El Concilio de Trento se llevó a cabo entre 1545 y 1563 en varias ciudades italianas como Mantua, Venecia y finalmente Trento. Participaron cardenales, patriarcas, obispos y doctores con el objetivo de definir la posición doctrinal teológica de la Iglesia católica y eliminar las herejías, aceptando solo la interpretación de la Biblia establecida por la Iglesia y confirmando doctrinas como la transustanciación y el pecado original.