1. Una predicción inquietante
«Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con
hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «De todo lo que ustedes
contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».
Ellos le preguntaron» «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la
señal de que va suceder?».
Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se
presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está
cerca". No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se
alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin».
Después les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán
también fenómenos aterradores y grandes señales en cielo. Pero antes de
todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y
serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi
Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo
les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá
resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes
y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a
causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas».
Evangelio de Lucas 21,5-19
DOMINGO XXXIII – Tiempo ordinario No llegará tan pronto el fin
2. Una de las maravillas del mundo antiguo
«Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con
hermosas piedras y ofrendas votivas…» (Lc 21,5).
DOMINGO XXXIII – Tiempo ordinario No llegará tan pronto el fin
«Enseñaron nuestros
maestros: El que no
vio a Jerusalén en su
belleza, no vio ciudad
bella en el mundo. Y
el que no vio al
Templo reconstruido,
no vio en su vida
magnificencia»
Talmud Suká 51
Reconstrucción del Segundo
Templo, según el arqueólogo
Leen Ritmeyer
3. El día en que el Templo fue destruido
«…Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra
sobre piedra: todo será destruido».
Ellos le preguntaron» «Maestro, ¿CUÁNDO tendrá lugar esto…?» (Lc 21,5-7).
En el año 66 EC estalló una rebelión judía contra los
romanos en Galilea (al norte), que llegó a Jerusalén.
Los romanos la fueron sofocando hasta sitiar Jerusalén. A
fines de mayo del 70 las murallas de la ciudad habían sido
atravesadas por las legiones del general Tito.
DOMINGO XXXIII – Tiempo ordinario No llegará tan pronto el fin
«Aunque se deplore profunda y justicieramente la pérdida del edificio, la obra más admirable que
se haya visto o se haya oído elogiar…, podrá ser un consuelo la idea de que el destino es
igualmente inexorable con los seres animales, las obras de arte y los lugares consagrados» (Josefo,
Guerra Judía VI,4,8)
El 12 de agosto los rebeldes atrincherados en el Templo
pusieron trampas de fuego para frenar a los legionarios que
intentaban atravesar el pórtico oeste (1). Quemaron a
muchos, pero los que lograron pasar incendiaron el pórtico
norte (2). El asalto final se dio por el este. Después de
incendiar los portones de la columnata este (3), Tito no pudo
evitar que las legiones descontroladas incendiaran el
Santuario el 29 de agosto (4).
El historiador judío Flavio Josefo, que presenció los hechos,
comprende que ese era el destino de toda construcción humana.
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4. ¿Cuál será la señal de que va a suceder?
«Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se
presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está
cerca". No los sigan» (Lc 21,7-8).
En la época de Jesús y, sobre todo, después de él, hubo una serie de
líderes que despertaron en el pueblo la esperanza de que el tiempo de la
liberación había llegado. Para cuando Lucas redacta el Evangelio y el
libro de los Hechos esas esperanzas ya habían conocido la frustración:
«lo que viene de los hombres se destruirá por sí mismo» (Hech 5,38).
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[4 aEC] Judas el Galileo «en Séforis reunió una banda numerosa, rompió las puertas de los
arsenales del rey y, distribuyendo las armas a sus partidarios, atacó a los demás candidatos al
poder» (cf. Hech 5,37; Josefo, Guerra Judía II,56).
[44-46 EC] Teudas «persuadió a una multitud para que, llevando consigo sus bienes, lo siguieran
hasta el Jordán», para cruzarlo como un nuevo Josué. La caballería del gobernador Cuspio Fado los
dispersó y mató a muchos, incluido el líder (Josefo, Antigüedades XX,97ss; Hech 5,36).
[66 EC] «Menahem, el hijo de Judas llamado el Galileo, tomó algunos hombres importantes con él
y se retiró a Masada, donde tomó la armería de rey Herodes y dio armas no sólo a su propia gente,
sino también a otros bandidos. Con ellos organizó una guardia y regresó como Rey [Mesías] a
Jerusalén. Y constituido en líder de la sedición dio órdenes de continuar con el asedio» (Josefo,
Guerra II,433). Terminó asesinado por rebeldes de otra facción.
5. Nación contra nación y reino contra reino
«Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario
que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin» (Lc 21,9).
Unas décadas después de la época en que Lucas escribió, el historiador
Tácito comienza su obra describiendo una época pasada y reciente
donde se habían producido calamidades semejantes a las descritas por
el Evangelio:
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«Mi relato habla de una serie de desgracias, batallas, revueltas y hasta
crímenes horribles cometidos en tiempo de paz: cuatro príncipes heridos
por el hierro asesino, tres guerras en el país y más fuera de él, y a veces
una mezcla de todo… Italia sufre desastres inauditos y reiterados durante
una larga serie de años: ciudades enteras en la fértil costa de Campania
tragadas o inundadas por el mar; también nuestra Roma fue víctima de
incendios, con santuarios ancestrales devorados por las llamas, hasta el
Capitolio convertido en cenizas por la acción de sus ciudadanos…»
(Historias I,2)
Todo eso sigue ocurriendo hoy. No es ninguna novedad, como pretende
la predicación de algunos grupos apocalípticos.
6. Más calamidades
«Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán
también fenómenos aterradores y grandes señales en cielo» (Lc 21,11).
Lucas conocía algunos desastres famosos muy recientes:
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TERREMOTOS:
• [77 EC] Corinto fue destruida (Malalas 261) y varias ciudades de
Chipre dañadas (Orosio 7,9,11).
• [79 EC] Pompeya y Herculano sepultadas por la erupción del
Vesubio (Plinio el Joven, Epist. 6,16)
HAMBRE:
• [70 EC] Casos de canibalismo durante el sitio de Jerusalén
(Josefo, Guerra VI,193-313).
• [79-81 EC] Una «peste de una magnitud nunca antes conocida»
en tiempos de Tito (Suetonio, Tito 8).
PRODIGIOS EN EL CIELO:
« Aparte de las numerosas vicisitudes en el mundo humano,
había prodigios en el cielo y en la tierra, avisos mediante rayos,
presagios de futuro de signo alegre o triste, dudoso o evidente»
(Tácito, Historias I,3,2)
7. Por el nombre de Jesús
«Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las
sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a
causa de mi Nombre» (Lc 21,12).
Lucas sabe también que los discípulos de Jesús habían comenzado a ser
identificados en la sociedad por su fe en el Ungido (gr. Khristos) de
Dios:
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«Fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el
nombre de «cristianos» (Hech 11,26).
«Agripa contestó a Pablo: «¡Un poco más, y me convences que me haga
cristiano!» (Hech 26,28).
«Si sufre por ser cristiano, que no se avergüence y glorifique a Dios por
llevar ese nombre» (1 Pe 4,16).
Cristiano es el modo con que se comienza a llamar en lengua griega a los discípulos. Significaría
algo así como «mesianistas». Los judíos los seguirán llamando «nazarenos» (Hech 24,5).
Es una designación exterior, tal vez despectiva, que no es usada por los discípulos para llamarse
a ellos mismos. Pablo y Hechos usan los términos: hermanos, creyentes, santos.
En todo el Nuevo Testamento aparece sólo 3 veces, siempre en labios de no creyentes. Cuando
la carta 1 Pe 4,16 exhorta a no avergonzarse, está asumiendo con orgullo un nombre aplicado por
la sociedad hostil. Un par de décadas más tarde Ignacio de Antioquía usa la palabra cristianismo
como una identificación ya asumida por la comunidad (Carta a los Magnesios 8,1; 10,1.3).
8. El Testimonio
«y esto les sucederá para que puedan dar TESTIMONIO» (Lc 21,13).
DOMINGO XXXIII – Tiempo ordinario No llegará tan pronto el fin
Lucas mira el futuro con esperanza. Como primer biógrafo del apóstol
Pablo conoce el descenlace de su vida:
«Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre» (Hech 9,16)
«de ciudad en ciudad, el Espíritu Santo me va advirtiendo cuántas
cadenas y tribulaciones me esperan. Pero poco me importa la vida,
mientras pueda cumplir mi carrera y la misión que recibí del Señor Jesús:
la de dar testimonio de la Buena Noticia de la gracia de Dios» (Hech
20,23-24).
Sabe, entonces, que el TESTIMONIO (martyrion) tiene un costo alto.
Pero las últimas palabras de su obra no se detienen en describir el suplicio
de Pablo, sino el cumplimiento de su misión:
«serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los
confines de la tierra» (Hech 1,8).
«Pablo vivió dos años enteros por sus propios medios, recibiendo a
todos los que querían verlo, proclamando el Reino de Dios, y enseñando
con toda libertad y sin encontrar ningún obstáculo, lo concerniente al
Señor Jesucristo» (Hech 28,30-31).
Eis Martyrion
9. La Paciencia
«con su paciencia ganarán sus almas [vidas]» (Lc 21,13).
DOMINGO XXXIII – Tiempo ordinario No llegará tan pronto el fin
Lucas mira el futuro con serenidad. Conoce las expectativas y ansiedades de
los primeros creyentes, que miran al cielo en ausencia de Jesús:
«Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando
vas a restaurar el reino de Israel?». El les respondió: «No les corresponde
a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido
con su propia autoridad» (Hech 1,6-7).
«Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que
les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que
lo han visto partir» (Hech 1,11).
Pero los exhorta a que no se pregunten por la fecha del retorno de Jesús ni
por las señales de su llegada.
A Lucas le interesa que los discípulos sean testigos de Jesús hasta los
confines de la tierra.
Para eso deben tener paciencia en sus sufrimientos y paciencia para
«predicar en Nombre de Jesús a todas las naciones la conversión para el
perdón de los pecados» (Lc 24,47).
10. La Paciencia
«con su paciencia ganarán sus almas [vidas]» (Lc 21,13).
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Lucas mira el futuro con serenidad. Conoce las expectativas y ansiedades de
los primeros creyentes, que miran al cielo en ausencia de Jesús:
«Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando
vas a restaurar el reino de Israel?». El les respondió: «No les corresponde
a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido
con su propia autoridad» (Hech 1,6-7).
«Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que
les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que
lo han visto partir» (Hech 1,11).
Pero los exhorta a que no se pregunten por la fecha del retorno de Jesús ni
por las señales de su llegada.
A Lucas le interesa que los discípulos sean testigos de Jesús hasta los
confines de la tierra.
Para eso deben tener paciencia en sus sufrimientos y paciencia para
«predicar en Nombre de Jesús a todas las naciones la conversión para el
perdón de los pecados» (Lc 24,47).