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Un estudio profundo sobre el sellamiento de los
salvados, la lluvia tardía y el fuerte pregón antes
del fin del tiempo de gracia como consecuencia
del juicio investigador de los vivos.
Federico Salvador Wadsworth
Serie: Tratados Teológicos
El
sellamiento
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 2 de 51
0. Contenido
0. Contenido.......................................................................................................................................... 2
1. Introducción General ......................................................................................................................... 3
2. Estructura del Tratado Teológico ......................................................................................................3
3. Mapa General de Tratados................................................................................................................ 5
4. Mapa del Tratado .............................................................................................................................. 6
5. Propósito del Tratado ........................................................................................................................ 7
6. Desarrollo del tema ........................................................................................................................... 7
6.1. Introducción............................................................................................................................ 7
6.2. La doble visión del sellamiento .............................................................................................. 8
6.3. Los 144.000 ......................................................................................................................... 17
6.4. El destino de los no sellados................................................................................................ 28
6.5. El sello del Espíritu Santo .................................................................................................... 29
6.6. Santificación en el final de los tiempos ................................................................................ 31
6.7. La lluvia tardía y el fuerte pregón......................................................................................... 37
6.8. El sello sabático ................................................................................................................... 45
6.9. La marca de la bestia........................................................................................................... 46
7. Material complementario ................................................................................................................. 50
7.1. El sellamiento y la pascua.................................................................................................... 50
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 3 de 51
1. Introducción General
La búsqueda del conocimiento de Dios y su propósito para el hombre constituye la más apasionante de las
aventuras que la mente humana pueda proponerse. El reto de encontrar en el libro sagrado aquel hilo de oro del
plan de salvación recompensará al estudioso, que podrá comprender la majestuosidad del esfuerzo de Aquél que
“no escatimó ni a su propio hijo” (Romanos 8: 32).
El conjunto de tratados sobre temas bíblicos, del que usted tiene en sus manos uno de los estudios, ha sido
preparado para proveer al miembro laico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día del conocimiento requerido para
enseñar a otros acerca de cómo crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2
Pedro 3: 18) así como para “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón
de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3: 15).
El autor es miembro regular de la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde 1977, anciano de iglesia desde
1979, esposo, padre y abuelo, con el gozo de tener a toda su familia en “la fe que ha sido una vez dada a los
santos” (Judas 1: 3) y que además suscribe totalmente las 28 doctrinas oficiales de la misma.
Reitero que estos tratados han sido preparados para el
miembro de Iglesia, por lo que deberá graduar la dosis de
conocimiento que deba transmitir a aquellos que se encuentren
interesados en conocer a Jesús, a quien el profeta llama el “Deseado
de todas las gentes” (Hageo 2: 7).
Por eso, al mismo tiempo, hemos querido también incluir
material complementario al estudio bíblico que esperamos le permita
ampliar sus actuales conocimientos, así como estar preparado para
profundizar en “cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles” (1
Pedro 1: 12). Su habilidad para introducir estos subtemas en armonía
con los conceptos centrales es clave para favorecer la transferencia
del conocimiento que usted y yo nos proponemos.
Dado que el conocimiento de nuestro Dios y sus propósitos
estarán, por la obra y gracia del Espíritu Santo, siempre en pleno
desarrollo, podrá encontrarse regularmente con actualizaciones de
cada tratado (vea la fecha aa.mm.dd que acompaña al nombre del
archivo). Estas actualizaciones, por supuesto, también corregirán
algunas de las fallas humanas que puedan haber pasado inadvertidas
para el autor. Por otro lado, su bien intencionado propósito de
ayudarnos a mejorar estos temas será siempre bienvenido.
2. Estructura del Tratado Teológico
Al inicio de cada tratado le presentaremos la estructura general del conjunto de estos utilizando un diagrama
de bloques numerado, llamado Mapa General de Tratados. Este gráfico (que aparece en la subsiguiente página)
le permitirá ver dónde encaja el tratado que tiene en sus manos en relación con los otros temas. Para facilitar su
ubicación además de la numeración, este estará marcado en color diferente de los demás. Coleccione los temas,
actualícelos y ordénelos en esta secuencia si le parece útil a su propio desarrollo del conocimiento.
Los números en cada bloque establecen simultáneamente el orden de creación de estos tratados y la
dependencia lógica también entre ellos. Los bloques del número 70 en adelante representan, a su vez, un conjunto
de tratados especiales. Los he agrupado en 6 grandes temas:
1. Religiones comparadas Serie 70.nn
2. Cronologías Serie 75.nn
3. Armonías de los Evangelios Serie 80.nn
4. Genealogías Serie 85.nn
5. Biografías bíblicas Serie 90.nn
6. Historia Serie 95.nn
La lectura de estos temas le dará el marco referencial para entender los tratados más temáticos. Estos otros
temas tienen su propia estructura que guardará relación con la aquí mencionada.
Luego del diagrama del conjunto, encontrará usted un diagrama de bloques del estudio propiamente dicho,
llamado Mapa del Tratado, donde podrá notar lo siguiente:
1. Cada bloque del diagrama indica el versículo o versículos de referencia en la parte inferior y una
breve frase que corresponde con la lógica de su inclusión en el tema.
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 4 de 51
2. Notará que hay algunos bloques, con versículos de color diferente, que hacen referencia a parábolas
que ayudan a entender el tema central.
3. Otros bloques, que no contienen versículos, exponen asuntos que podría usted tocar cuando
presente el estudio; asuntos que poseen un trasfondo histórico, geográfico, científico, técnico, entre
otros. Usted encontrará en este estudio alguna información que le ayudará a exponer sobre estos
conceptos.
4. Estos dos tipos de bloques no necesariamente están incluidos en todos los estudios.
5. Las flechas indican la secuencia lógica en la que el autor piensa que estos temas deben ser
presentados. La secuencia está establecida de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Sin embargo,
su propia iniciativa y conocimiento de las necesidades de sus oyentes le pueden marcar una ruta
diferente. Déjese guiar en oración por Aquél que no puede errar.
Al finalizar esta fase gráfica usted encontrará el estudio en detalle, que seguirá hasta donde sea posible, la
estructura del diagrama de bloques. Algunos materiales complementarios al estudio se incluirán al final. Le
recomiendo que los lea con anticipación para encontrar el momento exacto para incluirlos en su exposición.
Hasta donde me ha sido posible he presentado la fuente de algunos de estos temas para que pueda
extender su comprensión revisándolos. No pretendo conocer todo lo que estas fuentes tratan sobre el tema, por lo
que lo aliento a profundizar y comentarme cómo mejorar este contenido. He incluido algunas imágenes halladas
en Internet para hacer más amena su lectura, espero le agraden.
La fase escrita del estudio contendrá:
1. Acápites por los subtemas principales.
2. Citas Bíblicas (en color rojo).
3. Citas del Espíritu de Profecía (en color verde).
4. Citas de libros o artículos de diversos autores, destinadas a ampliar su conocimiento sobre el tema
(en color azul).
5. Comentarios de las citas mencionadas; en algunos casos estos se presentarán antes de la cita,
como anticipando la declaración, mientras que en otras se ubicarán después como confirmación del
concepto que se sostiene (en color negro).
6. Mapas, cronogramas, genealogías y otros diagramas cuando corresponda a la exposición del tema.
7. Material complementario agrupado en un acápite que ayuda a comprender algunos de los aspectos
que podrían surgir al tratar el tema central con otras personas. No todos los temas contienen
necesariamente este material.
Cuando no se indique lo contrario las citas de la Santa Biblia corresponden a la versión Reina-Valera 1960,
mi favorita. Alguna vez incluiré otras versiones para comparar o ampliar la comprensión de un texto.
Cuando usted desarrolle un estudio bíblico sobre este tema con personas que no pertenecen a la Iglesia le
recomiendo que use la sección correspondiente al estudio (con los versos incluidos en el diagrama de bloques) sin
presentar las declaraciones del Espíritu de Profecía. Comente los materiales complementarios conforme surjan en
la exposición, así como en la fase de preguntas y respuestas.
He preparado también un archivo que incluye todos los diagramas de bloques de los tratados de manera
que le sirvan de ayudamemoria cuando presente el tema. También he creado un archivo con una copia de todos
los contenidos de los tratados de manera que pueda revisarlos sin abrir cada uno de los documentos, en caso esté
buscando un subtema específico.
Permítame, como hasta ahora, que durante el estudio me dirija a usted en forma personal. Creo que así es
como nuestro Salvador hablaba con aquellos a quienes amaba y deseaba salvar. Seguramente usted hará lo
propio con aquellos que le escuchen con este propósito.
Este es un material gratuito que seguramente ha llegado hasta usted por alguien que lo aprecia y desea
que conozca aún más a Jesús y su maravilloso plan de salvación. Difúndalo de la misma manera, ya que “de gracia
recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10: 8).
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 5 de 51
3. Mapa General de Tratados
02
La Divinidad
03
El Padre
04
El Hijo
05
El Espíritu
Santo
01
La Santa Biblia
15
La Encarnación
13
El Ángel
de Jehová
06
La Ley
de Dios
07
El Sábado
09
El Pecado
08
El origen
del pecado
10
La Muerte
34
La Redención
36
Justificación
por la fe
37
Santificación
35
La Conversión
12
La Oración
38
El Bautismo
39
La Iglesia
44
Diezmo &
Ofrendas
26
Los Ángeles
17
La Resurrección
14
El Amor
11
La creación
20
El diluvio
18
La Segunda
Venida
19
Señales de la
Segunda Venida
32
El Don de
Profecía
27
Espiritismo
28
Posesión
demoníaca
21
El Santuario
Celestial
23
La ley
ceremonial
45
El matrimonio
47
La estatua de
Nabucodonosor
48
Las 4 Bestias
43
Disciplina
Eclesiástica
53
El cuerno
pequeño
57
El juicio
investigador
56
Las 70
semanas
58
Los libros
del cielo
30
Los dones
espirituales
31
El don de
lenguas
49
El carnero y el
macho cabrío
59
El sellamiento
62
El milenio
55
El Anticristo
33
Profecías
mesiánicas
60
La Apostasía
final
63
La tierra
nueva
46
Estilo Cristiano
de Vida
54
Los 1260 años
42
Organización
Eclesiástica
50
Las 7 iglesias
51
Los 7 sellos
52
Las 7 trompetas
22
Nuestro Sumo
Sacerdote
61
El Tiempo
de Angustia
40
La Gran
Comisión
29
Los libros
apócrifos
16
Muerte
Vicaria
75
Cronología
85
Genealogía
80
Armonía de los
Evangelios
41
Historia
de la IASD
70
Religiones
Comparadas
90
Biografías
Bíblicas
24
La Adoración
25
La Cena
del Señor
95
Historia
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4. Mapa del Tratado
El sello del
anillo del rey
Est 8: 8
Sello del
libro
Dan 12: 4
El sello del
sepulcro
Mat 27: 66
Los 4 ángeles
reteniendo
los vientos
Apo 7: 1
Un tiempo de
tregua
Apo 7: 2, 3
Los cuatro
vientos
Dan 7: 2
Los cuatro
extremos
de la tierra
Eze 7: 1-4
Los verdugos
y el escribano
Eze 9: 1-4
Los 144.000
sellados
Apo 7: 4
La gran
multitud
Apo 7: 9, 10
Salidos de
la gran
tribulación
Apo 7: 13, 14
Los que no se
contaminaron
Apo 14: 1-5
Sellados de las
12 tribus
Apo 7: 5-8
Efraín es dado
a los ídolos
Ose 4: 17
Dan es también
dejado
Gén 49: 16-18
Muerte desde
el santuario
Eze 9: 5-7
Las arras del
Espíritu
1 Cor 1: 21, 22
Sellados con el
Espíritu Santo
de la promesa
Efe 1: 13
Juntando a los
escogidos
Mar 13: 26, 27
Sellados para la
redención
Efe 4: 30
Conoce el
Señor a los que
son suyos
2 Tim 2: 19
Lluvia temprana
y tardía
Joe 2: 23
El fruto de
la lluvia
Stg 5: 7, 8
Lluvias de
bendición
Eze 34: 26
Como ladrón
en la noche
1 Tes 5: 2, 3
Un ángel
poderoso
desciende
Apo 18: 1-5
Un pueblo
apartado
Lev 20: 26
Una señal para
siempre
Éxo 31: 13-17
Acuérdate del
día de reposo
Éxo 20: 8-11
Una marca en
la mano y
la frente
Apo 13: 16-18
Los vencedores
frente a
la prueba
Apo 15: 2
Los malos
reciben la
primera plaga
Apo 16: 2
La destrucción
final
Apo 19: 19-21
La pascua y
el sellamiento
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5. Propósito del Tratado
El propósito del tratado es el siguiente:
a. Estudiar el sellamiento del pueblo de Dios en relación con el juicio investigador y los acontecimientos
finales.
b. Vincular el sellamiento con temas como la lluvia tardía y el fuerte pregón.
c. Analizar el significado de los 144.000 y la gran multitud en relación con el sellamiento.
d. Establecer la relación entre el sellamiento y el Sábado.
e. Definir el significado del sello de Dios y su relación con la obra del Espíritu Santo.
f. Relacionar el sellamiento con la santificación en el final de los tiempos.
g. Comparar el sello de Dios y la marca de la bestia.
6. Desarrollo del tema
6.1. Introducción
El mundo parece funcionar como si cada día trajese asegurado, para cada persona, que el día de
mañana seguirá siendo más o menos como el de hoy, con las diferencias propias de las actividades
programadas. Muy pocas personas piensan que el mañana podría no existir para ellos y que lo que están
haciendo o dejando de hacer hoy puede marcar su destino eterno. Existimos en un mundo que vive
aceleradamente y que busca el placer desenfrenadamente y que no toma en cuenta su destino futuro… y
parece que tampoco le interesa. No sé cuántos tendrían esa actitud si supieran que su caso está en un
juicio para el que no se han preparado, y que además supieran por anticipado, como por lo general sabe el
culpable que va a un juicio, que será condenado. Pero en realidad es lo que está ocurriendo.
Como hemos estudiado en un tratado precedente nos hallamos en medio del desarrollo del juicio
investigador, que precede a la segunda venida de Cristo, que pondrá fin al mundo que hoy conocemos,
para recuperar lo que perdimos en el Edén, la vida eterna y la felicidad que esto conlleva. En paralelo con
este evento celestial se realiza el sellamiento de los hijos de Dios. Ya mencionamos que como cristianos
no debemos tener temor al juicio si nuestra vida está escondida en Cristo Jesús y estamos viviendo
conforme a lo que es Señor espera de nosotros. Pero algunos tenemos temor de los acontecimientos
finales, aquellos que ocurrirán cerca del fin del tiempo de gracia (antes y después) pues nos vemos sin la
suficiente preparación espiritual o por que la edad ha menguado nuestras fuerzas físicas como para resistir
el tiempo de prueba.
En este tratado nos preocuparemos de alejar un poco nuestros temores, que parecen naturales,
frente a estos acontecimientos pero sobre todo exhortarnos a desarrollar la musculatura espiritual (por
decirlo de alguna manera) para estar preparado para ese momento y para disfrutar del gozo que significará
estar entre los sellados para vida eterna. Por la naturaleza del tema y la relación con otros tratados será
necesaria alguna repetición en las citas que presentaremos. Mis excusas anteladas por eso.
Muchos contemplan la crisis venidera con temor y temblor. Es tiempo para mirar a Jesús
libres de todo miedo. Cristo, no la crisis, es el centro de atención. No se trata tanto de qué está por
venir, sino de quién está por venir. Cristo está próximo a regresar. Muy pronto descenderá de los
cielos en la más grande misión de rescate jamás realizada (Apocalipsis 19: 11-21). Antes de esto,
vino mediante el Espíritu Santo (Juan 14: 15-18). Ahora está a punto de derramar el poder de la
lluvia tardía (Joel 2: 28, 29). Él ha prometido: “[nunca] te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:
5), porque “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 20).
Cristo no es la crisis. Es su centro. Cristo está en la crisis. Esta es la razón de nuestro gozo.
Cristo permanece en la crisis. Esta es la razón de nuestra victoria.
Alcemos los ojos, compañeros de peregrinaje. Cristo estará con nosotros para acompañarnos
durante los acontecimientos finales de la historia de la tierra. Nunca nos ha llamado para dejarnos
en el desamparo. Nos pide que moremos en él, porque quiere habitar en nosotros. Dice a los que
temen los acontecimientos venideros: “venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo
os haré descansar” (Mateo 11: 18). Y cuando respondemos positivamente, nos brinda una segunda
invitación: “si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis,
y os será hecho” (Juan 15: 7). ¡Imagínense qué oferta es ésta: un cheque en blanco!
Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 7, 8
Estamos pues muy cerca del momento culminante de la historia cuando el sello de Dios será
colocado, simbólicamente, en la frente de todos los que le aman y que pasarán victoriosos por los grandes
acontecimientos finales sabiendo que caminan al lado del Todopoderoso. Hoy todavía se usan los sellos
para autenticar documentos en base a la autoridad que posee el dueño del sello. El uso de un sello para
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 8 de 51
marcar un documento es muy conocido en la historia de todos los pueblos y hay registros de eso en las
Sagradas Escrituras, como en el caso del libro de Ester donde se habla de un decreto “selladlo con el anillo
del rey” que permitiría a los judíos defenderse de sus agresores. El sello del rey sería reconocido y aceptado
por quienes recibieran ese documento.
Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo
con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del
rey, no puede ser revocado.
Ester 8: 8
En otros casos el sello permitía separar algo para que no pudiera ser utilizado sino cuando la
autoridad lo indicara. El libro de Daniel debía ser sellado “hasta el tiempo del fin” y debió llegar el final del
Siglo XVIII para que sus importantes profecías iluminaran la mente de quienes empezaban a transitar “el
tiempo del fin”. El sello mantenía el libro para que se usara en el momento adecuado, cosa que ocurrió.
Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de
aquí para allá, y la ciencia se aumentará.
Daniel 12: 4
Cuando Pilato mandó que sellaran la tumba de Jesús, su propósito era que nadie se atreviera a
desafiar su autoridad y rompiera el sello. El sello no puede ser roto sin que el que posee autoridad lo sepa.
Dios sellará a sus hijos fieles y nadie podrá cambiar el destino de los sellados.
Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.
Mateo 27: 66
6.2. La doble visión del sellamiento
Una buena definición del sellamiento aparece en
el estupendo libro de Fernando Chaij (desaparecido
pastor y escritor argentino, 1909-1991) que citaré varias
veces en este tratado. Este fue uno de los primeros libros
que leí, hace unos 45 años, y siempre me ha parecido
muy preciso pese a su aparente brevedad. No solamente
es buena la definición, sino que también lo son los
objetivos divinos de este proceso. Entre ellos, el objetivo
de preparar a los creyentes “para pasar incólumes por el
tiempo de angustia” me parece el más relevante.
Se denomina sellamiento a un proceso
espiritual, invisible para los ojos humanos, que se
halla en marcha y que finalizará bien pronto, al fin
del tiempo de gracia. Por otra parte, el proceso
del sellamiento comienza para cada cristiano el
día de su conversión y finaliza cuando termina
para él el tiempo de gracia, bien sea en ocasión
de su muerte o al fin del juicio investigador. Esta
operación, que realizan los ángeles de Dios,
consiste en la impresión de los principios de la ley
divina -inclusive el cuarto mandamiento- en la
vida de los fieles que estén preparados para ella.
El sellamiento logra los siguientes
objetivos:
1. Fija en la vida los principios de la ley de
Dios.
2. Hace que los sellados sean fieles en la observancia del sábado en medio de la apostasía y
la más fiera persecución.
3. Los prepara para pasar incólumes por el tiempo de angustia -mientras se hallen sin Mediador-
manteniéndose a cubierto del pecado.
4. Los preserva de la destrucción final.
Fernando Chaij, Preparación para la crisis final, 44
La visión más importante sobre el sellamiento aparece en Apocalipsis 7. El discípulo amado
describe un proceso del que participan los ángeles y que tiene como objetivo sellar a los santos. La primera
parte de la visión muestra a cuatro ángeles poderosos que detienen “los cuatro vientos de la tierra, para
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 9 de 51
que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol” hasta que el proceso
de sellamiento concluya. Como es evidente esta es una figura del lenguaje para mostrar un concepto
complejo, un conjunto de símbolos (¿cómo se detiene el viento?) que trata de mostrar que la Deidad está
deteniendo los acontecimientos que podrían impedir la realización del sellamiento del pueblo de Dios que
concluye con el fin de tiempo de gracia.
Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían
los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni
sobre ningún árbol.
Apocalipsis 7: 1
Los cuatro ángulos de la tierra. Esta frase se usaba en el antiguo Cercano Oriente como
nosotros usamos hoy “los cuatro puntos cardinales” para describir la importancia global de un evento.
Así Isaías habla de reunir a los desterrados de Israel y los dispersados de Judá “de los cuatro
confines de la tierra” (Isaías 11: 12).
Ezequiel visualizó que el fin venía sobre
los cuatro extremos de la tierra (Ezequiel
7: 2). Los cuatro ángulos en Apocalipsis
7: 1 evidentemente corresponden a los
cuatro vientos mencionados después.
Cuatro vientos. Los vientos en el
Antiguo Testamento simbolizaban las
fuerzas destructivas que son los agentes
de Dios. Los vientos son los carros de
Dios (Jeremías 4: 13). Dios viene con
sus carros como un torbellino para
ejecutar juicios (Isaías 66: 15, 16).
Jeremías anunció el juicio venidero
contra Jerusalén como “un viento
abrasador” “desde las estériles lomas del
desierto” (Jeremías 4: 11, 12; cf. 23: 19,
20; 51: 1, 2). El viento de Jehová salió
con furia cayendo sobre la cabeza de los malos (Jeremías 23: 19; 30: 23). Oseas habló del viento
de Jehová que venía desde el desierto, destruyendo la fertilidad de la tierra (Oseas 13: 15). Daniel
vio en visión los cuatro vientos del cielo agitando el gran mar del cual estaban saliendo las cuatro
bestias (Daniel 7: 2; cf. 8: 8; 11: 4). Dios le dijo a Jeremías que enviaría sus cuatro vientos sobre
Elam y esparciría al pueblo (Jeremías 49: 36). En Zacarías 6: 5-7, los cuatro caballos son
interpretados como los “cuatro vientos [‘espíritus’, NVI] de los cielos”; esto podría sugerir que los
cuatro vientos de Apocalipsis 7: 1 son “otra manera de referirse a los cuatro jinetes del capítulo 6”.
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 258
De acuerdo con el estudio que hicimos de los siete sellos (por favor revíselo si así lo desea),
Apocalipsis 7 es un interludio entre la parte final de la sexta trompeta y el inicio de la séptima, que identifica
el inicio de la segunda venida. Por lo tanto, el sellamiento ocurre inmediatamente antes que el Señor Jesús
en el cielo culmine su obra de juicio y deje el incensario de oro, salga del Santuario Celestial, se ponga sus
“vestiduras de venganza… [para] derramar su ira en juicio contra aquellos que no han respondido a la luz
que Dios les ha dado“, lo que determina el fin del tiempo de gracia, y entonces El Señor inicie su esperado
retorno para salvar a los suyos, a quienes le esperamos, pero también para tomar cuentas a quienes han
desbordado el límite de la misericordia.
Por lo tanto, es un evento del final de los tiempos, pero que pasa inadvertido para el ojo humano
pues no hay señales visibles de su avance, ni rastros que permitan determinar cuándo termina, lo que sí
podemos saber es que ya se ha iniciado y en algún momento nos incluirá.
Jesús está por abandonar el propiciatorio del santuario celestial, para ponerse vestiduras de
venganza, y derramar su ira en juicio contra aquellos que no han respondido a la luz que Dios les
ha dado. “Porque no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los
hombres está en ellos lleno para hacer mal”. Eclesiastés 8: 11. En vez de enternecerse por la
paciencia y tolerancia que el Señor ha manifestado hacia ellos, los que no temen a Dios ni aman la
verdad fortalecen su corazón en la mala conducta. Pero aun la tolerancia de Dios tiene límites, y
muchos están superándolos. Han sobrepasado los límites de la gracia, y por lo tanto Dios debe
intervenir y vindicar su propio honor.
Acerca de los amorreos el Señor dijo: “y en la cuarta generación volverán acá: porque aún
no está cumplida la maldad del amorreo hasta aquí”. Génesis 15: 16. Aunque dicha nación se
destacaba por su idolatría y corrupción, no había llenado todavía la copa de su iniquidad, y Dios no
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 10 de 51
quiso dar la orden de que se la destruyese completamente. Este pueblo había de ver el poder divino
manifestado en forma tan señalada que iba a quedar sin excusa. El compasivo Creador estaba
dispuesto a soportar su iniquidad hasta la cuarta generación. Entonces, si no mejoraban, los juicios
iban a caer sobre ellos.
Con infalible exactitud, el Ser Infinito sigue llevando una cuenta con todas las naciones.
Mientras ofrece su misericordia, con invitaciones al arrepentimiento, esta cuenta permanece abierta;
pero cuando las cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado, comienza el ministerio de su ira.
La cuenta se cierra. Cesa la paciencia divina. Entonces ya no intercede la misericordia en su favor.
Ellen G. White, Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, 193, 194
Es importante señalar que el sellamiento se realiza en paralelo con otros eventos (aunque la
simultaneidad no es perfecta) por lo que es importante tener en cuenta esto al estudiar este evento celestial.
Los otros eventos simultáneos son la lluvia tardía, el fuerte pregón y el zarandeo. Dejaremos este último
para otro tratado, aunque haremos algunas referencias durante el desarrollo de los temas ya definidos. En
realidad todos estos eventos tienen una alta relación entre ellos, relaciones de interdependencia diríamos,
aunque el sellamiento parezca definir la relación con los otros tres. En todo caso los 4 eventos ocurren en
el periodo anterior al fin del tiempo de gracia. Un aspecto clave es que Dios está deteniendo los vientos de
destrucción hasta que se complete el sellamiento, lo que implica que luego quedarán libres de actuar en
nuestro desdichado planeta.
La secuencia del sellamiento que aparece en Apocalipsis 7 es cronológica. Pertenece al
tiempo del sexto sello y ocurre antes del séptimo, durante el tiempo del juicio investigador. Es, por
eso, una extensión del sexto sello y un despliegue de lo que ocurre en la esfera espiritual, de modo
especial, con el remanente. Este capítulo tiene dos partes: una es el sellamiento y la otra, el retorno
a las escenas de la visión del trono de Dios de los capítulos 4 y 5 [aunque en periodos históricos
muy diferentes].
Hay cinco ángeles en escena. Cuatro detienen los vientos de la tierra. Impiden que la tierra
sea destruida por las guerras. El mismo hecho de que haya ángeles haciendo esta tarea indica que
la acción bélica es muy inflamable. Esto armoniza con los textos apocalípticos de los Evangelios
sinópticos que registran la predicción de aumento de las guerras en el tiempo del fin, hecha por
Cristo. Otro ángel viene con “el sello del Dios vivo" y ordena a los cuatro ángeles que continúen su
tarea de evitar las guerras hasta que se complete el sellamiento. Y los sellados son ciento cuarenta
y cuatro mil, doce mil de cada tribu de Israel.
El sello del Dios vivo incluye un elemento espiritual invisible y un elemento formal visible. Los
dos están relacionados con Dios. Uno con su carácter y el otro con sus obras. El sello espiritual es
el nombre o carácter del Cordero y de su Padre, escrito en sus frentes (Apocalipsis 14: 1). y el sello
formal visible está en el cuarto mandamiento porque en él se determina el título de Dios, su poder
creador y su jurisdicción en todo el universo. Ezequiel, junto con otros autores del Antiguo
Testamento, registra las palabras de Dios sobre este particular. Dijo: “y les di también mis sábados,
para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico".
El remanente debe incorporar el carácter de Cristo y la observancia del sábado en este
proceso final de definición a favor de Dios. El sábado como un acto de obediencia legal y espiritual
se convierte en una señal de santificación [no olvide esto último, ampliaremos].
Los ciento cuarenta y cuatro mil "sellados" o santos, son los que estarán con el Cordero en
el monte Sión, porque son sin mancha (Apocalipsis 14: 1-5). El número es simbólico. Representa
la totalidad de los redimidos del último tiempo. Todo el remanente del fin. Las doce tribus son
espirituales. Se trata del Israel espiritual de Dios, completo; salido de todos los pueblos de la tierra.
Mario Veloso, Apocalipsis y el Fin del Mundo, 128, 129
Como puede observar hay también una relación entre el sellamiento y los 144.000, un grupo que
siempre ha atraído la atención de los cristianos de todas las épocas. Por su relación con el sellamiento
trataremos este asunto (que ya ha sido mencionado en la cita anterior) con la mayor profundidad posible
en uno de los acápites siguientes. Note que este grupo de personas parecen participar en los “desastres y
eventos inminentes del fin del tiempo que vienen sobre la tierra, que son de naturaleza universal”.
Estos ángeles son evidentemente agentes de Dios asignados a restringir las fuerzas
destructivas, que están simbolizadas en términos de los cuatro vientos, de destruir la tierra, el mar o
cualquier árbol. La tierra y el mar denotan universalidad. En el capítulo 10, encontramos al ángel
poderoso parado sobre el mar y la tierra (10: 5). Ay de la tierra y del mar porque Satanás ha
descendido sobre ellos (12: 12). Dios es el creador del cielo, la tierra y el mar (14: 7). En el capítulo
7, la tierra y el mar aparentemente tienen un simbolismo negativo. Es especialmente interesante que
la tierra y el mar sean los lugares de donde vienen las dos bestias de Apocalipsis 13. Los árboles
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 11 de 51
aquí simbolizan la vida sobre la tierra. Así encontramos en estos textos los desastres y eventos
inminentes del fin del tiempo que vienen sobre la tierra, que son de naturaleza universal.
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 262
Volviendo al significado de Apocalipsis 7: 1, Daniel también presencia el movimiento de “los cuatro
vientos del cielo” que “combatían en el gran mar” de donde surgen las bestias que representan a los cuatro
imperios que compiten sucesivamente en el escenario
del mundo antiguo. También aquí se mencionan los
vientos como sinónimo de luchas, guerras o batallas
en el mar, que representa a los pueblos, naciones y
lenguas.
Daniel dijo: miraba yo en mi visión de noche, y
he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en
el gran mar.
Daniel 7: 2
La visión de Apocalipsis 7 continúa mostrando
a un ángel poderoso, al que se subordinan los otros
cuatro, “a quienes se les había dado el poder de hacer
daño a la tierra y al mar”, a los que ordena que no
procedan en su obra destructiva “diciendo: no hagáis
daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que
hayamos sellado en sus frentes a los siervos de
nuestro Dios”. Es decir, los mismos ángeles que hoy
detienen los vientos hasta que termine el sellamiento
son los que representan a quienes después, al final del
tiempo de gracia, deberán cumplir con la tarea de
destrucción que se les ha asignado. El hecho que se
refiera a un “ángel que subía de donde sale el sol (es
decir desde el este)” podría indicar que se trate de
Miguel, o Cristo, Dios el Hijo, y por eso posee la
autoridad para retener a los destructores hasta que Él
concluya con su tarea en el Lugar Santísimo del
Santuario Celestial, pues el este, como punto cardinal,
se relaciona siempre con Dios.
Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó
a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al
mar, diciendo: no hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en
sus frentes a los siervos de nuestro Dios.
Apocalipsis 7: 2, 3
Desde el nacimiento del sol. Como en el antiguo Cercano Oriente, esta frase era una manera
de designar el este. En el Antiguo Testamento, el este a menudo se usa con referencia a Dios. El
Edén estaba en el oriente (Génesis 2: 8). En Ezequiel, la gloria de Dios venía del este al templo
(Ezequiel 43: 2). En el Nuevo Testamento, el este siempre está asociado con Cristo. Los magos
vieron la estrella en el oriente anunciando al recién nacido Rey (Mateo 2: 2, 9). Jesús es llamado el
sol naciente (Lucas 1: 78, NVI) y la estrella de la mañana (Apocalipsis 22: 16). Jesús habló de la
señal del Hijo del Hombre que aparecía del oriente (Mateo 24: 27-30). Así el “otro ángel [que vio]
ascender desde el nacimiento del sol” en 7: 2 probablemente fue comisionado por Cristo, o aún es
posible que pudiera ser Cristo mismo.
Hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios sobre sus frentes. Esta escena es
tomada de Ezequiel 9 y pinta en lenguaje simbólico la escena de la destrucción de Jerusalén antes
del Exilio. El profeta vio en la visión a un mensajero celestial a quien describe como “un varón vestido
de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano”. Se lo había instruido que recorriera la
ciudad y marcara las frentes de aquellos que fueran fieles, antes de que comenzara la matanza de
los habitantes de Jerusalén. Los verdugos recibieron la indicación de que no debían tocar a ninguno
que estuviera marcado. La señal en la frente distinguiría a los que fueran el propio pueblo fiel de
Dios de los demás que eran infieles e idólatras, proveyéndoles protección del juicio venidero
(Ezequiel 9: 1-11).
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo,
Comentario del libro del Apocalipsis, 258, 259
Hay ángeles que rodean el mundo, rechazando las pretensiones de supremacía que presenta
Satanás, por causa de la vasta multitud de sus adherentes. No oímos las voces, no vemos con
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 12 de 51
nuestra vista natural la labor de estos ángeles, pero sus manos están unidas alrededor del mundo,
y con atenta vigilancia mantienen a raya a las huestes de Satanás, hasta que se complete el
sellamiento del pueblo de Dios.
Juan ve los elementos de la naturaleza: terremotos, tempestades y lucha política,
representados como siendo retenidos por cuatro ángeles. Estos vientos están bajo control hasta que
Dios ordena soltarlos. Ahí está la seguridad de la iglesia de Dios. Los ángeles de Dios son los que
retienen los vientos de la tierra, para que no soplen sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún
árbol, hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes.
El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los gobernantes y
estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los hombres y mujeres
pensadores de todas las clases, tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen en
derredor de nosotros. Observan las relaciones tirantes e inestables que existen entre las naciones.
Observan las presiones que se ejercen sobre todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande
y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en vísperas de una crisis estupenda.
Los ángeles están hoy reteniendo los vientos de contienda, hasta que el mundo sea advertido
acerca de su inminente destrucción; pero se está preparando una tormenta, que se va a
desencadenar sobre la tierra, y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá
una escena tal de lucha que ninguna pluma la puede describir...
El Señor nos ha concedido misericordiosamente un momento de tregua. Toda facultad que
nos ha sido concedida por el cielo ha de ser empleada en hacer la obra que el Señor nos asignó en
favor de los que perecen en la ignorancia. El mensaje de amonestación debe resonar en todas partes
del mundo... hay una gran obra que hacer, y esta tarea ha sido encomendada a los que conocen la
verdad para este tiempo.
Ellen G. White, Maranata, el Señor viene, 264
Un aspecto importante del sellamiento, que ya hemos
adelantado ligeramente, es que “tiene el propósito de proteger a los
santos de los poderes demoníacos que torturan a los hombres de modo
que busquen la muerte antes que la vida” y que sean “protegidos de las
siete últimas plagas”. También es el “propósito principal del sellamiento
del pueblo de Dios es darles la seguridad de la salvación” pues una vez
recibido el sello el destino de los santos no puede ser alterado por nada
de lo que ocurra en los difíciles momentos del final de la historia de la
tierra como la conocemos. El respetado teólogo adventista Hans K.
LaRondelle señala que “solo después que los siervos de Dios del
tiempo del fin hayan sido probados con respecto a la marca de la bestia
y se hayan encontrado leales hasta la muerte, recibirán de sus ángeles
el “sello” apocalíptico singular como la marca de la aprobación divina y
escudo contra las fuerzas de la muerte y la destrucción”. Podemos ahora
entender un poco más los objetivos que señalaba Fernando Chaij en la
cita inicial de este acápite. También es evidente que el sellamiento no
es un seguro contra el sufrimiento o padecimiento que los malos puedan
infligir a los santos, pero si tendremos la seguridad que la vida eterna
nos espera a la vuelta de la esquina.
Este ángel que viene desde el este está en el control último. El concepto del “nacimiento del
sol” que se encuentra en otras partes del Nuevo Testamento está asociado con Cristo. El hecho de
que este ángel ordena a los cuatro ángeles de un rango superior, presumiblemente querubines,
sugiere que él es el comandante de los ejércitos celestiales; en el libro del Apocalipsis el
comandante de los ángeles celestiales es Miguel (12: 7), y Miguel, evidentemente, es Cristo. No hay
dudas de que en la aparición de este ángel tenemos la presencia de Jesús mismo.
Este ángel ordena a los cuatro ángeles exaltados a no soltar esas fuerzas destructivas hasta
que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios sobre sus frentes. Aquí se pueden observar
varias cosas. Primero, se presenta a Cristo como el que está a cargo de todo y en el control del
momento en que ocurrirán los últimos eventos. Él no permitirá que los eventos finales entren en
acción hasta que el pueblo de Dios sea sellado.
Segundo, antes de que venga la gran tribulación del tiempo del fin, el fiel pueblo de Dios ha
de ser sellado en sus frentes con el fin de ser protegidos. El propósito principal del sellamiento del
pueblo de Dios es darles la seguridad de la salvación. Al recibir a Cristo y entregarse a él, una
persona recibe el sello de propiedad de Dios y es sellado por el Espíritu Santo (2 Corintios 1: 21-
22; Efesios 1: 13, 14; 4: 30). La presencia del Espíritu Santo es la señal de que tal persona
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 13 de 51
pertenece a Dios como su propia posesión. Pablo resume el sello de Dios en estas palabras: “conoce
el Señor a los que son suyos” (2 Timoteo 2: 19). El sellamiento corresponde evidentemente al lavado
de las vestiduras, emblanqueciéndolas en la sangre del Cordero (Apocalipsis 7: 14; 22: 14). El
sellamiento es, así, la señal simbólica de un cristiano real o genuino. El sellamiento es lo que
distingue a tal persona de otras. Ezell declara: “así, desde los días de Juan hasta el fin, el sellamiento
de Dios de los suyos por medio de la oferta del evangelio continúa durante todo el período desde la
cruz y la resurrección hasta el fin. Los que tienen el sello de Dios sobre sus frentes (Apocalipsis 7:
3) podrán sostenerse en el gran día de la ira”.
En la crisis final de la historia de este mundo, el sellamiento logrará un significado e
importancia adicionales: es la ratificación final del pueblo de Dios que estará a favor de Dios en la
crisis final. Beatrice S. Neall nota:
El sello de Dios tiene el propósito de proteger a los santos de los poderes demoníacos que
torturan a los hombres de modo que busquen la muerte antes que la vida (Apocalipsis 9: 4-
6). También los santos son protegidos de las siete últimas plagas, que caen sólo sobre los
adoradores de la bestia (16: 2). El sello, entonces, protege a los santos de ser derrotados por
el enemigo, y de los juicios de Dios. No los protege de la ira de la bestia (13: 15, 17) En forma
similar, la marca de la bestia protege a sus seguidores de la persecución de la bestia, pero
no de la ira de Dios (14: 9-11).
En la misma línea de pensamiento, Hans K. LaRondelle explica:
Los siervos de Dios ya están en posesión del sello espiritual del Espíritu Santo recibido en su
bautismo en Cristo. Por lo tanto, están “en Cristo”. Pero solo después que los siervos de Dios
del tiempo del fin hayan sido probados con respecto a la marca de la bestia y se hayan
encontrado leales hasta la muerte, recibirán de sus ángeles el “sello” apocalíptico singular
como la marca de la aprobación divina y escudo contra las fuerzas de la muerte y la
destrucción. Al acercarse el fin, el fiel remanente de Dios debe proclamar el mensaje final del
evangelio al mundo. Después de eso, deben pasar por los eventos finales de la historia de
este mundo, referidos como “la gran tribulación”. Durante ese tiempo de crisis, necesitarán la
protección especial del Espíritu Santo. Entonces ellos experimentarán el cumplimiento de la
promesa de Cristo dada a los creyentes en Filadelfia: “por cuanto has guardado la palabra de
mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que está por venir sobre los que
moran en la tierra” (Apocalipsis 3: 10). Igual que todos los israelitas que marcaron las
puertas de su casa con la sangre del cordero pascual fueron protegidos de las plagas del
Éxodo (Éxodo 12: 21-23), y como los fieles marcados en la visión de Ezequiel fueron
protegidos durante los juicios que cayeron sobre Jerusalén (9: 1-11), así el Espíritu Santo
proveerá una protección especial para los cristianos en la hora escatológica de prueba.
Apocalipsis 7 indica claramente que se sella al pueblo de Dios no para eximirlos de la hora
de la prueba, -evidentemente sufren de hambre, sed, y del calor ardiente de la cuarta plaga [de esto
último no estoy seguro] (Apocalipsis 7: 16; cf. 16: 8, 9)- sino para pasar la prueba con seguridad
(cf. Apocalipsis 7: 14). Sea lo que fuere el sellamiento, es evidentemente un proceso por el cual
cada cristiano debe pasar, y que llega a su clímax y a una nueva significación justo antes de la
Segunda Venida. El sellamiento de Apocalipsis 7 debe entenderse como la culminación final del
proceso de sellamiento sobre la tierra, cuando la predicación del evangelio llegará a su fin y la gracia
ya no estará disponible.
Finalmente, el texto sugiere que hasta que venga la hora de la prueba, los impíos estarán
parcialmente protegidos junto con los justos. Como los malvados persiguen al pueblo fiel de Dios,
ellos experimentan los juicios de las siete trompetas como anticipo de su destrucción final. Los juicios
preliminares del toque de las siete trompetas, sin embargo, son parciales e incompletos. Pero
cuando venga la hora de la gran tribulación y el pueblo de Dios esté plenamente sellado e identificado
como propio de Dios, y protegidos como tales, los ángeles que detienen los vientos liberarán las
fuerzas destructivas de las plagas finales (Apocalipsis 16). Entonces los malvados experimentarán
la fuerza, la severidad y la universalidad completas de los desastres finales que caerán sobre la
tierra. Como declaró Pedro: “sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos
para ser castigados en el día del juicio” (2 Pedro 2: 9).
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo,
Comentario del libro del Apocalipsis, 262-264
Hace algún tiempo, en los inicios de mi experiencia cristiana sentía temor cuando alguien hablaba
de las terribles penurias por las que atravesará el mundo en los momentos inmediatamente anteriores al
regreso del Salvador. Versículos como los que vienen a continuación no hacían sino incrementar el temor,
no solamente a la pérdida eterna, sino a los padecimientos aún de los santos durante esos duros momentos.
No entendía el concepto de la ira de Dios, como la manifestación de su justicia pospuesta por su casi infinita
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 14 de 51
misericordia. Tampoco comprendía que un Dios justo deberá, a su pesar, poner fin a la maldad de este
mundo y rescatar a los suyos. Por otro lado, pensaba a veces en aquellos, como los labradores de la hora
undécima, que serían premiados de la misma manera de los que se habían agotado con la labor del
mediodía para llamar a otros al arrepentimiento. Hoy lo entiendo mejor y pienso que todos debemos proveer
medios para que otros escuchen o lean la verdad y estén preparados para aceptar el mensaje de salvación
cuando la puerta de la gracia está a
punto de cerrarse.
Vino a mí palabra de Jehová,
diciendo: tú, hijo de hombre, así ha
dicho Jehová el Señor a la tierra de
Israel: el fin, el fin viene sobre los
cuatro extremos de la tierra. Ahora
será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti
mi furor, y te juzgaré según tus
caminos; y pondré sobre ti todas tus
abominaciones. Y mi ojo no te
perdonará, ni tendré misericordia;
antes pondré sobre ti tus caminos, y
en medio de ti estarán tus
abominaciones; y sabréis que yo soy
Jehová.
Ezequiel 7: 1-4
¿Cuándo es la experiencia del
ladrón en la noche para los
adventistas? Seguramente, muchos
de nosotros tenemos el bosquejo de los últimos acontecimientos bien memorizados. Sabemos que
la promulgación de la ley dominical inicia el tiempo de angustia previo, que está cerca el fin del
tiempo de gracia, el cual a su vez dará inicio al gran tiempo de angustia. La angustia de Jacob es
parte del segundo período, que empieza con el decreto de muerte y avanza hasta el derramamiento
de la sexta plaga. Entonces viene el Armagedón y la segunda venida. ¿Cómo podría ser ésta una
sorpresa para los adventistas que conocen bien el bosquejo?
El hecho real es el siguiente: para ellos la experiencia del ladrón en la noche es el
acontecimiento más próximo. No hay evento que lo preceda. Estar sin la preparación adecuada para
el sellamiento durante la lluvia tardía es el ladrón en la noche para los adventistas. Es después de
este sellamiento que los que lo recibieron serán llenados con poder para proclamar la invitación final:
“salid de ella, pueblo mío” (Apocalipsis 18: 4). Entonces “será admitido un gran número de los que
en los últimos días oirán la verdad por primera vez”. Ellen G. White, Eventos de los últimos días,
186.
“Esto no es justo”, puede reclamar un objetante. “¿Por qué ellos todavía tienen una
oportunidad de ser sellados cuando una gran mayoría de adventistas ha perdido la suya?” “Es
simple”, viene la réplica: “ellos tendrían que haber estado listos mucho tiempo antes, precisamente
como observadores del sábado. La única diferencia es que estos otros no conocían el sábado. Toma
tiempo crecer en una buena relación personal con Cristo. Toma mucho menos tiempo afirmarse en
una nueva verdad”.
Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 87, 88
El título del acápite habla de una doble visión del sellamiento. La visión complementaria se encuentra
en Ezequiel 9, y es también muy impresionante, tal vez más que la anterior. En ella se relata la llegada a
Jerusalem de un grupo de “verdugos de la ciudad” “y cada uno trae en su mano su instrumento para
destruir”. Pero antes que los verdugos actúen, entre ellos (no estoy seguro si es un séptimo varón o uno de
los seis, pero esto no parece tener mucha importancia) hay “un varón vestido de lino, el cual traía a su
cintura un tintero de escribano” al que se le da la orden de poner “una señal en la frente a los hombres que
gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella”.
Hay en esta visión algunos conceptos complementarios a lo que hemos mencionados hasta ahora.
Uno de ellos es que la ciudad visitada es Jerusalem, la ciudad símbolo del pueblo de Dios. Lo otro es que
la señal se coloca sobre aquellos que sufren por las cosas que ocurren y levantan su voz para condenarlas.
Ellen G. White dice que los “que no sienten pesar por su propia decadencia espiritual ni lloran por los
pecados ajenos, quedarán sin el sello de Dios”. Remarca también que no “todos los que profesan observar
el sábado serán sellados. Aun entre los que enseñan la verdad a otros [temo estar entre ellos] hay muchos
que no recibirán el sello de Dios en sus frentes“. Tal vez nos hemos acostumbrado a convivir con el pecado
y no mostramos pesar por su existencia, ni lo condenamos con la voz y con la pluma. Muchas veces como
iglesia mantenemos silencio sobre la creciente inmoralidad mientras se destruyen los principios cristianos,
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 15 de 51
por ejemplo, cuando otros grupos religiosos salen a defender la vida frente al aborto (los católicos no llevan
ventaja en esto) o la eutanasia, o el matrimonio heterosexual frente a la corrupción galopante de la
homosexualidad y sus demandas cada vez más agresivas, por ejemplo en la sexualización de la educación
de los niños (aquí también los católicos están por delante). Parecemos, como organización, indiferentes
frente a todo esto.
Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: los verdugos de la ciudad han llegado, y cada
uno trae en su mano su instrumento para destruir. Y he aquí que seis varones venían del camino de
la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir.
Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y
entrados, se pararon junto al altar de bronce. Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del
querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino,
que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: pasa por en medio de la ciudad, por
en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a
causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.
Ezequiel 9: 1-4
Nótese esto con cuidado: Los que reciban la marca pura de la verdad desarrollada en ellos
por el poder del Espíritu Santo y representada por el sello del hombre vestido de lino, son los que
“gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen” en la iglesia.
Los que no sienten pesar por su propia decadencia espiritual ni lloran por los pecados ajenos,
quedarán sin el sello de Dios... No todos los que profesan observar el sábado serán sellados. Aun
entre los que enseñan la verdad a otros hay muchos que no recibirán el sello de Dios en sus frentes.
Tuvieron la luz de la verdad, conocieron la voluntad de su Maestro, comprendieron todo punto de
nuestra fe, pero no hicieron las obras correspondientes. Los que conocieron tan bien la profecía y
los tesoros de la sabiduría divina, debieran haber actuado de acuerdo con su fe...
Ninguno de nosotros recibirá jamás el sello de Dios mientras nuestros caracteres tengan una
mancha. Nos toca a nosotros remediar los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma
de toda contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como cayó la lluvia temprana
sobre los discípulos en el día de Pentecostés...
Los que se unen con el mundo reciben su molde y se preparan para la marca de la bestia.
Los que desconfían de sí mismos, se humillan delante de Dios y purifican sus almas obedeciendo a
la verdad, son los que reciben el molde celestial y se preparan para tener el sello de Dios en sus
frentes. Cuando se promulgue el decreto y se estampe el sello, su carácter permanecerá puro y sin
mancha para la eternidad.
Ahora es el momento de prepararse. El sello de Dios no será puesto nunca en la frente de un
hombre o una mujer que sean impuros. Nunca será puesto sobre la frente de seres humanos
ambiciosos y amadores del mundo. Nunca será puesto sobre la frente de hombres y mujeres de
corazón falso o engañoso. Todos los que reciban el sello deberán estar sin mancha delante de Dios
y ser candidatos para el cielo.
Ellen G. White, Maranata, el Señor viene, 238
Note que en la cita siguiente la Sierva del Señor utiliza la visión del libro de Ezequiel para asociarla
al sellamiento al mencionar que el “ángel con tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y
comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos”. En esta
misma cita ella advierte “que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando que el tiempo del
“refrigerio” y la “lluvia tardía” los preparasen para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia.
¡Oh! ¡y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia!” …Prepárese y ayude a otros a estar listos para
cuando el momento llegue. Espero estar haciendo lo propio.
El tiempo del sellamiento es muy corto y pronto terminará. Ahora, mientras los cuatro ángeles
están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que debemos asegurar nuestra vocación y
elección...
Se me señaló la época en que terminaría el mensaje del tercer ángel. El poder de Dios había
asistido a sus hijos, quienes después de cumplir su obra estaban preparados para sobrellevar la
hora de prueba que les aguardaba. Habían recibido la lluvia tardía o refrigerio de la presencia del
Señor y se había reavivado el viviente testimonio. Por todas partes había cundido la postrera gran
amonestación, agitando y enfureciendo a los moradores de la tierra que no habían querido recibir el
mensaje.
Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con tintero de escribano
en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 16 de 51
sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el arca
de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz:
“consumado es”...
Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando que el tiempo del
“refrigerio” y la “lluvia tardía” los preparasen para sostenerse en el día del Señor y vivir en su
presencia. ¡Oh! ¡y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia!... [Cuando Jesús salga del
santuario] los santos y justos seguirán siendo santos y justos, porque todos sus pecados habrán
quedado borrados, y ellos recibirán el sello del Dios vivo; pero quienes sean injustos e impuros,
seguirán siendo también injustos e impuros, porque ya no habrá en el santuario sacerdote que
ofrezca ante el trono del Padre las oraciones, los sacrificios y las confesiones de ellos. Por lo tanto,
lo que deba hacerse para salvar almas de la inminente tormenta de ira, ha de ser hecho antes de
que Jesús salga del lugar santísimo del santuario celestial.
Ellen G. White, Maranata, el Señor viene, 240
Me gusta el enfoque que Gulley le da en la cita siguiente al asunto de la preparación individual para
el tiempo final, pues sostiene que esta “preparación debe preceder a la promulgación de las leyes
dominicales. Esto significa que ya debemos estar preparados ahora mismo. Significa también que los hijos
de Dios deben estar afirmándose en la verdad tanto intelectual como espiritualmente. Es sólo después de
un proceso en el cual el Espíritu Santo los está guiando a una relación más profunda con Cristo y a un
compromiso más decidido con su verdad, que los pondrá en condiciones favorables para recibir el sello del
Espíritu Santo”. La cita del Espíritu de Profecía al inicio de estos párrafos siguientes confirma lo que venimos
afirmando sobre el sellamiento, pero no olvide que hay que estar preparado para recibir el sello de Dios en
la frente.
El sellamiento es la única manera de capacitar a los santos para afrontar exitosamente los
días finales. Es su pasaporte para entrar en el reino de los cielos. Sin él, no pueden sostenerse y
ser salvos. ¿Qué es el sellamiento? Dios dice mediante su sierva: “no se trata de un sello o marca
que se pueda ver, sino un afianzamiento en la verdad, tanto intelectual como espiritualmente, de
modo que los sellados son inconmovibles”. Ellen G. White, Eventos de los últimos días, 223 Esta
es la razón por la cual podemos afirmar enfáticamente que conocer la verdad no es suficiente. El
corazón es una parte vital en el sellamiento. ¿Cuándo ocurre esto? El pueblo de Dios debe ser
sellado antes de afrontar la prueba de la ley dominical, o serán fácilmente movidos o removidos. La
preparación debe preceder a la promulgación de las leyes dominicales. Esto significa que ya
debemos estar preparados ahora mismo. Significa también que los hijos de Dios deben estar
afirmándose en la verdad tanto intelectual como espiritualmente. Es sólo después de un proceso en
el cual el Espíritu Santo los está guiando a una relación más profunda con Cristo y a un compromiso
más decidido con su verdad, que los pondrá en condiciones favorables para recibir el sello del
Espíritu Santo.
El sellamiento es el respaldo final del Espíritu de Dios. Tendrá un efecto completo sobre los
seguidores de Cristo. ¿Has plantado alguna vez un poste en el suelo? Recuerda cómo la mezcla de
concreto es dócil cuando está húmeda, y cómo puedes cambiar fácilmente la posición del poste.
Pero después de pocas horas, cuando la mezcla se ha endurecido, el poste clavado queda
inamovible.
Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 85, 86
El sellamiento además demuestra que somos la propiedad de Dios, si recibimos el sello “somos
posesión adquirida de Cristo, y nadie nos podrá arrancar de sus manos”.
Los candidatos para el sellamiento están dispuestos a morir por Cristo. Habrá algunos
mártires en el tiempo del fin. Pero hay otro aspecto en este asunto. Se menciona el sellamiento en
Apocalipsis en conexión con los 144 mil (Apocalipsis. 7: 1-4). Estos son los que viven durante los
eventos finales y son trasladados (14: 1-4). Dice la palabra inspirada: “el sellamiento es una señal
de Dios de perfecta seguridad a sus escogidos (Éxodo 31: 13-17). El sellamiento indica que eres
escogido de Dios. Él se ha apropiado de ti para sí mismo. Como sellado de Dios, nosotros somos
posesión adquirida de Cristo, y nadie nos podrá arrancar de sus manos”. Ellen G. White,
Manuscript Releases, Tomo 15, 225.
Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 88
Por favor ponga atención a las citas del Espíritu de Profecía que vienen a continuación y que
resumen muy apropiadamente el significado y la importancia del sellamiento en el tiempo del fin, incluyendo
su vinculación con las etapas finales del zarandeo.
“Tan pronto como los hijos de Dios son sellados en la frente -no es un sello o marca que
pueda ser visto, sino un establecimiento [de las personas] en la verdad, tanto intelectual como
espiritualmente, de manera que no puedan ser movidas- tan pronto como los hijos de Dios sean
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 17 de 51
sellados y preparados para el zarandeo, éste vendrá. En realidad, ya ha comenzado; los juicios de
Dios están ahora sobre la tierra, para darnos la advertencia, para que sepamos lo que está por venir”
(Ellen G. White, Mensajes Selectos, Tomo 1, 173).
“Mientras que una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes del
mundo, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber escogido el signo de obediencia a la autoridad
divina, recibirá el sello de Dios” (Ellen G. White, El Conflicto de los Siglos, 663).
“Se me señaló la época en que terminará el mensaje del tercer angel. El poder de Dios había
asistido a sus hijos, quienes después de cumplir su obra estaban preparados para sobrellevar la
hora de prueba que les aguardaba. Habían recibido la lluvia tardía o refrigerio de la presencia del
Señor y se había reavivado el viviente testimonio. Por todas partes había cundido la postrera gran
amonestación, agitando y enfureciendo a los moradores de la tierra que no habían querido recibir el
mensaje. Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con tintero de escribano
en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesus que había cumplido su encargo, quedando
sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el arca
de los Diez Mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz:
‘consumado es’” (Ellen G. White, Primeros Escritos, 279).
“Mientras Satanás estaba insistiendo en sus acusaciones y tratando de destruir esta hueste,
los ángeles santos, invisibles, iban de un lado a otro poniendo sobre ellos el sello del Dios viviente.
Ellos han de estar sobre el monte de Sion con el Cordero, teniendo el nombre del Padre escrito en
sus frentes” (Ellen G. White, Joyas de los Testimonios, Tomo 2, 179).
“Este sellamiento de los siervos de Dios es el mismo que se le mostró a Ezequiel en visión.
Juan también fue un testigo de esta terrible revelación. El vio el mar y las ondas rugiendo, y los
corazones de los hombres desvaneciendo de temor. Observé la tierra moviéndose, las montañas
transportadas al medio del mar (lo cual literalmente está ocurriendo), el agua rugiendo agitada, y las
montañas sacudiéndose por su hinchazón. Vio las plagas, las pestilencias, el hambre y la muerte
realizando su terrible misión” (Ellen G. White, Testimonios para los Ministros, 458).
“Al ángel poderoso se lo ve ascendiendo desde el este (o nacimiento del sol). El más
poderoso de los ángeles tiene en su mano el sello del Dios vivo, o de Aquel que es el único que
puede dar vida, que puede colocar sobre las frentes la señal o inscripción, a aquellos a quienes se
les concederá la Inmortalidad, la vida eterna” (Ellen G. White, Testimonios para los Ministros,
452).
“EI Señor está haciendo su obra. Todo el cielo esta conmovido. El Juez de toda la tierra ha
de levantarse pronto para vindicar su autoridad insultada. La señal de la liberación será puesta sobre
los que guardan los mandamientos de Dios, reverencian su ley y rechazan la marca de la bestia y
su imagen” (Ellen G. White, Joyas de los Testimonios, Tomo 2, 151).
“En este tiempo de sellamiento Satanás está valiéndose de todo artificio para desviar de la
verdad presente el pensamiento del pueblo de Dios y para hacerlo vacilar. Vi una cubierta que Dios
extendía sobre su pueblo para protegerlo en tiempo de aflicción; y toda alma que se hubiese decidido
por la verdad y fuese de corazón puro había de ser cobijada por la cubierta del Todopoderoso” (Ellen
G. White, Primeros Escritos, 43).
Fernando Chaij, Preparación para la crisis final, 45, 46
6.3. Los 144.000
Comentaba líneas arriba que este grupo de los 144.000 ha generado mucho interés entre los
cristianos en general, y en los adventistas en particular. Alguna denominación eclesiástica ya tiene
registrado una parte de los supuestos 144.000 en sus registros y se van acabando las “opciones” de
incluirse entre los espacios restantes. Son varios aspectos que deben comprenderse acerca de los 144.000,
pero el enfoque central debe estar no en quiénes son, sino en qué características poseen. Lo primero es
señalar que evidentemente se trata de un número simbólico y debe interesarnos qué símbolos se incluyen
en la lógica de este número.
La antigua idea básica del sellamiento era indicar propiedad. Cuando algo estaba sellado,
como un documento, era para su ratificación o para la protección de su contenido… Este sellamiento
de personas en el Nuevo Testamento denota identificación de quienes son pueblo fiel a Dios. El
sellamiento es algo que sucede cuando una persona va a Cristo. Estar sellado con el sello del
Espíritu Santo es la señal de un cristiano genuino que pertenece a Dios y la señal de certeza de la
salvación. “En él también vosotros”, explica Pablo, “habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio
de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 18 de 51
su gloria” (Efesios 1: 13, 14; cf. 2 Corintios 1: 21, 22). “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4: 30). Los cristianos genuinos son
aquellos a quienes Dios reconoce como su propio pueblo. Esto es claro en Pablo: “pero el
fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: apártese
de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2: 19). Así se llama al pueblo
fiel del Apocalipsis, los “sellados” (9: 4; 14: 1; 22: 4) porque pertenecen a Dios como su posesión.
El sello de Dios consiste en el nombre de Dios escrito sobre las frentes: “después miré, y he aquí el
Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él 144.000, que tenían el nombre de él y el de
su Padre escrito en la frente” (Apocalipsis 14:
1). “Y verán su rostro, y su nombre estará en
sus frentes” (Apocalipsis 22: 4; cf. 3: 12).
Jon Paulien nota: “Apocalipsis 7: 1-3
no limita explícitamente el sellamiento del
tiempo del fin; meramente se concentra en la
importancia de la obra del sellamiento en el
marco del tiempo del fin”. Apocalipsis 9: 4
claramente confirma esta suposición. En el
tiempo de la crisis final de la historia de este
mundo, el sellamiento tendrá un significado
adicional como una señal de protección, así
como en la visión de Ezequiel los que fueron
marcados fueron protegidos durante los juicios
que cayeron sobre Jerusalén (9: 1-7). El
siguiente texto de los Rollos del Mar Muerto
indica que algunos grupos judaicos previeron
la repetición escatológica de la visión de
Ezequiel: “pero todo el resto será entregado a
la espada cuando el Mesías de Aarón y de
Israel venga, así como sucedió durante el
tiempo del primer castigo, como dijo Ezequiel:
ponles una señal en la frente a los hombres
que gimen y claman (Ezequiel 9: 4), pero al
resto les fue dado la espada que se desquita
por las violaciones del pacto. Y tal es el
veredicto sobre todos los miembros del pacto
que no se sostienen firmes de estas leyes;
ellos son condenados a la destrucción por
Belial”.
El sellamiento escatológico, como
señal de protección, es paralelo también a la
marca en “la puerta de la casa con la sangre
del cordero pascual designada para proteger a los israelitas de las plagas del Éxodo, que iniciaron
la liberación de Israel” (Éxodo 12: 21-23). Es la ratificación final del pueblo de Dios de ser fieles a él
en la crisis final. Estando sellado, el pueblo de Dios está bajo la protección especial del Espíritu
Santo de las fuerzas destructivas de las siete últimas plagas. Esto es exactamente lo que Jesús
quería decir cuando prometió proteger a los creyentes de Filadelfia “de la hora de la prueba que está
por venir sobre los que moran en la tierra” (Apocalipsis 3: 10). Mientras en el Apocalipsis el fiel
pueblo de Dios es sellado (Apocalipsis 9: 4; 14: 1; 22: 4), se describe a los que se oponen a Dios
y al evangelio como marcados con el nombre de la bestia. Como tales, ellos son propiedad de la
bestia (13: 16–17; 14: 9; 16: 2; 19: 20; 20: 4). Mientras el sello de Dios consiste en el nombre de
Dios sobre las frentes, la marca de la bestia consiste en el nombre de la bestia sobre la frente o en
la mano (Apocalipsis 13: 17). “La recepción de la marca de la bestia y el sello de Dios, que consiste
en los nombres de la bestia o de Dios, denota conformidad con el carácter de Satanás o de Dios. En
el conflicto final todos tendrán la imagen de lo demoníaco o de lo divino”…
Y oí el número. Esta frase aparece aquí y en 9: 16. Mientras aquí Juan conoce el número del
pueblo sellado de Dios, en 9: 16 se dice que los adversarios de Dios son doscientos millones. Ambos
números deben, por supuesto, tomarse como simbólicos.
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo,
Comentario del libro del Apocalipsis, 259, 260
No se necesita ser un experto en matemáticas (una de mis pasiones) para entender que el número
144.000 es 12*12*1.000. Siendo doce el número asociado a la iglesia. Recuerde que fueron 12 las tribus
de Israel, la iglesia del desierto, y 12 los apóstoles elegidos por Jesús. Recuerde que el pectoral del sumo
sacerdote tenía 12 piedras (representando a las doce tribus de Israel) y que luego de la resurrección de
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 19 de 51
Jesús hubo que nombrar un duodécimo apóstol (para reemplazar a Judas) para que Jesús ya restituido a
su condición divina pudiera iniciar su obra como Sumo Sacerdote del Santuario Celestial. Recuerde también
que la mujer pura que representa a la iglesia verdadera de los primeros versículos de Apocalipsis 12 tiene
12 estrellas sobre su cabeza. También son doce las puertas y doce los cimientos de la Nueva Jerusalem,
que será habitada por los redimidos por la eternidad.
Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los
hijos de Israel.
Apocalipsis 7: 4
Este número está compuesto por doce multiplicado por doce y luego multiplicado por mil.
Doce es el número de las tribus de Israel; también es el número de la iglesia construida sobre el
fundamento de los doce apóstoles (cf. Efesios 2: 20). En la Nueva Jerusalén, las doce puertas
reciben el nombre de las doce tribus de Israel, y sus doce fundamentos tienen los nombres de los
doce apóstoles, representando así al Israel del Antiguo y del Nuevo Testamento. Así 144 (12x12)
representa la totalidad de Israel, es decir, la totalidad del pueblo de Dios tanto de los tiempos del
Antiguo como del Nuevo Testamentos.
El número 1.000 (hebreo: ‘elef) puede tener diferentes significados en el Antiguo Testamento.
Puede ser un número literal de exactamente 1.000. Pero también puede denotar una subdivisión
tribal (Números 31: 5; Josué 22: 14, 21; 1 Samuel 10: 19; 23: 23; Miqueas 5: 2) o una unidad
militar de unos 1.000 soldados. Israel como nación estaba administrativamente organizado en
unidades tribales. En tiempos de guerra, sin embargo, su ejército se organizaba en unidades
militares de 1.000 con sus subunidades (Números 1: 16; 10: 4; 31: 4-6; 1 Samuel 8: 12; 18: 13; cf.
Éxodo 18: 21, 25; 1 Samuel 22: 7). Mil era así la unidad militar básica en el antiguo Israel. La frase
“millares de Israel” se usa como un sinónimo para el ejército de Israel y tiene la misma connotación
como “los batallones de Israel”. Los 144.000 sellados está compuesto por 144 unidades militares,
doce de cada tribu, significando una totalidad de Israel con sus doce tribus. Juan usa estas imágenes
de batalla para pintar la “iglesia en su aspecto de lucha terrenal, la iglesia militante”. Siendo que
144.000 están a punto de pasar por la gran tribulación, es natural y muy apropiado comprender a
los santos sellados del capítulo 7 en términos de un ejército militar organizado en unidades que
siguen el modelo del antiguo sistema militar de Israel.
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 260
Evidentemente se trata de un número que simboliza al Israel espiritual de Dios, cosa que se
comprueba unos versículos más adelante en este mismo capítulo cuando se habla de “una gran multitud,
la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas” que representa a los salvados,
pues se dice de ellos “que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas
blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: la salvación pertenece a nuestro
Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”.
Es también evidente que esta es una imagen posterior al retorno de Jesús y, por lo tanto, se muestra
como la consecuencia del sellamiento.
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas
naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero,
vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: la salvación
pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
Apocalipsis 7: 9, 10
El relato vuelve a la escena del trono de Dios, para completar el ciclo. A los grupos presentes
se agrega "una gran multitud" que nadie podía contar. Provienen de todas las naciones de la tierra
y están vestidos con ropas blancas. El tema del himno que cantan es la salvación. La salvación
procede de Dios y del Cordero. También están los ángeles, los veinticuatro ancianos o
representantes de los mundos no caídos, los cuatro seres vivientes o querubines. Y todos responden
al canto de la multitud, diciendo: amén. El poder pertenece a Dios y a él vuelve. No era de los
gobiernos. Dios les había confiado su administración, como poder político y económico, para que
nada le faltara a nadie, pero ellos se mezclaron con la iglesia en un extraño concubinato de poderes
que les impidió el cumplimiento de sus respectivas misiones. La de la iglesia, sin embargo, no quedó
enteramente descuidada. La cumplió un grupo de fieles a través de la historia, y en el último tiempo,
el remanente.
Uno de los ancianos, acerca de la multitud, pregunta: ¿quiénes son, y de dónde han venido?
Y se le respondió: han salido de la grande tribulación y han emblanquecido sus ropas en la
sangre del Cordero y le sirven de día y de noche. Además los protegerá Dios, que está en el trono,
y el Cordero para que no sufran nada de lo que han sufrido anteriormente. Ya no habrá poder del
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 20 de 51
Estado maquinando contra ellos, sólo el poder de Cristo para pastorearlos y guiarlos con toda
seguridad y felicidad. El remanente triunfará porque ha estado siempre con el Cordero y con él estará
por donde quiera que él fuere, porque le pertenece.
Esta conclusión del sellamiento es un canto de victoria que da consuelo y seguridad al
remanente en su conflicto final. Puede entender lo que los fieles tuvieron que sufrir por causa de la
acción opositora de la apostasía y por causa de la opresión del Estado. Y puede comprender lo que
les ocurre a sus miembros, en las persecuciones y opresiones del fin. En toda experiencia negativa
sabe que si conserva su identidad permanecerá con el que está sentado en el trono, único dueño
de todo el poder y verdadero gobernante de las naciones.
Mario Veloso, Apocalipsis y el Fin del Mundo, 129, 130
Aunque algunos pretenden diferenciar a los 144.000 de la gran multitud es posible asegurar que se
trata de los salvados en general y no de un grupo con privilegios como algunas denominaciones suponen.
Evidentemente no todos los salvados han atravesado por la gran tribulación final y esta parece ser la única
diferencia que podría ser argüida. Sin embargo, para ambos grupos se menciona que han pasado por la
gran tribulación, por lo que parece que es más un asunto de tiempo lo que define las tribulaciones. Note lo
que señala Hoeksema a este respecto.
Y miré, y he aquí, una gran multitud que ninguno podía contar. Visto superficialmente, este
grupo es diferente de los 144.000 mencionados anteriormente. Aunque el primer grupo estaba
numerado y consistía en las doce tribus simbólicas de Israel, del segundo se dice que nadie podía
contar la multitud, y son los redimidos de “cada nación y tribu y pueblo y lengua”. Sin embargo, la
evidencia sugiere que los 144.000 y la gran multitud son uno y el mismo grupo.
Este concepto está basado en el hecho de que Juan usa una técnica literaria especial que
entra en juego aquí. Según esta técnica literaria, lo que Juan primero oye en la visión y lo que
posteriormente ve es en realidad una y la misma cosa [una figura literaria muy usada en la Biblia].
Lo que ve es realmente la explicación adicional de lo que oyó antes. Por ejemplo, en el prólogo del
libro, Juan “oye una voz fuerte como de una trompeta” detrás de él (1: 10); cuando se da vuelta, no
ve una trompeta sino a Jesús caminando en medio de los siete candeleros (1: 12, 13). En el capítulo
5, él oye que el León de la tribu de Judá ha vencido; cuando se da vuelta para ver al león, ve el
Cordero como que había sido inmolado (5: 5, 6). Más tarde, en el capítulo 17, oye de “la gran
prostituta sentada sobre muchas aguas”; lo que más tarde ve es “una mujer sentada sobre una bestia
escarlata” cuyo nombre es Babilonia (17: 1-5). En la última visión, Juan primero oye de “la novia, la
esposa del Cordero”, pero realmente ve “la santa ciudad de Jerusalén” en su gloria, simbolizada por
piedras preciosas (21: 9-12).
Esta técnica literaria es la clave para
comprender estos dos grupos del pueblo de Dios en
el capítulo 7. Juan primero oye el número de 144.000
como el pueblo de Dios en orden de batalla y sellado
sobre la tierra. Luego, en 7: 9-14, cuando ve este
mismo grupo, le parecen a él, en realidad, como una
gran multitud que ninguno puede contar. Estamos de
acuerdo con esos eruditos que concluyen con razón,
que los 144.000 y la gran multitud son el mismo grupo
del pueblo de Dios en sus diferentes roles y
circunstancias.
Herman Hoeksema explicó que la multitud
incontable y los 144.000 no son clases diferentes de
personas, sino básicamente la misma. Esto se ve, en
primer lugar, por el hecho de que la gran tribulación es
una de las ideas principales en ambos pasajes, el que
habla de los 144.000 y el que ahora estamos
analizando. En realidad, ambos pasajes encuentran
su razón, la razón por la que son revelados, en la
venida de la gran tribulación sobre la iglesia. El
propósito de ambos pasajes evidentemente es revelar
a la iglesia su posición precaria en el mundo, y no
obstante, su seguridad con respecto a la gran
tribulación. La única diferencia es que los 144.000
todavía afrontan la tribulación, mientras la multitud
innumerable ya pasó por ella. Es muy evidente que es la misma multitud: la una presentada en medio
de la gran tribulación, o más bien, como a punto de pasar por ella, y la otra presentada como que ya
la ha experimentado y la ha vencido. Por lo tanto, es la misma multitud, solo que en diferentes
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 21 de 51
estados, en diferentes momentos, y por lo tanto desde diferentes puntos de vista. En la primera parte
ellos están sobre la tierra; en la segunda parte están ya en la gloria, en la nueva economía del reino
que está completado. En la primera están en la tribulación; en la segunda ya han pasado por esa
tribulación.
Con palmas en sus manos. Las hojas de palma son un símbolo de triunfo y victoria. Cuando,
bajo la conducción de los Macabeos, Jerusalén fue liberada de la opresión religiosa de Antíoco
Epífanes, la gente celebró la victoria con hojas de palma y arpas y salmos. En ocasión de la entrada
triunfal de Jesús a Jerusalén, la multitud lo saludó haciendo ondear palmas (Juan 12: 13) Aquí, en
Apocalipsis 7, los redimidos se presentan como celebrando la victoria al agitar hojas de palmas.
La gran tribulación. Esta frase se usa primero en Daniel 12: 1: “y será tiempo de angustia [en
el Antiguo Testamento griego, “tribulación”], cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces;
pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”.
Probablemente el mismo tiempo de crisis del cual Cristo prometió preservar a los creyentes de
Filadelfia: “por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora
de la prueba que está por venir sobre los que moran en la tierra” (Apocalipsis 3: 10). Esta hora de
prueba o de gran tribulación se describe en detalle en Apocalipsis 13: 11-17, y en los capítulos 15-
18.
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo,
Comentario del libro del Apocalipsis, 267, 268
Un aspecto que no pasa desapercibido al ver la lista de las tribus consideradas entre los 144.000 es
la ausencia de Dan y Efraín, mientras que aparecen Leví y José en una lista que no tiene precedentes
bíblicos como veremos luego. Evidentemente hay un mensaje allí para todos nosotros pues Dios hace
diferencia entre sus hijos fieles y los que no lo son. Trataremos los detalles de esta lista un poco más
adelante. También es bueno enfocarse en que la referencia a las tribus de Israel no responde a un concepto
histórico sino espiritual, pues 10 de las tribus fueron dispersadas a raíz de la caída de Samaria en el 722
AC, por lo tanto ya no existían como tales cuando Juan escribía el Apocalipsis. Es lógico entonces suponer
que se trata más del Israel espiritual que del de la carne.
Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: estos que están vestidos de ropas blancas,
¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: señor, tú lo sabes. Y él me dijo: estos son los que
han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero.
Apocalipsis 7: 13, 14
Tanto el número como Israel deben entenderse simbólicamente con referencia a la iglesia
como el verdadero Israel de Dios. En el Nuevo Testamento, los seguidores de Cristo constituyen el
nuevo Israel como pueblo de Dios. Por ejemplo, cuando Santiago envía saludos a “las doce tribus
que están en la dispersión” (Santiago 1: 1), él pensaba en la iglesia. Pablo llamó a los cristianos en
Galacia el “Israel de Dios” (Gálatas 6: 16), quienes son la simiente de Abrahán y los herederos de
las promesas de Dios (Gálatas 3: 29). En otro lugar, él explica que “no todos los que descienden de
Israel son israelitas” (Romanos 9: 6-8). Esto concuerda con las palabras de Jesús que hizo claro
que los doce apóstoles han remplazado las doce tribus de Israel (Mateo 19: 28). Al describir el
pueblo de Dios del tiempo del fin en términos del Israel del Antiguo Testamento, Juan estaba en
armonía con el concepto general del Nuevo Testamento de acuerdo con el cual los seguidores de
Jesucristo son el verdadero Israel de Dios, los que reciben todos los privilegios y las promesas que
anteriormente se habían dado al antiguo Israel de Dios.
La descripción simbólica de que los santos sellados son 144.000 -12.000 de cada tribu- es
especialmente importante para la identificación correcta de este grupo así como la del grupo que
más adelante se menciona como la gran multitud (7: 9). El contexto muestra que los 144.000 deben
ser tomados como un número simbólico en vez de un número literal. El número aquí “no denota una
limitación numérica de los que son sellados”, sino más bien su “perfección final”. El pueblo sellado
de Dios está ahora en el umbral de la gran tribulación que ha de venir sobre los habitantes de la
tierra (Apocalipsis 3: 10). Están por entrar en la mayor de las batallas de la historia de este planeta.
Es bastante apropiado esperar que Juan los describa como el gran ejército de Jesucristo organizado
en unidades militares según el modelo del antiguo ejército de Israel en tiempos de guerra (cf.
Números 1: 16; 31: 3-7). Cada tribu aquí tiene doce unidades militares que consisten en 1.000
soldados, un total de 144 unidades.
Los 144.000 santos sellados están representados aquí como un ejército organizado bajo la
conducción de Jesucristo. Su número representa la totalidad de Israel lista para entrar en la batalla
del gran día de Dios Todopoderoso contra Satanás y su ejército. Más tarde en la visión, Juan ve otro
ejército, el adversario de Dios y enemigo de su pueblo, que está listo para la batalla, y oye su número
que es doscientos millones (9: 16). El número 144.000 designa simbólicamente a los verdaderos y
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 22 de 51
fieles seguidores de Jesucristo del tiempo del fin como el Israel de Dios. Las tribus de Dan y Efraín
están excluidos de la lista. En el Antiguo Testamento, ambas tribus están descritas como apóstatas.
Esto sugiere que la infidelidad de estas dos tribus puede explicar su exclusión de la lista de las tribus
del Israel escatológico. Los 144.000 son el verdadero Israel, puro y sin mancha (Apocalipsis 14: 1-
5). Ellos “han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (7: 14). Más tarde
se los describe como “los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los
que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como
primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha
delante del trono de Dios” (14: 4, 5). La infidelidad y apostasía demostrada por las tribus de Dan y
Efraín no tienen lugar entre el pueblo fiel de Dios que ha de pasar por el tiempo de la gran tribulación.
Están sellados y así protegidos por Dios. Solo el pueblo victorioso de Cristo, se sostendrá en pie
aquel día en la presencia del trono de Dios (como el cumplimiento de la promesa dada en
Apocalipsis 3: 21) y recibir su herencia eterna (Apocalipsis 7: 14-17).
Los 144.000 son los santos del tiempo del fin, los representantes de todo el pueblo fiel de
Dios a través de los siglos. La crisis final por la que han de pasar es simbólica de lo que el pueblo
de Dios ha experimentado desde la muerte de Abel.
Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo,
Comentario del libro del Apocalipsis, 264-266
Un paralelo a Apocalipsis 7 aparece en el capítulo 14, donde se vuelve a mencionar a los 144.000
con el sello de Jesús pues se dice “que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente”. En esta
oportunidad se muestra, como en los versículos finales del capítulo 7, una escena de triunfo, con los fieles
que han superado ya las etapas finales de esta tierra, pues se señala que la “gran multitud aparece en
ropas blancas y con palmas en sus manos. Tanto la ropa blanca como las palmas son señales de triunfo y
victoria”. Los santos exultantes por el triunfo logrado en contra de las fuerzas de las tinieblas prorrumpen
en un canto que suena “como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno” lo que da
una idea de la dimensión de la gran multitud de los santos de todas las épocas. Barclay dice que el “grito
de los fieles triunfantes atribuye la salvación a Dios. Es Dios quien los trajo a través de las pruebas y
tribulaciones y angustias; y ahora comparten su gloria. Dios es el gran salvador, el gran libertador de su
pueblo. Y la liberación que él da no es la liberación del escape sino la liberación de la conquista. No es una
liberación que salva al hombre de los problemas sino una que los lleva en forma triunfante a través de los
problemas”.
Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento
cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz
del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era
como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante
de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos
ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se
contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera
que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y
en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
Apocalipsis 14: 1-5
En la primera mitad del capítulo, Juan oyó el número de 144.000 como el pueblo sellado de
Dios. Cuando se da vuelta para verlos, realmente ve a una gran multitud que ninguno podía contar.
Superficialmente, la gran multitud y los 144.000 parecen ser dos grupos diferentes. Sin embargo,
una mirada más cuidadosa sugiere que son uno y el mismo grupo del pueblo redimido de Dios en
diferentes roles, circunstancias y períodos, y desde distintos puntos de vista. Hoeksema dice: “en la
primera parte están sobre la tierra; en la segunda parte ya están en la gloria de la nueva economía
del reino que está completada. En la primera están en la tribulación; en la segunda ya han pasado
por ella. Ya no necesitan la protección del sellamiento divino”.
Al ver la multitud, el revelador nota que son de cada nación y tribu y pueblo y lengua. Esto
recuerda el “reino de sacerdotes” descrito antes como el pueblo de cada nación, tribu, pueblo y
lengua (Apocalipsis 1: 6; 5: 9). Como ese título fue tomado del Antiguo Testamento y transferido a
los seguidores de Cristo, así esta enumeración de las tribus es una descripción simbólica de los
seguidores de Cristo. Aquí tenemos la terminación de los siervos de Dios mencionada en la escena
de la apertura del quinto sello (6: 11).
Podemos ver que los 144.000 parados en el umbral de lo que se conoce como “la gran
tribulación” (7: 14) o “la hora de la prueba” (3: 10) están listos para librar la mayor guerra de la historia
de la humanidad. Al abrir los siete sellos, Juan describe las pruebas y tribulaciones del pueblo fiel
de Dios a través de la historia hasta el retorno de Cristo a esta tierra. La gran tribulación por la cual
ha de pasar el pueblo de Dios del tiempo del fin es la culminación de las pruebas y tribulaciones que
el pueblo de Dios ha soportado desde los días de Juan hasta el fin. Los 144.000 están, por lo tanto,
El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 23 de 51
presentados como el pueblo militante de Dios, el verdadero Israel dividido en doce tribus y
organizado en unidades militares siguiendo el modelo del ejército de Israel del Antiguo Testamento.
Están sellados con el propósito de ser protegidos de los justos juicios de Dios que están por caer
sobre los malvados.
La gran tribulación misma no es descrita en Apocalipsis 7 sino más tarde, en Apocalipsis
13: 11-17 y los capítulos 15-18. Juan está interesado aquí no en la tribulación misma, sino más bien
en la pregunta planteada antes por los impíos: “el gran día de su ira ha llegado, y ¿quién es capaz
de mantenerse en pie?” (Apocalipsis 6: 17). La respuesta a la pregunta es clara: la gran multitud
que está delante del trono de Dios. Ellos y los 144.000 son el mismo grupo. Mientras que antes fue
presentado como el grupo militar ante el umbral de la gran tribulación, listo para entablar combate,
ahora se lo menciona como los que están saliendo de la gran tribulación (Apocalipsis 7: 14). La
gran tribulación está detrás, y la batalla ha concluido. Por esto el pueblo fiel de Dios ya no está
organizado en unidades militares, sino están presentados como una muchedumbre gozosa que
vuelve de la batalla y celebra la victoria triunfal.
La gran multitud aparece en ropas blancas y con palmas en sus manos. Tanto la ropa blanca
como las palmas son señales de triunfo y victoria. Las ropas blancas nos recuerdan a los generales
y soldados romanos vestidos de túnicas blancas celebrando sus triunfos después de una guerra
exitosa. La escena también nos recuerda las hojas de palmeras que se usaban para la celebración
y el gozo festivo de la victoria militar. Aquí tenemos el cumplimiento de la promesa dada a los
vencedores en Sardis, que ellos andarían delante de Cristo vestidos con ropas blancas (3: 4, 5; cf.
3: 18). Se dice que la gran multitud ha lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero. (7: 14). Como la sangre del cordero pascual en la puerta de la casa protegió a los israelitas
de las plagas del Éxodo, así la sangre del Cordero, Cristo mismo, proveyó la liberación del Israel
escatológico (cf. Apocalipsis 22: 14). Su triunfo es un resultado de la gran victoria de Cristo lograda
en la cruz. La gran promesa dada en Apocalipsis 3: 21 ha llegado ahora a su cumplimiento. Los
vencedores de todas las épocas tienen su parte con Cristo en su trono.
El grito de la muchedumbre redimida ante el trono revela que su triunfo no es el resultado de
sus propios esfuerzos y logros: salvación a nuestro Dios sentado en el trono y al Cordero. La multitud
redimida no dice nada acerca de sus propios logros. Es Dios quien los protegió y los preservó durante
las horas de sus pruebas y angustias. Su victoria es,
por lo tanto, el resultado de lo que Cristo ha hecho
por ellos en vez de lo que ellos han logrado por sí
mismos. William Barclay lo dice de la siguiente
manera:
El grito de los fieles triunfantes atribuye la salvación
a Dios. Es Dios quien los trajo a través de las
pruebas y tribulaciones y angustias; y ahora
comparten su gloria. Dios es el gran salvador, el
gran libertador de su pueblo. Y la liberación que él
da no es la liberación del escape sino la liberación
de la conquista. No es una liberación que salva al
hombre de los problemas sino una que los lleva en
forma triunfante a través de los problemas. No hace
que la vida sea más fácil, sino la hace grandiosa. No
es parte de la esperanza del cristiano buscar una
vida en la que el hombre sea salvo de las
dificultades y las angustias; la esperanza cristiana
es que el hombre en Cristo pueda soportar cualquier
clase de dificultades y angustia, y permanecer en pie a través de todas ellas, y salir en gloria
al otro lado.
En Apocalipsis 7: 10-12 tenemos una repetición del himno de Apocalipsis 5: 9-14. Su
propósito puede ser mostrar que en Apocalipsis 7 tenemos el cumplimiento de la promesa dada en
3: 21. Por causa de su muerte en la cruz, Cristo ha “comprado para Dios” con su sangre gente “de
cada tribu y lengua y pueblo y nación” y los ha hecho “un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y
reinará sobre la tierra” (5: 9, 10). Los redimidos de Apocalipsis 7, “de cada nación y tribu y pueblo
y lengua”, reconocen que su salvación no es su mérito sino un resultado de lo que Cristo ha hecho
por ellos (7: 9, 10).
La escena de Apocalipsis 7 se refiere a la experiencia del pueblo de Dios a través de la
historia de la gran controversia entre el bien y el mal. Los 144.000 sellados y la gran multitud del
pueblo de Dios vestidos de ropas blancas, habiendo pasado a través de la gran tribulación, se
relacionan de una manera especial con los mártires bajo el altar en la escena de la apertura del
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  • 1. Un estudio profundo sobre el sellamiento de los salvados, la lluvia tardía y el fuerte pregón antes del fin del tiempo de gracia como consecuencia del juicio investigador de los vivos. Federico Salvador Wadsworth Serie: Tratados Teológicos El sellamiento
  • 2. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 2 de 51 0. Contenido 0. Contenido.......................................................................................................................................... 2 1. Introducción General ......................................................................................................................... 3 2. Estructura del Tratado Teológico ......................................................................................................3 3. Mapa General de Tratados................................................................................................................ 5 4. Mapa del Tratado .............................................................................................................................. 6 5. Propósito del Tratado ........................................................................................................................ 7 6. Desarrollo del tema ........................................................................................................................... 7 6.1. Introducción............................................................................................................................ 7 6.2. La doble visión del sellamiento .............................................................................................. 8 6.3. Los 144.000 ......................................................................................................................... 17 6.4. El destino de los no sellados................................................................................................ 28 6.5. El sello del Espíritu Santo .................................................................................................... 29 6.6. Santificación en el final de los tiempos ................................................................................ 31 6.7. La lluvia tardía y el fuerte pregón......................................................................................... 37 6.8. El sello sabático ................................................................................................................... 45 6.9. La marca de la bestia........................................................................................................... 46 7. Material complementario ................................................................................................................. 50 7.1. El sellamiento y la pascua.................................................................................................... 50
  • 3. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 3 de 51 1. Introducción General La búsqueda del conocimiento de Dios y su propósito para el hombre constituye la más apasionante de las aventuras que la mente humana pueda proponerse. El reto de encontrar en el libro sagrado aquel hilo de oro del plan de salvación recompensará al estudioso, que podrá comprender la majestuosidad del esfuerzo de Aquél que “no escatimó ni a su propio hijo” (Romanos 8: 32). El conjunto de tratados sobre temas bíblicos, del que usted tiene en sus manos uno de los estudios, ha sido preparado para proveer al miembro laico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día del conocimiento requerido para enseñar a otros acerca de cómo crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3: 18) así como para “presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3: 15). El autor es miembro regular de la Iglesia Adventista del Séptimo Día desde 1977, anciano de iglesia desde 1979, esposo, padre y abuelo, con el gozo de tener a toda su familia en “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 1: 3) y que además suscribe totalmente las 28 doctrinas oficiales de la misma. Reitero que estos tratados han sido preparados para el miembro de Iglesia, por lo que deberá graduar la dosis de conocimiento que deba transmitir a aquellos que se encuentren interesados en conocer a Jesús, a quien el profeta llama el “Deseado de todas las gentes” (Hageo 2: 7). Por eso, al mismo tiempo, hemos querido también incluir material complementario al estudio bíblico que esperamos le permita ampliar sus actuales conocimientos, así como estar preparado para profundizar en “cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles” (1 Pedro 1: 12). Su habilidad para introducir estos subtemas en armonía con los conceptos centrales es clave para favorecer la transferencia del conocimiento que usted y yo nos proponemos. Dado que el conocimiento de nuestro Dios y sus propósitos estarán, por la obra y gracia del Espíritu Santo, siempre en pleno desarrollo, podrá encontrarse regularmente con actualizaciones de cada tratado (vea la fecha aa.mm.dd que acompaña al nombre del archivo). Estas actualizaciones, por supuesto, también corregirán algunas de las fallas humanas que puedan haber pasado inadvertidas para el autor. Por otro lado, su bien intencionado propósito de ayudarnos a mejorar estos temas será siempre bienvenido. 2. Estructura del Tratado Teológico Al inicio de cada tratado le presentaremos la estructura general del conjunto de estos utilizando un diagrama de bloques numerado, llamado Mapa General de Tratados. Este gráfico (que aparece en la subsiguiente página) le permitirá ver dónde encaja el tratado que tiene en sus manos en relación con los otros temas. Para facilitar su ubicación además de la numeración, este estará marcado en color diferente de los demás. Coleccione los temas, actualícelos y ordénelos en esta secuencia si le parece útil a su propio desarrollo del conocimiento. Los números en cada bloque establecen simultáneamente el orden de creación de estos tratados y la dependencia lógica también entre ellos. Los bloques del número 70 en adelante representan, a su vez, un conjunto de tratados especiales. Los he agrupado en 6 grandes temas: 1. Religiones comparadas Serie 70.nn 2. Cronologías Serie 75.nn 3. Armonías de los Evangelios Serie 80.nn 4. Genealogías Serie 85.nn 5. Biografías bíblicas Serie 90.nn 6. Historia Serie 95.nn La lectura de estos temas le dará el marco referencial para entender los tratados más temáticos. Estos otros temas tienen su propia estructura que guardará relación con la aquí mencionada. Luego del diagrama del conjunto, encontrará usted un diagrama de bloques del estudio propiamente dicho, llamado Mapa del Tratado, donde podrá notar lo siguiente: 1. Cada bloque del diagrama indica el versículo o versículos de referencia en la parte inferior y una breve frase que corresponde con la lógica de su inclusión en el tema.
  • 4. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 4 de 51 2. Notará que hay algunos bloques, con versículos de color diferente, que hacen referencia a parábolas que ayudan a entender el tema central. 3. Otros bloques, que no contienen versículos, exponen asuntos que podría usted tocar cuando presente el estudio; asuntos que poseen un trasfondo histórico, geográfico, científico, técnico, entre otros. Usted encontrará en este estudio alguna información que le ayudará a exponer sobre estos conceptos. 4. Estos dos tipos de bloques no necesariamente están incluidos en todos los estudios. 5. Las flechas indican la secuencia lógica en la que el autor piensa que estos temas deben ser presentados. La secuencia está establecida de izquierda a derecha y de arriba a abajo. Sin embargo, su propia iniciativa y conocimiento de las necesidades de sus oyentes le pueden marcar una ruta diferente. Déjese guiar en oración por Aquél que no puede errar. Al finalizar esta fase gráfica usted encontrará el estudio en detalle, que seguirá hasta donde sea posible, la estructura del diagrama de bloques. Algunos materiales complementarios al estudio se incluirán al final. Le recomiendo que los lea con anticipación para encontrar el momento exacto para incluirlos en su exposición. Hasta donde me ha sido posible he presentado la fuente de algunos de estos temas para que pueda extender su comprensión revisándolos. No pretendo conocer todo lo que estas fuentes tratan sobre el tema, por lo que lo aliento a profundizar y comentarme cómo mejorar este contenido. He incluido algunas imágenes halladas en Internet para hacer más amena su lectura, espero le agraden. La fase escrita del estudio contendrá: 1. Acápites por los subtemas principales. 2. Citas Bíblicas (en color rojo). 3. Citas del Espíritu de Profecía (en color verde). 4. Citas de libros o artículos de diversos autores, destinadas a ampliar su conocimiento sobre el tema (en color azul). 5. Comentarios de las citas mencionadas; en algunos casos estos se presentarán antes de la cita, como anticipando la declaración, mientras que en otras se ubicarán después como confirmación del concepto que se sostiene (en color negro). 6. Mapas, cronogramas, genealogías y otros diagramas cuando corresponda a la exposición del tema. 7. Material complementario agrupado en un acápite que ayuda a comprender algunos de los aspectos que podrían surgir al tratar el tema central con otras personas. No todos los temas contienen necesariamente este material. Cuando no se indique lo contrario las citas de la Santa Biblia corresponden a la versión Reina-Valera 1960, mi favorita. Alguna vez incluiré otras versiones para comparar o ampliar la comprensión de un texto. Cuando usted desarrolle un estudio bíblico sobre este tema con personas que no pertenecen a la Iglesia le recomiendo que use la sección correspondiente al estudio (con los versos incluidos en el diagrama de bloques) sin presentar las declaraciones del Espíritu de Profecía. Comente los materiales complementarios conforme surjan en la exposición, así como en la fase de preguntas y respuestas. He preparado también un archivo que incluye todos los diagramas de bloques de los tratados de manera que le sirvan de ayudamemoria cuando presente el tema. También he creado un archivo con una copia de todos los contenidos de los tratados de manera que pueda revisarlos sin abrir cada uno de los documentos, en caso esté buscando un subtema específico. Permítame, como hasta ahora, que durante el estudio me dirija a usted en forma personal. Creo que así es como nuestro Salvador hablaba con aquellos a quienes amaba y deseaba salvar. Seguramente usted hará lo propio con aquellos que le escuchen con este propósito. Este es un material gratuito que seguramente ha llegado hasta usted por alguien que lo aprecia y desea que conozca aún más a Jesús y su maravilloso plan de salvación. Difúndalo de la misma manera, ya que “de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10: 8).
  • 5. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 5 de 51 3. Mapa General de Tratados 02 La Divinidad 03 El Padre 04 El Hijo 05 El Espíritu Santo 01 La Santa Biblia 15 La Encarnación 13 El Ángel de Jehová 06 La Ley de Dios 07 El Sábado 09 El Pecado 08 El origen del pecado 10 La Muerte 34 La Redención 36 Justificación por la fe 37 Santificación 35 La Conversión 12 La Oración 38 El Bautismo 39 La Iglesia 44 Diezmo & Ofrendas 26 Los Ángeles 17 La Resurrección 14 El Amor 11 La creación 20 El diluvio 18 La Segunda Venida 19 Señales de la Segunda Venida 32 El Don de Profecía 27 Espiritismo 28 Posesión demoníaca 21 El Santuario Celestial 23 La ley ceremonial 45 El matrimonio 47 La estatua de Nabucodonosor 48 Las 4 Bestias 43 Disciplina Eclesiástica 53 El cuerno pequeño 57 El juicio investigador 56 Las 70 semanas 58 Los libros del cielo 30 Los dones espirituales 31 El don de lenguas 49 El carnero y el macho cabrío 59 El sellamiento 62 El milenio 55 El Anticristo 33 Profecías mesiánicas 60 La Apostasía final 63 La tierra nueva 46 Estilo Cristiano de Vida 54 Los 1260 años 42 Organización Eclesiástica 50 Las 7 iglesias 51 Los 7 sellos 52 Las 7 trompetas 22 Nuestro Sumo Sacerdote 61 El Tiempo de Angustia 40 La Gran Comisión 29 Los libros apócrifos 16 Muerte Vicaria 75 Cronología 85 Genealogía 80 Armonía de los Evangelios 41 Historia de la IASD 70 Religiones Comparadas 90 Biografías Bíblicas 24 La Adoración 25 La Cena del Señor 95 Historia
  • 6. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 6 de 51 4. Mapa del Tratado El sello del anillo del rey Est 8: 8 Sello del libro Dan 12: 4 El sello del sepulcro Mat 27: 66 Los 4 ángeles reteniendo los vientos Apo 7: 1 Un tiempo de tregua Apo 7: 2, 3 Los cuatro vientos Dan 7: 2 Los cuatro extremos de la tierra Eze 7: 1-4 Los verdugos y el escribano Eze 9: 1-4 Los 144.000 sellados Apo 7: 4 La gran multitud Apo 7: 9, 10 Salidos de la gran tribulación Apo 7: 13, 14 Los que no se contaminaron Apo 14: 1-5 Sellados de las 12 tribus Apo 7: 5-8 Efraín es dado a los ídolos Ose 4: 17 Dan es también dejado Gén 49: 16-18 Muerte desde el santuario Eze 9: 5-7 Las arras del Espíritu 1 Cor 1: 21, 22 Sellados con el Espíritu Santo de la promesa Efe 1: 13 Juntando a los escogidos Mar 13: 26, 27 Sellados para la redención Efe 4: 30 Conoce el Señor a los que son suyos 2 Tim 2: 19 Lluvia temprana y tardía Joe 2: 23 El fruto de la lluvia Stg 5: 7, 8 Lluvias de bendición Eze 34: 26 Como ladrón en la noche 1 Tes 5: 2, 3 Un ángel poderoso desciende Apo 18: 1-5 Un pueblo apartado Lev 20: 26 Una señal para siempre Éxo 31: 13-17 Acuérdate del día de reposo Éxo 20: 8-11 Una marca en la mano y la frente Apo 13: 16-18 Los vencedores frente a la prueba Apo 15: 2 Los malos reciben la primera plaga Apo 16: 2 La destrucción final Apo 19: 19-21 La pascua y el sellamiento
  • 7. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 7 de 51 5. Propósito del Tratado El propósito del tratado es el siguiente: a. Estudiar el sellamiento del pueblo de Dios en relación con el juicio investigador y los acontecimientos finales. b. Vincular el sellamiento con temas como la lluvia tardía y el fuerte pregón. c. Analizar el significado de los 144.000 y la gran multitud en relación con el sellamiento. d. Establecer la relación entre el sellamiento y el Sábado. e. Definir el significado del sello de Dios y su relación con la obra del Espíritu Santo. f. Relacionar el sellamiento con la santificación en el final de los tiempos. g. Comparar el sello de Dios y la marca de la bestia. 6. Desarrollo del tema 6.1. Introducción El mundo parece funcionar como si cada día trajese asegurado, para cada persona, que el día de mañana seguirá siendo más o menos como el de hoy, con las diferencias propias de las actividades programadas. Muy pocas personas piensan que el mañana podría no existir para ellos y que lo que están haciendo o dejando de hacer hoy puede marcar su destino eterno. Existimos en un mundo que vive aceleradamente y que busca el placer desenfrenadamente y que no toma en cuenta su destino futuro… y parece que tampoco le interesa. No sé cuántos tendrían esa actitud si supieran que su caso está en un juicio para el que no se han preparado, y que además supieran por anticipado, como por lo general sabe el culpable que va a un juicio, que será condenado. Pero en realidad es lo que está ocurriendo. Como hemos estudiado en un tratado precedente nos hallamos en medio del desarrollo del juicio investigador, que precede a la segunda venida de Cristo, que pondrá fin al mundo que hoy conocemos, para recuperar lo que perdimos en el Edén, la vida eterna y la felicidad que esto conlleva. En paralelo con este evento celestial se realiza el sellamiento de los hijos de Dios. Ya mencionamos que como cristianos no debemos tener temor al juicio si nuestra vida está escondida en Cristo Jesús y estamos viviendo conforme a lo que es Señor espera de nosotros. Pero algunos tenemos temor de los acontecimientos finales, aquellos que ocurrirán cerca del fin del tiempo de gracia (antes y después) pues nos vemos sin la suficiente preparación espiritual o por que la edad ha menguado nuestras fuerzas físicas como para resistir el tiempo de prueba. En este tratado nos preocuparemos de alejar un poco nuestros temores, que parecen naturales, frente a estos acontecimientos pero sobre todo exhortarnos a desarrollar la musculatura espiritual (por decirlo de alguna manera) para estar preparado para ese momento y para disfrutar del gozo que significará estar entre los sellados para vida eterna. Por la naturaleza del tema y la relación con otros tratados será necesaria alguna repetición en las citas que presentaremos. Mis excusas anteladas por eso. Muchos contemplan la crisis venidera con temor y temblor. Es tiempo para mirar a Jesús libres de todo miedo. Cristo, no la crisis, es el centro de atención. No se trata tanto de qué está por venir, sino de quién está por venir. Cristo está próximo a regresar. Muy pronto descenderá de los cielos en la más grande misión de rescate jamás realizada (Apocalipsis 19: 11-21). Antes de esto, vino mediante el Espíritu Santo (Juan 14: 15-18). Ahora está a punto de derramar el poder de la lluvia tardía (Joel 2: 28, 29). Él ha prometido: “[nunca] te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13: 5), porque “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 20). Cristo no es la crisis. Es su centro. Cristo está en la crisis. Esta es la razón de nuestro gozo. Cristo permanece en la crisis. Esta es la razón de nuestra victoria. Alcemos los ojos, compañeros de peregrinaje. Cristo estará con nosotros para acompañarnos durante los acontecimientos finales de la historia de la tierra. Nunca nos ha llamado para dejarnos en el desamparo. Nos pide que moremos en él, porque quiere habitar en nosotros. Dice a los que temen los acontecimientos venideros: “venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11: 18). Y cuando respondemos positivamente, nos brinda una segunda invitación: “si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho” (Juan 15: 7). ¡Imagínense qué oferta es ésta: un cheque en blanco! Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 7, 8 Estamos pues muy cerca del momento culminante de la historia cuando el sello de Dios será colocado, simbólicamente, en la frente de todos los que le aman y que pasarán victoriosos por los grandes acontecimientos finales sabiendo que caminan al lado del Todopoderoso. Hoy todavía se usan los sellos para autenticar documentos en base a la autoridad que posee el dueño del sello. El uso de un sello para
  • 8. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 8 de 51 marcar un documento es muy conocido en la historia de todos los pueblos y hay registros de eso en las Sagradas Escrituras, como en el caso del libro de Ester donde se habla de un decreto “selladlo con el anillo del rey” que permitiría a los judíos defenderse de sus agresores. El sello del rey sería reconocido y aceptado por quienes recibieran ese documento. Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado. Ester 8: 8 En otros casos el sello permitía separar algo para que no pudiera ser utilizado sino cuando la autoridad lo indicara. El libro de Daniel debía ser sellado “hasta el tiempo del fin” y debió llegar el final del Siglo XVIII para que sus importantes profecías iluminaran la mente de quienes empezaban a transitar “el tiempo del fin”. El sello mantenía el libro para que se usara en el momento adecuado, cosa que ocurrió. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. Daniel 12: 4 Cuando Pilato mandó que sellaran la tumba de Jesús, su propósito era que nadie se atreviera a desafiar su autoridad y rompiera el sello. El sello no puede ser roto sin que el que posee autoridad lo sepa. Dios sellará a sus hijos fieles y nadie podrá cambiar el destino de los sellados. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia. Mateo 27: 66 6.2. La doble visión del sellamiento Una buena definición del sellamiento aparece en el estupendo libro de Fernando Chaij (desaparecido pastor y escritor argentino, 1909-1991) que citaré varias veces en este tratado. Este fue uno de los primeros libros que leí, hace unos 45 años, y siempre me ha parecido muy preciso pese a su aparente brevedad. No solamente es buena la definición, sino que también lo son los objetivos divinos de este proceso. Entre ellos, el objetivo de preparar a los creyentes “para pasar incólumes por el tiempo de angustia” me parece el más relevante. Se denomina sellamiento a un proceso espiritual, invisible para los ojos humanos, que se halla en marcha y que finalizará bien pronto, al fin del tiempo de gracia. Por otra parte, el proceso del sellamiento comienza para cada cristiano el día de su conversión y finaliza cuando termina para él el tiempo de gracia, bien sea en ocasión de su muerte o al fin del juicio investigador. Esta operación, que realizan los ángeles de Dios, consiste en la impresión de los principios de la ley divina -inclusive el cuarto mandamiento- en la vida de los fieles que estén preparados para ella. El sellamiento logra los siguientes objetivos: 1. Fija en la vida los principios de la ley de Dios. 2. Hace que los sellados sean fieles en la observancia del sábado en medio de la apostasía y la más fiera persecución. 3. Los prepara para pasar incólumes por el tiempo de angustia -mientras se hallen sin Mediador- manteniéndose a cubierto del pecado. 4. Los preserva de la destrucción final. Fernando Chaij, Preparación para la crisis final, 44 La visión más importante sobre el sellamiento aparece en Apocalipsis 7. El discípulo amado describe un proceso del que participan los ángeles y que tiene como objetivo sellar a los santos. La primera parte de la visión muestra a cuatro ángeles poderosos que detienen “los cuatro vientos de la tierra, para
  • 9. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 9 de 51 que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol” hasta que el proceso de sellamiento concluya. Como es evidente esta es una figura del lenguaje para mostrar un concepto complejo, un conjunto de símbolos (¿cómo se detiene el viento?) que trata de mostrar que la Deidad está deteniendo los acontecimientos que podrían impedir la realización del sellamiento del pueblo de Dios que concluye con el fin de tiempo de gracia. Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Apocalipsis 7: 1 Los cuatro ángulos de la tierra. Esta frase se usaba en el antiguo Cercano Oriente como nosotros usamos hoy “los cuatro puntos cardinales” para describir la importancia global de un evento. Así Isaías habla de reunir a los desterrados de Israel y los dispersados de Judá “de los cuatro confines de la tierra” (Isaías 11: 12). Ezequiel visualizó que el fin venía sobre los cuatro extremos de la tierra (Ezequiel 7: 2). Los cuatro ángulos en Apocalipsis 7: 1 evidentemente corresponden a los cuatro vientos mencionados después. Cuatro vientos. Los vientos en el Antiguo Testamento simbolizaban las fuerzas destructivas que son los agentes de Dios. Los vientos son los carros de Dios (Jeremías 4: 13). Dios viene con sus carros como un torbellino para ejecutar juicios (Isaías 66: 15, 16). Jeremías anunció el juicio venidero contra Jerusalén como “un viento abrasador” “desde las estériles lomas del desierto” (Jeremías 4: 11, 12; cf. 23: 19, 20; 51: 1, 2). El viento de Jehová salió con furia cayendo sobre la cabeza de los malos (Jeremías 23: 19; 30: 23). Oseas habló del viento de Jehová que venía desde el desierto, destruyendo la fertilidad de la tierra (Oseas 13: 15). Daniel vio en visión los cuatro vientos del cielo agitando el gran mar del cual estaban saliendo las cuatro bestias (Daniel 7: 2; cf. 8: 8; 11: 4). Dios le dijo a Jeremías que enviaría sus cuatro vientos sobre Elam y esparciría al pueblo (Jeremías 49: 36). En Zacarías 6: 5-7, los cuatro caballos son interpretados como los “cuatro vientos [‘espíritus’, NVI] de los cielos”; esto podría sugerir que los cuatro vientos de Apocalipsis 7: 1 son “otra manera de referirse a los cuatro jinetes del capítulo 6”. Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 258 De acuerdo con el estudio que hicimos de los siete sellos (por favor revíselo si así lo desea), Apocalipsis 7 es un interludio entre la parte final de la sexta trompeta y el inicio de la séptima, que identifica el inicio de la segunda venida. Por lo tanto, el sellamiento ocurre inmediatamente antes que el Señor Jesús en el cielo culmine su obra de juicio y deje el incensario de oro, salga del Santuario Celestial, se ponga sus “vestiduras de venganza… [para] derramar su ira en juicio contra aquellos que no han respondido a la luz que Dios les ha dado“, lo que determina el fin del tiempo de gracia, y entonces El Señor inicie su esperado retorno para salvar a los suyos, a quienes le esperamos, pero también para tomar cuentas a quienes han desbordado el límite de la misericordia. Por lo tanto, es un evento del final de los tiempos, pero que pasa inadvertido para el ojo humano pues no hay señales visibles de su avance, ni rastros que permitan determinar cuándo termina, lo que sí podemos saber es que ya se ha iniciado y en algún momento nos incluirá. Jesús está por abandonar el propiciatorio del santuario celestial, para ponerse vestiduras de venganza, y derramar su ira en juicio contra aquellos que no han respondido a la luz que Dios les ha dado. “Porque no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos lleno para hacer mal”. Eclesiastés 8: 11. En vez de enternecerse por la paciencia y tolerancia que el Señor ha manifestado hacia ellos, los que no temen a Dios ni aman la verdad fortalecen su corazón en la mala conducta. Pero aun la tolerancia de Dios tiene límites, y muchos están superándolos. Han sobrepasado los límites de la gracia, y por lo tanto Dios debe intervenir y vindicar su propio honor. Acerca de los amorreos el Señor dijo: “y en la cuarta generación volverán acá: porque aún no está cumplida la maldad del amorreo hasta aquí”. Génesis 15: 16. Aunque dicha nación se destacaba por su idolatría y corrupción, no había llenado todavía la copa de su iniquidad, y Dios no
  • 10. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 10 de 51 quiso dar la orden de que se la destruyese completamente. Este pueblo había de ver el poder divino manifestado en forma tan señalada que iba a quedar sin excusa. El compasivo Creador estaba dispuesto a soportar su iniquidad hasta la cuarta generación. Entonces, si no mejoraban, los juicios iban a caer sobre ellos. Con infalible exactitud, el Ser Infinito sigue llevando una cuenta con todas las naciones. Mientras ofrece su misericordia, con invitaciones al arrepentimiento, esta cuenta permanece abierta; pero cuando las cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado, comienza el ministerio de su ira. La cuenta se cierra. Cesa la paciencia divina. Entonces ya no intercede la misericordia en su favor. Ellen G. White, Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, 193, 194 Es importante señalar que el sellamiento se realiza en paralelo con otros eventos (aunque la simultaneidad no es perfecta) por lo que es importante tener en cuenta esto al estudiar este evento celestial. Los otros eventos simultáneos son la lluvia tardía, el fuerte pregón y el zarandeo. Dejaremos este último para otro tratado, aunque haremos algunas referencias durante el desarrollo de los temas ya definidos. En realidad todos estos eventos tienen una alta relación entre ellos, relaciones de interdependencia diríamos, aunque el sellamiento parezca definir la relación con los otros tres. En todo caso los 4 eventos ocurren en el periodo anterior al fin del tiempo de gracia. Un aspecto clave es que Dios está deteniendo los vientos de destrucción hasta que se complete el sellamiento, lo que implica que luego quedarán libres de actuar en nuestro desdichado planeta. La secuencia del sellamiento que aparece en Apocalipsis 7 es cronológica. Pertenece al tiempo del sexto sello y ocurre antes del séptimo, durante el tiempo del juicio investigador. Es, por eso, una extensión del sexto sello y un despliegue de lo que ocurre en la esfera espiritual, de modo especial, con el remanente. Este capítulo tiene dos partes: una es el sellamiento y la otra, el retorno a las escenas de la visión del trono de Dios de los capítulos 4 y 5 [aunque en periodos históricos muy diferentes]. Hay cinco ángeles en escena. Cuatro detienen los vientos de la tierra. Impiden que la tierra sea destruida por las guerras. El mismo hecho de que haya ángeles haciendo esta tarea indica que la acción bélica es muy inflamable. Esto armoniza con los textos apocalípticos de los Evangelios sinópticos que registran la predicción de aumento de las guerras en el tiempo del fin, hecha por Cristo. Otro ángel viene con “el sello del Dios vivo" y ordena a los cuatro ángeles que continúen su tarea de evitar las guerras hasta que se complete el sellamiento. Y los sellados son ciento cuarenta y cuatro mil, doce mil de cada tribu de Israel. El sello del Dios vivo incluye un elemento espiritual invisible y un elemento formal visible. Los dos están relacionados con Dios. Uno con su carácter y el otro con sus obras. El sello espiritual es el nombre o carácter del Cordero y de su Padre, escrito en sus frentes (Apocalipsis 14: 1). y el sello formal visible está en el cuarto mandamiento porque en él se determina el título de Dios, su poder creador y su jurisdicción en todo el universo. Ezequiel, junto con otros autores del Antiguo Testamento, registra las palabras de Dios sobre este particular. Dijo: “y les di también mis sábados, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico". El remanente debe incorporar el carácter de Cristo y la observancia del sábado en este proceso final de definición a favor de Dios. El sábado como un acto de obediencia legal y espiritual se convierte en una señal de santificación [no olvide esto último, ampliaremos]. Los ciento cuarenta y cuatro mil "sellados" o santos, son los que estarán con el Cordero en el monte Sión, porque son sin mancha (Apocalipsis 14: 1-5). El número es simbólico. Representa la totalidad de los redimidos del último tiempo. Todo el remanente del fin. Las doce tribus son espirituales. Se trata del Israel espiritual de Dios, completo; salido de todos los pueblos de la tierra. Mario Veloso, Apocalipsis y el Fin del Mundo, 128, 129 Como puede observar hay también una relación entre el sellamiento y los 144.000, un grupo que siempre ha atraído la atención de los cristianos de todas las épocas. Por su relación con el sellamiento trataremos este asunto (que ya ha sido mencionado en la cita anterior) con la mayor profundidad posible en uno de los acápites siguientes. Note que este grupo de personas parecen participar en los “desastres y eventos inminentes del fin del tiempo que vienen sobre la tierra, que son de naturaleza universal”. Estos ángeles son evidentemente agentes de Dios asignados a restringir las fuerzas destructivas, que están simbolizadas en términos de los cuatro vientos, de destruir la tierra, el mar o cualquier árbol. La tierra y el mar denotan universalidad. En el capítulo 10, encontramos al ángel poderoso parado sobre el mar y la tierra (10: 5). Ay de la tierra y del mar porque Satanás ha descendido sobre ellos (12: 12). Dios es el creador del cielo, la tierra y el mar (14: 7). En el capítulo 7, la tierra y el mar aparentemente tienen un simbolismo negativo. Es especialmente interesante que la tierra y el mar sean los lugares de donde vienen las dos bestias de Apocalipsis 13. Los árboles
  • 11. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 11 de 51 aquí simbolizan la vida sobre la tierra. Así encontramos en estos textos los desastres y eventos inminentes del fin del tiempo que vienen sobre la tierra, que son de naturaleza universal. Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 262 Volviendo al significado de Apocalipsis 7: 1, Daniel también presencia el movimiento de “los cuatro vientos del cielo” que “combatían en el gran mar” de donde surgen las bestias que representan a los cuatro imperios que compiten sucesivamente en el escenario del mundo antiguo. También aquí se mencionan los vientos como sinónimo de luchas, guerras o batallas en el mar, que representa a los pueblos, naciones y lenguas. Daniel dijo: miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. Daniel 7: 2 La visión de Apocalipsis 7 continúa mostrando a un ángel poderoso, al que se subordinan los otros cuatro, “a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar”, a los que ordena que no procedan en su obra destructiva “diciendo: no hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios”. Es decir, los mismos ángeles que hoy detienen los vientos hasta que termine el sellamiento son los que representan a quienes después, al final del tiempo de gracia, deberán cumplir con la tarea de destrucción que se les ha asignado. El hecho que se refiera a un “ángel que subía de donde sale el sol (es decir desde el este)” podría indicar que se trate de Miguel, o Cristo, Dios el Hijo, y por eso posee la autoridad para retener a los destructores hasta que Él concluya con su tarea en el Lugar Santísimo del Santuario Celestial, pues el este, como punto cardinal, se relaciona siempre con Dios. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: no hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Apocalipsis 7: 2, 3 Desde el nacimiento del sol. Como en el antiguo Cercano Oriente, esta frase era una manera de designar el este. En el Antiguo Testamento, el este a menudo se usa con referencia a Dios. El Edén estaba en el oriente (Génesis 2: 8). En Ezequiel, la gloria de Dios venía del este al templo (Ezequiel 43: 2). En el Nuevo Testamento, el este siempre está asociado con Cristo. Los magos vieron la estrella en el oriente anunciando al recién nacido Rey (Mateo 2: 2, 9). Jesús es llamado el sol naciente (Lucas 1: 78, NVI) y la estrella de la mañana (Apocalipsis 22: 16). Jesús habló de la señal del Hijo del Hombre que aparecía del oriente (Mateo 24: 27-30). Así el “otro ángel [que vio] ascender desde el nacimiento del sol” en 7: 2 probablemente fue comisionado por Cristo, o aún es posible que pudiera ser Cristo mismo. Hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios sobre sus frentes. Esta escena es tomada de Ezequiel 9 y pinta en lenguaje simbólico la escena de la destrucción de Jerusalén antes del Exilio. El profeta vio en la visión a un mensajero celestial a quien describe como “un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano”. Se lo había instruido que recorriera la ciudad y marcara las frentes de aquellos que fueran fieles, antes de que comenzara la matanza de los habitantes de Jerusalén. Los verdugos recibieron la indicación de que no debían tocar a ninguno que estuviera marcado. La señal en la frente distinguiría a los que fueran el propio pueblo fiel de Dios de los demás que eran infieles e idólatras, proveyéndoles protección del juicio venidero (Ezequiel 9: 1-11). Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 258, 259 Hay ángeles que rodean el mundo, rechazando las pretensiones de supremacía que presenta Satanás, por causa de la vasta multitud de sus adherentes. No oímos las voces, no vemos con
  • 12. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 12 de 51 nuestra vista natural la labor de estos ángeles, pero sus manos están unidas alrededor del mundo, y con atenta vigilancia mantienen a raya a las huestes de Satanás, hasta que se complete el sellamiento del pueblo de Dios. Juan ve los elementos de la naturaleza: terremotos, tempestades y lucha política, representados como siendo retenidos por cuatro ángeles. Estos vientos están bajo control hasta que Dios ordena soltarlos. Ahí está la seguridad de la iglesia de Dios. Los ángeles de Dios son los que retienen los vientos de la tierra, para que no soplen sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol, hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los gobernantes y estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las clases, tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen en derredor de nosotros. Observan las relaciones tirantes e inestables que existen entre las naciones. Observan las presiones que se ejercen sobre todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en vísperas de una crisis estupenda. Los ángeles están hoy reteniendo los vientos de contienda, hasta que el mundo sea advertido acerca de su inminente destrucción; pero se está preparando una tormenta, que se va a desencadenar sobre la tierra, y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena tal de lucha que ninguna pluma la puede describir... El Señor nos ha concedido misericordiosamente un momento de tregua. Toda facultad que nos ha sido concedida por el cielo ha de ser empleada en hacer la obra que el Señor nos asignó en favor de los que perecen en la ignorancia. El mensaje de amonestación debe resonar en todas partes del mundo... hay una gran obra que hacer, y esta tarea ha sido encomendada a los que conocen la verdad para este tiempo. Ellen G. White, Maranata, el Señor viene, 264 Un aspecto importante del sellamiento, que ya hemos adelantado ligeramente, es que “tiene el propósito de proteger a los santos de los poderes demoníacos que torturan a los hombres de modo que busquen la muerte antes que la vida” y que sean “protegidos de las siete últimas plagas”. También es el “propósito principal del sellamiento del pueblo de Dios es darles la seguridad de la salvación” pues una vez recibido el sello el destino de los santos no puede ser alterado por nada de lo que ocurra en los difíciles momentos del final de la historia de la tierra como la conocemos. El respetado teólogo adventista Hans K. LaRondelle señala que “solo después que los siervos de Dios del tiempo del fin hayan sido probados con respecto a la marca de la bestia y se hayan encontrado leales hasta la muerte, recibirán de sus ángeles el “sello” apocalíptico singular como la marca de la aprobación divina y escudo contra las fuerzas de la muerte y la destrucción”. Podemos ahora entender un poco más los objetivos que señalaba Fernando Chaij en la cita inicial de este acápite. También es evidente que el sellamiento no es un seguro contra el sufrimiento o padecimiento que los malos puedan infligir a los santos, pero si tendremos la seguridad que la vida eterna nos espera a la vuelta de la esquina. Este ángel que viene desde el este está en el control último. El concepto del “nacimiento del sol” que se encuentra en otras partes del Nuevo Testamento está asociado con Cristo. El hecho de que este ángel ordena a los cuatro ángeles de un rango superior, presumiblemente querubines, sugiere que él es el comandante de los ejércitos celestiales; en el libro del Apocalipsis el comandante de los ángeles celestiales es Miguel (12: 7), y Miguel, evidentemente, es Cristo. No hay dudas de que en la aparición de este ángel tenemos la presencia de Jesús mismo. Este ángel ordena a los cuatro ángeles exaltados a no soltar esas fuerzas destructivas hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios sobre sus frentes. Aquí se pueden observar varias cosas. Primero, se presenta a Cristo como el que está a cargo de todo y en el control del momento en que ocurrirán los últimos eventos. Él no permitirá que los eventos finales entren en acción hasta que el pueblo de Dios sea sellado. Segundo, antes de que venga la gran tribulación del tiempo del fin, el fiel pueblo de Dios ha de ser sellado en sus frentes con el fin de ser protegidos. El propósito principal del sellamiento del pueblo de Dios es darles la seguridad de la salvación. Al recibir a Cristo y entregarse a él, una persona recibe el sello de propiedad de Dios y es sellado por el Espíritu Santo (2 Corintios 1: 21- 22; Efesios 1: 13, 14; 4: 30). La presencia del Espíritu Santo es la señal de que tal persona
  • 13. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 13 de 51 pertenece a Dios como su propia posesión. Pablo resume el sello de Dios en estas palabras: “conoce el Señor a los que son suyos” (2 Timoteo 2: 19). El sellamiento corresponde evidentemente al lavado de las vestiduras, emblanqueciéndolas en la sangre del Cordero (Apocalipsis 7: 14; 22: 14). El sellamiento es, así, la señal simbólica de un cristiano real o genuino. El sellamiento es lo que distingue a tal persona de otras. Ezell declara: “así, desde los días de Juan hasta el fin, el sellamiento de Dios de los suyos por medio de la oferta del evangelio continúa durante todo el período desde la cruz y la resurrección hasta el fin. Los que tienen el sello de Dios sobre sus frentes (Apocalipsis 7: 3) podrán sostenerse en el gran día de la ira”. En la crisis final de la historia de este mundo, el sellamiento logrará un significado e importancia adicionales: es la ratificación final del pueblo de Dios que estará a favor de Dios en la crisis final. Beatrice S. Neall nota: El sello de Dios tiene el propósito de proteger a los santos de los poderes demoníacos que torturan a los hombres de modo que busquen la muerte antes que la vida (Apocalipsis 9: 4- 6). También los santos son protegidos de las siete últimas plagas, que caen sólo sobre los adoradores de la bestia (16: 2). El sello, entonces, protege a los santos de ser derrotados por el enemigo, y de los juicios de Dios. No los protege de la ira de la bestia (13: 15, 17) En forma similar, la marca de la bestia protege a sus seguidores de la persecución de la bestia, pero no de la ira de Dios (14: 9-11). En la misma línea de pensamiento, Hans K. LaRondelle explica: Los siervos de Dios ya están en posesión del sello espiritual del Espíritu Santo recibido en su bautismo en Cristo. Por lo tanto, están “en Cristo”. Pero solo después que los siervos de Dios del tiempo del fin hayan sido probados con respecto a la marca de la bestia y se hayan encontrado leales hasta la muerte, recibirán de sus ángeles el “sello” apocalíptico singular como la marca de la aprobación divina y escudo contra las fuerzas de la muerte y la destrucción. Al acercarse el fin, el fiel remanente de Dios debe proclamar el mensaje final del evangelio al mundo. Después de eso, deben pasar por los eventos finales de la historia de este mundo, referidos como “la gran tribulación”. Durante ese tiempo de crisis, necesitarán la protección especial del Espíritu Santo. Entonces ellos experimentarán el cumplimiento de la promesa de Cristo dada a los creyentes en Filadelfia: “por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que está por venir sobre los que moran en la tierra” (Apocalipsis 3: 10). Igual que todos los israelitas que marcaron las puertas de su casa con la sangre del cordero pascual fueron protegidos de las plagas del Éxodo (Éxodo 12: 21-23), y como los fieles marcados en la visión de Ezequiel fueron protegidos durante los juicios que cayeron sobre Jerusalén (9: 1-11), así el Espíritu Santo proveerá una protección especial para los cristianos en la hora escatológica de prueba. Apocalipsis 7 indica claramente que se sella al pueblo de Dios no para eximirlos de la hora de la prueba, -evidentemente sufren de hambre, sed, y del calor ardiente de la cuarta plaga [de esto último no estoy seguro] (Apocalipsis 7: 16; cf. 16: 8, 9)- sino para pasar la prueba con seguridad (cf. Apocalipsis 7: 14). Sea lo que fuere el sellamiento, es evidentemente un proceso por el cual cada cristiano debe pasar, y que llega a su clímax y a una nueva significación justo antes de la Segunda Venida. El sellamiento de Apocalipsis 7 debe entenderse como la culminación final del proceso de sellamiento sobre la tierra, cuando la predicación del evangelio llegará a su fin y la gracia ya no estará disponible. Finalmente, el texto sugiere que hasta que venga la hora de la prueba, los impíos estarán parcialmente protegidos junto con los justos. Como los malvados persiguen al pueblo fiel de Dios, ellos experimentan los juicios de las siete trompetas como anticipo de su destrucción final. Los juicios preliminares del toque de las siete trompetas, sin embargo, son parciales e incompletos. Pero cuando venga la hora de la gran tribulación y el pueblo de Dios esté plenamente sellado e identificado como propio de Dios, y protegidos como tales, los ángeles que detienen los vientos liberarán las fuerzas destructivas de las plagas finales (Apocalipsis 16). Entonces los malvados experimentarán la fuerza, la severidad y la universalidad completas de los desastres finales que caerán sobre la tierra. Como declaró Pedro: “sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2 Pedro 2: 9). Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 262-264 Hace algún tiempo, en los inicios de mi experiencia cristiana sentía temor cuando alguien hablaba de las terribles penurias por las que atravesará el mundo en los momentos inmediatamente anteriores al regreso del Salvador. Versículos como los que vienen a continuación no hacían sino incrementar el temor, no solamente a la pérdida eterna, sino a los padecimientos aún de los santos durante esos duros momentos. No entendía el concepto de la ira de Dios, como la manifestación de su justicia pospuesta por su casi infinita
  • 14. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 14 de 51 misericordia. Tampoco comprendía que un Dios justo deberá, a su pesar, poner fin a la maldad de este mundo y rescatar a los suyos. Por otro lado, pensaba a veces en aquellos, como los labradores de la hora undécima, que serían premiados de la misma manera de los que se habían agotado con la labor del mediodía para llamar a otros al arrepentimiento. Hoy lo entiendo mejor y pienso que todos debemos proveer medios para que otros escuchen o lean la verdad y estén preparados para aceptar el mensaje de salvación cuando la puerta de la gracia está a punto de cerrarse. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: tú, hijo de hombre, así ha dicho Jehová el Señor a la tierra de Israel: el fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra. Ahora será el fin sobre ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y pondré sobre ti todas tus abominaciones. Y mi ojo no te perdonará, ni tendré misericordia; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti estarán tus abominaciones; y sabréis que yo soy Jehová. Ezequiel 7: 1-4 ¿Cuándo es la experiencia del ladrón en la noche para los adventistas? Seguramente, muchos de nosotros tenemos el bosquejo de los últimos acontecimientos bien memorizados. Sabemos que la promulgación de la ley dominical inicia el tiempo de angustia previo, que está cerca el fin del tiempo de gracia, el cual a su vez dará inicio al gran tiempo de angustia. La angustia de Jacob es parte del segundo período, que empieza con el decreto de muerte y avanza hasta el derramamiento de la sexta plaga. Entonces viene el Armagedón y la segunda venida. ¿Cómo podría ser ésta una sorpresa para los adventistas que conocen bien el bosquejo? El hecho real es el siguiente: para ellos la experiencia del ladrón en la noche es el acontecimiento más próximo. No hay evento que lo preceda. Estar sin la preparación adecuada para el sellamiento durante la lluvia tardía es el ladrón en la noche para los adventistas. Es después de este sellamiento que los que lo recibieron serán llenados con poder para proclamar la invitación final: “salid de ella, pueblo mío” (Apocalipsis 18: 4). Entonces “será admitido un gran número de los que en los últimos días oirán la verdad por primera vez”. Ellen G. White, Eventos de los últimos días, 186. “Esto no es justo”, puede reclamar un objetante. “¿Por qué ellos todavía tienen una oportunidad de ser sellados cuando una gran mayoría de adventistas ha perdido la suya?” “Es simple”, viene la réplica: “ellos tendrían que haber estado listos mucho tiempo antes, precisamente como observadores del sábado. La única diferencia es que estos otros no conocían el sábado. Toma tiempo crecer en una buena relación personal con Cristo. Toma mucho menos tiempo afirmarse en una nueva verdad”. Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 87, 88 El título del acápite habla de una doble visión del sellamiento. La visión complementaria se encuentra en Ezequiel 9, y es también muy impresionante, tal vez más que la anterior. En ella se relata la llegada a Jerusalem de un grupo de “verdugos de la ciudad” “y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir”. Pero antes que los verdugos actúen, entre ellos (no estoy seguro si es un séptimo varón o uno de los seis, pero esto no parece tener mucha importancia) hay “un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano” al que se le da la orden de poner “una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella”. Hay en esta visión algunos conceptos complementarios a lo que hemos mencionados hasta ahora. Uno de ellos es que la ciudad visitada es Jerusalem, la ciudad símbolo del pueblo de Dios. Lo otro es que la señal se coloca sobre aquellos que sufren por las cosas que ocurren y levantan su voz para condenarlas. Ellen G. White dice que los “que no sienten pesar por su propia decadencia espiritual ni lloran por los pecados ajenos, quedarán sin el sello de Dios”. Remarca también que no “todos los que profesan observar el sábado serán sellados. Aun entre los que enseñan la verdad a otros [temo estar entre ellos] hay muchos que no recibirán el sello de Dios en sus frentes“. Tal vez nos hemos acostumbrado a convivir con el pecado y no mostramos pesar por su existencia, ni lo condenamos con la voz y con la pluma. Muchas veces como iglesia mantenemos silencio sobre la creciente inmoralidad mientras se destruyen los principios cristianos,
  • 15. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 15 de 51 por ejemplo, cuando otros grupos religiosos salen a defender la vida frente al aborto (los católicos no llevan ventaja en esto) o la eutanasia, o el matrimonio heterosexual frente a la corrupción galopante de la homosexualidad y sus demandas cada vez más agresivas, por ejemplo en la sexualización de la educación de los niños (aquí también los católicos están por delante). Parecemos, como organización, indiferentes frente a todo esto. Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir. Y he aquí que seis varones venían del camino de la puerta de arriba que mira hacia el norte, y cada uno traía en su mano su instrumento para destruir. Y entre ellos había un varón vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano; y entrados, se pararon junto al altar de bronce. Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Ezequiel 9: 1-4 Nótese esto con cuidado: Los que reciban la marca pura de la verdad desarrollada en ellos por el poder del Espíritu Santo y representada por el sello del hombre vestido de lino, son los que “gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen” en la iglesia. Los que no sienten pesar por su propia decadencia espiritual ni lloran por los pecados ajenos, quedarán sin el sello de Dios... No todos los que profesan observar el sábado serán sellados. Aun entre los que enseñan la verdad a otros hay muchos que no recibirán el sello de Dios en sus frentes. Tuvieron la luz de la verdad, conocieron la voluntad de su Maestro, comprendieron todo punto de nuestra fe, pero no hicieron las obras correspondientes. Los que conocieron tan bien la profecía y los tesoros de la sabiduría divina, debieran haber actuado de acuerdo con su fe... Ninguno de nosotros recibirá jamás el sello de Dios mientras nuestros caracteres tengan una mancha. Nos toca a nosotros remediar los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma de toda contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como cayó la lluvia temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés... Los que se unen con el mundo reciben su molde y se preparan para la marca de la bestia. Los que desconfían de sí mismos, se humillan delante de Dios y purifican sus almas obedeciendo a la verdad, son los que reciben el molde celestial y se preparan para tener el sello de Dios en sus frentes. Cuando se promulgue el decreto y se estampe el sello, su carácter permanecerá puro y sin mancha para la eternidad. Ahora es el momento de prepararse. El sello de Dios no será puesto nunca en la frente de un hombre o una mujer que sean impuros. Nunca será puesto sobre la frente de seres humanos ambiciosos y amadores del mundo. Nunca será puesto sobre la frente de hombres y mujeres de corazón falso o engañoso. Todos los que reciban el sello deberán estar sin mancha delante de Dios y ser candidatos para el cielo. Ellen G. White, Maranata, el Señor viene, 238 Note que en la cita siguiente la Sierva del Señor utiliza la visión del libro de Ezequiel para asociarla al sellamiento al mencionar que el “ángel con tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos”. En esta misma cita ella advierte “que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando que el tiempo del “refrigerio” y la “lluvia tardía” los preparasen para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia!” …Prepárese y ayude a otros a estar listos para cuando el momento llegue. Espero estar haciendo lo propio. El tiempo del sellamiento es muy corto y pronto terminará. Ahora, mientras los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que debemos asegurar nuestra vocación y elección... Se me señaló la época en que terminaría el mensaje del tercer ángel. El poder de Dios había asistido a sus hijos, quienes después de cumplir su obra estaban preparados para sobrellevar la hora de prueba que les aguardaba. Habían recibido la lluvia tardía o refrigerio de la presencia del Señor y se había reavivado el viviente testimonio. Por todas partes había cundido la postrera gran amonestación, agitando y enfureciendo a los moradores de la tierra que no habían querido recibir el mensaje. Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando
  • 16. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 16 de 51 sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz: “consumado es”... Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando que el tiempo del “refrigerio” y la “lluvia tardía” los preparasen para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia!... [Cuando Jesús salga del santuario] los santos y justos seguirán siendo santos y justos, porque todos sus pecados habrán quedado borrados, y ellos recibirán el sello del Dios vivo; pero quienes sean injustos e impuros, seguirán siendo también injustos e impuros, porque ya no habrá en el santuario sacerdote que ofrezca ante el trono del Padre las oraciones, los sacrificios y las confesiones de ellos. Por lo tanto, lo que deba hacerse para salvar almas de la inminente tormenta de ira, ha de ser hecho antes de que Jesús salga del lugar santísimo del santuario celestial. Ellen G. White, Maranata, el Señor viene, 240 Me gusta el enfoque que Gulley le da en la cita siguiente al asunto de la preparación individual para el tiempo final, pues sostiene que esta “preparación debe preceder a la promulgación de las leyes dominicales. Esto significa que ya debemos estar preparados ahora mismo. Significa también que los hijos de Dios deben estar afirmándose en la verdad tanto intelectual como espiritualmente. Es sólo después de un proceso en el cual el Espíritu Santo los está guiando a una relación más profunda con Cristo y a un compromiso más decidido con su verdad, que los pondrá en condiciones favorables para recibir el sello del Espíritu Santo”. La cita del Espíritu de Profecía al inicio de estos párrafos siguientes confirma lo que venimos afirmando sobre el sellamiento, pero no olvide que hay que estar preparado para recibir el sello de Dios en la frente. El sellamiento es la única manera de capacitar a los santos para afrontar exitosamente los días finales. Es su pasaporte para entrar en el reino de los cielos. Sin él, no pueden sostenerse y ser salvos. ¿Qué es el sellamiento? Dios dice mediante su sierva: “no se trata de un sello o marca que se pueda ver, sino un afianzamiento en la verdad, tanto intelectual como espiritualmente, de modo que los sellados son inconmovibles”. Ellen G. White, Eventos de los últimos días, 223 Esta es la razón por la cual podemos afirmar enfáticamente que conocer la verdad no es suficiente. El corazón es una parte vital en el sellamiento. ¿Cuándo ocurre esto? El pueblo de Dios debe ser sellado antes de afrontar la prueba de la ley dominical, o serán fácilmente movidos o removidos. La preparación debe preceder a la promulgación de las leyes dominicales. Esto significa que ya debemos estar preparados ahora mismo. Significa también que los hijos de Dios deben estar afirmándose en la verdad tanto intelectual como espiritualmente. Es sólo después de un proceso en el cual el Espíritu Santo los está guiando a una relación más profunda con Cristo y a un compromiso más decidido con su verdad, que los pondrá en condiciones favorables para recibir el sello del Espíritu Santo. El sellamiento es el respaldo final del Espíritu de Dios. Tendrá un efecto completo sobre los seguidores de Cristo. ¿Has plantado alguna vez un poste en el suelo? Recuerda cómo la mezcla de concreto es dócil cuando está húmeda, y cómo puedes cambiar fácilmente la posición del poste. Pero después de pocas horas, cuando la mezcla se ha endurecido, el poste clavado queda inamovible. Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 85, 86 El sellamiento además demuestra que somos la propiedad de Dios, si recibimos el sello “somos posesión adquirida de Cristo, y nadie nos podrá arrancar de sus manos”. Los candidatos para el sellamiento están dispuestos a morir por Cristo. Habrá algunos mártires en el tiempo del fin. Pero hay otro aspecto en este asunto. Se menciona el sellamiento en Apocalipsis en conexión con los 144 mil (Apocalipsis. 7: 1-4). Estos son los que viven durante los eventos finales y son trasladados (14: 1-4). Dice la palabra inspirada: “el sellamiento es una señal de Dios de perfecta seguridad a sus escogidos (Éxodo 31: 13-17). El sellamiento indica que eres escogido de Dios. Él se ha apropiado de ti para sí mismo. Como sellado de Dios, nosotros somos posesión adquirida de Cristo, y nadie nos podrá arrancar de sus manos”. Ellen G. White, Manuscript Releases, Tomo 15, 225. Norman R. Gulley, Cristo, Nuestro refugio en los acontecimientos finales, 88 Por favor ponga atención a las citas del Espíritu de Profecía que vienen a continuación y que resumen muy apropiadamente el significado y la importancia del sellamiento en el tiempo del fin, incluyendo su vinculación con las etapas finales del zarandeo. “Tan pronto como los hijos de Dios son sellados en la frente -no es un sello o marca que pueda ser visto, sino un establecimiento [de las personas] en la verdad, tanto intelectual como espiritualmente, de manera que no puedan ser movidas- tan pronto como los hijos de Dios sean
  • 17. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 17 de 51 sellados y preparados para el zarandeo, éste vendrá. En realidad, ya ha comenzado; los juicios de Dios están ahora sobre la tierra, para darnos la advertencia, para que sepamos lo que está por venir” (Ellen G. White, Mensajes Selectos, Tomo 1, 173). “Mientras que una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes del mundo, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber escogido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios” (Ellen G. White, El Conflicto de los Siglos, 663). “Se me señaló la época en que terminará el mensaje del tercer angel. El poder de Dios había asistido a sus hijos, quienes después de cumplir su obra estaban preparados para sobrellevar la hora de prueba que les aguardaba. Habían recibido la lluvia tardía o refrigerio de la presencia del Señor y se había reavivado el viviente testimonio. Por todas partes había cundido la postrera gran amonestación, agitando y enfureciendo a los moradores de la tierra que no habían querido recibir el mensaje. Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesus que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el arca de los Diez Mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz: ‘consumado es’” (Ellen G. White, Primeros Escritos, 279). “Mientras Satanás estaba insistiendo en sus acusaciones y tratando de destruir esta hueste, los ángeles santos, invisibles, iban de un lado a otro poniendo sobre ellos el sello del Dios viviente. Ellos han de estar sobre el monte de Sion con el Cordero, teniendo el nombre del Padre escrito en sus frentes” (Ellen G. White, Joyas de los Testimonios, Tomo 2, 179). “Este sellamiento de los siervos de Dios es el mismo que se le mostró a Ezequiel en visión. Juan también fue un testigo de esta terrible revelación. El vio el mar y las ondas rugiendo, y los corazones de los hombres desvaneciendo de temor. Observé la tierra moviéndose, las montañas transportadas al medio del mar (lo cual literalmente está ocurriendo), el agua rugiendo agitada, y las montañas sacudiéndose por su hinchazón. Vio las plagas, las pestilencias, el hambre y la muerte realizando su terrible misión” (Ellen G. White, Testimonios para los Ministros, 458). “Al ángel poderoso se lo ve ascendiendo desde el este (o nacimiento del sol). El más poderoso de los ángeles tiene en su mano el sello del Dios vivo, o de Aquel que es el único que puede dar vida, que puede colocar sobre las frentes la señal o inscripción, a aquellos a quienes se les concederá la Inmortalidad, la vida eterna” (Ellen G. White, Testimonios para los Ministros, 452). “EI Señor está haciendo su obra. Todo el cielo esta conmovido. El Juez de toda la tierra ha de levantarse pronto para vindicar su autoridad insultada. La señal de la liberación será puesta sobre los que guardan los mandamientos de Dios, reverencian su ley y rechazan la marca de la bestia y su imagen” (Ellen G. White, Joyas de los Testimonios, Tomo 2, 151). “En este tiempo de sellamiento Satanás está valiéndose de todo artificio para desviar de la verdad presente el pensamiento del pueblo de Dios y para hacerlo vacilar. Vi una cubierta que Dios extendía sobre su pueblo para protegerlo en tiempo de aflicción; y toda alma que se hubiese decidido por la verdad y fuese de corazón puro había de ser cobijada por la cubierta del Todopoderoso” (Ellen G. White, Primeros Escritos, 43). Fernando Chaij, Preparación para la crisis final, 45, 46 6.3. Los 144.000 Comentaba líneas arriba que este grupo de los 144.000 ha generado mucho interés entre los cristianos en general, y en los adventistas en particular. Alguna denominación eclesiástica ya tiene registrado una parte de los supuestos 144.000 en sus registros y se van acabando las “opciones” de incluirse entre los espacios restantes. Son varios aspectos que deben comprenderse acerca de los 144.000, pero el enfoque central debe estar no en quiénes son, sino en qué características poseen. Lo primero es señalar que evidentemente se trata de un número simbólico y debe interesarnos qué símbolos se incluyen en la lógica de este número. La antigua idea básica del sellamiento era indicar propiedad. Cuando algo estaba sellado, como un documento, era para su ratificación o para la protección de su contenido… Este sellamiento de personas en el Nuevo Testamento denota identificación de quienes son pueblo fiel a Dios. El sellamiento es algo que sucede cuando una persona va a Cristo. Estar sellado con el sello del Espíritu Santo es la señal de un cristiano genuino que pertenece a Dios y la señal de certeza de la salvación. “En él también vosotros”, explica Pablo, “habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de
  • 18. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 18 de 51 su gloria” (Efesios 1: 13, 14; cf. 2 Corintios 1: 21, 22). “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4: 30). Los cristianos genuinos son aquellos a quienes Dios reconoce como su propio pueblo. Esto es claro en Pablo: “pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2: 19). Así se llama al pueblo fiel del Apocalipsis, los “sellados” (9: 4; 14: 1; 22: 4) porque pertenecen a Dios como su posesión. El sello de Dios consiste en el nombre de Dios escrito sobre las frentes: “después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sión, y con él 144.000, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente” (Apocalipsis 14: 1). “Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes” (Apocalipsis 22: 4; cf. 3: 12). Jon Paulien nota: “Apocalipsis 7: 1-3 no limita explícitamente el sellamiento del tiempo del fin; meramente se concentra en la importancia de la obra del sellamiento en el marco del tiempo del fin”. Apocalipsis 9: 4 claramente confirma esta suposición. En el tiempo de la crisis final de la historia de este mundo, el sellamiento tendrá un significado adicional como una señal de protección, así como en la visión de Ezequiel los que fueron marcados fueron protegidos durante los juicios que cayeron sobre Jerusalén (9: 1-7). El siguiente texto de los Rollos del Mar Muerto indica que algunos grupos judaicos previeron la repetición escatológica de la visión de Ezequiel: “pero todo el resto será entregado a la espada cuando el Mesías de Aarón y de Israel venga, así como sucedió durante el tiempo del primer castigo, como dijo Ezequiel: ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y claman (Ezequiel 9: 4), pero al resto les fue dado la espada que se desquita por las violaciones del pacto. Y tal es el veredicto sobre todos los miembros del pacto que no se sostienen firmes de estas leyes; ellos son condenados a la destrucción por Belial”. El sellamiento escatológico, como señal de protección, es paralelo también a la marca en “la puerta de la casa con la sangre del cordero pascual designada para proteger a los israelitas de las plagas del Éxodo, que iniciaron la liberación de Israel” (Éxodo 12: 21-23). Es la ratificación final del pueblo de Dios de ser fieles a él en la crisis final. Estando sellado, el pueblo de Dios está bajo la protección especial del Espíritu Santo de las fuerzas destructivas de las siete últimas plagas. Esto es exactamente lo que Jesús quería decir cuando prometió proteger a los creyentes de Filadelfia “de la hora de la prueba que está por venir sobre los que moran en la tierra” (Apocalipsis 3: 10). Mientras en el Apocalipsis el fiel pueblo de Dios es sellado (Apocalipsis 9: 4; 14: 1; 22: 4), se describe a los que se oponen a Dios y al evangelio como marcados con el nombre de la bestia. Como tales, ellos son propiedad de la bestia (13: 16–17; 14: 9; 16: 2; 19: 20; 20: 4). Mientras el sello de Dios consiste en el nombre de Dios sobre las frentes, la marca de la bestia consiste en el nombre de la bestia sobre la frente o en la mano (Apocalipsis 13: 17). “La recepción de la marca de la bestia y el sello de Dios, que consiste en los nombres de la bestia o de Dios, denota conformidad con el carácter de Satanás o de Dios. En el conflicto final todos tendrán la imagen de lo demoníaco o de lo divino”… Y oí el número. Esta frase aparece aquí y en 9: 16. Mientras aquí Juan conoce el número del pueblo sellado de Dios, en 9: 16 se dice que los adversarios de Dios son doscientos millones. Ambos números deben, por supuesto, tomarse como simbólicos. Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 259, 260 No se necesita ser un experto en matemáticas (una de mis pasiones) para entender que el número 144.000 es 12*12*1.000. Siendo doce el número asociado a la iglesia. Recuerde que fueron 12 las tribus de Israel, la iglesia del desierto, y 12 los apóstoles elegidos por Jesús. Recuerde que el pectoral del sumo sacerdote tenía 12 piedras (representando a las doce tribus de Israel) y que luego de la resurrección de
  • 19. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 19 de 51 Jesús hubo que nombrar un duodécimo apóstol (para reemplazar a Judas) para que Jesús ya restituido a su condición divina pudiera iniciar su obra como Sumo Sacerdote del Santuario Celestial. Recuerde también que la mujer pura que representa a la iglesia verdadera de los primeros versículos de Apocalipsis 12 tiene 12 estrellas sobre su cabeza. También son doce las puertas y doce los cimientos de la Nueva Jerusalem, que será habitada por los redimidos por la eternidad. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. Apocalipsis 7: 4 Este número está compuesto por doce multiplicado por doce y luego multiplicado por mil. Doce es el número de las tribus de Israel; también es el número de la iglesia construida sobre el fundamento de los doce apóstoles (cf. Efesios 2: 20). En la Nueva Jerusalén, las doce puertas reciben el nombre de las doce tribus de Israel, y sus doce fundamentos tienen los nombres de los doce apóstoles, representando así al Israel del Antiguo y del Nuevo Testamento. Así 144 (12x12) representa la totalidad de Israel, es decir, la totalidad del pueblo de Dios tanto de los tiempos del Antiguo como del Nuevo Testamentos. El número 1.000 (hebreo: ‘elef) puede tener diferentes significados en el Antiguo Testamento. Puede ser un número literal de exactamente 1.000. Pero también puede denotar una subdivisión tribal (Números 31: 5; Josué 22: 14, 21; 1 Samuel 10: 19; 23: 23; Miqueas 5: 2) o una unidad militar de unos 1.000 soldados. Israel como nación estaba administrativamente organizado en unidades tribales. En tiempos de guerra, sin embargo, su ejército se organizaba en unidades militares de 1.000 con sus subunidades (Números 1: 16; 10: 4; 31: 4-6; 1 Samuel 8: 12; 18: 13; cf. Éxodo 18: 21, 25; 1 Samuel 22: 7). Mil era así la unidad militar básica en el antiguo Israel. La frase “millares de Israel” se usa como un sinónimo para el ejército de Israel y tiene la misma connotación como “los batallones de Israel”. Los 144.000 sellados está compuesto por 144 unidades militares, doce de cada tribu, significando una totalidad de Israel con sus doce tribus. Juan usa estas imágenes de batalla para pintar la “iglesia en su aspecto de lucha terrenal, la iglesia militante”. Siendo que 144.000 están a punto de pasar por la gran tribulación, es natural y muy apropiado comprender a los santos sellados del capítulo 7 en términos de un ejército militar organizado en unidades que siguen el modelo del antiguo sistema militar de Israel. Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 260 Evidentemente se trata de un número que simboliza al Israel espiritual de Dios, cosa que se comprueba unos versículos más adelante en este mismo capítulo cuando se habla de “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas” que representa a los salvados, pues se dice de ellos “que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: la salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Es también evidente que esta es una imagen posterior al retorno de Jesús y, por lo tanto, se muestra como la consecuencia del sellamiento. Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: la salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Apocalipsis 7: 9, 10 El relato vuelve a la escena del trono de Dios, para completar el ciclo. A los grupos presentes se agrega "una gran multitud" que nadie podía contar. Provienen de todas las naciones de la tierra y están vestidos con ropas blancas. El tema del himno que cantan es la salvación. La salvación procede de Dios y del Cordero. También están los ángeles, los veinticuatro ancianos o representantes de los mundos no caídos, los cuatro seres vivientes o querubines. Y todos responden al canto de la multitud, diciendo: amén. El poder pertenece a Dios y a él vuelve. No era de los gobiernos. Dios les había confiado su administración, como poder político y económico, para que nada le faltara a nadie, pero ellos se mezclaron con la iglesia en un extraño concubinato de poderes que les impidió el cumplimiento de sus respectivas misiones. La de la iglesia, sin embargo, no quedó enteramente descuidada. La cumplió un grupo de fieles a través de la historia, y en el último tiempo, el remanente. Uno de los ancianos, acerca de la multitud, pregunta: ¿quiénes son, y de dónde han venido? Y se le respondió: han salido de la grande tribulación y han emblanquecido sus ropas en la sangre del Cordero y le sirven de día y de noche. Además los protegerá Dios, que está en el trono, y el Cordero para que no sufran nada de lo que han sufrido anteriormente. Ya no habrá poder del
  • 20. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 20 de 51 Estado maquinando contra ellos, sólo el poder de Cristo para pastorearlos y guiarlos con toda seguridad y felicidad. El remanente triunfará porque ha estado siempre con el Cordero y con él estará por donde quiera que él fuere, porque le pertenece. Esta conclusión del sellamiento es un canto de victoria que da consuelo y seguridad al remanente en su conflicto final. Puede entender lo que los fieles tuvieron que sufrir por causa de la acción opositora de la apostasía y por causa de la opresión del Estado. Y puede comprender lo que les ocurre a sus miembros, en las persecuciones y opresiones del fin. En toda experiencia negativa sabe que si conserva su identidad permanecerá con el que está sentado en el trono, único dueño de todo el poder y verdadero gobernante de las naciones. Mario Veloso, Apocalipsis y el Fin del Mundo, 129, 130 Aunque algunos pretenden diferenciar a los 144.000 de la gran multitud es posible asegurar que se trata de los salvados en general y no de un grupo con privilegios como algunas denominaciones suponen. Evidentemente no todos los salvados han atravesado por la gran tribulación final y esta parece ser la única diferencia que podría ser argüida. Sin embargo, para ambos grupos se menciona que han pasado por la gran tribulación, por lo que parece que es más un asunto de tiempo lo que define las tribulaciones. Note lo que señala Hoeksema a este respecto. Y miré, y he aquí, una gran multitud que ninguno podía contar. Visto superficialmente, este grupo es diferente de los 144.000 mencionados anteriormente. Aunque el primer grupo estaba numerado y consistía en las doce tribus simbólicas de Israel, del segundo se dice que nadie podía contar la multitud, y son los redimidos de “cada nación y tribu y pueblo y lengua”. Sin embargo, la evidencia sugiere que los 144.000 y la gran multitud son uno y el mismo grupo. Este concepto está basado en el hecho de que Juan usa una técnica literaria especial que entra en juego aquí. Según esta técnica literaria, lo que Juan primero oye en la visión y lo que posteriormente ve es en realidad una y la misma cosa [una figura literaria muy usada en la Biblia]. Lo que ve es realmente la explicación adicional de lo que oyó antes. Por ejemplo, en el prólogo del libro, Juan “oye una voz fuerte como de una trompeta” detrás de él (1: 10); cuando se da vuelta, no ve una trompeta sino a Jesús caminando en medio de los siete candeleros (1: 12, 13). En el capítulo 5, él oye que el León de la tribu de Judá ha vencido; cuando se da vuelta para ver al león, ve el Cordero como que había sido inmolado (5: 5, 6). Más tarde, en el capítulo 17, oye de “la gran prostituta sentada sobre muchas aguas”; lo que más tarde ve es “una mujer sentada sobre una bestia escarlata” cuyo nombre es Babilonia (17: 1-5). En la última visión, Juan primero oye de “la novia, la esposa del Cordero”, pero realmente ve “la santa ciudad de Jerusalén” en su gloria, simbolizada por piedras preciosas (21: 9-12). Esta técnica literaria es la clave para comprender estos dos grupos del pueblo de Dios en el capítulo 7. Juan primero oye el número de 144.000 como el pueblo de Dios en orden de batalla y sellado sobre la tierra. Luego, en 7: 9-14, cuando ve este mismo grupo, le parecen a él, en realidad, como una gran multitud que ninguno puede contar. Estamos de acuerdo con esos eruditos que concluyen con razón, que los 144.000 y la gran multitud son el mismo grupo del pueblo de Dios en sus diferentes roles y circunstancias. Herman Hoeksema explicó que la multitud incontable y los 144.000 no son clases diferentes de personas, sino básicamente la misma. Esto se ve, en primer lugar, por el hecho de que la gran tribulación es una de las ideas principales en ambos pasajes, el que habla de los 144.000 y el que ahora estamos analizando. En realidad, ambos pasajes encuentran su razón, la razón por la que son revelados, en la venida de la gran tribulación sobre la iglesia. El propósito de ambos pasajes evidentemente es revelar a la iglesia su posición precaria en el mundo, y no obstante, su seguridad con respecto a la gran tribulación. La única diferencia es que los 144.000 todavía afrontan la tribulación, mientras la multitud innumerable ya pasó por ella. Es muy evidente que es la misma multitud: la una presentada en medio de la gran tribulación, o más bien, como a punto de pasar por ella, y la otra presentada como que ya la ha experimentado y la ha vencido. Por lo tanto, es la misma multitud, solo que en diferentes
  • 21. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 21 de 51 estados, en diferentes momentos, y por lo tanto desde diferentes puntos de vista. En la primera parte ellos están sobre la tierra; en la segunda parte están ya en la gloria, en la nueva economía del reino que está completado. En la primera están en la tribulación; en la segunda ya han pasado por esa tribulación. Con palmas en sus manos. Las hojas de palma son un símbolo de triunfo y victoria. Cuando, bajo la conducción de los Macabeos, Jerusalén fue liberada de la opresión religiosa de Antíoco Epífanes, la gente celebró la victoria con hojas de palma y arpas y salmos. En ocasión de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, la multitud lo saludó haciendo ondear palmas (Juan 12: 13) Aquí, en Apocalipsis 7, los redimidos se presentan como celebrando la victoria al agitar hojas de palmas. La gran tribulación. Esta frase se usa primero en Daniel 12: 1: “y será tiempo de angustia [en el Antiguo Testamento griego, “tribulación”], cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”. Probablemente el mismo tiempo de crisis del cual Cristo prometió preservar a los creyentes de Filadelfia: “por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que está por venir sobre los que moran en la tierra” (Apocalipsis 3: 10). Esta hora de prueba o de gran tribulación se describe en detalle en Apocalipsis 13: 11-17, y en los capítulos 15- 18. Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 267, 268 Un aspecto que no pasa desapercibido al ver la lista de las tribus consideradas entre los 144.000 es la ausencia de Dan y Efraín, mientras que aparecen Leví y José en una lista que no tiene precedentes bíblicos como veremos luego. Evidentemente hay un mensaje allí para todos nosotros pues Dios hace diferencia entre sus hijos fieles y los que no lo son. Trataremos los detalles de esta lista un poco más adelante. También es bueno enfocarse en que la referencia a las tribus de Israel no responde a un concepto histórico sino espiritual, pues 10 de las tribus fueron dispersadas a raíz de la caída de Samaria en el 722 AC, por lo tanto ya no existían como tales cuando Juan escribía el Apocalipsis. Es lógico entonces suponer que se trata más del Israel espiritual que del de la carne. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: señor, tú lo sabes. Y él me dijo: estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Apocalipsis 7: 13, 14 Tanto el número como Israel deben entenderse simbólicamente con referencia a la iglesia como el verdadero Israel de Dios. En el Nuevo Testamento, los seguidores de Cristo constituyen el nuevo Israel como pueblo de Dios. Por ejemplo, cuando Santiago envía saludos a “las doce tribus que están en la dispersión” (Santiago 1: 1), él pensaba en la iglesia. Pablo llamó a los cristianos en Galacia el “Israel de Dios” (Gálatas 6: 16), quienes son la simiente de Abrahán y los herederos de las promesas de Dios (Gálatas 3: 29). En otro lugar, él explica que “no todos los que descienden de Israel son israelitas” (Romanos 9: 6-8). Esto concuerda con las palabras de Jesús que hizo claro que los doce apóstoles han remplazado las doce tribus de Israel (Mateo 19: 28). Al describir el pueblo de Dios del tiempo del fin en términos del Israel del Antiguo Testamento, Juan estaba en armonía con el concepto general del Nuevo Testamento de acuerdo con el cual los seguidores de Jesucristo son el verdadero Israel de Dios, los que reciben todos los privilegios y las promesas que anteriormente se habían dado al antiguo Israel de Dios. La descripción simbólica de que los santos sellados son 144.000 -12.000 de cada tribu- es especialmente importante para la identificación correcta de este grupo así como la del grupo que más adelante se menciona como la gran multitud (7: 9). El contexto muestra que los 144.000 deben ser tomados como un número simbólico en vez de un número literal. El número aquí “no denota una limitación numérica de los que son sellados”, sino más bien su “perfección final”. El pueblo sellado de Dios está ahora en el umbral de la gran tribulación que ha de venir sobre los habitantes de la tierra (Apocalipsis 3: 10). Están por entrar en la mayor de las batallas de la historia de este planeta. Es bastante apropiado esperar que Juan los describa como el gran ejército de Jesucristo organizado en unidades militares según el modelo del antiguo ejército de Israel en tiempos de guerra (cf. Números 1: 16; 31: 3-7). Cada tribu aquí tiene doce unidades militares que consisten en 1.000 soldados, un total de 144 unidades. Los 144.000 santos sellados están representados aquí como un ejército organizado bajo la conducción de Jesucristo. Su número representa la totalidad de Israel lista para entrar en la batalla del gran día de Dios Todopoderoso contra Satanás y su ejército. Más tarde en la visión, Juan ve otro ejército, el adversario de Dios y enemigo de su pueblo, que está listo para la batalla, y oye su número que es doscientos millones (9: 16). El número 144.000 designa simbólicamente a los verdaderos y
  • 22. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 22 de 51 fieles seguidores de Jesucristo del tiempo del fin como el Israel de Dios. Las tribus de Dan y Efraín están excluidos de la lista. En el Antiguo Testamento, ambas tribus están descritas como apóstatas. Esto sugiere que la infidelidad de estas dos tribus puede explicar su exclusión de la lista de las tribus del Israel escatológico. Los 144.000 son el verdadero Israel, puro y sin mancha (Apocalipsis 14: 1- 5). Ellos “han lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (7: 14). Más tarde se los describe como “los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios” (14: 4, 5). La infidelidad y apostasía demostrada por las tribus de Dan y Efraín no tienen lugar entre el pueblo fiel de Dios que ha de pasar por el tiempo de la gran tribulación. Están sellados y así protegidos por Dios. Solo el pueblo victorioso de Cristo, se sostendrá en pie aquel día en la presencia del trono de Dios (como el cumplimiento de la promesa dada en Apocalipsis 3: 21) y recibir su herencia eterna (Apocalipsis 7: 14-17). Los 144.000 son los santos del tiempo del fin, los representantes de todo el pueblo fiel de Dios a través de los siglos. La crisis final por la que han de pasar es simbólica de lo que el pueblo de Dios ha experimentado desde la muerte de Abel. Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo, Comentario del libro del Apocalipsis, 264-266 Un paralelo a Apocalipsis 7 aparece en el capítulo 14, donde se vuelve a mencionar a los 144.000 con el sello de Jesús pues se dice “que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente”. En esta oportunidad se muestra, como en los versículos finales del capítulo 7, una escena de triunfo, con los fieles que han superado ya las etapas finales de esta tierra, pues se señala que la “gran multitud aparece en ropas blancas y con palmas en sus manos. Tanto la ropa blanca como las palmas son señales de triunfo y victoria”. Los santos exultantes por el triunfo logrado en contra de las fuerzas de las tinieblas prorrumpen en un canto que suena “como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno” lo que da una idea de la dimensión de la gran multitud de los santos de todas las épocas. Barclay dice que el “grito de los fieles triunfantes atribuye la salvación a Dios. Es Dios quien los trajo a través de las pruebas y tribulaciones y angustias; y ahora comparten su gloria. Dios es el gran salvador, el gran libertador de su pueblo. Y la liberación que él da no es la liberación del escape sino la liberación de la conquista. No es una liberación que salva al hombre de los problemas sino una que los lleva en forma triunfante a través de los problemas”. Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios. Apocalipsis 14: 1-5 En la primera mitad del capítulo, Juan oyó el número de 144.000 como el pueblo sellado de Dios. Cuando se da vuelta para verlos, realmente ve a una gran multitud que ninguno podía contar. Superficialmente, la gran multitud y los 144.000 parecen ser dos grupos diferentes. Sin embargo, una mirada más cuidadosa sugiere que son uno y el mismo grupo del pueblo redimido de Dios en diferentes roles, circunstancias y períodos, y desde distintos puntos de vista. Hoeksema dice: “en la primera parte están sobre la tierra; en la segunda parte ya están en la gloria de la nueva economía del reino que está completada. En la primera están en la tribulación; en la segunda ya han pasado por ella. Ya no necesitan la protección del sellamiento divino”. Al ver la multitud, el revelador nota que son de cada nación y tribu y pueblo y lengua. Esto recuerda el “reino de sacerdotes” descrito antes como el pueblo de cada nación, tribu, pueblo y lengua (Apocalipsis 1: 6; 5: 9). Como ese título fue tomado del Antiguo Testamento y transferido a los seguidores de Cristo, así esta enumeración de las tribus es una descripción simbólica de los seguidores de Cristo. Aquí tenemos la terminación de los siervos de Dios mencionada en la escena de la apertura del quinto sello (6: 11). Podemos ver que los 144.000 parados en el umbral de lo que se conoce como “la gran tribulación” (7: 14) o “la hora de la prueba” (3: 10) están listos para librar la mayor guerra de la historia de la humanidad. Al abrir los siete sellos, Juan describe las pruebas y tribulaciones del pueblo fiel de Dios a través de la historia hasta el retorno de Cristo a esta tierra. La gran tribulación por la cual ha de pasar el pueblo de Dios del tiempo del fin es la culminación de las pruebas y tribulaciones que el pueblo de Dios ha soportado desde los días de Juan hasta el fin. Los 144.000 están, por lo tanto,
  • 23. El sellamiento Federico Salvador Wadsworth Página 23 de 51 presentados como el pueblo militante de Dios, el verdadero Israel dividido en doce tribus y organizado en unidades militares siguiendo el modelo del ejército de Israel del Antiguo Testamento. Están sellados con el propósito de ser protegidos de los justos juicios de Dios que están por caer sobre los malvados. La gran tribulación misma no es descrita en Apocalipsis 7 sino más tarde, en Apocalipsis 13: 11-17 y los capítulos 15-18. Juan está interesado aquí no en la tribulación misma, sino más bien en la pregunta planteada antes por los impíos: “el gran día de su ira ha llegado, y ¿quién es capaz de mantenerse en pie?” (Apocalipsis 6: 17). La respuesta a la pregunta es clara: la gran multitud que está delante del trono de Dios. Ellos y los 144.000 son el mismo grupo. Mientras que antes fue presentado como el grupo militar ante el umbral de la gran tribulación, listo para entablar combate, ahora se lo menciona como los que están saliendo de la gran tribulación (Apocalipsis 7: 14). La gran tribulación está detrás, y la batalla ha concluido. Por esto el pueblo fiel de Dios ya no está organizado en unidades militares, sino están presentados como una muchedumbre gozosa que vuelve de la batalla y celebra la victoria triunfal. La gran multitud aparece en ropas blancas y con palmas en sus manos. Tanto la ropa blanca como las palmas son señales de triunfo y victoria. Las ropas blancas nos recuerdan a los generales y soldados romanos vestidos de túnicas blancas celebrando sus triunfos después de una guerra exitosa. La escena también nos recuerda las hojas de palmeras que se usaban para la celebración y el gozo festivo de la victoria militar. Aquí tenemos el cumplimiento de la promesa dada a los vencedores en Sardis, que ellos andarían delante de Cristo vestidos con ropas blancas (3: 4, 5; cf. 3: 18). Se dice que la gran multitud ha lavado sus ropas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. (7: 14). Como la sangre del cordero pascual en la puerta de la casa protegió a los israelitas de las plagas del Éxodo, así la sangre del Cordero, Cristo mismo, proveyó la liberación del Israel escatológico (cf. Apocalipsis 22: 14). Su triunfo es un resultado de la gran victoria de Cristo lograda en la cruz. La gran promesa dada en Apocalipsis 3: 21 ha llegado ahora a su cumplimiento. Los vencedores de todas las épocas tienen su parte con Cristo en su trono. El grito de la muchedumbre redimida ante el trono revela que su triunfo no es el resultado de sus propios esfuerzos y logros: salvación a nuestro Dios sentado en el trono y al Cordero. La multitud redimida no dice nada acerca de sus propios logros. Es Dios quien los protegió y los preservó durante las horas de sus pruebas y angustias. Su victoria es, por lo tanto, el resultado de lo que Cristo ha hecho por ellos en vez de lo que ellos han logrado por sí mismos. William Barclay lo dice de la siguiente manera: El grito de los fieles triunfantes atribuye la salvación a Dios. Es Dios quien los trajo a través de las pruebas y tribulaciones y angustias; y ahora comparten su gloria. Dios es el gran salvador, el gran libertador de su pueblo. Y la liberación que él da no es la liberación del escape sino la liberación de la conquista. No es una liberación que salva al hombre de los problemas sino una que los lleva en forma triunfante a través de los problemas. No hace que la vida sea más fácil, sino la hace grandiosa. No es parte de la esperanza del cristiano buscar una vida en la que el hombre sea salvo de las dificultades y las angustias; la esperanza cristiana es que el hombre en Cristo pueda soportar cualquier clase de dificultades y angustia, y permanecer en pie a través de todas ellas, y salir en gloria al otro lado. En Apocalipsis 7: 10-12 tenemos una repetición del himno de Apocalipsis 5: 9-14. Su propósito puede ser mostrar que en Apocalipsis 7 tenemos el cumplimiento de la promesa dada en 3: 21. Por causa de su muerte en la cruz, Cristo ha “comprado para Dios” con su sangre gente “de cada tribu y lengua y pueblo y nación” y los ha hecho “un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y reinará sobre la tierra” (5: 9, 10). Los redimidos de Apocalipsis 7, “de cada nación y tribu y pueblo y lengua”, reconocen que su salvación no es su mérito sino un resultado de lo que Cristo ha hecho por ellos (7: 9, 10). La escena de Apocalipsis 7 se refiere a la experiencia del pueblo de Dios a través de la historia de la gran controversia entre el bien y el mal. Los 144.000 sellados y la gran multitud del pueblo de Dios vestidos de ropas blancas, habiendo pasado a través de la gran tribulación, se relacionan de una manera especial con los mártires bajo el altar en la escena de la apertura del