Un guardabosques encontró los restos carbonizados de una madre pájaro que murió protegiendo a sus tres polluelos durante un incendio forestal. A pesar de poder haber escapado volando, la madre decidió permanecer firme bajo el árbol para cubrir a sus polluelos con sus alas y protegerlos del humo tóxico, sacrificando su propia vida para salvar las de sus crías. El documento compara este acto de amor maternal con cómo Dios protege a los creyentes bajo sus alas.