Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
Leyendas sterman
1. Leyendas…
Nolasco, comprometido ya en la obre de redimir cultivos, consagra tiempo.
Esfuerzo, dinero. Caridad sin límites y presencia continua, junto a los cristianos
que estaban sin libertad. Arraigado en la tierra firme de su amor al prójimo, como
la oliva mediterránea, ofrecía el bálsamo suave de su misericordia liberadora,
aceite que ungía la esperanza de los cultivos y aliviaba el dolor de sus llagas a la
flor de piel, a flor de alma.
Sí, Nolasco y su obra se identificaban- en un símbolo ecológico familiar y muy vivo
en su mirada, bañada del verde esperanzador- con oliva: En medio de la aridez
circulante, ella mantiene el verdor permanente de la esperanza y el fruto ansiado,
que- después de ser triturado en el lagar del dolor_ se transforma en el óleo de la
consagración, en el aceite de suave fragancia y permanente alivio.
Era un atardecer cárdeno y triste. Llegaba el redentor con su fatiga a cuestas
después de consumir sus ahorros en canjear cautivos y visitar mazmorras día y
noche. El cansancio le venció, finalizada ya su oración, y en el recinto estrecho de
su morada, tuvo el siguiente sueño: se encontraba en un atrio, bajo un inmenso
olivo, una Olivia gigante que le cubría maternalmente, con el verde perenne de sus
multiformes. Pero de pronto llegan hombres siniestros, que con sus hachas intentan
desmochar la oliva, cortarla la raíz y aniquilarla. Otros aparecen a su vera para
ayudarle a preservar su vida de tamaño crimen ecológico. Nolasco- en su visión
onírica- se siente maniatado, imponente, sin fuerzas para actuar. Esta arrobado en
la visión, contemplante, el ojo avizor. Escucha el recio golpe de las hachas sobre el
tronco y las ramas. Ve las heridas crueles, causadas por impulsos destructores.
Sufre, a cada hachazo, como si se clavara en su misma carne. Se siente indefenso
ante el mal en acción. Es entonces cuando los hombres buenos impiden que la oliva
se aniquile. Con su acción bienhechora. Y todos, asombrados, contemplan como se
realiza el prodigio: a cada rama desgajada, a cada golpe en la raíz, retoñante no
tenía nada que temer a la crueldad despiadada y destructora. ¡Era sabia su sabia!
Las heridas provocadas en sus viejas ramas provocaban retoños juveniles, energías
renovadas, más vida y más frondosa variedad de brotes vigorosos.
Guardo siempre pedro Nolasco la impresión de esta imagen en su mente. Se
esforzó en descifrar este emblema, visualizado en sueños y grabado en su fina
sensibilidad. Fue comprobado a lo largo de su acción redentora como las fuerzas de
mal no podrían nunca contra la Iglesia de Cristo.
2. A partir de este sueño luminoso. Venció Nolasco toda tentación de pesimismo o
desesperanza. Venció desde entonces la tentación de tristeza: sí, un santo.
Triste es un triste santo!