Ángela, una niña de 10 años, estaba escribiendo un poema sentada en una roca en el bosque cerca de su casa. Más tarde, cuando regresaba a casa, un perro se llevó su libreta de poemas. El perro llevó la libreta a la casa de su dueño, quien resultó ser el vecino de los padres de Ángela. Aunque Ángela estaba triste, logró recuperar su libreta gracias a la ayuda de sus padres.