2. ¡Qué descanso volver de los caminos
que no conducen a ninguna parte!
Saber, al fin que no hay un sitio, donde
nuestra felicidad fuese bastante.
3. Llevar en sí, la ciencia del cansancio,
como un tesoro demasiado grande;
y saborear, apenas, porque dure,
la dicha de concluir un largo viaje.
4. Ser como una bandera que se inclina,
mojada por llovizna interminable,
sabiendo que no hay causa que merezca
desplegar el fervor de los combates.
5. Sonreír de inquietudes ya pasadas,
como ante un álbum íntimo de imágenes
que el tiempo desvanece, y donde surge,
con claridad, lo que la vida vale.
6. Cantar, si hay que cantar, pero de un modo
que sea un sueño que no entienda nadie,
como una confidencia hecha a un espejo,
desde muy cerca, para que se empañe...
7. ¡Qué descanso volver de los caminos
que no conducen a ninguna parte,
y aprender la lección de cada día,
como los girasoles de la tarde!
8. Y como el leñador que deja el bosque,
cansado de cortar secos ramajes,
regresar del pasado hacia uno mismo,
como a una casa, en la quietud de un valle...
9. ¡Oh, qué sabiduría estar seguro
de no encontrar felicidad bastante!
¡Qué descanso volver de los caminos
que no conducen a ninguna parte!
E.R.A.
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