El documento describe un incidente cómico que ocurrió en la clase de literatura entre el profesor "Choclo" Miño y los estudiantes Eduardo Zambrano y "El Hipócrita". Después de que "El Hipócrita" causara una carcajada con una broma, el profesor injustamente acusó a Eduardo Zambrano y lo desafió a pelear. A pesar de que Eduardo era mucho más alto, el pequeño profesor se quitó el saco listo para boxear. Eduardo finalmente salió refunfuñando de la
1. El “Choclo” Miño, Eduardo Zambrano y el
“Hipócrita”
En el mismo año escolar, sucedieron otros hechos chuscos, de
los cuales recuerdo uno.
Llegó al curso, con pase del colegio San Gabriel, un quiteño de
nombre Alfredo Narváez, que se sentaba por el último. Era gran
chiste y tenía la característica de quedarse completamente serio
después de la broma que, en cambio, hacía estallar en
carcajadas a todo el curso. Le apodamos, por esto, el Hipócrita.
En una clase de Preceptiva Literaria, con el Choclo Miño, después del alboroto que
causó un chiste del Hipócrita, el profesor vino directamente contra Eduardo Zambrano,
nuestro compañero, (que años después sería uno de los mejores futbolistas
ecuatorianos), y le acusó de ser el autor de la broma y le pidió que abandonara la clase.
Como Eduardo negara la acusación y se resistiera a salir, el Choclo Miño, que era
pequeño y rechoncho, se quitó el saco y desafió a puñetes a Eduardo, que no sabía qué
hacer. Sobrepasaba en estatura al alterado profesor con al menos diez centímetros y lo
miraba implorante para que no le siguiera provocando. Era graciosísimo ver al pequeño
profesor, en mangas de camisa y con chaleco a cuadros, listo para boxear y al atónito
flaco y alto alumno, sin saber que actitud tomar. Al fin, el cómico cuadro terminó,
cuando refunfuñando. Eduardo salió de la clase y en el recreo se desquitó con el
Hipócrita, pero nunca dijo quien había sido el autor del chiste.