1. DOMINGO XV – Tiempo ordinario Salir a predicar
Desprendidos en una sociedad consumista
«Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre
los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un
bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que
no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el
momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al
salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos».
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos
demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo» (Marcos
6,7-13)
Con frecuencia se ha señalado la «Me llaman PERRO y visto una capa doble y rústica,
semejanza entre la austeridad de los cargo un bolso sobre los hombros y llevo un bastón en
enviados de Jesús y de los filósofos la mano... pues vivo, no conforme a lo que opina la
itinerantes de su época. gente, sino de acuerdo a la naturaleza, libre bajo
Zeus» (Pseudo Diógenes, Epístola 7).
Tanto misioneros del Evangelio como
los filósofos cínicos (escuela fundada «He aquí que Dios os envía a uno para mostraros con
por Diógenes) asumían el su ejemplo que esto es posible. «Miradme, estoy sin
desprendimiento como una forma cobijo, sin patria, sin recursos, sin esclavos. Duermo
silenciosa de testimoniar la en el duro suelo. No tengo mujer, ni hijos, ni palacio
verdadera riqueza del hombre: de gobernador, sino tan sólo la tierra y el cielo y este
viejo manto. ¿Y qué es lo que me falta? ¿No me
encuentro sin penas ni temores? ¿No soy libre?»
(Epicteto, Charlas III,22,45ss).
2. DOMINGO XV – Tiempo ordinario Salir a predicar
Testigos de la generosidad de Dios
Sin embargo, el aspecto que más sobresale en el desprendimiento de
los filósofos cínicos es su libertad frente a las imposiciones de la cultura
y frente a la opinión pública. Por eso el término «cínico» pasó a designar
al que no le importa lo que pudieran sentir o pensar los demás.
En cambio, el desprendimiento apostólico buscaba manifestar la
Buena Noticia de bondad de Dios que ellos anunciaban, y a la que se
confiaban enteramente.
Discípulos de Jesús Filósofos itinerantes
Testimonio de la GRATUIDAD AUTARQUÍA
del don de Dios (Autodominio)
Vivir los valores del Reino Vivir según la
naturaleza
«Llevar una túnica sola es preferible a necesitar dos y
no usar nada más que una capa es preferible a usar
una túnica. Así, también, andar descalzo es mejor que
usar sandalias, si uno puede hacerlo, pues llevar
sandalias está muy cerca de vivir atado, pero caminar
descalzo da gran libertad y gracia a los pies una vez
que se acostumbran» (Musonio Rufo, Fragmento XIX).
3. DOMINGO XIV– Tiempo ordinario
XV – Tiempo ordinario «¡Que descienda la paz sobre estapredicar
Salir a casa!».
Permanezcan en esa misma casa
• Otra diferencia importante es que el filósofo llevaba una bolsa para
recoger el pan que mendigaba. En cambio Jesús manda no llevar alforja.
• Tiene que aceptar la mesa en la casa que lo recibe.
«Les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan,
ni alforja, ni dinero; … Les dijo: «Permanezcan en la casa donde les
den alojamiento hasta el momento de partir» (Mc 6,8.10).
• La comensalidad busca algo más que el mantenimiento del
misionero.
• Busca edificar una comunidad sobre valores como la hospitalidad y la
apertura de la propia mesa.
• Lo importante en esa práctica es que la casa abra sus puertas para
recibir la paz y no sólo que ella brinde al mensajero un poco de pan
desde la puerta.
• El filósofo itinerante que pregona su enseñanza en los espacios
públicos, allí mismo mendiga el pan. Se dirige a individuos.
• El misionero llega hasta la casa para que a ella llegue el Reino de
Dios. Intenta que se forme una comunidad con un modo de relación
según la misericordia de Dios.
4. DOMINGO XV – Tiempo ordinario Salir a predicar
Acoger la presencia de Dios
• La tradición judía desarrollará un pensamiento muy semejante. Acoger al
prójimo en su mesa, especialmente si es un discípulo de sabios, es
acoger la SHEKINÁ, es decir, la presencia divina:
«Es mayor acoger a los viajeros que recibir la divina presencia»
(Talmud, Shebuot 35b).
«Cuando existía el Templo se usaba altar para la expiación, pero ahora,
desde que no hay Templo, para la expiación se usa la mesa» (Talmud,
Menajot 97a).
«Rabí Eliezer ben Jacob decía: El que recibe a un discípulo de los
sabios en su casa y le permite disfrutar de sus bienes, esto le es tenido
en cuenta por la Escritura como si hubiera ofrecido el sacrificio diario»
(Talmud, Berajot 10b).
La tradición cristiana añadirá algunas normas de discernimiento
«Quien, pues, viniere a vosotros enseñándoos todo lo dicho anteriormente, a ése acogedle. Pero si
el que enseña se pervirtió y enseñare otra doctrina para la disolución, no le escuchéis. Mas si
enseña en la manera de aumentar la justicia y ciencia del Señor, ¡acogedle como al Señor!
En cuanto a los apóstoles y profetas, proceded así conforme al Evangelio. Todo apóstol que llegue
a vosotros, ha de ser recibido como el Señor. Pero no se quedará por más de un día o dos, si hace
falta. Si se queda tres días, es un falso profeta. Al partir, el apóstol no aceptará nada sino pan para
sustentarse hasta llegar a otro hospedaje. Si pidiere dinero, es un falso profeta» (Didakhé XI,1-6).
5. DOMINGO XV – Tiempo ordinario Salir a predicar
Animarse a abrir el corazón
Las casas a las que Jesús envía a los discípulos estaban formadas por
familias que padecían las consecuencias de las transformaciones
económicas y del proceso de urbanización de Galilea.
Las familias, caracterizadas por dar desinteresadamente, por compartir
la casa y la mesa, por ayudar a los enfermos y perdonar las deudas o
pagar las que haya podido contraer alguno de sus miembros, corrían el
peligro de cerrarse sobre sí mismas para garantizar su propia seguridad.
En esa situación los discípulos son enviados para anunciar con sus
gestos la paternidad de Dios, que los invita a revitalizar los valores
tradicionales de la solidaridad.
Los invita a recibir el Reino como un espacio de nueva fraternidad.
También nosotros hoy tendemos a cerrar las puertas de nuestro hogar
por temor a la inseguridad y a ciertas imposiciones culturales.
Y también estamos invitados a abrir nuestro corazón al mensaje
evangélico. Éste tiene siempre algo nuevo para decirnos, algo más para
proponernos, algo que siempre nos resultará extraño y sorprendente, si
nos animamos a escucharlo con sinceridad.