El salmo 69 describe a alguien que sufre afrentas y confusión por causa de Dios, a pesar de no haber cometido ningún crimen. Sus enemigos lo atacan sin razón y lo acusan falsamente. Aunque se siente como un extraño entre sus propios hermanos, sigue celoso por la casa de Dios y sufre los insultos de quienes lo blasfeman. Llora y ayuna debido a la vergüenza, vistiéndose con cilicio para volverse objeto de burla.