María y José llevan a Jesús al templo de Jerusalén para cumplir con la ley de Moisés y presentar al Niño ante Dios. Allí, Simeón y Ana reconocen a Jesús como el Mesías prometido y anuncian que traerá salvación pero también sufrimiento. Simeón profetiza que una espada atravesará el alma de María. Luego María, José y Jesús regresan a su ciudad de Nazaret.