1. "España no tiene que Ir fuera de sos fronteras para buscar virtudes efvicas modernas: las tiene dentro de ella misma,
; e» Cataluña." (En ia Imagen, una vista de Las Ramblas, de Barcelona.)
CATALANIZAR ESPAÑA
N O se asusten. No se trata de abogar por
el dominio catalán sobre el resto de
los españoles; no se trata de sustituir
la hegemonía madrileña por la barcelonesa.
y hecho poco apta para Jas nuevas circuns-
tancias.
No recuerdo quién dijo que la única forma
de ftacer una nación moderna de España
últimos siglos al resto de España, y la gran
tragedla de ésta Da sido no seguir la direc-
ción que le marcaba, pero minea trató de
imponer, la que a fin de cuentas era su avan-
Además dudo que a los catalanes les Intere- era Henar ei país de suizos o Ingleses. ¡Y eso zadilla europea. ¿Ocurrirá otra vez algo pa-
sase. Los catalanes perdieron nace mucho teniendo al lado a los catalanes! (Qué ce- recido? ¿Se construirá la nueva democracia
tiempo sus ambiciones iiegemonistas —roas guera! (Qué desatino! Cataluña ha sido te española con la colaboración de tos poHHcos
o menos desde aquel episodio fulgurante de gran desconocida para ei resto de España; catatanes o seguirá ignorándoseles? Y cuando
tos almogávares, y desde entonces se nan •desde luego mas desconocida que Francia, hablo de políticos catalanes no me refiero
dedicado a su propio florecimiento en vez Katia, Inglaterra o la misma Alemania. Se a tos allí nacidos para pasar luego por filtro
•de malgastar energías en subyugar a tos de- conoce más la literatura rusa que la catalana, de Madrid: me refiero a tos catatanes cien
más. Tal vez porque fueron de los primeros y nuestro conocimiento de Cataluña está he- por cien; gentes que nos digan las cosas un
pueblos de Europa que comprendieron que cho a base de cuatro Jugares comunes, iodos poco bruscamente, sin rodeos; que nos trans-
imperialismo es contrario a -democracia. Hay ellos erróneos cuando no agraviantes. Sólo mitan su sentido coman, au instinto practico,
que temer muy pocas cosas de los catalanes, los que por azares.de la vida hemos tenido su conciencia de responsabilidad individual y
y la que menos, afanes de señorío. la suerte de que nuestras familias fueran a colectiva. Algo que estamos necesitando cada
Lo que aquí sugerimos es cosa muy dis- residir allí pudimos damos cuenta de tas vez más angustiosamente.
tinta y más profunda: que la catatanicidad enormes diferencias que hay entre lo que Cuando oigo decir a personas sensibles,
pase a ser parte operante del alma española, se oree en et resto de España que son los
hasta ahora fio fecundada por ella; que el catalanes y lo que son eñ realidad. España inteligentes, que Cataluña no puede sepa-
hecho catatán no se reduzca a aquella es- tío tiene que ir fuera de sus fronteras para rarse «porque ei Ejército «to lo permitirla»
quina, sino que influya en el resto de la na- buscar virtudes cívicas modernas: fas tiene siento como un puñetazo en plena cara.
ción no para aplastar lo que es genuino de dentro de ella misma, en Cataluña. Y no ¿Pero todavía estamos en ésas? ¿Todavía
cada tierra, sino para ensancharlo, poten- me* refiero soto a la laboriosidad, al sentido hay que tener sujeta a Cataluña? ¿Todavía
ciarlo y enriquecerlo, haciéndolo más apto organizador y da empresa, a la iniciativa. Me no hemos aprendido?
para la nueva situación que España inicia. refiero a algo más valioso y raro: a la mezcla No. Cataluña no puede separarse porque
Una de las mayores desgracias que ha de tradición y modernidad que hace a tos •a necesitamos hoy más que nunca, y hay
sufrido nuestro pafs es que lo que na venido países a la vez estables y dinámicos; al que decírselo cuanto antee, bien alto, sin
presentándose como «espíritu español» ape- espíritu de cooperación, sin e) que una na- rubores, sjn vergüenzas. Necesitamos no soto
nas está impregnado de catalanismo, cuando ción <no pasa de reino de taifas; a la obedien- su industria, su arte, su organización, su
deberla haber sido uno de sus ingredientes cia a la 4ey, sin la que no hay otra alternativa modernidad, sino también su espíritu, su ejem-
principales. Bien distinto nos hubiese ido, que la dictadura o la anarquía; af respeto plo, sus líderes, su «seny».
muchas desventuras nos hubiésemos ahorra- a la intimidad ajena, algo prácticamente des- Y espero que etta también nos necesite
do, <ts -haber ocurrido así. Pues pudo haber conocido en el resto de España, y que tai a nosotras para ser algo más que un rincón
tiempos en que para ser algo en el mundo vez sea ia cualidad mas preciosa del espíritu delicioso, cultivado y pintoresco en «I Me-
to mejor era saber descabezar moros, cruzar catalán. Todo silo lo necesita España hoy diterráneo, y proyectar continentalmente, a
cordHieras o conquistar imperios con una más que nunca, pues es con esos mimbres través de España, el espíritu catalán, que
docena de hombres: Pero esos tiempos han con tos que se teje 4a auténtica democracia. todavía tiene mucho que decir en, esa Euro-
pasado hace muctios siglos, y al empeñarnos Sin ellos de poco sirven Constituciones, par- pa por hacer.
en sujetar el alma española a tales caracte- tidos, urnas.
rísticas la hemos empequeñecido, mutilado Catatadla viene adelantándose durante los JOsé María CARRASCAL
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ABC (Madrid) - 03/02/1978, Página 11
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