en el mundo. Sentados en un restaurante de Buenos Aires, me
contó que cuando era adolescente a veces se pasaba horas buscando una
palabra que rimara con suerte o con muerte, hasta que cayó en la cuenta de
que cualquier verbo de segunda conjugación serviría con sólo añadirle el
pronombre te.
"Empecé a familiarizarme con las computadoras en los años 60, con los
programitas de fogueo que hacíamos para practicar, pero nunca llegamos a
saber si funcionarían porque no teníamos la menor posibilidad de llegar cerca
de una máquina", contó.
Después de esos escarceos iniciales en el mundo de la computación, Osvaldo
sólo tuvo su primer contacto real con un ordenador en 1973, en una máquina
de gran porte que funcionaba con tarjetas perforadas, pero sólo 12 años
después surgirían en la Argentina las primeras terminales con teclado, que le
permitirían sus primeras experiencias personales, más allá del trabajo de la
empresa.
Y su primer trabajo no oficial en una computadora, no podría haber sido otro
que su investigación sobre la rima, que recuerda haber desarrollado "a fuego
lento, con interrupciones a veces de años", hasta que en 2000 pudo comprar
su primera computadora portátil. "Con ella, empecé a trabajar en el tren, en mi
trayecto diario de 65 a 70 minutos entre Villa Elisa y Buenos Aires", hasta
terminar el programa, en abril de 2000.
Osvaldo cuenta que la mayor dificultad de todo este trabajo fue desarrollar el
programa de conjugación de verbos, el ConJugo, que presentó muchas
dificultades con los verbos irregulares, en los cuales descubrió 72
irregularidades, una más de las que había en la gramática que usaba.
También nos contó sus tribulaciones con la generación de palabras,
aumentativa, diminutiva, adverbios terminados en mente y el manejo
automático de los plurales. Osvaldo, un analista de sistemas que por fuerza de
este trabajo se convirtió en un verdadero lingüista computacional, no se olvida
tampoco de lo que sufrió con el silabeo, que "cuando se consideran sinalefas y
hiatos no es tan sencillo como puede parecer a primera vista".
2. Otro punto espinoso fue la Fonética, "un tema del que conozco poco, por lo que
inicialmente me limité a la fonética ríoplatense, hasta que algunos amigos
españoles se quejaron de que la palabra verso no rimaba con escuerzo", contó.
Pero hasta ese detalle fue tomado en cuenta en la última versión del RIMAR,
en la que el usuario puede configurar el programa de acuerdo con una
determinada pronunciación regional.
"Hasta donde sé por mis investigaciones y las de otras personas en la Internet,
el RIMAR es un programa completo y ÚNICO en el mundo", asegura Osvaldo
con bien fundado orgullo.
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