Prnoticias, 14/05/2013.- Artículo de Ana Pereira, consultora sénior de Estudio de Comunicación, en el que reflexiona acerca de la cultura libre en la red y recuerda que muchos creadores independientes están sufriendo las consecuencias de esto.
1. Fecha: 14/05/2013
Sección: Opinión
Nº pág:
El ‘Daily Miracle’
REDACCIÓN PRNOTICIAS 14/05/13 17:07
He leído en algunos Medios la predisposición de algunos miembros del Ejecutivo a que Google
pague a los editores por aquellos contenidos periodísticos a los que enlace, como ya se ha
planteado en países como Francia y Alemania. Eso me hace reflexionar sobre las conclusiones
del ensayo periodístico de Robert Levine “Parásitos”, que acabo de leer y al que no puedo evitar
dedicarle estas líneas, porque, como a muchos periodistas, me van en ello las habichuelas.
Al joven periodista neoyorkino, con aspecto de ratón de biblioteca, no le tiembla el pulso al
denunciar lo que él brillantemente denomina el “oportunismo digital” de las grandes empresas
tecnológicas estadounidenses que, en nombre de la cultura libre, han socavado la idea de que los
creadores de contenidos, entre los cuales como periodista que soy me incluyo, tengan o
tengamos derecho a ser remunerados por ellos.
Sé que con esta reflexión no me granjeo precisamente muchos amigos entre los defensores de
dicho concepto de la cultura libre; y les oigo con su mantra: “faltaría más, pagar por los
contenidos, hasta ahí podríamos llegar”. Para los que así piensan, debe ser perfectamente
normal que los periodistas trabajemos gratis y que nos horrorice ser remunerados por nuestros
artículos o nuestras creaciones de cualquier tipo, que al fin y al cabo, unos más que otros, pero
también forman parte de ese acervo que llamamos cultura y que nos define, nos une, nos
diferencia y nos identifica.
El ensayo de Levine permite estirar como un chicle el debate a lo largo de muchas páginas,
pantallas y tuits, porque es innegable que la cultura necesita a la tecnología tanto o más que la
tecnología necesita a la cultura, para no ser la primera un mero soporte sin contenido y para
hacerse accesible y universal la segunda. Estoy segura de que sobre esta teoría habrá millones de
opiniones a favor y otros tantos millones en contra, pero a mí lo que me ha dejado pensando al
respecto del ensayo es el papel que han jugado los Medios de Comunicación, en concreto los
2. periódicos, en este pulso entre tecnología y cultura.
Y es que el Sambenito de dinosaurios, trasnochados, carcas y obsoletos lo llevan colgando desde
hace tiempo y, a fuerza de repetirlo, parece que ya se da por hecho que sea así; pero, ¿realmente
es la edición en papel algo antediluviano?; porque, hasta donde yo sé, no se puede empapelar el
suelo con iPads, si uno quiere pintar la pared del salón de su casa y no quiere estropear el suelo
de tarima flotante. Siempre ha habido consenso en que los periódicos eran un producto
perecedero y que tras su consumo con fines informativos pasaba a dar un servicio en otros
ámbitos del hogar, ya fuera cubriendo suelos o envolviendo bocadillos de sardinas, -esa forma
tan particular que tenemos los españoles de entender el concepto de reciclado del papel-, pero
hace ya tiempo que leer un periódico en el formato tradicional dejo de tener glamour pues los
rotativos son considerados piezas de museo que, junto con las cabinas de teléfono, están
condenados a desaparecer entonando el mea culpa por no haberse subido al carro de la
tecnología.
He de decir que yo no comparto esta tesis y coincido con el autor de “Parásitos” en que muchos
creadores independientes, entre los cuales están muchos compañeros de profesión periodística,
están sufriendo las consecuencias de la barra libre en la Red. En cambio, parece fácil defender la
cultura libre y acusar a los Medios de obsoletos desde un cómodo despacho en Silicon Valley,
cuando tus ingresos y con ellos el sustento de tus seres queridos están asegurados.
Tampoco parece que les haya ido mejor a los Medios de Comunicación que si han hecho la
reconversión digital, que a estas alturas de la película ya deben ser prácticamente todos. ¿Ha
sido el error de los Medios no abrir sus ediciones online para ganar seguidores como al parecer
ponen de manifiesto los defensores de la cultura libre, quienes al mismo tiempo critican a
aquellos otros Medios que si han ofrecido sus contenidos en la Red de manera gratuita
apostando por seguir cobrando en la edición en papel? Da la impresión de que, sea cual sea el
modelo de negocio elegido por los periódicos, en Internet, a la hora de defender la gratuidad de
los contenidos, su decisión siempre haya sido la equivocada.
Con estas premisas y en los tiempos que corren, realmente debe ser una tarea de titanes hacer
un periódico de calidad y que sea rentable. Lo cual se traduce en que, además de mantenerse a
flote en un mundo de competencia voraz y feroz y no quebrar, permita dar de comer a los
periodistas que están en nómina, algunos de ellos jugándose la vida como corresponsales de
guerra para que los demás podamos tener acceso a información veraz y sin censura; y a
los freelancers y a los gráficos que no están en la redacción, pero que también trabajan. Que les
digan a ellos y a todas sus familias que, en nombre de la cultura libre en la Red, no tienen
derecho a percibir una remuneración por su trabajo. ¿Será la cultura libre la que pagará sus
facturas y el colegio de sus hijos? Porque aunque los “oportunistas digitales” de los que habla
Levine no lo crean, los periodistas y sus familias tienen la mala costumbre de comer y vestirse.
Y ya puestos, quienes consideran que los contenidos deben ser totalmente gratuitos, que
compartan esta teoría con el resto de miembros que integran la plantilla de un periódico y sus
familias, pues aunque ellos no generen contenidos, sin su aportación no sería posible que el
periódico se imprimiera y distribuyera y llegara fresco como el pan Bimbo a sus destinatarios
cada mañana cuando este país se despereza.
De paso que les digan esos “parásitos” que menciona el ensayo de Levine, a ese ejército de
jóvenes periodistas que como abejas de colmena alimentan en tiempo real las webs de los
Medios, que sus creaciones, en aras de la cultura libre, no van a ser remuneradas mientras que
ellos cuelgan vídeos, redactan noticias y retransmiten ruedas de prensa a la velocidad de la luz
para que el resto podamos acceder, nada más producirse un acontecimiento, a la información
desde nuestros smartphones y tabletas.
Y por último, que también se dirijan a toda una generación de periodistas en paro, muchos de
ellos recién licenciados, para darles la buena nueva de que aún en el remoto caso de que llegaran
a encontrar trabajo no sueñen con que les vayan a remunerar por ello, ya no por la crisis o la
coyuntura macroeconómica que, por qué no decirlo, es pésima para los diarios, sino porque, y
aunque las cosas fueran mejor, para qué se les va a pagar por los contenidos que ellos creen si
sólo por ser creaciones deberían ser gratuitos.
Si yo tuviera que fundar un diario lo bautizaría sin duda “Daily Miracle”, el milagro diario, ya
que, y puede que esta sea sólo mi teoría, pero hacer día a día un periódico es algo a caballo entre
una obra maestra y un milagro, que merece mi más profundo respeto y que no deja de
sorprenderme y admirarme. Por eso creo que los Medios de Comunicación no son ni serán los
dinosaurios que creemos son o a juzgar por la lectura de “Parásitos”; los intereses de algunos
poderosos tecnológicos nos hacen creer.
Por Ana Pereira, consultora sénior de Estudio de Comunicación.