Este poema ofrece consuelo y apoyo a una mujer que se siente sola, triste, vacía o sin emociones. Le recuerda que Dios está con ella y puede ser su fortaleza, su vida, su puerta de escape y su compañero cuando se sienta mujer y quiera entregarse o recibir. Fue escrito originalmente para un marido pero se adaptó para ofrecer estas palabras reconfortantes a cualquier mujer que las necesite.