Dos amigos discutieron mientras caminaban por el desierto y uno abofeteó al otro. El amigado abofeteado escribió esto en la arena. Más tarde, uno salvó al otro de ahogarse y este escribió la acción en una piedra. Explicó que cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en la arena para que el perdón lo borre, pero cuando nos ayudan debemos grabarlo en piedra para recordarlo siempre.