2. Por poco que nos examinemos a nosotros mismos, fácilmente descubriremos que todos pretendemos cambiar y mejorar a los demás; todos pensamos que el mundo iría mejor si los demás cambiaran. Y lo que se dice del mundo, hay que afirmarlo en concreto del propio hogar, de la esposa, de los hijos, de los amigos, de los dependientes, de los jefes o amos, del gobierno... Siempre son los otros los que deben cambiar. Y no nos convencemos de que, en tanto no cambiemos nosotros y mejoremos interiormente, es inútil que intentemos cambiar y mejorar a los demás; que el mundo, el hogar, el ambiente cambiarán en tanto y en cuanto cambiemos y mejoremos nosotros. Y por ello, nada mejor que acercarnos a Dios: cuanto más cerca de Él estemos, más mejoraremos. SEGUIR CON EL MOUSE
3. Muchas veces nos preguntamos qué es la vida, y sobre todo nos inquieta el saber para qué es la vida. Porque es muy triste estar en una sala de espera, sin esperar nada, vivir porque se tiene vida, pero sin hacer nada en la vida, sin esperar nada de la vida, sin darle un sentido a la vida; una vida inútil es una muerte prematura. Vive de tal manera, que cuando mueras no tengas vergüenza de haber vivido; al contrario, te sientas satisfecho de haber vivido tal como viviste. La vida no es placer, la vida no es comodidad, la vida no es diversión, la vida no es turismo, la vida no es dinero, la vida no es confort; la vida tiene todo eso, pero la vida no es eso. SEGUIR CON EL MOUSE
4. Como tampoco la vida no es dolor, la vida no es lágrimas y llanto, la vida no es sufrimiento y pesadumbre, la vida no son problemas y angustias... La vida tiene todo eso, pero la vida tampoco es eso, precisamente. La vida es cumplimiento del deber, llenar un puesto, cumplir una misión, contribuir al bienestar de los demás: eso es vivir. SEGUIR CON EL MOUSE
5. Cuando niños hemos jugado varias veces a “cara o cruz”; y ahora que somos adultos debemos vivir a “cara y cruz”. Porque la vida está así constituída: con muchas caras y no pocas cruces; y pretender prescindir de la cara, para mirar solamente las cruces, es ser pesimistas y volverse misántropo y fatalista. Aunque pretender cerrar los ojos a la cruz, para mirar solamente a la cara, es ingenuo y termina por desilusionar. El cristiano debe admitir ambas: la cara y la cruz; la cara bonita del amor y la cruz fea del dolor; la cara grata del gozo y la cara ingrata del sufrimiento; la cara sonriente de la alegría y la cruz aristada de las lágrimas; la cara agradable del bien y la cruz desagradable del mal. Y todo: cara y cruz, viene de Dios; pero es preciso saber descubrir los caminos por los que llegan a nosotros la cara y la cruz, que no son los caminos de la fatalidad, sino los de la Providencia amorosa del Señor. SEGUIR CON EL MOUSE
6. Todos nos estamos afanando por el dinero; sin embargo, no nos ponemos de acuerdo sobre el valor del dinero, pues mientras para unos es un vil metal, para otros es “ el poderoso caballero, Don Dinero”. Que no se puede vivir sin la billetera lo saben desde el acaudalado hasta el ama de casa que va a la feria para hacer sus compras. No es lo serio la posesión o la carencia del dinero, sino la posición que el hombre adopta frente al dinero. Utilizar el dinero, hacer rendir al dinero, emplear para el bien el dinero, es una cosa; convertirse en esclavo del dinero, no vivir sino con la mente fija en él, obsesionado por él, eso es otra cosa. SEGUIR CON EL MOUSE
7. La Biblia no nos hace falta para conseguir dinero, pero sí para saber utilizar el dinero, para poner el dinero a nuestra disposición y bienestar de la sociedad, y no ponernos nosotros a disposición del dinero. Al fin, llegamos a convencernos de que cuanto más posee el hombre, menos se posee a sí mismo; el hombre que sólo posee dinero no pasa de ser un pobre hombre. SEGUIR CON EL MOUSE
8. A veces el sol se oculta tras los celajes de las nubes; en la vida a veces se oculta la alegría tras los nubarrones de las preocupaciones. Pero no debes olvidar que aún cuando el sol está oculto, brilla límpidamente arriba de las nubes; así tú, sobre tus preocupaciones y problemas, debes conservar siempre la calma, que posibilitará el brillo del sol de la alegría en tu vida. Siempre debes reservar en tu corazón un lugar en el que no permitas penetrar la turbación o el tedio; ése debe ser tu lugar sagrado en el que no penetren sino la paz, la serenidad, la tranquilidad, en una palabra: Dios. Sí, porque Dios es éso: paz, tranquilidad y bienestar. En cambio, el mal es siempre tormenta, nubarrón, rayo devastador y trueno amedrentador, tristeza enervante, desaliento que llega a secar las fuentes de la vida, el dinamismo de la actividad creadora. SALIR CON EL MOUSE