Este poema habla sobre los aceituneros de Jaén en Andalucía, España, quienes han cultivado olivos durante siglos bajo el sol y la luna para producir aceite y pan. El poeta les pregunta quién plantó y crio a los olivos, reconociendo el duro trabajo de generaciones que han consagrado sus vidas a los árboles y han soportado el peso de tantos siglos de cultivo de aceitunas. El poema concluye instando a Jaén a levantarse orgullosa sobre sus piedras lunares y no caer en