1. El Señor designó a otros setenta y dos « Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: «¡Que descienda la paz sobre esta casa!». Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: «El Reino de Dios está cerca de ustedes». Evangelio de Lucas 10,1-9 DOMINGO XIV – Tiempo ordinario «¡Que descienda la paz sobre esta casa!».
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3. «M e llaman PERRO y visto una capa doble y rústica, cargo un bolso sobre los hombros y llevo un bastón en la mano... pues vivo, no conforme a lo que opina la gente, sino de acuerdo a la naturaleza, libre bajo Zeus» (Pseudo Diógenes, Epístola 7). «He aquí que Dios os envía a uno para mostraros con su ejemplo que esto es posible. «Miradme, estoy sin cobijo, sin patria, sin recursos, sin esclavos. Duermo en el duro suelo. No tengo mujer, ni hijos, ni palacio de gobernador, sino tan sólo la tierra y el cielo y este viejo manto. ¿Y qué es lo que me falta? ¿No me encuentro sin penas ni temores? ¿No soy libre?» (Epicteto, Charlas III,22,45ss). Con frecuencia se ha señalado la semejanza entre la austeridad de los enviados de Jesús y de los filósofos itinerantes de su época. Tanto misioneros del Evangelio como los filósofos cínicos (escuela fundada por Diógenes) asumían el desprendimiento como una forma silenciosa de testimoniar la verdadera riqueza del hombre: DOMINGO XIV – Tiempo ordinario «¡Que descienda la paz sobre esta casa!». « No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino» (Lc 10,4). Desprendidos en una sociedad consumista Diógenes vivía en un tonel.