Este documento defiende a los rockeros mayores, argumentando que no fueron ellos los que eliminaron valores positivos como la melodía musical, el talento artístico, la cortesía y el compromiso familiar. A pesar de haber liderado una revolución cultural en el pasado, los rockeros mayores de hoy en día aún disfrutan de la música aunque ya no puedan asistir a fiestas hasta tarde o recuerden bien las cosas.