El siervo no tenía autonomía y debía dedicarse por completo a servir los intereses de su señor. Podía ser esclavizado por compra, como prisionero de guerra, por deudas o por nacimiento. Su voluntad estaba sujeta a la de su amo, y no podía elegir u opinar por sí mismo. Lo más importante para un siervo era agradar a su señor. Para avanzar en el servicio, debía depender totalmente de Dios, buscar su presencia constantemente, y cumplir su ministerio como evangelist