La Casa de los Niños ha sustituido a la antigua Inclusa, acogiendo entre 90 y 100 niños de hasta 6 años de edad. El objetivo es desarrollar un enfoque pedagógico para resolver el problema de estos niños e integrarlos en familias mediante la adopción. Se ha creado un gabinete social para agilizar los procesos de adopción y evitar el abandono de niños. La Casa de los Niños ofrece un entorno alegre y estimulante para los niños mientras esperan ser adoptados.
ABC 21.02.1983 La Casa de los Niños sustituye a la antigua inclusa
1. ABC, pág.22- LOCAL — LUNES 21-2-83
La Casa de los Niños sustituye
a la antigua Inclusa
Casi cien pequeños esperan una nueva ley de adopciones
Madrid. Isabel Montejano
Todavía no se ha inaugurado oficialmente, y ya hay una chiqui-
llería alegre y confiada que enfila los pasillos embalados en los
triciclos y patines que ríen y miran al cielo limpio de Madrid o al
rumor de pájaros de los jardines. La triste historia de la Inclusa
ha terminado y ha comenzado la esperanza de la Casa de los
Niños, en la Ciudad Escolar de la Diputación madrileña. No se
trata tan sólo de un traslado, de un cambio de lugar. Es como si
una sutil metamorfosis se estuviese produciendo en el concepto
del abandono de los hijos, del inclusismo. «Todo esto —dice Ar-
senio Lope Huerta, presidente del Consejo de Administración de
los Centros Escolares Provinciales— lleva implícito el desarrollo
de una filosofía de tipo pedagógico, para resolver el problema de
estos niños, y en el planteamiento subyace un deseo de cambio
que es revolucionario, pero tan nuevo y acorde con los tiempos
actuales, que merece la pena que todos lo intentemos.»
Los pequeños habitantes de la
Casa de losvNiños son, dentro
de un número variable, determi-
nado por los ingresos y las adop-
ciones que se realicen, entre 90
y 100. La edad, desde nacidos
en el día a seis años. Antes, a
los tres se les trasladaba desde
el Instituto Provincial de Puericul-
tura a la Ciudad Escolar. El sis-
tema va a cambiar también en
esto. En la Casa estarán hasta
los seis años, y entonces pasa-
rán, los que no hayan sido adop-
tados, a los internados infantiles
para iniciar los ciclos escolares
normales.
—Se ha creado —nos dice
Lope Huertas— un Gabinete So-
cial, que dirige Elena Lobo. Está
asistida por psicólogo, pedagoga,
asistentes sociales, un abogado
en temas jurídicos relacionados
con las adopciones, varios edu-
cadores domiciliarios, que dan a
los pequeños la educación que
no reciben de sus padres, y 30
educadores con titulaciones
acordes con las exigencias de
una enseñanza a niños que ne-
cesitan un trato especial más
que otros; Además hay enferme-
ras, ayas y médicos.
Los sistemas de adop-
ción también cambian
Actualmente sólo se pueden
adoptar aquellos niños que están
considerados como legalmente
abandonados. Habría que modifi-
car la legislación vigente, ya que
si en el espacio de un mes se
produce alguna llamada telefó-
nica, carta o telegrama intere-
sándose los padres por «ese
niño», no hay abandono, y, por
tanto, ese pequeño no puede ir a
una familia. «La mejor Inclusa
—afirma Arsenio Lope Huerta—
es la que no existe. Hay que
reintegrar e insertar en las fami-
lias al mayor número posible de
niños.»
Existe una gran demanda de
familias que quieren adoptar
niños, en muchas ocasiones, in-
cluso teniéndolos propios. Pero
hay muy pocos niños en condi-
ciones de ser adoptados. Para
evitar las situaciones a veces
dramáticas de pequeños que son
devueltos por sus adoptantes,
por no adaptarse, se irá al sis-
tema de guarda y custodia. Los
niños pasarán temporadas largas
y cortas previas al pase definitivo
a la familia que se queda con
ellos, y esta aclimatación será
buena para el adoptado y para
los padres que le abran su casa,
evitando rupturas lamentables.
Desde el Gabinete Social se
hará un seguimiento de estos
casos, porque la responsabilidad
de la Diputación, en esto, no ter-
mina con la adopción, sino que
existe una responsabilidad moral
sobre cuál será su futuro.
Sol, luz, ruidos
y tropezones
La Casa de los Niños está en
la Ciudad Escolar, kilómetro 13
de la carretera Madrid-Colmenar
Viejo. Es decir, por las ventanas
entran raudales de luz, y en los
pasillos, a la hora de la comida o
la siesta, hay tropezones a
«gogó» entre ios improvisados
competidores. Para los trámites
de adopción, e incluso de aban-
dono (la palabra es dura, pero es
la que corresponde al hecho dra-
mático de dejar un hijo en la In-
clusa), se establecerá un servicio
en la Delegación de Educación,
Zurbano, 56, 1,° Sin embargo, el
depósito o abandono de los
niños tendrá que hacerse en la
Casa del Niño. Volvemos a insis-
tir sobre el mismo tema. Aban-
dono. ¿Por qué sirva madre aban-
dona a süitltíijo? ¿Qué
circunstancias IgHlévan a dejarlo
en manos extrañas, aunque
éstas se hallen rebosantes de
experiencia, ternura y sensibili-
dad? .
Hay cn'os entrañables. Es difí-
cil estar cerca de ellos, sentir
que se agarraria las pierdas, y
ser insensibles a su suerte.
¿Cómo se llaman? Todos tienen
nombres preciosos. ¿Qué pien-
san? Sus pensamientos son
todos claros y hermosos. ¿Se
acuerdan de su madre, si alguna
vez ha ido a verlos? Sí, se
acuerdan, y la quieren. La quie-
ren muchos. «Creo —afirma un
hombre que ha sido capaz de
entender el problema y trata de
resolverlo— que cualquier Go-
bierno que tenga que señalar
prioridades en sus acciones polí-
ticas deben dirigir éstas a los
marginados. Estos niños lo son y
merecen cualquier privilegio.»
Agilización
de los trámites
Hay que agilizar los trámites
burocráticos al máximo para que
no se pierda el tiempo en las
adopciones largas, porque esto
va en detrimento del niño. Hay
que conseguir que esas familias
que no pueden mantener a sus
hijos, por razones económicas,
sean atendidas para que ese
abandono no se produzca. «Es-
tamos dispuestos a combatir las
causas que originan esos aban-
donos, mediante becas, para que
puedan llevarlos a las guarderías
y escuelas y recogerlos luego
para volver a casa y seguir vi-
viendo todos juntos. Vamos a ir
a la descentralización de la Casa
del Niño, acercar a éste a la con-
vivencia en familia, y ya se ha
establecido un contrato con una
comunidad de enseñantes de Vi-
CHAPUCERO UMBRAL
Sin otro asunto del que hablar que su propia persona y sus
éxitos con las mujeres y otras soledades, Francisco Umbral,
que aburre ya a los rebaños de ovejas, se ha convertido en el
cronista oficial del Gobierno, en favor del cual agita todos los
días su botafumeiro. En uno de sus artículos el dinámico escri-
tor, transmisor de consignas, arremete con furia contra «La
chapuza del día», la amable sección que publicamos en estas
páginas para recoger las quejas del ciudadano madrileño ante
las pequeñas obras mal hechas que le toca padecer. Umbral
se define así en favor de la chapuza para agradar tiernamente
a los que sirve. ¡Chapucero Umbral, quién te ha visto y quién
te ve!
Se intenta facili-
tar una auténtica
vida familiar
Ilaverde-Usera, y se hará en
otros barrios. Estamos en con-
tacto con Ayuntamientos del
Área Metropolitana para ir ubi-
cando experiencias piloto de este
tipo. En algunos casos instalare-
mos internados, y en esas es-
cuelas se admitirán niños de vida
normal. Algunos de estos inter-
nados los haremos en pisos y
les daremos una auténtica vida
familiar.»
El jardín está recién plantado.
Hay «cacharritos» para- que jue-
guen. Los módulos de las habita-
ciones —dos y en medio un
cuarto de baño donde los lava-
bos están al alcance de la chi-
quillería— son un encanto de de-
coración, buen gusto y alegres
coloridos. En la sala de los chi-
quitines, Diana, una preciosa gl-
tanilla de tres meses, está
siendo preparada y cambiada
para salir a tomar el sol. Un
equipo de los mayores viene a
decirnos adiós. Mateo se niega
rotundamente a comer de la pa-
pilla que le está dando el educa-
dor de las barbazas. Raúl ha
chocado con Javier en mitad del
vestíbulo y Juan Carlos insiste
en que nos enteremos todos de
que él ha dormido «en esa ca-
mita de arriba». Todo el mundo
—directores, personal, ayudan-
tes— está como de enhorabuena
porque la Casa de los Niños sé
ha llenado de ternura y amor.
Menos ruidos por los
aviones de Barajas
Madrid
Los niveles de presión sonora
en los núcleos de población cer-
canos al aeropuerto de Madrid-
Barajas han descendido, según
indican los primeros resultados
del sistema antirruido, considera-
dos bastante satisfactorios por la
Dirección General de Aviación
Civil.
Como ya hemos informado, la
Dirección General de Aviación
Civil puso en marcha un sistema
antirruido en el aeropuerto de
Barajas. Por su parte, el orga-
nismo autónomo Aeropuertos
Nacionales instaló en el Ayunta-
miento de la localidad de Alco-
bendas un equipo móvil para lle-
var a cabo un estudio de los
niveles de presión sonora, medi-
dos en decibelios.
Antes del 20 de enero de
1983 se producían entre 15 y 52
sobrevuelos diarios, que sobre-
pasaban el límite fijado —se-
senta y ocho decibelios—, mien-
tras que a partir de ese día se
ha comprobado una clara reduc-
ción en los sobrevuelos de los
aviones comerciales, situándose
entre 1 y 5 por día.
ABC (Madrid) - 21/02/1983, Página 22
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