Carlitos quería ser payaso de mayor para hacer feliz a la gente. Su madre lo llevó al circo para ver el trabajo de los payasos. Aunque Carlitos vio que los payasos tenían caras tristes debajo de la pintura, decidió que quería ser payaso para poder alegrar a la gente y dejar a un lado sus propias preocupaciones, como los payasos hacen. Por eso, concluyó que los maestros también pueden hacer felices a los niños con solo una sonrisa.