1. Jan D. G. ESCRITURA CREATIVA- BINOMIO FANTÁSTICO
EL POLICIA Y LA ZANAHORIA
Había una vez una zanahoria perversa, llamada Carroteno, que tenía como objetivo
hacer que todo fuera malvado en su mundo. Un día oyó la sirena del coche de policía y
dijo:
- Voy a salir a la superficie por si se han dado cuenta de mis intenciones y vienen
a por mí.
Cuando salió vio que sus hijos, Zanahorieto y Zanahorieta, estaban observando los
movimientos del policía.
- ¡Qué bueno es ese señor!, está ayudando a una viejecita a rescatar a su gato del
árbol. – Exclamaron los dos hermanos a la vez.
- ¿Es qué no habéis aprendido nada de lo que os he enseñado? – gritó Carroteno.
– Nosotros somos malvados y solamente hacemos el mal. ¡Ese policía es un mal
ejemplo! ¡Poneos ahora mismo a estudiar planes criminales!
Cada día el policía volvía al pueblo, justo al lado del huerto, y ayudaba a las personas.
Los hijos de Carroteno estaban fascinados con las hazañas del guardia, así que
nuestra vil zanahoria decidió ir a poner una denuncia.
- ¡ Muy malos días señor agente! – se presentó en la comisaría – Vengo a
denunciar a un policía por “buenitis familiar”, ¡es una vergüenza!
El comisario jefe se quedó pasmado al ver una zanahoria parlante.
- Ejem, ejem…no sé que es más raro, si la “buenitis familiar” o una zanahoria que
habla – dijo el policía.
- Yo no soy raro, señor, soy malvado. ¡Intoxico las ensaladas! – contestó
Carroteno.
- Pues voy a tener que detenerle por desorden vegetal – dijo el comisario.
- ¡No diga tonterías! Lo importante es que ustedes no entretengan a mis hijos en
sus estudios perversos, en mi huerto está prohibido la “buenitis”.
- Queda usted arrestado por gritar a la autoridad – amenazó el policía enfadado.
- Primero tendrá que atraparme – dijo Carroteno.
Y en ese mimo instante se metió bajo tierra y fue a parar al jardín de la anciana. Al salir
a la superficie, se encontró que no sólo la policía le estaba persiguiendo, sino también
el gato. El animal, con un poco de hambre y sin pensarlo mucho, se comió la zanahoria.
De esta manera Carroteno no pudo enseñar a sus hijos a ser malvados. Se convirtieron
en unas zanahorias exquisitas que contribuyeron a que Ferran Adrià alcanzara la fama
y su restaurante llegara a tener tres estrellas Michelín.
FIN