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Esta publicación se llevó a cabo en conjunta colaboración entre la Secretaría de Salud y la Comisión Nacional de Protección Social en Salud /
      Seguro Popular

      Mtro. Salomón Chertorivski Woldenberg
      Secretario de Salud

      Mtro. David García-Junco Machado
      Comisionado Nacional de Protección Social en Salud / Seguro Popular

      Programa piloto “11 Jugadas para la Salud”

      Segunda edición, 2012
      D.R. © Secretaría de Salud
      Lieja 7. Col. Juárez, C.P. 06696
      México, D.F.
      www.salud.gob.mx

      Comisión Nacional de Protección Social en Salud / Seguro Popular
      Gustavo E. Campa 54, Col. Guadalupe Inn, C.P. 01020
      México, D.F.
      www.seguro-popular.gob.mx

      Impreso y hecho en México

      Se autoriza la reproducción total y/o parcial de esta obra siempre y cuando se cite la fuente

      ISBN: 978-607-460-294-4

      Programa piloto “11 Jugadas para la Salud”

      Se terminó de imprimir y encuadernar por:
      Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V. (IEPSA)
      Calzada San Lorenzo 244, 09830,
      Paraje San Juan
      México, D.F.

      Junio 2012
      Esta edición consta de 1500 ejemplares.

      Edición
          Mtro. Miguel Limón García
          Lic. José Luis Real Dueñas

      Autores y Escritores
         Ramón Castillo y Demian Marín

      Diseño e Ilustración
      Alejandro A. Valle Arellano

      Idea original
          Mtro. Miguel Limón García

      Coordinación de proyecto
         Mtro. Miguel Limón García
         Lic. José Luis Real Dueñas
         Mtro. Roger Peniche Sala
         Lic. Sergio Govea Brito


11 Jugadas para la Salud
Presentación
  Albert Camus, escritor argelino ganador del Premio Nobel de literatura, fue un hombre sensi-
ble e inteligente que entre sus aficiones contaba con una en particular que, a sus ojos, le había
dejado valiosas lecciones. Él lo dijo con estas palabras: “después de muchos años en que el mundo
me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las
obligaciones de los hombres, se lo debo al futbol”.

  Para este escritor la vida, de alguna forma, se podía comprender a partir de una de las grandes
pasiones de hombres y mujeres, niños y niñas alrededor del mundo. El futbol era para Camus una
manera de comprender la naturaleza humana, el amor, la pasión, la entrega, el compromiso y,
por supuesto, el autoconocimiento.

   En el futbol se da un precioso equilibrio en el que mente y cuerpo trabajan armónicamente
para que el equipo alcance sus metas. No sólo es ejercicio físico, también es enseñanza de
colaboración y tolerancia, respeto y trabajo conjunto.

   Nosotros, los que trabajamos por la salud de los mexicanos, vemos en la práctica del futbol
a un poderoso aliado para mantener saludable y en condiciones óptimas a nuestra población.
El deporte forma el cimiento de nuestro bienestar.

   Los cuentos reunidos en este libro, todos relacionados con el futbol, buscan ser una oportunidad
para que los jóvenes de nuestro país conozcan y aprendan los beneficios de llevar una vida sana.
El deporte y la lectura son herramientas imprescindibles para el desarrollo físico e intelectual de
los hombres y mujeres que en un futuro con su reflexión y acción contribuirán al engrandecimiento
de nuestro país.

   Las historias que se cuentan, a través de las páginas de este volumen no sólo son divertidas
y emocionantes; además, están llenas de enseñanzas sobre la amistad, el trabajo en equipo, la
importancia de la actividad física y el cuidado de nuestro cuerpo.

   Estoy seguro de que los jóvenes lectores de este libro disfrutarán momentos de entretenimiento,
así como de reflexión, al lado de los protagonistas de las historias aquí contadas.

   La apuesta de este texto consiste en hacer del futbol, a la manera de Albert Camus, el campo
de muchas y significativas experiencias que serán de utilidad en el cuidado de la salud de los
jóvenes durante toda su existencia.

                                   Salomón Chertorivski Woldenberg, Secretario de Salud.

                                                                                             Presentación
Introducción
  ¡Hola jugador número 12!
  A tu edad, ya empiezas a darte cuenta de que una vida sin pasiones, es una existencia sin
emoción, sin alegrías, sin sueños por alcanzar. En fin, una vida sin chiste.

   Este periodo, el final de la infancia y principio de la adolescencia, es muy divertido y esencial
para poder desarrollarte como una persona plena y feliz a lo largo de tu vida; es por eso que en
estos cuentos, te queremos compartir tres elementos que hacen de los seres humanos algo distinto
a los demás seres vivos: el entendimiento de la salud como algo fundamental para tener una mejor
calidad de vida, el deporte y la actividad física como algo lúdico, divertido y esencial para ser un
ganador, y la lectura como eje central para la transmisión de ideas, pensamientos y aventuras.

   En este libro de cuentos “11 Jugadas para la Salud”, te invitamos a recorrer junto con los
protagonistas de esta historia, el camino de aprendizajes y diversión que el equipo El Olimpo
siguió durante el torneo de futbol de su liga.

   A lo largo de los 11 cuentos, verás cómo los jugadores, chavos y chavas como tú, comprenden
lo valioso que es llevar una vida sana mientras viven emocionantes aventuras dentro y fuera de
la cancha de juego. Te darás cuenta de que, a través de la lectura se descubren nuevos mundos y
lenguajes, conocerás personas, cuya magia desconocías, y podrás ir a lugares que no imaginabas
que existían, esto lo irás imaginando conforme leas éstos cuentos.

   Estamos seguros de que no sólo pasarás grandes momentos en compañía de éstas historias y
de sus protagonistas, sino que también obtendrás útiles enseñanzas para toda la vida.

  Esperamos que con estos cuentos, descubras y reafirmes tu pasión por 4 cosas como lo son:
por una vida saludable, por el deporte, por los valores y por la lectura.

  Recuerda que fueron hechos pensando en ti. ¡Disfrútalos!

                 Miguel Limón García, Titular de la Unidad Coordinadora de Vinculación
                                         y Participación Social de la Secretaría de Salud.


                                                                                              Introducción
Controla tu peso
  Una de las armas letales de El Olimpo la conformaba el juego abierto y vertiginoso que
desplegaba el equipo con sus dos extremos. Eran veloces, prácticos, complementarios. Las
jugadas que armaba este par muchas veces dejaban turulatos a propios y extraños. Se entendían
tan bien como Viruta y Capulina, como Batman y Robin, como el Santo y Blue Demon, o sea,
como si hubieran nacido juntos. Y en efecto, sí nacieron juntos. Se trataba de los gemelos, Emilio
y Emiliano, que al jugar futbol lo hacían como si una sola cabeza pensara por ambos cuerpos.




    Los gemelos eran tan parecidos en su complexión y su forma de jugar que, para no confundirlos,
los del equipo les decían a ambos “Emi”. Fuera del campo era más fácil saber quién era quién
porque, además de la gran diferencia en sus ojos, el carácter de los gemelos difería mucho entre
sí. Para Emilio, por ejemplo, el futbol era una parte importante de la vida, mientras que para su
hermano Emiliano era sólo una forma de divertirse. Emiliano casi nunca sonreía, y mantenía el
ceño fruncido todo el día, como si tuviera una preocupación constante o pensara todo el tiempo
en cómo resolver un difícil problema de matemáticas.


                                                                                         Controla tu peso
Pero el espíritu reflexivo y nostálgico de Emiliano tenía como mejor ejemplo la vez que El
      Olimpo jugó contra los Dorados. Ese día El Olimpo dio una cátedra de buen juego, metió gol de
      manera espectacular por conducto de Alejandro, y hubiera ganado de no ser porque Emiliano
      reflejó su actitud pensativa en el campo de juego, cosa que nunca antes había sucedido. Cada
      que su hermano o Jorge le pasaban balones, Emiliano llegaba tarde o de plano ya no corría por
      el balón.

            —Está muy raro tu hermano —le decían los
            compañeros a Emilio.

            —¿Estás bien, pibe? —le preguntó el entrenador
            a Emiliano en la primera oportunidad que lo
            tuvo cerca de la banca.

            —Sí, entrenador. Estoy bien.

        Pero la verdad es que no estaba
      nada bien.

        Cuando llegó el medio tiempo, el señor
      Che reunió a todo el equipo.

            —Vamos, pibes, lo están haciendo
            muy bien. Pero vos, Emiliano, no
            te veo conectado. Corré, pibe, cerrá
            los espacios. ¿O hay algo que te
            lo impida?

        Emiliano frunció más el ceño y negó
      con la cabeza.

            —Pues andá, pibe. Vamos
            a meterles muchos goles a
            esos boludos.



11 Jugadas para la Salud
Llegó el segundo tiempo y Emiliano, en vez de mejorar, se puso peor. Los Dorados
aprovecharon para poder entrar por el sector que cubría el gemelo y empatar el marcador con un
gol tempranero. Todos estaban enojados con él, pero Emiliano seguía con el ceño fruncido y la
preocupación entre los ojos. En una jugada, cuando ya no aguantó más, se acercó a la banca y
habló con el entrenador.

     —Perdón, entrenador —dijo con visible vergüenza—. Ya no puedo jugar, cámbieme.
     Me duele la panza.

   Emiliano salió del juego y vio desde la banca cómo el partido, que parecía ser pan comido, se
fue complicando al grado de casi recibir otro gol. Por suerte, Jesús estuvo atento y logró sacar de
un puñetazo un tiro que iba envenenado. El árbitro silbó el final de un sufrido empate a 1.

     —¿Estás bien, pibe? —le preguntó el señor Che a Emiliano cuando estaban en los vestidores.

     —No, entrenador —contestó
     Emilio por su hermano—.
     Hoy a la hora de la
     comida se la pasó
     come y come. Ya
     todos habíamos
     terminado y él
     seguía, como si no
     tuviera llenadera.
     Por eso le duele
     la panza y ya
     no puede jugar.

   El señor Che le
lanzó una mirada de
reprobación a Emiliano
y le preguntó que si
era cierto lo que había
dicho su hermano.



                                                                                           Controla tu peso
—Sí, entrenador. Es cierto. Tragué como un cerdo, aun cuando ya no tenía hambre.

         Jorge, que había seguido la conversación con interés y además nunca perdía oportunidad para
      lucirse como el más aplicado en clase, intervino inmediatamente:

            —Lo que pasa es que debes comer despacio, Emiliano. El estómago tarda unos
            veinte minutos en enviarle al cerebro la información de que ya está satisfecho.
            Si tú comes rápido, vas a atiborrar a tu estómago sin sentirte lleno, y después,
            obviamente, te vas a andar sintiendo mal.

         Emiliano le dio las gracias a Jorge por el consejo y prometió que ya iba a comer más despacio.


11 Jugadas para la Salud
—Pero, ¿a poco es por comer rápido? —dijo Itzel—. Qué se me hace que esconde
     algo, porque últimamente lo he notado rarito, ¿a poco no, compañeros? No, si
     yo soy buena para darme cuenta de esas cosas. Desde hace como dos semanas
     que lo ando checando y ya lo he visto como apachurrado. ¿O me equivoco? A ver,
     Emiliano, ya dinos qué tienes. ¿O qué? ¿Vas a decir que no te pasa nada?

   Emiliano sólo bajó la mirada sin decir nada. El señor Che se acercó a él y le dio un abrazo.
Siempre procura animar a sus jugadores con abrazos de ese tipo.




                                                                                      Controla tu peso
—¿No querés decirnos qué pasa, pibe? Tal vez te podamos ayudar.

        Emiliano seguía callado. Todos lo miraban con atención, esperaban que dijera algo, pero
      Emiliano tenía un dolor de estómago tan fuerte que ni siquiera se podía concentrar. Por fin,
      Emilio, el hermano preocupón, habló en su lugar.




            —Lo que pasa es que Emiliano ha estado comiendo mucho, pero esa no es la
            verdadera razón para que esté así de mal. El motivo real es que está preocupado
            porque tuvo malos resultados en un examen de la escuela.


11 Jugadas para la Salud
—Pibe, dejá de preocuparte, che.
                                               Esas cosas pasan, lo mejor que
                                                  podés hacer es dedicarte con
                                                    mayor atención al estudio.
                                                      ¿Reprobaste?

                                                                Emiliano dijo algo en
                                                              voz tan baja que nadie
                                                                 escuchó su respuesta.
                                                                  Le pidieron que
                                                                  repitiera su respuesta
                                                                   y él bajó más la
                                                                    mirada y dijo:

                                                                   —No, no
                                                                  reprobé. Saqué
                                                                 un siete.

                                                              —¿¡Qué, qué?!
                                                            —gritaron todos al
                                                           mismo tiempo—. ¿Y
                                                       por eso te pusiste así?

—¡Ay, Emiliano, no puede ser! —dijo con su habitual tono de voz Itzel— si mi
mamá siempre me dice, hija, a veces me siento tan contenta de que saques un
siete en la escuela, y un ocho, uff, es hasta un milagro, jaja. Dice ella que es
porque me la paso platicando con todo el mundo y que en lugar de estudiar o poner
atención a los maestros tengo la cabeza en otras cosas. Yo le digo, ay, mamá,
claro que no, o sea, cómo crees que yo voy a estar haciendo esas cosas, si soy
muy buena en todas las clases, sólo que me gusta platicar con mis amigas lo que
aprendo en clase y…

—Ya entendimos, Itzel, pará, creo que a todos nos queda muy claro que eres una
gran estudiante. A ver, Emiliano, che, decíme, ¿por qué te preocupaste tanto?



                                                                               Controla tu peso
—Lo que pasa es que
            cuando vi ese siete
            me sentí raro,
            como con un
            agujero en
            la panza o
            algo encima
            del pecho,
            no sé, era
            muy extraño,
            nunca me
            había sentido
            así.




            —Bueno, eso pasa
            porque es tu primer siete
            y a vos te gustá sacar nada más que dieces. Te preocupaste, o en otras palabras,
            te angustiaste con la idea de bajar tu promedio escolar.

            —Como me sentía demasiado mal pensé que comiendo mejoraría mi ánimo,
            pero en lugar de eso creo que las cosas resultaron peor.


11 Jugadas para la Salud
—Lo que pasa es que
                                                        tenés que reconocer
                                                        las reacciones de tu
                                                         cuerpo, pibe. Es
                                                         importante conocerse
                                                          a uno mismo, saber
                                                          cuando uno ya no
                                                           tiene ganas de
                                                           comer o cuando
                                                           uno está triste.

                                                                Entonces, el señor Che
                                                             les explicó a todos los
                                                            muchachos y muchachas
                                                           de El Olimpo la importancia
                                                           de aprender a reconocer sus
                                                          estados de ánimo, sus
                                                        pensamientos y actitudes.

                                                      —Todo eso forma parte de
                                        nuestra vida y nuestra forma de ser —les
dijo—, y por ello es fundamental que sepamos actuar según nuestros estados de
ánimo. Por ejemplo, si aprendemos a reconocer cuándo tenemos hambre y cuándo no,
será fácil mantener nuestros cuerpos sanos. O quizá si estamos tristes, o
preocupados, como en el caso de Emiliano, podremos platicar con alguien más
sobre lo que nos sucede. Platicar siempre ayuda. Y será mejor si identificamos
nuestros sentimientos y emociones.

—Tengo que admitir que sí me siento mejor ahora que se los digo, amigos.
Creo que después de todo no es tan grave, ¿no?

—No es grave, pero es una señal para que pongas más atención en tus estudios,
pibe. El estómago te dolió porque estabas siempre pensando en eso y además
porque tratando de tranquilizar tus nervios comiste en exceso.


                                                                             Controla tu peso
—Sí, Emiliano, lo mejor es platicarlo, o sea, cuando uno platica con sus amigos
            se siente mejor, como que todo se ve con otra perspectiva, como que más relajada
            o algo así, no sé, pero de que sirve, sirve, créeme —dijo Itzel otra vez.

            —Además —agregó Jorge— estamos aquí para ayudarnos, somos un equipo
            dentro y fuera de la cancha, porque somos amigos, Emiliano.

                                                         —Sí, Emiliano, no te preocupes
                                                           por ese siete, no es nada
                                                               grave, ya verás que tu
                                                                   mamá no se enoja, sólo
                                                                        te va a decir que
                                                                         estudies más
                                                                         y que para el
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                                                                             Recuerda
                                                                             que siempre
                                                                             nos tienes
                                                                             a nosotros
                                                                             para platicar
                                                                              —dijo Jesús.

                                                                                  Entre todos y
                                                                                 cada uno de
                                                                               los miembros
                                                                             de El Olimpo
                                                                        lograron que Emiliano
                                                                     se tranquilizara. Pero lo
                                                                    que más lo ayudó fue


11 Jugadas para la Salud
saber que contaba con el apoyo absoluto de todo el equipo para resolver cualquier
     problema que tuviera. Además, pensó Emiliano al final del día, sacar un siete no era
     tan catastrófico. Después de todo, es más importante pensar que las cosas siempre se
     pueden mejorar. El más claro ejemplo era que El Olimpo seguía con una buena racha
     y que se mantenía entre los cuatro primeros puestos de la tabla de posiciones después
     de diez partidos.




   Esa noche, Emiliano por fin pudo dormir tranquilo y sin dolor de estómago, sabiendo que
lo mejor todavía estaba por llegar.


                                                                                       Controla tu peso

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5. Controla el balón: Controla tu peso.

  • 1.
  • 2. Esta publicación se llevó a cabo en conjunta colaboración entre la Secretaría de Salud y la Comisión Nacional de Protección Social en Salud / Seguro Popular Mtro. Salomón Chertorivski Woldenberg Secretario de Salud Mtro. David García-Junco Machado Comisionado Nacional de Protección Social en Salud / Seguro Popular Programa piloto “11 Jugadas para la Salud” Segunda edición, 2012 D.R. © Secretaría de Salud Lieja 7. Col. Juárez, C.P. 06696 México, D.F. www.salud.gob.mx Comisión Nacional de Protección Social en Salud / Seguro Popular Gustavo E. Campa 54, Col. Guadalupe Inn, C.P. 01020 México, D.F. www.seguro-popular.gob.mx Impreso y hecho en México Se autoriza la reproducción total y/o parcial de esta obra siempre y cuando se cite la fuente ISBN: 978-607-460-294-4 Programa piloto “11 Jugadas para la Salud” Se terminó de imprimir y encuadernar por: Impresora y Encuadernadora Progreso, S.A. de C.V. (IEPSA) Calzada San Lorenzo 244, 09830, Paraje San Juan México, D.F. Junio 2012 Esta edición consta de 1500 ejemplares. Edición Mtro. Miguel Limón García Lic. José Luis Real Dueñas Autores y Escritores Ramón Castillo y Demian Marín Diseño e Ilustración Alejandro A. Valle Arellano Idea original Mtro. Miguel Limón García Coordinación de proyecto Mtro. Miguel Limón García Lic. José Luis Real Dueñas Mtro. Roger Peniche Sala Lic. Sergio Govea Brito 11 Jugadas para la Salud
  • 3. Presentación Albert Camus, escritor argelino ganador del Premio Nobel de literatura, fue un hombre sensi- ble e inteligente que entre sus aficiones contaba con una en particular que, a sus ojos, le había dejado valiosas lecciones. Él lo dijo con estas palabras: “después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al futbol”. Para este escritor la vida, de alguna forma, se podía comprender a partir de una de las grandes pasiones de hombres y mujeres, niños y niñas alrededor del mundo. El futbol era para Camus una manera de comprender la naturaleza humana, el amor, la pasión, la entrega, el compromiso y, por supuesto, el autoconocimiento. En el futbol se da un precioso equilibrio en el que mente y cuerpo trabajan armónicamente para que el equipo alcance sus metas. No sólo es ejercicio físico, también es enseñanza de colaboración y tolerancia, respeto y trabajo conjunto. Nosotros, los que trabajamos por la salud de los mexicanos, vemos en la práctica del futbol a un poderoso aliado para mantener saludable y en condiciones óptimas a nuestra población. El deporte forma el cimiento de nuestro bienestar. Los cuentos reunidos en este libro, todos relacionados con el futbol, buscan ser una oportunidad para que los jóvenes de nuestro país conozcan y aprendan los beneficios de llevar una vida sana. El deporte y la lectura son herramientas imprescindibles para el desarrollo físico e intelectual de los hombres y mujeres que en un futuro con su reflexión y acción contribuirán al engrandecimiento de nuestro país. Las historias que se cuentan, a través de las páginas de este volumen no sólo son divertidas y emocionantes; además, están llenas de enseñanzas sobre la amistad, el trabajo en equipo, la importancia de la actividad física y el cuidado de nuestro cuerpo. Estoy seguro de que los jóvenes lectores de este libro disfrutarán momentos de entretenimiento, así como de reflexión, al lado de los protagonistas de las historias aquí contadas. La apuesta de este texto consiste en hacer del futbol, a la manera de Albert Camus, el campo de muchas y significativas experiencias que serán de utilidad en el cuidado de la salud de los jóvenes durante toda su existencia. Salomón Chertorivski Woldenberg, Secretario de Salud. Presentación
  • 4. Introducción ¡Hola jugador número 12! A tu edad, ya empiezas a darte cuenta de que una vida sin pasiones, es una existencia sin emoción, sin alegrías, sin sueños por alcanzar. En fin, una vida sin chiste. Este periodo, el final de la infancia y principio de la adolescencia, es muy divertido y esencial para poder desarrollarte como una persona plena y feliz a lo largo de tu vida; es por eso que en estos cuentos, te queremos compartir tres elementos que hacen de los seres humanos algo distinto a los demás seres vivos: el entendimiento de la salud como algo fundamental para tener una mejor calidad de vida, el deporte y la actividad física como algo lúdico, divertido y esencial para ser un ganador, y la lectura como eje central para la transmisión de ideas, pensamientos y aventuras. En este libro de cuentos “11 Jugadas para la Salud”, te invitamos a recorrer junto con los protagonistas de esta historia, el camino de aprendizajes y diversión que el equipo El Olimpo siguió durante el torneo de futbol de su liga. A lo largo de los 11 cuentos, verás cómo los jugadores, chavos y chavas como tú, comprenden lo valioso que es llevar una vida sana mientras viven emocionantes aventuras dentro y fuera de la cancha de juego. Te darás cuenta de que, a través de la lectura se descubren nuevos mundos y lenguajes, conocerás personas, cuya magia desconocías, y podrás ir a lugares que no imaginabas que existían, esto lo irás imaginando conforme leas éstos cuentos. Estamos seguros de que no sólo pasarás grandes momentos en compañía de éstas historias y de sus protagonistas, sino que también obtendrás útiles enseñanzas para toda la vida. Esperamos que con estos cuentos, descubras y reafirmes tu pasión por 4 cosas como lo son: por una vida saludable, por el deporte, por los valores y por la lectura. Recuerda que fueron hechos pensando en ti. ¡Disfrútalos! Miguel Limón García, Titular de la Unidad Coordinadora de Vinculación y Participación Social de la Secretaría de Salud. Introducción
  • 5.
  • 6. Controla tu peso Una de las armas letales de El Olimpo la conformaba el juego abierto y vertiginoso que desplegaba el equipo con sus dos extremos. Eran veloces, prácticos, complementarios. Las jugadas que armaba este par muchas veces dejaban turulatos a propios y extraños. Se entendían tan bien como Viruta y Capulina, como Batman y Robin, como el Santo y Blue Demon, o sea, como si hubieran nacido juntos. Y en efecto, sí nacieron juntos. Se trataba de los gemelos, Emilio y Emiliano, que al jugar futbol lo hacían como si una sola cabeza pensara por ambos cuerpos. Los gemelos eran tan parecidos en su complexión y su forma de jugar que, para no confundirlos, los del equipo les decían a ambos “Emi”. Fuera del campo era más fácil saber quién era quién porque, además de la gran diferencia en sus ojos, el carácter de los gemelos difería mucho entre sí. Para Emilio, por ejemplo, el futbol era una parte importante de la vida, mientras que para su hermano Emiliano era sólo una forma de divertirse. Emiliano casi nunca sonreía, y mantenía el ceño fruncido todo el día, como si tuviera una preocupación constante o pensara todo el tiempo en cómo resolver un difícil problema de matemáticas. Controla tu peso
  • 7. Pero el espíritu reflexivo y nostálgico de Emiliano tenía como mejor ejemplo la vez que El Olimpo jugó contra los Dorados. Ese día El Olimpo dio una cátedra de buen juego, metió gol de manera espectacular por conducto de Alejandro, y hubiera ganado de no ser porque Emiliano reflejó su actitud pensativa en el campo de juego, cosa que nunca antes había sucedido. Cada que su hermano o Jorge le pasaban balones, Emiliano llegaba tarde o de plano ya no corría por el balón. —Está muy raro tu hermano —le decían los compañeros a Emilio. —¿Estás bien, pibe? —le preguntó el entrenador a Emiliano en la primera oportunidad que lo tuvo cerca de la banca. —Sí, entrenador. Estoy bien. Pero la verdad es que no estaba nada bien. Cuando llegó el medio tiempo, el señor Che reunió a todo el equipo. —Vamos, pibes, lo están haciendo muy bien. Pero vos, Emiliano, no te veo conectado. Corré, pibe, cerrá los espacios. ¿O hay algo que te lo impida? Emiliano frunció más el ceño y negó con la cabeza. —Pues andá, pibe. Vamos a meterles muchos goles a esos boludos. 11 Jugadas para la Salud
  • 8. Llegó el segundo tiempo y Emiliano, en vez de mejorar, se puso peor. Los Dorados aprovecharon para poder entrar por el sector que cubría el gemelo y empatar el marcador con un gol tempranero. Todos estaban enojados con él, pero Emiliano seguía con el ceño fruncido y la preocupación entre los ojos. En una jugada, cuando ya no aguantó más, se acercó a la banca y habló con el entrenador. —Perdón, entrenador —dijo con visible vergüenza—. Ya no puedo jugar, cámbieme. Me duele la panza. Emiliano salió del juego y vio desde la banca cómo el partido, que parecía ser pan comido, se fue complicando al grado de casi recibir otro gol. Por suerte, Jesús estuvo atento y logró sacar de un puñetazo un tiro que iba envenenado. El árbitro silbó el final de un sufrido empate a 1. —¿Estás bien, pibe? —le preguntó el señor Che a Emiliano cuando estaban en los vestidores. —No, entrenador —contestó Emilio por su hermano—. Hoy a la hora de la comida se la pasó come y come. Ya todos habíamos terminado y él seguía, como si no tuviera llenadera. Por eso le duele la panza y ya no puede jugar. El señor Che le lanzó una mirada de reprobación a Emiliano y le preguntó que si era cierto lo que había dicho su hermano. Controla tu peso
  • 9. —Sí, entrenador. Es cierto. Tragué como un cerdo, aun cuando ya no tenía hambre. Jorge, que había seguido la conversación con interés y además nunca perdía oportunidad para lucirse como el más aplicado en clase, intervino inmediatamente: —Lo que pasa es que debes comer despacio, Emiliano. El estómago tarda unos veinte minutos en enviarle al cerebro la información de que ya está satisfecho. Si tú comes rápido, vas a atiborrar a tu estómago sin sentirte lleno, y después, obviamente, te vas a andar sintiendo mal. Emiliano le dio las gracias a Jorge por el consejo y prometió que ya iba a comer más despacio. 11 Jugadas para la Salud
  • 10. —Pero, ¿a poco es por comer rápido? —dijo Itzel—. Qué se me hace que esconde algo, porque últimamente lo he notado rarito, ¿a poco no, compañeros? No, si yo soy buena para darme cuenta de esas cosas. Desde hace como dos semanas que lo ando checando y ya lo he visto como apachurrado. ¿O me equivoco? A ver, Emiliano, ya dinos qué tienes. ¿O qué? ¿Vas a decir que no te pasa nada? Emiliano sólo bajó la mirada sin decir nada. El señor Che se acercó a él y le dio un abrazo. Siempre procura animar a sus jugadores con abrazos de ese tipo. Controla tu peso
  • 11. —¿No querés decirnos qué pasa, pibe? Tal vez te podamos ayudar. Emiliano seguía callado. Todos lo miraban con atención, esperaban que dijera algo, pero Emiliano tenía un dolor de estómago tan fuerte que ni siquiera se podía concentrar. Por fin, Emilio, el hermano preocupón, habló en su lugar. —Lo que pasa es que Emiliano ha estado comiendo mucho, pero esa no es la verdadera razón para que esté así de mal. El motivo real es que está preocupado porque tuvo malos resultados en un examen de la escuela. 11 Jugadas para la Salud
  • 12. —Pibe, dejá de preocuparte, che. Esas cosas pasan, lo mejor que podés hacer es dedicarte con mayor atención al estudio. ¿Reprobaste? Emiliano dijo algo en voz tan baja que nadie escuchó su respuesta. Le pidieron que repitiera su respuesta y él bajó más la mirada y dijo: —No, no reprobé. Saqué un siete. —¿¡Qué, qué?! —gritaron todos al mismo tiempo—. ¿Y por eso te pusiste así? —¡Ay, Emiliano, no puede ser! —dijo con su habitual tono de voz Itzel— si mi mamá siempre me dice, hija, a veces me siento tan contenta de que saques un siete en la escuela, y un ocho, uff, es hasta un milagro, jaja. Dice ella que es porque me la paso platicando con todo el mundo y que en lugar de estudiar o poner atención a los maestros tengo la cabeza en otras cosas. Yo le digo, ay, mamá, claro que no, o sea, cómo crees que yo voy a estar haciendo esas cosas, si soy muy buena en todas las clases, sólo que me gusta platicar con mis amigas lo que aprendo en clase y… —Ya entendimos, Itzel, pará, creo que a todos nos queda muy claro que eres una gran estudiante. A ver, Emiliano, che, decíme, ¿por qué te preocupaste tanto? Controla tu peso
  • 13. —Lo que pasa es que cuando vi ese siete me sentí raro, como con un agujero en la panza o algo encima del pecho, no sé, era muy extraño, nunca me había sentido así. —Bueno, eso pasa porque es tu primer siete y a vos te gustá sacar nada más que dieces. Te preocupaste, o en otras palabras, te angustiaste con la idea de bajar tu promedio escolar. —Como me sentía demasiado mal pensé que comiendo mejoraría mi ánimo, pero en lugar de eso creo que las cosas resultaron peor. 11 Jugadas para la Salud
  • 14. —Lo que pasa es que tenés que reconocer las reacciones de tu cuerpo, pibe. Es importante conocerse a uno mismo, saber cuando uno ya no tiene ganas de comer o cuando uno está triste. Entonces, el señor Che les explicó a todos los muchachos y muchachas de El Olimpo la importancia de aprender a reconocer sus estados de ánimo, sus pensamientos y actitudes. —Todo eso forma parte de nuestra vida y nuestra forma de ser —les dijo—, y por ello es fundamental que sepamos actuar según nuestros estados de ánimo. Por ejemplo, si aprendemos a reconocer cuándo tenemos hambre y cuándo no, será fácil mantener nuestros cuerpos sanos. O quizá si estamos tristes, o preocupados, como en el caso de Emiliano, podremos platicar con alguien más sobre lo que nos sucede. Platicar siempre ayuda. Y será mejor si identificamos nuestros sentimientos y emociones. —Tengo que admitir que sí me siento mejor ahora que se los digo, amigos. Creo que después de todo no es tan grave, ¿no? —No es grave, pero es una señal para que pongas más atención en tus estudios, pibe. El estómago te dolió porque estabas siempre pensando en eso y además porque tratando de tranquilizar tus nervios comiste en exceso. Controla tu peso
  • 15. —Sí, Emiliano, lo mejor es platicarlo, o sea, cuando uno platica con sus amigos se siente mejor, como que todo se ve con otra perspectiva, como que más relajada o algo así, no sé, pero de que sirve, sirve, créeme —dijo Itzel otra vez. —Además —agregó Jorge— estamos aquí para ayudarnos, somos un equipo dentro y fuera de la cancha, porque somos amigos, Emiliano. —Sí, Emiliano, no te preocupes por ese siete, no es nada grave, ya verás que tu mamá no se enoja, sólo te va a decir que estudies más y que para el próximo examen mejores tu calificación. A mí me lo dicen cada mes, jeje. Recuerda que siempre nos tienes a nosotros para platicar —dijo Jesús. Entre todos y cada uno de los miembros de El Olimpo lograron que Emiliano se tranquilizara. Pero lo que más lo ayudó fue 11 Jugadas para la Salud
  • 16. saber que contaba con el apoyo absoluto de todo el equipo para resolver cualquier problema que tuviera. Además, pensó Emiliano al final del día, sacar un siete no era tan catastrófico. Después de todo, es más importante pensar que las cosas siempre se pueden mejorar. El más claro ejemplo era que El Olimpo seguía con una buena racha y que se mantenía entre los cuatro primeros puestos de la tabla de posiciones después de diez partidos. Esa noche, Emiliano por fin pudo dormir tranquilo y sin dolor de estómago, sabiendo que lo mejor todavía estaba por llegar. Controla tu peso