Humberto viajó con su sobrino Josué, quien sufría de depresión, a un lugar llamado Al revés donde todo estaba al revés para hacerlo sonreír. Al explorar este mundo, Humberto se sorprendió al ver varias cosas al revés mientras que Josué permaneció serio, hasta que vio un robot haciendo piruetas que lo hizo reír, logrando el objetivo de Humberto de levantarle el ánimo a su sobrino.