Los romanos desarrollaron avanzadas obras públicas como calzadas, acueductos y alcantarillados para transporte, suministro de agua y desagüe. Construyeron calles empedradas en diseños radiales o de cuadrícula que conectaban sus ciudades. También construyeron acueductos, termas, basílicas y templos monumentales usando arcos, bóvedas y cúpulas, dejando una gran influencia en la arquitectura.