Este poema habla sobre aceptar el dolor y la pérdida como parte de la vida. Aconseja no culpar a Dios por el sufrimiento y aprender a vivir con las cicatrices que dejan las ausencias. Aunque a veces parezca que estamos condenados a sufrir, el poema dice que mientras unos lloran, otros ríen, porque el nacimiento y la muerte son parte natural del ciclo de la vida. Finalmente, invita a no intentar comprender lo incomprensible y a encontrar paz entregando lo mejor de uno mismo

1. No preguntes,
¿porqué la vida hiere?

2. No lo increpes a Dios por tu dolor,
recuerda que lo bueno siempre aceptas,
y no siempre le das gracias a Dios
Las ausencias dejan huellas muy profundas
son heridas que ya nunca cerrarán
deberás aprender a andar con ellas,
y si sabes entender, crecer te harán

3. A veces pensarás que estás marcado,
o que estás condenado a sufrir.
Que a los seres que tú quieres con el alma,
les llega pronto la hora de partir.
El día que naciste empezó un ciclo,
pero otro, en ese instante, terminó,
eso es la Vida y también la Muerte.
Mientras muchos reían, alguien lloró.

4. No permitas que tu alma dolorida,
se aleje de la fuente del amor,
de a poquito te irás recuperando,
si en tu alma habita siempre el Niño Dios
No intentes comprender
lo incomprensible
No trates de explicarte la razón,
vive,
entregando lo mejor que tengas,
y la Paz volverá a tu corazón!
Autor de texto: Mario César Marini
de “Poesías y algo más”_1ra. Edición
Bs. As. - El Escriba_2007

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