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Biología del Vampiro(*)
(El Vampirismo, una visión Darwiniana: El Mito,
a la luz de la Ciencia)
I
Demografía/Ecología
Índice
I
Introducción. Definición y Rasgos del Vampiro
II
Modelo Depredador (Vampiro)/Presa (Cálido), o
"Modelo VPd/WPr"
III
Modificación del Modelo: VPd/WPr-Q (con
“Cuarentena”). Postulado Schreiber de la Auto-
Cuarentena/Mascarada Vampírica, o del Equilibrio
Coexistente por Auto-Cuarentena Vampírica
IV
Reflexión
(*)
Entendemos por “Vampiro” – de ahora en adelante –, al
organismo mítico antropomórfico de inteligencia humana, bebedor
de sangre y de elevado psiquismo “fascinador predatorio”. No
confundirlo – pues – con su/nuestro lejano “pariente”, el mamífero
volador o murciélago de análoga dieta-base, pero no método
reproductor, aunque sí en cierto modo semejante mecanismo de
transmisión vírica de la rabia a los cánidos, e incluso en contadas
ocasiones, o más habitualmente a través de ellos, al hombre.
Citas
“Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos
en el devenir de nuestra historia" . (George Bernard Shaw).
"La simbiogénesis es el proceso por el cual dos organismos
que viven juntos mucho tiempo acaban dando lugar a otro
organismo más complejo... ()... El motor de la evolución
está en las bacterias, esos seres diminutos que
despreciamos, pero que tienen vida propia y perpetúan y
generan la diversidad biológica". (De "Captando Genomas",
Lynn Margulis).
"No existen fenómenos morales, sino una interpretación
moral de los fenómenos". (De "Máximas en Intermedios", en
"Más Allá del Bien y del Mal", Friedrich Nietzsche).
"Si hay en el mundo una historia bien documentada es la de
los vampiros. No falta nada: testimonios orales, certificados
de personas notables, de cirujanos, sacerdotes y
magistrados. La evidencia jurídica es de las más completas.
Sin embargo, ¿quién cree en los vampiros? (De "Carta al
Arzobispo de París", refiriéndose con contundente ironía a las
"pruebas" sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo – a todas
luces mucho menos acreditadas en términos históricos
documentales que el vampirismo –, Jean-Jacques Rousseau).
"¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de
muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo
amenace a uno con la inmortalidad". (Jorge Luis Borges).
"El mayor engaño del Diablo es hacernos creer que no
existe". (Charles Baudelaire).
"La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia".
(Konstantin Tsiolkovsky, refiriéndose a la posible existencia de
vida extraterrestre).
"Sólo tendrás que abstenerte de comer la sangre, porque la
sangre es la vida, y tú no debes comer la vida junto con la
carne" (Deuteronomio, 12-23).
---------------
I
Introducción. Definición y Rasgos del Vampiro
El objetivo de esta nueva colección de trabajos es presentar un
modelo razonable y científicamente plausible sobre la biología del
vampiro, partiendo del supuesto hipotético de su existencia real.
En esta primera parte, nos centraremos en los aspectos puramente
demográficos y ecológicos vinculados a la probable evolución de su
población en relación interespecífica de tipo depredadora con su
presa preferente: el ser humano, al que denominaremos “cálido”.
En primer lugar, establezcamos el concepto de “vampiro” dentro del
modelo.
Para ello, acudiremos a las fuentes legendarias de las muy diversas
tradiciones culturales – puesto que el mito es prácticamente
universal –, extrayendo de ellas los factores comunes aceptables en
términos biológicos, y “traduciéndolos” o interpretándolos de forma
actualizada, a la luz de los conocimientos vigentes. Así trazaremos
el “perfil arquetípico” del vampiro.
Es decir, utilizaremos el método usual en Psicología Analítica,
Mitología e Historia de las Creencias o Religiones Comparadas, tal y
como ha sido desarrollado por autores de reconocido prestigio y
relevancia, cuales Carl Gustav Jung, Joseph Campbell y Mircea
Eliade, entre otros.
Según éste, podemos sintetizar dicho “retrato-robot vampírico”
como sigue:
DEFINICIÓN DE VAMPIRO
Homínido hematofágico exclusivo (bebedor/succionador de sangre
caliente), dotado con inteligencia del orden humano y
“reproducción” parasitaria por Conversión sobre algunas de sus
presas de nuestra especie (“Cálidos”)
(Tabla 1)
Rasgos del Vampiro
Hematófago homeotermo exclusivo, con preferencia por la sangre
humana
Fuerza y elasticidad musculares ~ 15 veces la humana, hiper-
velocidad
Fotofobia aguda-severa, crítica en zona ultravioleta, en función de
la potencia y longevidad individual acumuladas. Como
consecuencia, fuerte intolerancia al contacto con la plata, sus
disoluciones salinas o complejos-ligando, en especial en su medio
interno orgánico
Metabolismo respiratorio, cardio-vascular y basal lentos (pulso y
aliento muy débiles, inapreciables por medios directos o
rudimentarios)
Longevidad enorme (entre varios cientos de años y pocos miles)
Anemia porfírica crónica constitutiva
Elevada agresividad, hiper-sexualidad
Hipersensibilidad auditiva y olfativa, visión nocturna
Tendencia a sufrir letargos periódicos con alta variabilidad
individual (narcolepsia catatónica intermitente)
Alto psiquismo depredador sobrehumano
(Tabla 2)
Como puede observarse, no se han incluido facultades
manifiestamente absurdas (por ejemplo, la imposibilidad para
reflejarse en los espejos, de índole literario-simbólica, como es
obvio), fantasiosas, exageradas o fabuladoras (la capacidad de
volar, clara distorsión hiperbólica supersticiosa de la ultra-densidad
de paquetes musculares, que les permitiría saltar a grandes alturas
con rapidez casi por encima de la resolución visual humana), ni
tampoco racionalmente asumibles pero contradictorias y
paradójicas, cual la alergia al ajo (ya que en verdad los polisulfuros
de alilo poseen un efecto hipotensor vasodilatador que torna más
fluida la sangre y retrasa su coagulación al manar de cortes o
heridas, por lo que más bien cabría pensar en el extendido “rumor”
de la repugnancia vampírica al mismo cual una interesada
“estrategia inversa” de confusión, propalada por algunos vampiros
de astuto cerebro con el fin de facilitarse la labor a través del temor
infundado sugestionado a sus potenciales víctimas).
Curiosamente, además, las “propiedades” excluidas de la Tabla 2 no
exhiben un rango universal o multicultural, y/o bien son
comprobadas invenciones, o deformaciones surgidas de las mentes
de los poetas y prosistas que han consagrado – nunca mejor dicho –
sus plumas a la escenificación del “Mito Oscuro” más fascinante y
persistente de la Humanidad...
Lo que da que pensar y no deja de resultar... un tanto inquietante,
¿no creen, mis Amables y Pacientes Lectores?...
De todos modos, en este primer ensayo no entraremos a discutir ni
justificar las características de este modelo de “fisiología vampírica”
en detalle, porque aquí – como ya les señalé – focalizaremos
nuestra atención en la dimensión bioestadística o poblacional
hipotética de dicha especie o subespecie.
Precisamente en el segundo estudio nos ocuparemos del nivel
orgánico y psicobiológico.
II
Modelo Depredador (Vampiro)/Presa (Cálido), o
"Modelo VPd/WPy"
Procedamos ahora a exponer el contenido del “Modelo
Depredador (Vampiro)/Presa (Cálido), o “Modelo VPd/WPy”
(del inglés “Vampire Predator/Warm Prey”).
Este tratamiento se halla basado en otro análisis muy semejante
realizado en el divertido pero no por ello menos instructivo campo
de las biomatemáticas especulativo-recreativas por los profesores
Philip Munz, Ioan Hudea, Joe Imad, Robert J. Smith et al., de la
School of Mathematics and Statistics (Carleton University), el
Department of Mathematics, (University of Ottawa) y Department
of Mathematics and Faculty of Medicine, The University of Ottawa.
El artículo fue publicado como el Capítulo 4 de la obra "Infectious
Disease Modelling Research Progress", bajo el título "WHEN
ZOMBIES ATTACK!: MATHEMATICAL MODELLING OF AN OUTBREAK
OF ZOMBIE INFECTION", editado por "Nova Science Publishers, Inc",
en el año 2009. Como su título indica, los autores crean en él un
modelo hipotético de una "epidemia" o "brote" zombi,
determinando bajo qué condiciones desencadenaría un
"apocalipsis" inexorable al estilo de las películas continuadoras de
la saga del innovador y genial guionista y director cienmatográfico
George A. Romero, quien "diseñó" el patrón fundamental del "zombi
moderno" en su famosísimo film "Night of the Living Dead" ("La
Noche de los Muertos Vivientes")... Y en qué "escenario" podría
conducir a una suerte de "inestable coexistencia" entre las
poblaciones de zombis y humanos.
Yo me he limitado a modificarlo convenientemente para adaptarlo
al "perfil biológico" del vampiro antes reseñado, así como al
supuesto mecanismo de "infección/conversión" vampírica que de
inmediato les resumiré, igualmente procedente del acervo mítico-
legendario por el método antes apuntado.
En ese caso, los parámetros esenciales del modelo son los que se
representan a continuación:
DINÁMICA DE LA RELACIÓN INTERESPECÍFICA
VAMPIRO/CÁLIDO
Tasa Promedio Natural de Natalidad de la Población Cálida =
Π
Tasa Promedio Natural (ajena a la acción vampírica) de la
Población Cálida = δ
Tasa o Fracción Media de Susceptibilidad a la Transmisión
Neonata o Conversión Vampírica (por contacto interno o
ingestión con la sangre de un Vampiro) = β
Tasa o Fracción Media de Latencia = Fracción de los
Infectados por dicho proceso que se mantienen aún
"humanos" durante el "Periodo de Latencia" en el cual el
sistema inmunológico y los mecanismos de reparación
genética intentan combatir al "agente patógeno
vampirizador" portado por la sangre del vampiro. Es patente
que muchos morirán "aparentemente" antes de completar
tal fase, bien por las pérdidas de sangre, el debilitamiento
de las defensas o de índole general propiciado por el "asalto
vampirico" o serie de ellos, por motivos independientes, o
por una combinación de ambos efectos. Les
denominaremos "Revinibles o Posibles Revinientes (R)". De
éstos, una parte "retornarán" como Vampiros Neonatos, y
otros "fallecerán definitiva e irreversiblemente", igual que
el resto de la Población Cálida no infectada, incluida la que
es desangrada como mero alimento, pero no "conversa", al
no ingresar en su organismo el fluido circulatorio vampírico
= ρ
Tasa o Fracción Media de "Reviniencia" = Fracción de los
Infectados que experimentan el "deceso aparente", pero el
agente patógeno conversor consigue hacerles "emerger"
como Vampiros Neonatos finalmente, dejando en el acto de
pertenecer al grupo "R", por supuesto = ξ
Tasa o Fracción Media de "Aniquilación Vampírica", por
destrucción de su corazón y/o cerebro = α
(Tabla 3)
Definimos, adicionalmente, los siguientes elementos:
MASAS O CLASES POBLACIONALES DEL MODELO
Masa Media de Población Cálida Suceptible de ser infectada
= W
Masa Media de Población Infectada Latente (de forma
finalmente efectiva o no) = I
Masa Media de Población Conversa/Vampirizada y de
Vampiros = V
Masa Media de posibles Revinientes = R
(Tabla 4)
Por consiguiente, el Sistema de Ecuaciones Diferenciales
Ordinarias (ODES) para el Modelo VPd/WPy se formularía:
dW/dt = Π – β W V – δ W
dI/dt = β W V – ρ I – δ I
dV/dt = ρ I + ξ R – α W V
dR/dt = δ W + δ I – ξ R
Es interesante hacer notar que la diferencia esencial de este
modelo dinámico con su equivalente para el caso de los zombis
radica en que la cuarta ecuación – en este último – incluye un
término positivo de crecimiento causado por la cantidad de zombis
destruidos, modulada por el parámetro α . Esto se debe a que en
principio, según la versión "Romero" y otras similares del
tradicional mito propio de la religión vuduísta afrocaribeña de
ancestral origen yoruba, todo cadáver es susceptible de
transformarse en zombi, de modo que si en un encuentro casual
entre un zombi y un susceptible humano el primero resulta
destruido por descerebración, pero logra morder aunque solo sea
una vez a su aniquilador en el curso del enfrentamiento, este último
posee cierta posibilidad de ser zombificado directamente o incluso
si "muere" a resultas de las heridas ocasionadas por su lucha. Sin
embargo, el "Abrazo o Beso Oscuro" completo de un vampiro
requiere una suerte de "ritual psico-erótico" de "seducción-
comulgamiento mutuo" por intercambio extenso de sangres, lo que
parece muy improbablemente compatible con un certero y experto
ataque, o bien con simplemente una afortunada reacción defensiva,
de un cálido contra su "asaltante vampírico"... Es evidente que, si
ya está "seducido", no se resiste, y viceversa. Por ende, la ecuación
de variación del número de "Revinientes" con el tiempo no incluye
el aporte de la proporción media de "encuentros fatales" para el
vampiro. Esto produce importantes y sugestivos cambios en la
discusión de las soluciones matemáticas del sistema que
analizaremos más tarde.
Asumimos que solo consideramos a los humanos o "cálidos" cual
presas selectivas de los vampiros, y que éstos ni se atacan ni se
defienden entre ellos.
Estos últimos supuestos se cumplen estrictamente en el "escenario
zombi" usual, no así en rigor en todos los "relatos o descripciones
vampíricas": De hecho, no obstante, sí se satisfacen de modo
fuertemente mayoritario; Puesto que la conducta predominante de
los vampiros como superpredadores se asimila mucho más a la de
los "grandes felinos o félidos solitarios", celosos marcadores de
territorio, o a lo sumo agrupados en pequeños harenes o serrallos
en torno al Macho o Hembra-Alfa", "Padre o Madre Oscuro/a,
creador/a" o Conversor de sus acompañantes predilectos, quienes
cazan u ojean para él/ella siguiendo un patrón mucho más parecido
al de los leones, aunque restringidamente nocturno, que a la de
lobos o perros salvajes organizados en manadas, o a las del propio
primate homínido o humano primitivo; Estas mismas fuentes mítico-
legendarias convergentes indican asimismo que un vampiro puede
cazar y desangrar hasta la muerte a otros mamíferos de sangre
caliente por necesidad o "Sed Roja", pero jamás le permitiría tomar
su propio y "precioso" cauce con el propósito de "convertirlo", algo
absurdo y repugnante para él... Pero aun imaginando que tal
proceso ocurra por accidente ante la eficaz y contundente
respuesta de un depredador de gran agresividad y talla frente a un
vampiro muy joven ("neonato reciente") y/o debilitado por una
prolongada abstinencia de su sustento esencial, o hasta meramente
"pervertido" o "zoofílico", el asunto sería irrelevante para esta
simulación, ya que la "Conversión" auténtica implica una mente
receptora auto-consciente e inteligente compleja de nivel
comparable a la del donante... El resultado de un intercambio de
esta clase sería un animal más próximo a una especie de mezcla
entre rabioso y "zombi" estilo película "28 Days Later" ("28 Días
Después") o algunas de sus secuelas e imitaciones, no un
verdadero "vampiro". Además, la frecuencia de esta índole de
interacciones sería tan desmesuradamente baja o anormal que
podemos despreciarla en términos estadísticos significativos.
Por todo ello, las dos condiciones citadas siguen siendo válidas para
el modelo biológico del Vampiro cual primera aproximación
simplificada muy razonablemente aceptable.
De todas maneras, el ODES planteado es más complejo que los
habituales en otras relaciones entre especies, tales como por
ejemplo la Depredador/Presa o Parásito/Hospedador clásicas,
porque en éstas no existen "candidatos" a Revinientes, lo que es
patente por otro lado.
Por último, fijamos que las Tasas Promedio de Natalidad (Π ) y
Mortalidad (δ ) Naturales de los Cálidos son constantes y tienden a
cero, a causa de que los periodos de latencia y conversión han de
ser muy pequeños frente a la longevidad media de la población
humana, y no digamos de la vampírica.
Así pues, el ODES se reduce a:
dW/dt = – β W V
dI/dt = β W V – ρ I
dV/dt = ρ I + ξ R – α W V
dR/dt = – ξ R
Los dos Puntos Extremos de Equilibrio del mismo se definen
como:
1) Punto de Extinción de la Población Cálida (Susceptible) =
(0,0,VM,0)
2) Punto Libre de "Infección" (Extinción Vampírica) =
(N,0,0,0)
Donde VM simboliza el número máximo de Vampiros generados por
transmisión-conversión, a partir de una cantidad mínima de ellos
como "Foco Original", una vez extinguida toda la población cálida, y
N la masa total de Población Cálida en ausencia absoluta de
vampiros y – por ende –, completamente libres de "infección".
Aceptando estas condiciones de contorno, el Jacobiano J del
Sistema es:
– β V 0 – β W 0
β V – ρ β W 0
– α V ρ – α W ξ
0 0 0 – ξ
Obtenemos la Ecuación de Autovalores correspondiente:
det [J – λ I] = 0
para los puntos de equilibrio, resultando:
1
Punto de Extinción Cálida:
det [J(0,0,VM,0) – λ I]
– β VM – λ 0 0 0
β VM – ρ – λ 0 0
– α VM ρ – λ ξ
0 0 0 – ξ – λ
Igualando a 0 y desarrollando el determinante, llegamos a la
ecuación:
λ (β VM + λ ) (ρ + λ ) (ξ + λ ) = 0
Cuyas soluciones son, evidentemente:
λ = { 0, – β VM , – ρ , – ξ }
Ninguno de los autovalores del Sistema es positivo, luego la
Solución equivale a un Estado de Equilibrio Estable
Ello significa que, arrancando de una población de vampiros
arbitrariamente pequeña – o incluso de un único "Portador
Zero" del agente vampirizador –, la dinámica de este tipo de
relación interespecífica evoluciona hasta una situación de
"Apocalipis Vampiro" o Extinción Cálida más o menos
temprana dependiendo de la medida de los parámetros o
tasas que intervienen en ésta de forma espontánea e
irreversible.
Esta predicción es esencialmente idéntica a la que se deduce
empleando el modelo para el "Brote Zombi": En su artículo, los
autores demuestran que, para una ciudad o conjunto de
asentamientos humanos vecinos de unos 500000 habitantes, la
aniquilación total o "Apocalipsis No-Muerto" – en otras palabras, el
momento en el cual toda la población inicial se habría transformado
en zombi o reposaría para siempre de manera menos "agitada" o
Punto de Equilibrio Estable –, acontecería en torno a unos 7
días tras el brote primordial en la zona... Esto, empleando el Método
de Euler para integrar numéricamente el ODES, y adoptando una
configuración de condiciones de contorno "conservadoras", dada
por: (α =0.005; β =0.0095; ξ =0.0001; δ =0.0001). El Punto de
Cruce o Crítico del Sistema – aquél donde las poblaciones
decrecientes de presas humanas y crecientes de sus depredadores
"canibalescos no-muertos" se igualan –, se sitúa alrededor de 5 y
3/4 de días después de la "infección origen". La gráfica de Población
(en miles de individuos) frente a Tiempo (en días), permite
visualizar dos curvas, la una decreciente y la otra creciente casi
simétricas, de forma sigmoidea y perfil muy veloz, con una esbelta
y bien definida inflexión común desplazada bastante hacia "abajo" y
algo menos a la "derecha", coincidente con las coordenadas del
cruce (que equivalen a 150000 supervivientes humanos – el 30% de
la masa de población inicial – y otros tantos zombis "voraces" en
plena y cada vez más desaforada multiplicación. Por otra parte, la
curva de tan escasamente agradables y "locuaces caminantes"
tiende saturarse a simple vista desde el décimo día en adelante. En
teoría, este "retardo" reactivo no debería presentarse, habida
cuenta de que, a diferencia de lo que ocurre con todo depredador
"normal", la "inercia reproductiva" no alargaría la pervivencia de
una fase terminal de crecimiento neto aun cuando cada vez más y
más lento, hasta anularse en pendiente horizontal, en las primeras
etapas del periodo de esquilmación severa o extinción por
agotamiento o sobre-predación a expensas de la población de las
presas...; No, porque en el caso de los zombis, éstos, a similitud de
los virus, son "parásitos obligados", y solo pueden propagar su
condición mientras se mantengan cuerpos vivos de sus víctimas.
Ahora bien, esta fase también se produciría entre ellos, y hasta más
prolongada en algunos escenarios, ya que a la "inercia
demográfica" del clímax-pujanza predatoria precedente la
sustituiría la singular característica "exótica" de su agente
patógeno-mutagénico hipotético, facultado para "infectar"
cadáveres recientes, bloquear su natural proceso de putrefacción
por aniquilación de la microflora-fauna microbiana saprofítica y
"reanimar", aunque fuere harto limitadamente, el sistema
neuromotor de los mismos. Éste..., y un primario impulso agresivo-
nutricio muy atrofiado y fisiológicamente ineficiente, pero
destinado en exclusiva a hacerles transmitir vía mordedura su
código – ignoramos si retrovírico o priónico, aunque personalmente
sospecho, dadas las características literario-cinematográficas
asignadas a tales criaturas, que más probablemente se trataría del
segundo –, a otros receptores susceptibles específicos (humanos). O
sea, que durante una temporada los "muertos revinientes"
seguirían "retornando", a pesar de que ya no habría presas
disponibles para cumplir la función vital de supervivencia/réplica del
agente patógeno que los anima..., el cual seguiría actuando tan
mecánica y ciegamente como desde el principio, lógicamente...
Hasta que ya no hubiera más "fiambre que semi-descongelar", si se
me permite el chascarrillo macabro...
Tal rasgo básico de la dinámica Depredador-Zombi/Presa-Humano
es reflejada cuantitativa y gráficamente en el modelo matemático,
como era de esperar.
Sin embargo, ¿qué acontecería en el caso de la relación
Depredador-Vampiro/Presa-Cálido, o Modelo VPd/WPy?
Veamos: La documentación mítico-legendaria vampírica disponible
y su reflejo literario-cinematográfico más "fiel o serio" a sus
factores comunes transculturales, coinciden en señalar un Periodo
de Latencia notablemente más largo que, en función del número e
intensidad de "intercambios sanguíneos", así como de la
combinación de grados de susceptibilidad del cálido e "infectividad"
del vampiro, puede oscilar entre unas pocas semanas e igual
número aproximado de meses... Mucho más dilatado que las "24
horas" típico-tópicas, o poco más, de mísera "prórroga" concedida
al desdichado sujeto mordido por un "Rome-Zombi" o semejante,
pero sin duda todavía muy breve, comparado al ritmo de
renovación generacional de nuestra especie; Por su parte, ya
explicamos que la víctima muerta desangrada o de cualquier otra
forma como producto de su encuentro y/o enfrentamiento con un
vampiro – si no bebe o ingiere en dosis o concentración suficiente
el agente patógeno –, nunca "retornará" convertida tras su deceso
"aparente", al ser entonces éste en verdad "definitivo": Ello implica
que la Tasa de Aniquilación Vampírica α no aporta nada al aumento
de la cantidad de vampiros como revinientes, en agudo contraste
con lo ocurrido en el caso de idéntico parámetro para los zombis;
Las obvias y razonables consecuencias de la conjunción de estos
dos factores sobre la forma de las curvas de evolución
demográfico-ecológica de los vampiros y sus presas cálidas
predilectas son: a) La pérdida de la “fase de retardo” en la
respuesta de brusca caída en la cantidad de vampiros justo tras la
extrema escasez o extinción final de la población cálida por masiva
sobre-depredación/conversión. Es evidente que, si no es posible
“convertir cadáveres”, cuando todo humano haya muerto o sea un
vampiro, nadie más se transmutará en vampiro; b) No obstante, en
general, el proceso será más lento hasta ese momento, generando
gráficos fuertemente desplazados hacia arriba y a la derecha,
especialmente en la “curva cálida”. Por ejemplo, manteniendo en
igual orden de magnitud el resto de las condiciones, para la misma
población de 500000 habitantes, el Punto de Cruce tenderá a
establecerse después (entre un mes y seis, estimándolo a grosso
modo) y para cuando el número de cálidos haya descendido tan
sólo a no mucho más ni menos de la mitad de su masa demográfica
original, ya que debido a la mayor “parsimonia” del mecanismo de
transmisión y el menor índice de “Reviniencia”, la celeridad de
“caída” de la población “sana” humana será inferior, y asimismo
harán falta más vampiros activos para lograr la inflexión. O, lo que
es equivalente, el promedio de conversos por unidad de tiempo y
vampiro será sensiblemente más modesto.
Esto es fácil de calcular y comprobar aplicando el programa
informático de resolución-simulación del EDOS, formulado y
elaborado por los matemáticos canadienses, retocándolo con las
ligeras modificaciones requeridas por el Modelo Vampiro, cuya
fuente textual se adjunta al final del artículo o capítulo publicado
por ellos, que figura en la Sección de “Bibliografía y Referencias” de
este ensayo, y se encuentra disponible además en la Red.
2
Punto Libre de Infección (Extinción Vampírica)
Sustituyendo de nuevo en el Jacobiano las “coordenadas” en el
espacio de fases y planteando la Ecuación de Autovalores:
det [J(N,0,0,0) – λ I]
– λ 0 – β N 0
0 – ρ λ β N 0
0 ρ – α N – λ ξ
0 0 α N – ξ – λ
El desarrollo correspondiente nos conduce a:
– λ [– λ 3
– (ρ + ξ + α N) λ 2
– (ρ α N + ρ ξ – ρ β N) λ +
ρ ξ β N] = 0
En la cual, al ser el término independiente de la ecuación
polinómica de tercer grado ρ ξ β N > 0, existe al menos
una raíz o “valor propio” con parte real positiva. Y, por
consiguiente, el Estado de Equilibrio “Libre de Infección
Vampírica” es, por definición inestable. Ello quiere decir que
bastaría la aparición de un único vampiro en el seno de la
población cálida para desencadenar el inicio de la
propagación de su condición según la dinámica
anteriormente descrita.
En esta ocasión, el análisis de la correspondiente solución para un
“brote zombi” resulta exactamente idéntico, puesto que el término
ausente en la cuarta ecuación del sistema (dR/dt) en el “escenario
vampírico” se anula de todos modos por definición.
Dicha conclusión es perfectamente coherente con los modelos
epidemiológicos de propagación de un agente infeccioso altamente
virulento que brota espontáneamente dentro de una población
susceptible no inmunizada, así como con los muy análogos que
simulan la aparición de un nuevo superpredador o parásito mutante
o readaptado “innovador”, que impacta sobre una especie de
presas selectivas no preparadas por su previa evolución a
responder a su voraz “ataque”, en el contexto de los patrones
ecológicos de relación competitiva tipo “carrera de armamentos” o
“Dinámica de la Reina Roja”.
III
Modificación del Modelo: VPd/WPr-Q (con
“Cuarentena”). Postulado Schreiber de la Auto-
Cuarentena/Mascarada Vampírica, o del Equilibrio
Coexistente por Auto-Cuarentena Vampírica
III.1
Modelo VPd/WPr-Q
A semejanza con lo que hacen los profesores Philip Munz, Ioan
Hudea, Joe Imad, Robert J. Smith et al., consideramos a
continuación las posibilidades reales de “contención” de la
“infección” o “Apocalipsis Vampírico”, tal cual ellos llevan a cabo
con el correspondiente modelo “Zombi”.
Supongamos – en consecuencia – que se intenta imponer
una Cuarentena parcial sobre infectados latentes y
vampiros, de forma que parte de los individuos positiva o
“sospechosamente” identificados como portadores
infectados latentes, y los claramente identificables como
“vampiros”, por supuesto, son privados de su libre
circulación, ya sea por efecto de la persuasión o de la
fuerza. De inmediato, son removidos y concentrados en
áreas específicas convenientemente fortificadas y vigiladas.
Asumimos que mientras se encuentren en dichas zonas no
pueden contagiar ni infectar a ningún cálido susceptible
más.
Los principales cambios que ello comporta en el modelo son los
siguientes:
Tasa o Frecuencia Media de Ingreso en las áreas de
Cuarentena de Infectados Latentes y Vampiros = κ y σ
respectivamente
Tasa o Frecuencia Media a la cual algunos de la fracción de
"aislados" que intentan escapar son aniquilados antes de
recuperar su "plena libertad" (capacidad contagiosa o
infectiva) = γ
Masa de Población en Cuarentena = Q
(Tabla 5)
Aceptamos también que una parte de los “portadores aún
Cálidos Latentes” que son abatidos sin destruir sus
corazones y/o cerebros, o mueren accidentalmente, a causa
de sus heridas, por sed, debilidad, otras enfermedades
oportunistas o cualquier otro motivo, pueden sumirse en la
“muerte aparente” que, eventualmente, les haría
“retornar” como “Revinientes”. En cambio, los Vampiros
“prófugos” que resulten aniquilados, han de serlo
forzosamente de modo fatal e irreversible por daño letal en
los citados órganos vitales, y jamás “volverán”.
Adicionalmente, para ellos se seguirán cumpliendo las limitaciones
que impiden que, en dichas circunstancias, logren “convertir” a sus
agresores, manteniéndose así la fundamental diferencia con las
pautas dinámicas de la zombificación. En la práctica, esto implica
que el valor de la tasa de “reviniencia efectiva directa” desde el
estado de cuarentena sería bastante más baja, pero no así
necesariamente el flujo neto en nº de Revinientes por unidad de
tiempo a lo largo de todo el proceso: Al principio, cuando la
cantidad disponible de susceptibles cálidos supere todavía
significativamente al de sus posibles “conversores”, es evidente
que la proporción de los primeros ya infectados dentro de los
recintos de cuarentena será muy preponderante: Un auténtico
“festín” para los vampiros que comparten con ellos su prisión. La
gran mayoría de ellos será desangrado hasta morir, pero una
pequeña fracción se transformará en vampiro, y la correspondiente
parte de ella entre los que logren escapar y sobrevivir a la
persecución de sus guardianes pasará a engrosar las filas de los
bebedores del precioso fluido rojo, sumados a los que se conviertan
durante la misma huida. En estas primeras etapas la masa total por
unidad de tiempo de Revinientes procedentes de la Cuarentena
superará notablemente a la de sus análogos en el caso del brote
zombi en igualdad de condiciones restantes, a pesar de que la
probabilidad de que tal hecho acontezca por unidad de tiempo y
portador latente sea más baja de modo intrínseco. Más tarde,
dichas cifras descenderán cada vez más rápidamente, de manera
más veloz y hasta niveles considerablemente más reducidos de lo
que ocurriría en el “Ataque Zombi”, a medida que las nuevas
“remesas” de concentrados se compongan de un porcentaje más y
más dominante de vampiros. Y, en las fases finales, se harán
mínimas o casi nulas, pero ya poco importará, pues “fuera” apenas
quedarán cálidos “sanos” con vida.
A su vez, el mecanismo en sí de transmisión es acusadamente más
lento – como ya sabemos –, lo cual afectará asimismo a la dinámica
de “intercambio” de las áreas de aislamiento.
El Sistema ODE que describe este Modelo VPd/WPy-Q (de
“Q=Quarantine”) puede expresarse como sigue en términos
matemáticos:
W´= Π – β W V – δ W
I´= β W V – ρ I – δ I – κ I
V´= ρ I + ξ R – α W V – σ V
R´= δ W + δ I – ξ R + γ Q
Q´= κ I + σ V – γ Q
En él, hemos reemplazado la “notación de Leibniz” (dX/dt),
característica de los textos y trabajos en Físico-Química, Biofísica y
Bioquímica, por la de Newton (X´), común en los de Matemáticas,
por mera y simple comodidad.
Obtenemos un sistema de ecuaciones no-trivial 5x5, cuyos Estados
de Equilibrio vendrían determinados por:
1
Punto de Extinción Cálida
(0, 0, VM, RE, QE)
(Aquí los subíndices “E” indican “valor de Extinción”, que, en
general, excepto en el obvio caso de la Población de Vampiros, no
han de ser máximos, como es patente).
2
Punto de Extinción Vampírica o “Libre de Infección”
(N, 0, 0, 0, 0)
La evaluación del Jacobiano no-trivial del ODES en el segundo punto
exige plantear una ecuación de autovalores con un polinomio
característico de grado igual o habitualmente superior al cúbico.
Afortunadamente, existe una bien conocida técnica
matemática denominada “Next-Generation Method”, que
permite definir la “Razón o Relación Reproductiva Básica”
(R0). Dicho parámetro mide si un proceso invasivo-infectivo,
parasitario o depredatorio – o en general, perturbativo –,
persiste y acaba por “extinguir” a la población-diana
afectada, (entonces R0>1), o bien no lo consigue,
terminando por ser erradicado, (R0<1).
Este procedimiento simplifica en extremo los cálculos, ya que
únicamente precisa tener en cuenta las “ecuaciones diferenciales
asociadas al mecanismo infectivo-invasivo-perturbativo”, en
nuestro caso I´, V´ y Q´. A partir de éstas, se formulan la “Matriz
de Perturbación” o de “Nuevas Infecciones” (F), y la de
“Transferencias” entre los tres compartimentos interactivos
señalados (T), evaluadas en el Punto de Equilibrio Libre de
Perturbación-Infección:
F
0 β N 0
0 0 0
0 0 0
T
ρ + κ 0 0
– ρ α N + σ 0
– κ – σ γ
La Matriz de Perturbación o de “Nuevas Infecciones” es el
resultado de la transformación o producto entre la Matriz
Reproductora “R” y la de Transferencias, o sea:
R T = F
Por lo que, aislando la Matriz Reproductora:
R = F T -1
Hallamos la Inversa de T:
T -1
= [1 / γ (ρ + κ ) (α N + σ )] T*
Siendo T*
:
T*
γ (α N + σ ) 0 0
ρ γ ρ (γ + κ ) 0
ρ σ + κ (α
N + σ )
σ (ρ + κ ) (ρ + κ ) (α N
+ σ )
Multiplicando matricialmente:
R = F T -1
= [1 / γ (ρ + κ ) (α N + σ )] F T*
Operando y aplicando las propiedades de las matrices:
R = [β N ρ γ / γ (ρ + κ ) (α N + σ )] (R*
1 + R*
κ )
Correspondiendo a:
R*
1
1 1 0
0 0 0
0 0 0
Y:
R*
κ
1 κ 0
0 0 0
0 0 0
Con lo cual, ello nos determina una Razón Básica Reproductiva
igual a:
R0 = [β N ρ γ / γ (ρ + κ ) (α N + σ )]
Sin más que simplificar:
R0 = [β N ρ / (ρ + κ ) (α N + σ )]
Y, considerando que el tamaño de la población cálida inicial N ha de
ser enorme frente a los parámetros de flujo, en especial a los
ligados a los ritmos de entradas y salidas de la Cuarentena como
σ , razonablemente pequeños debido a evidentes dificultades
técnicas y logísticas de organización e infraestructura, de
identificación cierta de los infectados latentes, además de bajo
condiciones de alto impacto de terror-sorpresa/caos/improvisación,
por añadidura:
α N >>>...>> σ
Lo que nos lleva a la expresión final para la Relación Básica
Reproductiva en la práctica según:
R0 = [β ρ / (ρ + κ ) α ]
Reordenando factores de modo conveniente:
R0 = (ρ /ρ +κ ) (β /α )
De donde se infiere que – tanto en el caso del “Brote Zombi”
como del “Ataque Vampírico” –, la Razón Básica
Reproductiva del evento “infeccioso-epidémico” equivale a
una fracción menor que la unidad específica en cada caso
particular de lo que podemos definir cual “Cociente
Fundamental de Propagación” (β /α ), es decir, la relación
entre la tasa de frecuencia de generación de nuevos
infectados, y la que mide la destrucción efectiva de las dos
clases de “no-muertos parasitarios obligados”,
protagonistas de ambas variantes del modelo, por parte de
la masa de población humana amenazada.
Esta última razón es – por tanto, en principio – la que
decidiría el destino final del “Drama”: Si los vampiros o
zombis infectan o “convierten” a sus presas a mayor
velocidad promedio de lo que éstas pueden aniquilarlos a
ellos aprovechando sus puntos débiles (descerebración y/o
daño letal sobre el corazón, vulnerabilidad ente las armas
compuestas o revestidas por plata y fotofobia
respectivamente), entonces β >α y el “Brote” se
transformará más o menos rápida pero inexorablemente en
Pandemia-Apocalipsis, conduciendo al Sistema al Estado o
Punto de Equilibrio Estable de Extinción “Cálida”; Tan sólo si
ocurre lo contrario (β <α ), será posible a un plazo
variablemente largo eliminar la infección antes de que toda
la población humana sea exterminada o se transforme en
no-muerta.
Sin embargo, esta segunda opción es muy poco probable o
concebible, tanto en el escenario “Zombi” como
“Vampírico”: En el primero como consecuencia su gran
potencial “Reviniente” y la fuerza opresiva de su número
creciente auto-alimentado que de éste se deriva...; En el
segundo, por efecto de su tremendamente superior nivel de
agilidad/velocidad/vigor neuro-motor/muscular,
hipersensibilidad, capacidad de “fascinación”, astucia e
inteligencia, que compensan con creces las desventajas de
la mayor lentitud de transmisión del agente “patógeno-
mutagénico” y vulnerabilidad a la luz solar diurna. Y en los
dos casos, cual resultado demoledor de la combinación del
“factor sorpresa/terror” y la esencial carencia de defensas
inmunitarias y biogenéticas de la población humana ante la
aparición de un agente infeccioso tan agresivo y virulento,
fenómeno muy común en esta índole de procesos
(recordemos las Pestes Negras durante la Antigüedad y la
Edad Media, la Pandemia de “Gripe Española” a principios
del siglo pasado y otros eventos similares..., y comparemos
usando la pura lógica)...
La conclusión de ésto es que – con toda seguridad –
podemos asegurar que β /α será mayor que la unidad
siempre para ambas “especies” de no-muertos...
Lo que hace recaer todo el “peso” de esta discusión final en
el otro factor de la fórmula que cuantifica la Tasa Efectiva
de Reproducción de la “Infección”...
Éste se define como el cociente entre la tasa media de
infección a estado latente y la suma de dicha frecuencia
promedio con la de ingreso de los infectados portadores y
no-muertos en Cuarentena:
ρ /(ρ +κ )
En el “Escenario Zombi” – como los mismos creadores del
trabajo acerca de ello se encargan de indicar – : “entonces la
erradicación depende críticamente de esta cuarentena en
los estadios primarios de la infección. Esto debe ser
particularmente difícil de hacer, si la identificación de tales
individuos (los infectados latentes) no es obvia. En todo caso,
prevemos que poner en cuarentena a un gran porcentaje de
individuos infectados no es realista, debido a las
limitaciones de infraestructura. Así, no esperamos altos
valores de κ o σ , en la práctica. Consecuentemente,
predecimos que R0 >1”.
Proseguimos citando textualmente (traduciendo al castellano), a los
destacados matemáticos de las Universidades de Carleton y de
Ottawa, ambas radicadas en esta misma ciudad canadiense:
“Como antes, ilustramos usando el Método de Euler. Los
parámetros fueron los mismos a los usados en los modelos
previos. Variamos κ , σ , γ para satisfacer R0>1...()... En este
caso, el efecto de la cuarentena es aplazar ligeramente el
tiempo de erradicación de los humanos”.
En concreto, la Extinción se produce a los 7 y 3/4 días
aproximadamente después de originado el “Brote”, de nuevo para
una población original de medio millón de habitantes.
De esto se deduce que las medidas de Cuarentena no
suponen apenas sino una breve dilación de la Agonía Final:
O todos los Zombis son destruidos eficazmente por medio
de “ataques certeros, rápidos e impulsivos de creciente
poder aniquilador” en las fases iniciales de avance de la
epidemia, o el resultado ineluctable será un “Apocalipsis
Zombi” irreversible.
Si ahora emprendemos el mismo análisis trasladándolo al
Escenario de Infección Vampírica con sus correspondientes
variaciones dinámicas, las conclusiones son las que a
continuación se puntualizan:
CONCLUSIONES DEL ANÁLISIS DEL MODELO VPd/WPy-Q
• Al disfrutar los vampiros de unas incomparablemente
superiores “prestaciones” de fuerza, velocidad,
potencia muscular, hipersensibilidad auditivo-olfativa,
poderosa visión nocturna, inteligencia estratégica
depredadora y facultad psíquica de “fascinación”
sobre sus presas, la presunta eficacia de los ataques
destructivos eficaces contra ellos disminuye y los
ataques exitosos mortales de los mismos se tornan más
frecuentes. Con ello, la tasa β crece y la α disminuye.
De hecho, bajo estas condiciones, el recurso de
“sucesión de ataques impulsivos” propuesto por los
autores del “Modelo Zombi” no asegura en absoluto el
triunfo final de la Humanidad en una “Guerra Mundial
V”, sino más bien lo opuesto.
• Por las mismas razones, las dificultades de imponer una
Cuarentena efectiva se extreman todavía más, hecho
reforzado adicionalmente por la enorme “invisibilidad”
práctica para detectar los sutiles síntomas de los
escasos infectados “latentes” propensos a terminar
convirtiéndose en vampiros “neonatos” en las etapas
iniciales de la propagación epidémica, así como a causa
de la mayor extensión del periodo de latencia. Estos
factores quedan, en parte, compensados por la
vulnerabilidad de los vampiros ante la luz solar: Una
vez conseguido su problemático “encierro” en las áreas
de aislamiento, despiadados ataques indiscriminados
durante las horas del día sobre supuestos portadores
latentes, neonatos recién conversos y vampiros
“maduros” o “antiguos”, por orden de abundancia
relativa en el seno de tales campos de concentración-
exterminio, podrían destruir a la población apresada en
breve lapso de tiempo. Ahora bien, los ventajosos
rasgos antes descritos también les concederían mucho
mayores posibilidades reales de escapar de noche
burlando y/o matando a sus guardianes. Por otro lado,
no hemos de olvidar la más decisiva arma de la que
disponen los vampiros: Su inteligencia calculadora y
casi irresistible poder de “seducción”: Ante este tipo
de situación de peligro desesperado, sin duda
reaccionarían “fascinando” y por ende intercambiando
su sangre masiva y precipitadamente – abandonando
su “exquisita selectividad” habitual –, con los
desdichados infectados “latentes” condenados a su
infernal y compartida prisión colectiva: Es obvio que la
práctica totalidad de ellos serían convertidos o se
transformarían más tarde, levantándose de su “muerte
aparente” en el interior de los recintos de Cuarentena.
Todos estas variables unidas en interacción conllevan a
que el parámetro κ o tasa de ingreso en dicho régimen
se haga muy pequeño (del orden de varios cientos o mil
veces más reducido que el de infectividad latente ρ ). Y
el de salida σ , de tamaño comparable aunque
sensiblemente inferior, tanto más cuanto más
“óptimos” y expeditivos resulten los procedimientos de
“ejecución masiva” en los campos de concentración.
Expresado en otras palabras, la incidencia de las
medidas de Cuarentena – ya de por sí muy modesta en
el caso de los zombis –, será aquí despreciable o
estadísticamente irrelevante. Es más,
contraproducente, porque desvía energías y esfuerzos
de la muy complicada tarea fundamental: Ataques
letales rápidos y crecientes contra los depredadores
durante las etapas primitivas de su propagación.
• A su vez, la mayor duración de los periodos de latencia
y lentitud general del mecanismo de propagación del
vampirismo tienden por sí mismos a hacer más
favorable o probable la evolución del proceso global
hacia un Estado de Equilibrio Estable por Extinción
“Cálida” – tal cual asimismo reseñan los profesores Munz,
Hudea, Imad y Smith, comentando lo que ocurriría si la escala
temporal de la fase latente y el “brote zombi” fuesen menos
breves respecto a los índices de natalidad y mortalidad de la
masa poblacional humana – .
RESUMEN MATEMÁTICO DE LAS ANTERIORES CONCLUSIONES
β > α
κ < << ρ
Y como:
R0 = (ρ /ρ +κ ) (β /α )
Se infiere que:
(ρ /ρ +κ ) g 1
Y, por ende:
R0 = β /α > 1 g “Apocalipsis Vampiro” Garantizado
III.2
Corolarios Finales de la Discusión Analítica de las
Soluciones y Predicciones Numéricas de los Modelos
SIZRQ (Brote Zombi con Infección Latente +
Cuarentena) y VPd/WPy-Q (Ataque Vampírico con
Cuarentena)
• Corolario “Z”: Como parece evidente, y se confirma
además por el estudio biomatemático, el escenario de
un “Brote Zombi” con el perfil de las criaturas no-
muertas lentas, necias y canibalescas imaginado por
George A. Romero – y con más motivo aún si aceptamos
la posibilidad de modificarlo admitiendo “zombis-
infectados rabiosos” ágiles y veloces, estilo “28 Days
Later” y similares –, pertenece a la pura ficción; Pues si
alguna vez se hubiera producido en la realidad en
épocas prehistóricas o históricas, dada la rudimentaria
tecnología ofensiva-defensiva disponible por la
Humanidad, ésta jamás hubiera sobrevivido, y no nos
encontraríamos aquí para discutir sobre el “álgebra
zombi”, ni tampoco en disposición de plantear ni
especular sobre cualquier otra cosa... Al menos, en lo
que atañe a los registros, documentos y pruebas
paleontológicas, arqueológicas e históricas conocidas:
Pues resulta más que patente que si el modelo predice
una muy dificultosa posibilidad de erradicación de tal
clase de amenaza o incluso de coexistencia en precario
equilibrio con ella, sin disponer de un remedio
biomédico o profiláctico contra la infección, hasta hoy
en día, está meridianamente claro que mucho menos
probable si cabe lo hubiera sido en tiempos pasados.
De haber ocurrido algo semejante alguna vez, la
Pandemia Letal se habría desencadenado sin apenas
freno con escalofriante rapidez, condenando a nuestra
especie a la Extinción... Y no demasiado después, ya
fuere vía lenta consunción por hambre o retardada
putrefacción-descomposición físico-anatómica – según
versiones del Mito Zombi –, hubiera seguido la de
nuestros Superpredadores Terminales, obedeciendo el
ineluctable destino que sentencia a todo parásito
obligado superespecialista a “perecer de éxito”.
• Corolario “V”: Sin embargo, el caso del hipotético
escenario de un “Ataque Vampírico” no es, a priori,
esencialmente descartable en términos estrictamente
lógicos, en función de la discusión del modelo
biomatemático expuesto. A primera vista, podría
parecer que sí – y con más rotundidad todavía –, dado
que el estudio concluye que, asumiendo los “rasgos-
tipo para el Vampiro” extraídos del análisis mitológico
comparado, el “Apocalipsis Vampírico” o Equilibrio
Estable de Extinción Cálida se muestra casi ineludible e
inexorable. Siendo así, se aplicaría idéntico
razonamiento al que acabamos de emplear para
argumentar que jamás pudo producirse en el pasado un
evento de esta índole, y mucho menos a escala amplia
o global; Pero, en verdad, si profundizamos en el
asunto, dicha previsión es tan sólo racionalmente
demoledora en apariencia: Se trata de una típica
“falacia por uso indebido de la analogía”, en la cuál, se
presupone de modo inconsciente y/o sin explicación ni
razonamiento inductivo ni deductivo alguno, que las
“leyes”, principios o dinámicas que rigen un proceso
deben ser exactamente las mismas que controlan otro,
por el mero hecho de que los dos presenten un cierto
grado “llamativo” de similitud material y/o formal: Así,
es muy común que si en la descripción del fenómeno o
causa “X1” la acción del factor o conjunto de factores
“F1” demuestra que es imposible que de aquél derive el
efecto “Y”, puesto que “F1” y su patrón de actividad
causal son comunes o muy semejantes en el desarrollo
de “X2”, se presume a priori, sin reflexión, evaluación
matemática y/o dato empírico de ninguna clase que
sustente el razonamiento, que a partir de “X2” tampoco
se podrá llegar al estado o consecuencia “Y”,
ignorando la plausible existencia de otro u otro grupo
de factores “F2”, éstos no comunes entre ambos
fenómenos o procesos, que sí podrían generar el efecto
“Y”.
De esta manera, hemos pre-asumido hasta el momento,
de modo acrítico y falsamente analógico, que si la
Solución o Estado Final más probable de un Brote
Zombi y de un Ataque Vampírico coinciden en la
Extinción Total Humana, como la lógica más elemental
corrobora que entonces el primer fenómeno jamás
pudo haberse verificado en el pasado realmente, se
infiere que tampoco nunca ocurrió el segundo. Pero ello
implica admitir sin base racional que las características
de la dinámica depredador-parásito/presa-hospedador
entre Zombis y Vampiros son sustancialmente
análogas, lo que no es cierto en modo alguno, ya que
tal asunción no considera la influencia determinante de
un factor o variable tan potente y decisivo como la muy
superior inteligencia estratégica o capacidad de cálculo
adaptativo de los Vampiros sobre los Zombis... Este
error es de tal calibre, que invalida por entero el
razonamiento causal falazmente analógico.
Inspeccionemos en detalle porqué: Un “hipotético
Zombi” de la índole establecida cual premisa en el
Modelo SIZRQ, no es más que una “máquina de
supervivencia ciega” reducida a los impulsos más
primarios, mecánica y “descerebradamente” obediente
al puro impulso propagador de lo que el genial Dr.
Dawkins llamaría los “replicantes egoístas” de su
“misterioso” agente patógeno “reanimador”, se trate
de un “exótico y complejo” retrovirus artificial de
diseño fuera de control” como imagina la serie
“Resident Evil”, un prión, o lo que diablos queramos
especular...; Por el contrario, el “retrato robot” de
Vampiro protagonista del Modelo VPd/WPy-Q elaborado
como modificación del primero por este modesto autor,
posee una inteligencia y poder cognitivo de orden
humano o superior...; Está claro que no se trataría de
un “autómata simple” manejado directa y
unidireccionalmente por la “instrucción maestra
profunda” de sus genes polimórficamente mutados o
“reprogramados” por el “vector vampirizante”, sino
que guardaría con ellos una relación interactiva
comparable a la que sus presas selectivas, los humanos
“Cálidos”, mantenemos con nuestras pulsiones e
instintos de claro origen biogenético primitivo... Les
estaría permitido – aunque sea tan parcial, intuitiva,
tentativa y esforzadamente como a nosotros –, y por
equiparable vía del ensayo-error experimental
sancionado por la Ley de Hierro de la Selección Natural,
realizar cálculos racionales, previsiones tácticas,
controlar hasta cierto punto, modular, graduar,
reajustar y refinar sus instintos primordiales – en su
caso la “Sed Roja” a la par nutricio-agresiva-
sexual/reproductiva –, de acuerdo con las variaciones y
exigencias del entorno y sus riesgos de un modo, si no
óptimo, al menos razonablemente satisfactorio. Lo
suficiente como para haber evolucionado de modo
“nocturno” y oculto en paralelo con sus “primos”
cálidos, en el marco hipotético del modelo. Los rasgos
comunes predominantes y actualizados del Mito del
Vampiro insisten una y otra vez a nivel multicultural en
la aguda inteligencia, astucia rapaz
depredadora/seductora y complejidad psicoemocional y
cognitiva de tales seres. La diferencia con el “prototipo
del Zombi” – tanto los que originaron la inspiración
primigenia de su leyenda en el contexto del animismo
vuduísta afrocaribeño como su “reciclaje” en su actual
“arquetipo cinematográfico-audiovisual” ligado a la
“pop culture” postmoderna –, es en este sentido – y en
tantos otros – abismal. Incluso si incluimos en el
“perfil” del “no-muerto Z” a los “ágiles rabiosos” que
configuran su última “mutación memético-icónica” en
el imaginario colectivo, la sima sigue siendo colosal: No
cabe duda, un “Zombi” – cual “organismo individual
virtual” – es una “tosca caricatura estúpida, horrenda,
putrefacta, insensible y torpe” respecto al “Vampiro”:
El Vampiro es hermoso, fuerte, sibilino, veloz,
hipnótico, elegante, psíquico, inteligente y casi
“majestuoso”... De existir, encarnaría sin vacilar el
“Superpredador Casi Perfecto”, el “Más Apto de los
Más Aptos” en la Cima de la Pirámide Alimentaria del
“struggle for life” (“lucha por la vida”) enunciado por la
“iluminada” mente de Mr. Darwin...
Por consiguiente, no podrían ser tan necios como para
comportarse como meros receptáculos animados – o
“reanimados” – de vectores biomoleculares
elementales discretos ciegos y “egoístas”, tales cual
retro-genes víricos o mutaciones/recombinaciones por
transferencia/asimilación horizontal/epigenética de
factores transmisibles de oscuro origen... No, ni mucho
menos. Al igual que entrarían en estado de letargo
narcoléptico autorregulado para sortear situaciones de
escasez alimenticia, o procederían a “convertir” en
masa a los cautivos que compartiesen con ellos una
atroz Cuarentena, también sabrían controlar y
remodelar sus patrones de conducta para evitar
destruir la principal fuente de su sustento metabólico y
único medio de propagación/reproducción efectivo,
superando el triste sino de los parásitos obligados al
alcanzar la cumbre de su “éxito”...
Pero..., ¿Cómo lo harían?. ¿Cómo lograrían fijar un
Punto de Equilibrio Ecológico Estable, o en su defecto
Metaestable, capaz a la vez de asegurar su sustento,
perpetuación y no consumir con ello para siempre la
“materia prima” que los hacen posibles?
En verdad sería muy sencillo; Basta volver a echar una
buena ojeada a la fórmula final de nuestra discusión
matemática:
R0 = (ρ /ρ +κ ) (β /α )
Dado que tanto los valores de ρ como de β /α se
hallan determinados por la misma naturaleza e historia
evolutiva de la “subespecie vampírica”, y disminuirlos
o reprimirlos consciente o voluntariamente sería
absurdo y suicida para su supervivencia individual y
colectiva, es evidente que la única forma de modular su
“excesivo poder de propagación/letalidad masiva”,
para así garantizar un idóneo “equilibrio ecológico-
demográfico” con sus presas selectivas “cálidas”,
sería manipular de manera directa el parámetro κ .
Dicho de otro modo, imponerse organizada y
férreamente una suerte de “auto-cuarentena”, flexible
según circunstancias, necesidades, épocas y entornos,
pero siempre meticulosa y estricta. Tal medida tendría
el objetivo de preservar una abundante masa muy
mayoritaria de población cálida – a poder ser lo más
ignorante posible de su existencia y amenaza potencial
devastadora –, capaz de asegurar su ilimitado sustento
y fuente de “materia prima” para su muy controlada y
autolimitada reproducción-conversión. La “Conversión”
se convertiría así en un proceso muy poco frecuente y
extraordinariamente selectivo... Al principio de forma
natural, instintiva, por simple “estrategia cinegético-
reproductiva innata”. Más adelante, con el discurrir de
su “progreso cultural en la sombra” paralelo y
parasitario al humano, se habría transformado en un
elaborado y sofisticado ritual de conducta con
innegables y potentes componentes eróticos, cuidadosa
y celosamente estipulado, vigilado y, en especial,
dosificado, por Hermandades, Clanes y Linajes de
Sangre... Desde el punto de vista de unas criaturas tan
acusadamente longevas e intensamente egocéntricas e
individualistas, además, el ideal óptimo no se
encontraría en una gran fecundidad indiscriminada,
táctica en general característica de especies altamente
gregarias, de vida breve y dura, sino en reproducirse de
manera poco frecuente, pero con exquisitas garantías
de éxito a través de una enorme tasa de “selección
sexual” y extraordinariamente prolongada y cuidadosa
etapa de “crianza”. Los Vampiros – pues – serían un
ejemplo extremo de “Estrategas de la K” (criar pocos y
muy bien escogidos “neonatos conversos”, pero con
inmensa dedicación y responsabilidad), en contraste
con la mayor parte de los primates y homínidos – claros
Estrategas de la r” (parir muchos hijos y/o fecundar
muchas hembras en un medio escaso y hostil, pues así,
aunque mueran muchos de ellos, se salvarán los más
aptos y sostendrán el recambio generacional). Estas
dos tendencias opuestas (“Estrategas de la K”
garantizándose un medio rico y próspero en recursos-
presas, frente a “Estrategas de la r” basados en la
fertilidad en un ambiente pobre de recursos), se
observan en todos los nichos ecológicos y ecosistemas
de la Naturaleza, e incluso entre diversas comunidades
dentro de una misma especie en función de su contexto
de desarrollo, como ocurre con la humana: En este
sentido, los pobladores de las zonas o países
denominados “subdesarrollados” o “Tercer Mundo”,
son obligados “Estrategas de la r” – como la mayor
parte de sus congéneres a lo largo y ancho de la
Historia y del Globo, por cierto –, mientras que los
habitantes de las áreas o naciones “prósperas” e
industrializadas de la Tierra constituimos claros
ejemplos de “Estrategas de la K”. Esto no es de
extrañar: En términos darwinianos, longevidad,
sofisticada sensualidad/selectividad sexual,
predominantemente regulada por las hembras, dicho
sea de paso, aguda astucia/inteligencia
depredadora/explotadora de recursos, fuerte
individualismo y bajas tasas de natalidad con dilatados
periodos de crianza esmerada, son factores que
siempre evolucionan unidos por Selección Natural. A
este respecto, las magníficas observaciones,
reflexiones e inducciones del genial Maestro Charles
Robert Darwin acerca del “Principio de la Cola del Pavo
Real” y los fenómenos de cortejo en el hombre y los
animales, recogidos en particular en su magnífica obra
“The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex
(“El Origen del Hombre, y la Selección en Relación al
Sexo”), (1871), siguen sentando cátedra; La estrategia
evolutiva de supervivencia cimentada en la tremenda
longevidad/individualismo de los Vampiros – dada la
absoluta conexión-identidad que en ellos se
establecería entre nutrición/sexualidad/reproducción,
sería a la vez, en convergencia adaptativa sinérgica –,
una forma notablemente refinada de “automimetismo
predatorio”: En estos casos, ampliamente descritos por
la literatura zoológica especializada, un depredador
aparenta ser menos peligroso o confunde a la presa en
cuanto al origen del ataque. Por ejemplo, el llamado “pez-
gato boca de rana” y algunas especies de tortugas que forman
parte de la fauna del Sureste Asiático, presentan extensiones
en la lengua que emplean cual señuelo para así situar a la
presa en una posición más vulnerable a su ataque. Otra
muestra muy interesante de esta adaptación la hallamos entre
las denominadas “serpientes de dos cabezas” del África
Central, que disponen de una cola que simula la forma y
estructura de su cabeza, así como una cabeza que se asemeja
a la cola. Además, el animal mueve la cola de idéntico modo a
como casi todas las serpientes mueven la cabeza: Este “truco”
sirve para despistar a las presas, haciéndolas percibir que el
ataque se produce en el lugar erróneo; En el caso hipotético
de los Vampiros, el indicado recurso evolutivo sería su
sobresaliente poder psicofísico/emocional de
“seducción/fascinación/hipnosis” de sus presas o
escasos y predilectos candidatos o candidatas a
“Conversos”, apoyado por una escrupulosa selección
sexual que conlleva al dato – reflejado en todas las
manifestaciones del Mito –, de que la inmensa mayoría
de ellos son excepcionalmente sensuales,
“galanteadores” y hermosos, cualidades que además
buscan con afán en sus potenciales “objetivos” de
“Conversión/Crianza Neonata”, propagándose por ende
en su acervo genético de manera muy dominante, al
verse favorecido por la Selección. Dichas fuentes
coinciden también en subrayar que – una vez que por
fin un “Vampiro Maduro, Antiguo (de al menos más de
200 años de edad cronológica), o Maestro” decide
“crear” un Neonato, se halla obligado a protegerlo,
enseñarle a aceptar psicológicamente su nueva
existencia y adiestrarlo en las habilidades de “caza” y
todos los demás aspectos de la “vida vampírica”,
incurriendo en grave, despreciada y hasta perseguida
falta si no lo hace. Este patrón de “Selección del Más
Bello” y “Responsabilidad Parental” es específico de la
clase de desarrollo evolutivo-adaptativo antes
apuntada, o “Estrategia de la K”, como el brillante
naturalista y pensador inglés “padre de la Evolución”
ya destacó con clarividente acierto precoz en su libro
antes citado.
Por último, comentar que este tipo de especialización
evolutiva supondría una ventaja adaptativa más: Para
un organismo surgido evolutivamente de algún modo
más o menos “natural” – sobre eso ya trataremos en
otros ensayos de esta serie y la dedicada a mi “Modelo
Psicobiológico Anunnaki” –, como “rama paralela
parasitaria” de otra subespecie o conjunto de
subespecies próximas en el Árbol Filogenético, y por
ello en un principio forzosamente muy minoritario, y
poco fecundo por añadidura, como todos los seres en
extremo longevos –, representa una preciosa ventaja
“enmascararse” lo más posible y “furtivamente”...
Además de auto-controlar con rigor su propia
multiplicación, confundiéndose en el seno de la masa
de población de sus presas/medios reproductores...
Más críticamente aún si esas masas abrumadoramente
mayoritarias pueden matarlos con relativa facilidad
durante las horas de su obligado “letargo”, o al menos
pérdida de facultades diurnas, a causa de su
fotosensibilidad limitante.
Volviendo a nuestra fórmula matemática, es de suponer
que la consecuencia final de esta estrategia evolutiva
sostenida durante unas pocas docenas de milenios
sería tender a un estado general de equilibrio tal que
asegure estrictamente el simple “recambio
generacional promedio” por Conversión Ultra-Selectiva.
O sea, que la “Razón Reproductiva Básica” se aproxime
fuertemente a la unidad.
Por ello:
R0 = (ρ /ρ +χ s) (β /α ) ~ 1
Donde χ s simboliza la "Tasa o Frecuencia Media de
Auto-Control por Cuarentena de Conversión Vampírica",
o "Fracción del tiempo promedio de existencia de un
Vampiro que se abstiene de producir
Conversos/Neonatos".
Igualando y despejando dicho parámetro:
χ s = ρ (β – α ) / α
Definimos ahora:
∆ = (β – α ) = "Tasa o Frecuencia Media de Propagación
Vampírica Efectiva"
Por lo cual llegamos a:
χ s = ρ ∆ / α
Los biomatemáticos canadienses asignaron para las tasas de
Latencia, Susceptibilidad de ser Infectado por la mordedura de
un Zombi y probabilidad de que éste sea destruido a resultas
de su encuentro con un humano, los valores – en el mismo
orden – 0.005, 0.0095 y 0.005. Adoptando semejantes
criterios “conservadores”, pero teniendo en cuenta las
diferencias dinámicas del modelo para la transmisión
vampírica ya expuestas, las cifras correspondientes en
nuestro caso bien podrían ser: ρ =0.001, β =0.0099,
α =0.001; Esto implica que 99 de cada 1000 personas
(9.9%) son susceptibles de convertirse al vampirismo, 1
de cada 1000 que cruza su camino con uno de ellos
pasa al estado de latencia que, si no muere antes por
otro motivo, le conducirá en efecto a la condición de
“neonato”, siempre que beba o tome de algún modo la
sangre de su “fascinador”, por supuesto (algo más del
10% de los susceptibles), y una proporción
aproximadamente igual evita la muerte o la Conversión
aniquilando al Vampiro que les amenaza. Según eso, el
“Ritmo Promedio de Propagación Vampírica” vendrá
dado por ∆ = (β – α ) = 0.0089 (se extiende con éxito a
una media de 89 entre cada 1000 miembros de la
población “Cálida”).
Llevando estas estimaciones a la fórmula de la Tasa de
Auto-Control por Cuarentena de Conversión:
χ s = 0.001 x 0.0089 / 0.001
χ s = 0.0089
Este resultado indica que los Vampiros habrían de auto-
imponerse “Cuarentena” o Restricción de Conversión a
una media de 89 por cada 1000 Cálidos. O, lo que es lo
mismo, abstenerse de practicar con ellos el “Ritual del
Beso Oscuro” o donación de una dosis suficiente de su
propia sangre en torno a un 90% de sus encuentros con
sus presas susceptibles, limitándose a utilizarlas como
mero alimento (bebiendo tan sólo ellos el fluido
circulatorio del humano). Únicamente les estaría
permitido “crear” un nuevo neonato y culminar así su
singular “Ciclo Reproductivo” con una de cada diez
“presas” esmeradamente seleccionadas.
III.3
Postulado Schreiber de la Auto-
Cuarentena/Mascarada Vampírica, o del Equilibrio
Coexistente por Auto-Cuarentena Vampírica
Ha llegado el momento de recapitular, formulando a modo de
postulado la conclusión final sustantiva de este análisis:
“A diferencia de lo que ocurre con el hipotético estallido de
un 'Brote Zombi', la discusión del Modelo Bioestadístico
Demográfico-Ecológico de la Relación Interespecífica
Vampiro-Depredador/Cálido-Presa (VPd/WPy), prevé que la
subespecie de criaturas, definidas por el 'perfil del
Vampiro', detallado en la primera Sección de este trabajo,
podrían en teoría existir y haber co-evolucionado en
paralelo como 'parásitos reproductores obligados' y
'depredadores selectivos preferentes' del Homo Sapiens
('Cálidos'). Esto se debe a que – en principio – es posible
establecer una solución matemática de Equilibrio de
Coexistencia Metaestable con Razón Reproductora Unidad
para la población vampírica, suponiendo como premisa que
ésta se ha adaptado y organizado de tal forma que
mantiene rigurosamente una suerte de
'Autocuarentena/Mascarada' basada en tres factores
prácticamente uniformes fundamentales: 1) Una 'Tasa
Promedio de Conversión' sobre sus probables víctimas
cálidas muy limitada, alrededor del 10% de
'Conversiones/Reproducciones' frente al 90% aproximado de
simples 'cazas de sangre' de objetivo meramente nutritivo,
con resultado de inmediata o paulatina muerte de la presa;
2) Cuidadosa Selección Sexual de los candidatos
susceptibles a ser convertidos a Neonatos (vampiros
'renacidos' o 'inmaduros'), capaz de conservar y
perfeccionar los rasgos adaptativos favorables orientados a
un máximo de éxito de su estrategia de 'auto-control-
camuflaje-eficacia predatoria' hábilmente combinados; 3)
Desarrollo de un sofisticado mecanismo o adaptación de
'automimetismo predatorio' de alto nivel, cimentado en la
'seducción-fascinación-rapidez-limpieza-disimulo' de sus
ataques y/o 'asaltos conversores', que les posibilitarían el
sostenimiento prolongado de su ´Mascarada' o estrategia
colectiva de camuflaje casi perfecto, garantes a su vez del
mantenimiento de suficientes reservas de presas/fuentes
hospedadoras reproductoras viables y la necesaria 'falta de
alerta' o 'ignorancia perceptiva' de éstas hacia la presencia-
amenaza 'nocturnal' y oculta de sus depredadores
selectivos, tan sólo vislumbrados a través de las brumas
culturales de leyendas, mitos y creencias presuntamente
'fantásticas'. Ello compensaría el riesgo crítico que la
fotofobia severa y la original escasez de población 'mutante'
portadora del 'agente vampírico' ocasionan.
Así, habría sido factible racionalmente un Equilibrio de
Coexistencia entre ambas Poblaciones, a expensas de
limitar muy seriamente el número medio de vampiros vivos,
algo poco relevante para una especie tan longeva y de
pautas de comportamiento intensamente individualistas y
egocéntricas, siendo lo segundo usual efecto psicobiológico
de lo primero”.
IV
Reflexión
Lo que significa este Postulado es que la célebre
“Mascarada Vampírica” o insistencia en el “Secreto”,
imaginada por los Juegos de Rol, el folclore tradicional, así
como la literatura y cinematografía más avanzadas y
actualizadas acerca de los Vampiros, puede que en verdad
no sea más que la intuición artística de un hecho biológico
demográfico y ecológico-evolutivo, si no real, sí
racionalmente aceptable, plausible y matemáticamente
definido...
Como dijo el “divino” Óscar Wilde, “La Naturaleza imita al
Arte”...
¿O será más bien al revés?...
¿O es que se susurran la Una a la Otra en... la Oscuridad?
Espero – como de costumbre – mis Pacientes y Amables Lectores,
haberles interesado, puede que divertido y... en algunos casos o
matices hasta inquietado...
Si es así, acompáñenme a la siguiente entrega dedicada a mis
queridos “Amigos Pálidos”...
Enfocada ahora sobre los aspectos anatómicos y fisiológicos de su
hipotética naturaleza...
_________________
Biología del Vampiro (II)
Criptozoología: modelo anatomo-fisiológico,
etológico y psicobiológico
Índice
I
Posible Origen Evolutivo del Vampiro. Hipótesis
Endosimbiótica
II
Criptozoología del Vampiro: Características
anatomo-fisiológicas generales del Vampiro. Modelo
“Vampiro Endosimbiótico (VES o ESV)”
III
Etología y Psicobiología del Vampiro
IV
Indicios Racionales y Pruebas Indirectas a favor de
este Modelo Biológico del Vampiro; Una estimación
del Tamaño de Población Vampírica
V
Conclusiones: El Gran Legado de Darwin y
Calmet/Stoker, una emocionada Dedicatoria muy
especial y personal
VI
Fervorosos Agradecimientos a Cinco Grandes
Mujeres “Pioneras”
VII
Bibliografía y Referencias
--------------
I
Posible Origen Evolutivo del Vampiro
En el primer ensayo dedicado a la Biología del Vampiro, se recogían
sus supuestos rasgos psicobiológicos generales – a través del
aislamiento de los factores comunes científicamente admisibles
extraídos de la Mitología Universal comparada – . Dichos caracteres
eran – además – coincidentes en tales variables cualitativas:
Globalidad inter-cultural incluso entre tradiciones por completo
independientes o remotas entre sí geográfico-históricamente y
verosimilitud racional mínima exigible. Lo cual no deja de resultar
significativo.
El citado trabajo se hallaba enfocado sobre el Nivel de Dinámica de
Poblaciones (Demografía y Ecología), por lo que – como es lógico –
se centró en aquellos perfiles relevantes para dichas
especialidades. Por ello, reproducimos la Definición y Tabla de
Características genéricas de un Vampiro, matizando o precisando y
añadiendo a esta última algunas de ellas más, fundamentales en
términos fisiológicos:
DEFINICIÓN DE VAMPIRO
Homínido hematofágico exclusivo (bebedor/succionador de sangre
caliente), dotado con inteligencia del orden humano y
“reproducción” parasitaria por Conversión sobre algunas de sus
presas de nuestra especie (“Cálidos”)
(Tabla 1)
Rasgos del Vampiro
Hematófago homeotermo exclusivo, con preferencia por la sangre
humana
Fuerza y elasticidad musculares ~ 15 veces la humana, hiper-
velocidad
Fotofobia aguda-severa, crítica en zona ultravioleta, en función de
la potencia y longevidad individual acumuladas. Como
consecuencia, fuerte intolerancia al contacto con la plata, sus
disoluciones salinas o complejos-ligando, en especial en su medio
interno orgánico
Metabolismo respiratorio, cardio-vascular y basal lentos (pulso y
aliento muy débiles, inapreciables por medios directos o
rudimentarios o bien nulos, según Hipótesis)
Longevidad enorme (entre varios cientos de años y pocos miles),
consecuencia de lo anterior
Anemia porfírica crónica constitutiva
Elevada agresividad, hiper-sexualidad
Hipersensibilidad auditiva y olfativa, visión nocturna
Tendencia a sufrir letargos periódicos con alta variabilidad
individual (narcolepsia catatónica intermitente)
Alto psiquismo depredador sobrehumano
Ritmo metabólico celular vegetativo, excepto tejidos
selectivamente vascularizados por agente microbiológico
“anómalo” conversor, o “Vector Vampírico (VV)”
Aparato Digestivo Cuasi-Afuncional
Aparato Excretor Cuasi-Afuncional
Aparato Reproductor Hiper-Sensibilizado/Activo para ambos sexos.
Carencia de ovulación y ciclo menstrual en las hembras (esterilidad
“congénita”). En los machos, aspecto no definido (fuentes
contradictorias); Algunas de ellas parecen indicar que ciertos
especímenes masculinos pueden fecundar mujeres “Cálidas”;
Supuestamente, rasgo de alta variabilidad en función de los Linajes
de Sangre
(Tabla 2)
Se trata ahora de describir un posible escenario capaz de explicar el
origen evolutivo razonable de un organismo como el expuesto,
partiendo del supuesto de que existiese.
Y, les recuerdo que al menos bio-matemáticamente, ya se demostró
en el estudio precedente que tal opción hipotética no es
demográfico-ecológico-epidemiológicamente imposible – a
diferencia de lo que ocurría con el “Brote Zombi” –, debido a la
potencial capacidad del Vampiro de controlar su propia excesiva
proliferación mediante la táctica de una “Auto-Cuarentena
Selectiva”, una EEE (“Estrategia Evolutivamente Estable”), tal cual
se dedujo mediante el modelo bio-matemático desarrollado en
dicho ensayo...
Al igual – por tanto – que la existencia real de Entidades Biológicas
Extaterrestres nos hallamos – pues – ante un supuesto o postulado
factible y racionalmente aceptable, si bien no demostrado por
pruebas empíricas fiables.
En suma, pretendo establecer un “Modelo Psicobiológico del
Vampiro”, siguiendo el mismo método inductivo-deductivo a caballo
entre la Criptozoología y la Exobiología que utilicé en mi segundo
ensayo sobre los Anunnaki. (Ver Referencias, disponible en
www.Scribd.com, nick del autor “juanalquimista”). Aunque en esta
ocasión – como veremos – no es necesario recurrir a hipótesis
“alienígena” alguna.
Admitamos – entonces, a modo de especulación razonable – que
puedan existir. En todo caso, creo constituye un ejercicio
intelectualmente interesante y “refrescante” para las neuronas de
este autor y de sus Amables y Pacientes Lectores, después de tan
honda “inmersión” en los “procelosos abismos abisales” de la Física
Cuántica y su extremadamente profunda y abstracta Filosofía.
Bauticemos a nuestro Vampiro – por ejemplo – “Homo
Hematofagicus” e intentemos plasmar de cerca su “retrato robot”
biológico.
Nuestro “Homo Hematofagicus” (en adelante, muchas veces, por
abreviar, “H.H.”), debe – por consiguiente – haber tenido un origen
definido o diferenciación neta como “especie o subespecie
homínida parásita” del Homo Sapiens (“H.S.”), o de sus ancestros
inmediatos a lo largo de su historia filogenética.
¿En qué condiciones y bajo cuáles conceptos pudo haber sido
plausible tal proceso evolutivo?
Pongámonos “manos a la obra” sin mayores preámbulos.
En primer lugar, dejemos bien sentadas cinco consideraciones
básicas y evidentes:
1) El Mito del Vampiro es universal y se halla presente en la
memoria colectiva cultural de los pueblos desde el mismo
albor de la Humanidad. Hay pruebas paleontológicas de que,
desde las manifestaciones más primitivas de la conducta
mágico-religiosa ritual humana, nuestros antepasados
experimentaron un específico “temor reverencial” a lo que
podemos denominar “Arquetipo del Reviniente”. Recientes
hallazgos corroboran que tal sentimiento fue compartido
incluso por los Neardentales. Por ende, el hipotético proceso
paralelo de diferenciación/especialización evolutiva del
homínido “hematofágico” hubo de llevarse a cabo como
mínimo en pleno Paleolítico.
2) Por otro lado, los denominadores comunes a todo el complejo
mítico-legendario vampírico apuntan a un ser poco distinguible
en “estado relajado” de un humano. Además, ya sabemos por
las conclusiones del análisis demográfico-ecológico que este
factor es imprescindible en la Estrategia Evolutivamente
Estable del “camuflaje” o “mascarada depredatoria” sostenible
del H.H. Ello implica forzosamente – en términos darwinianos –
que ambas especies (o subespecies, si elegimos dar crédito a
la versión de la presencia de ciertas estirpes de “machos
fecundadores”), derivarían de un tronco común muy cercano
en el árbol filogenético. Los ancestros compartidos habrían de
ser el Homo Heidelbergensis (para los Neardentales) y el Homo
Rhodesiensis” (para los “Cro-Magnones/Sapiens” u “Hombres
Modernos”). Esto concreta la horquilla a un Periodo de Origen
entre 450000 y 350000 años A.P. (Antes del Presente).
Observen que – en el primer caso – el “Punto Zero” de
irradiación se localizaría en un área comprendida entre los
Cárpatos y valles danubianos, Anatolia y Armenia; Y, en el
segundo, nos remite la vasta región delimitada por África
Central y los actuales Irak, Irán, Israel y Siria. No por
casualidad, ambos convergen con los dos principales focos
culturales más arcanos, primordiales y persistentes para la
relevancia del Mito del Vampiro, amén de escenario del
alzamiento de las primeras grandes expansiones posteriores
de la Revolución Neolítica y las más pioneras Civilizaciones del
Creciente y Media Luna Fértil (Cultura Vinca y Sumerios,
respectivamente). Este tipo de “co-evolución paralela
adaptativa” entre una reducida y auto-regulada población de
parásitos y la cada vez más numerosa, sedentaria y próspera
de sus hospedadores es típica y bastante frecuente en la
Naturaleza, así como fácilmente justificable desde el punto de
vista del Principio de Selección Natural de Mr. Darwin.
3) No existen en la Tierra primates hematófagos o – en general -
“fluidófagos”. Y esa misma modalidad de alimentación resulta
no demasiado abundante en todo el Ecosistema y dentro del
Orden de los mamíferos en particular extraordinariamente rara
(tan sólo algunas contadas especies de marsupiales voladores
o murciélagos basan su sustento nutricio en ella). Sin
embargo, se muestra muy significativo que la gran mayoría de
este tipo de ectoparásitos actúan como vectores de un agente
patógeno infeccioso microbiológico (endoparásito), asociado
con ellos en su ciclo vital, el cual transmiten al medio interno
del organismo parasitado a través de la picadura o mordedura.
Esto ocurre, no en exclusiva con el archiconocido caso del
virus de la rabia, comunicado a al hombre desde los
portadores vectoriales constituidos por los murciélagos, los
perros o los lobos, sino también con las hembras del mosquito
del género Anopheles (vectores del protozoo Plasmodium que
causa la malaria), las moscas Tsé-Tsé (transmiten el protozoo
del género Trypanosoma generador de la enfermedad del
sueño), determinadas familias de chinches (transmisoras del
protozoo flagelado Trypanosoma Cruzi, patógeno de la
enfermedad de Chagas), las garrapatas (vectores de la
bacteria espiroqueta, responsable la enfermedad de Lyme o
borreliosis), o específicas familias de dípteros (jejenes,
vehículos de la protista flagelada que produce la leishmaniasis
o kala azar); Por otro lado – amén de que varios de los
procesos infecciosos anteriores ocasionan más o menos graves
trastornos neurológicos –, en la Naturaleza hay considerables
muestras de “transformaciones integrales” centradas en el
sistema nervioso central y la conducta de la “víctima-
hospedador”, tan espectaculares y quizá hasta más
“monstruosas” que las atribuidas al hipotético “vampirismo
homínido”. Los “parásitos de la mente” existen, no únicamente
hablamos de un magnífico recurso literario-cinematográfico
del género mixto terror-ciencia ficción, o de las “temibles
larvas psíquicas” del “plano astral” de las que tantos ríos de
tinta han hecho correr los esoteristas y ocultistas en Occidente
desde el siglo XIX hasta hoy mismo, aunque su origen sea tan
remoto como las primera Dinastías del Antiguo Egipto o el
amanecer del Imperio Persa pre-islámico... Y tampoco en el
sentido analógico-metafórico en el que ha popularizado el
término “virus de la mente” o “memes patógenos” el genial e
imaginativo Dr. Dawkins, sino en el más material, puro, duro,
biológico, extremo y – por supuesto – darwinista significado de
la expresión: Hay múltiples y llamativos casos de
microorganismos o endoparásitos perfectamente capaces de
alterar profunda, radical e irreversiblemente la conducta de
sus víctimas; Bien controlando directamente el cerebro o
sistema nervioso de sus portadores, bien induciendo en éstos
dramáticos cambios fisiológicos que les empujan hacia un
comportamiento anómalo determinado, en ambas opciones a
conveniencia exclusiva del invasor, obviamente.
Citemos los más significativos y espectaculares de ellos,
indicando en cursiva los datos más relevantes para la posterior
articulación de nuestra Hipótesis sobre el Origen del “Homo
Hematofagicus”, como ya hemos venido haciendo hasta ahora:
Uno de los más terribles, refinados y espeluznantes es el de la
Sacculina: Estos organismos son un género de crustáceos
microscópicos marinos del orden de los cirrípedos – los que
tanto fascinaban al Maestro Darwin y sobre los que publicó
abundantes y magníficos trabajos –, el mismo al que
pertenecen los “vulgares” y bien conocidos percebes, por
ejemplo. Como todos los crustáceos en general y los cirrípedos
en particular, inicia su andadura por este bello, fascinante y
cruel mundo cual una simple y diminuta larva dotada de dos
antenas y un único ojo a lo Polifemo, que recibe el nombre de
nauplius. Pero lo que en verdad la asemeja a y va mucho más
allá de lo terrorífico del belicoso Coloso mitológico griego no es
dicho carácter común dentro de su grupo biológico extenso,
sino su letal, insidioso y eficaz desarrollo complejo
subsiguiente. Más adelante experimenta varias fases o formas
larvales en número variable (hasta cuatro en algunas
especies), alcanzando la segunda gran etapa de su ciclo vital,
llamada cipris, también propia de todos los cirrípedos.
Habitualmente, la gran mayoría de los cirrípedos, al madurar
en este periodo, buscan una roca o lecho marino adecuado
donde fijarse y segregar su concha, para así culminar su
estado adulto. Pero el programa genético de la Sacculina es
infinitamente más “exótico” y “siniestro”. En lugar de ello,
nuestro despiadado pero eficaz, pasmoso y – en términos
darwinianos, “hermoso” – parásito tiene por objetivo vital otro
crustáceo de tamaño y orden de complejidad orgánica
superiores, el cangrejo marino que puebla los más diversos
litorales de nuestro planeta. Como puede comprobar
cualquiera que haya observado a estos curiosos e interesantes
animales, los cangrejos son criaturas extraordinariamente
limpias: Continua y compulsivamente, se entregan a la
mecánica tarea de mantener libre de toda intrusión y
adherencia su caparazón, accionando sus patas y pinzas con
gestos muy definidos. Y hacen muy bien, pues en el cuidado y
conservación de su coraza protectora o exoesqueleto se
juegan su supervivencia. Pues bien, la Sacculina ha adquirido
evolutivamente la contra-arma perfecta para neutralizar tal
reflejo defensivo: El intruso segrega y consolida su propia
“armadura” con alucinante rapidez sobre el caparazón del
cangrejo, y su fijación sobre él es asombrosamente resistente
a los intentos del forzado hospedador por arrancarse de
encima el indeseado “huésped”. Al mismo tiempo, le inyecta
con un fino aguijón a modo de dardo hueco un reducido grupo
de células (en ciertas especies, una sola). Esta última fase
invasiva del desarrollo larvario del agresivo parásito se conoce
como kentrogon. A partir de ahí, el desdichado cangrejo ya
está perdido: La ahora ya inútil “carcasa larvaria” de la
Sacculina se desprende, pero sus células inyectadas en el
interior de su víctima se multiplican y diferencian, produciendo
el individuo endoparásito adulto. De este modo, una densa y
fina red de “raíces” crece y se extiende por el medio interno
del animal – por todo el cuerpo del cangrejo –, ingresando por
los espacios hematocélicos – el equivalente a los vasos
sanguíneos en el cangrejo – y comienza a succionar sus fluidos
para alimentar al parásito. Sin embargo, no mata a su
hospedador... No, le destina para algo mucho más cruel,
exquisito y beneficioso para sus propósitos... Llegado este
punto crítico, la Sacculina construye su única estructura visible
desde el exterior, un “saco” que va creciendo e hinchándose
bajo el abdomen del animal – de ahí el nombre de Sacculina.
Además, se sitúa justo en la zona abdominal del cangrejo
donde sus hembras ponen los huevos. Este “saco” es el
órgano reproductor del parásito. Observen que dicho órgano
es externo, luego en principio vulnerable a la reacción
defensiva de enérgica “limpieza” del portador. Y ahí es donde
la estrategia evolutivamente estable (EEE) de la Sacculina
exhibe todo su “diabólico esplendor” y sutileza, donde se
muestra en su tenebroso “Trono” de “Reina de los Parásitos de
la Mente” totalmente descritos y conocidos: Pues el infestador
se las arregla para alterar, confundir y manipular a su antojo y
beneficio los sistemas nervioso y reproductor de su obligado
hospedador, impidiendo tal mecanismo natural de conducta
auto-protectora y provocando otras pautas de
comportamiento tan fatales para el desafortunado cangrejo
como óptimas para sí mismo. Y, por si fuera poco, lo hace de
manera astuta y hábilmente diferenciada según el sexo de su
víctima: Así, si el cangrejo invadido es hembra, la Sacculina
toma el control de su “instinto maternal”, a través de
específicas y bien ajustadas secreciones hormonales propias
que “engañan” y sustituyen la percepción corporal íntima de
la condenada cangrejita, induciéndola a “creer” que el saco
“invasor” es su propia puesta de huevos. En consecuencia, la
hembra no lucha por desprenderse de él, sino todo lo
contrario, lo limpia, cuida y protege con todo su celo maternal.
Por otra parte, cuando invade un cangrejo macho, la Sacculina
lo “castra” químicamente utilizando su extensa y densa red de
raicillas internas y su potente y a la vez precisa secreción
hormonal, para después “feminizarlo”, induciéndole a
“sentirse” como si fuera hembra y comportarse como tal,
mimando, escudando y acicalando su “preciosa puesta de
huevos”... Con independencia – por tanto – del verdadero sexo
de la víctima infestada, opera de la misma forma: La manipula
para actuar como “comadrona” o “madre-taxi” inconsciente
de su invasora, hasta que, al llegar el momento de la eclosión
de los huevos de la Sacculina, el cangrejo – macho o hembra –
sale de su escondrijo, busca con esmerado afán un lugar
tranquilo y despejado y, una vez en él, comienza la serie de
movimientos abdominales – idénticos a los que haría con su
auténtica puesta –, para que la corriente del agua marina
difunda al máximo las nuevas nauplius. El parásito ha
conseguido que su víctima trabaje para él, cual vehículo de su
propia reproducción/supervivencia, y en contra de la suya
misma... Es el claro y rotundo equivalente de la “fascinación”
o el “Síndrome de Estocolmo”, a la escala cognitiva de un
crustáceo, pero elevado al máximo grado...
Este es mi “Larva Perversa Predilecta” – dado que muestra un
nivel de complejidad y de transformación fisiológica, sexual y
de conducta en el “anfitrión” tan monstruosa y a la par
coherente o más aún con los objetivos del parásito como las
descritas en el Mito para una presa o “neonato converso”
respecto al vampiro – . Y no solo la mía, sino igualmente la de
sobresalientes biólogos y pensadores evolucionistas mucho
más eminentes que este humilde ensayista. De hecho, la
descripción que acabo de realizar procede de dos fuentes tan
ilustres como señeras: La principal, de la magnífica obra “La
Montaña de Almejas de Leonardo y la Dieta de los Gusanos,
Ensayos de historia natural”, de Stephen Jay Gould, y la
segunda, del no menos y ya clásico libro “Biología Animal”,
escrito en colaboración por J. B. S. Haldane y Julian Huxley, en
una de cuyas páginas iniciales destacan unos excelentes
dibujos ilustrativos (los segundos del volumen), que muestran
la anatomía interna y mecanismo de infestación de la
Sacculina como ejemplo de parasitismo... Pero hay variadas
manifestaciones de la devastadora y al mismo tiempo
cautivadora e impresionante actividad de los “Parásitos de la
Mente” en la Naturaleza. Hagamos un breve y sintético
recorrido por esta suntuosa y gótica galería de “exquisitos
horrores”, labrada por las invisibles pero implacables Manos de
la Selección y el Tiempo..., las Manos del Relojero Ciego de Mr.
Darwin:
Un hongo del género Ophiocordyceps infecta el sistema
nervioso de las hormigas carpinteras de Tailandia, tomando de
este modo el absoluto dominio de sus cuerpos. Por este medio,
las empuja a subirse a los árboles, dirigirse a las ramas más
alejadas, y como el hongo es susceptible a la luz ultravioleta y
la lluvia, las obliga a colocarse debajo de las hojas para
protegerse del Sol. Al abrigo de estas condiciones favorables,
el hongo crece en el interior y exterior de su víctima, que
muere aferrada a la rama. El parásito sigue devorando a sus
presas muertas, desarrollándose como una especie de gran
filamento gusanoide que brota de la unión de sus cabezas con
el resto de los cuerpos, hasta que los órganos de la hormiga
explotan, diseminando una lluvia de esporas sobre las demás
hormigas sanas, que viven en el suelo, y casi nunca trepan a
los árboles, dando inicio a un nuevo ciclo de infestaciones.
Otros hongos del mismo género y similar área de distribución
geográfica llevan a cabo un muy semejante e igualmente atroz
proceso con las hormigas-bala, autóctonas de la región. Tal
relación parásita hongos-hormigas lleva manteniéndose en
equilibrio durante unos cien millones de años; Existe también
un ácaro que se adhiere a la “espalda” de las hormigas:
Penetrando en sus ganglios cerebroides impulsa a la hormiga a
vomitar, una y otra vez, hasta morir de inanición. El hongo
devora el vómito; Hay asimismo un tipo de nematodo (gusano
microscópico) que al introducirse en el interior del cuerpo de
una especie de hormigas gigantes de inmediato se dedica a
incubar huevos en el abdomen del insecto: La puesta es tan
masiva que aumenta el volumen del mismo, confiriéndole
además una coloración roja inflamada y anormal.
Simultáneamente, las especializadas neuro-toxinas vertidas
por el invasor instigan a su hospedador a subir a las ramas de
ciertas plantas que producen frutos de idéntico color y tono,
agarrándose a ellas en posición tal que aparentan ser un fruto
más. Ello equivale a “seducir” a la hormiga al “suicidio”, pues
con rapidez concretas especies de pájaros que se alimentan
preferentemente de dichos frutos acuden en bandadas para
comerlos. El parásito entra por esta vía en el organismo del
ave donde aprovecha su calor, humedad interna y residuos
nutritivos intestinales para alimentarse en estado de huevo,
eclosionar, madurar y completar así su ciclo vital al defecar el
pájaro, sin perjuicio alguno para éste, que actúa de mero
portador/transmisor; Algo muy parecido ocurre con algunos
trematodos (muy semejantes a los nematodos, también
llamados “duelas”) nativos de Norteamérica, que completan
su reproducción dentro de gran variedad de aves. Cuando un
caracol come de los residuos orgánicos de estos excrementos –
como es frecuente en ellos – el parásito crece dentro de su
cuerpo se desplaza hacia las antenas-ojos del desventurado
animal. Una vez allí, continúa creciendo, moviéndose por el
interior de las antenas e inflamándolas dolorosamente. Desde
allí, invade el cerebro, asume su control y, una vez más, le
induce a una conducta totalmente “suicida”: arrastrarse hasta
a las hojas más elevadas. En ellas, queda por completo
expuesto y vulnerable a la vista de los pájaros.
Adicionalmente, como los ojos-antenas del caracol se
encuentran inflamados en grado sumo, para la percepción del
ave constituyen suculentos y gordos gusanos. Como es de
esperar, los depredadores del aire se lanzan con presto
entusiasmo sobre los caracoles infectados, atacan sus ojos y
se los intentan comer. Por este medio se infestan con los
parásitos trematodos, completando el ciclo. El grado de
crueldad/re-utilización/eficiencia de esta refinada estrategia
evolutiva del “micro-gusanito” es increíble, comparable en
verdad al “vampírico Método Báthory” (ver “Ensayos sobre un
Nuevo Paradigma Evolutivo (I y II)”, de este mismo autor). Y no
solo comparable, sino netamente superior en rendimiento y –
sobre todo, en minimización de riesgos –, si bien hay que tener
en cuenta en honor a la Condesa Erzsébet de Báthory que ella
contó nada más que con una ridícula década de costoso
ensayo-error basado en rudimentarios conceptos alquímicos y
su mera intuición empírica sobre los procedimientos para
optimizar la adecuada y necesaria “fascinación” de sus seis
centenares largos de bellas, jóvenes y lozanas Donantes,
mientras que nuestro pequeñísimo trematodo tiene a su favor
cientos de millones de años de Evolución por selección-
adaptación... Lo digo porque, aun cuando el torturado
caracolito de marras tenga la “suerte” de no morir en el
embate, y caiga casi intacto (muy pocas veces), herido o
tuerto (la mayor parte de ellas) o ciego (una fracción no
despreciable de ocasiones) a tierra de nuevo, la
“programación condicionante” profundamente insertada en su
cerebro por la potente y sofisticada neuro-bioquímica del
endoparásito le forzará a volver a subir, reptando en
espantosa agonía a las verdes alturas, una o más veces, hasta
ser destrozado por las aves o reventar en el intento, sirviendo
hasta el último aliento al máximo beneficio de su parasitador...
Motivo por el que se les identifica con el “simpático” término
de “caracoles zombis”; Los grillos son otras víctimas propicias
para los “Parásitos de Cerebros”: Se han estudiado unos
minúsculos gusanos que crecen en su interior como larvas y,
cuando han madurado lo suficiente para salir al exterior,
provocan por inducción neurotóxica el “suicidio” impulsivo de
su hospedador, haciendo que salten al agua de charcas,
estanques, pantanos, marismas, pequeños o grandes lagos y
ríos o riachuelos. Una vez ahogados, los grillos excretan el
gusanillo ya en estado adulto y éste se aleja nadando,
completando su ciclo reproductor en el medio acuático a pleno
gusto.
He dejado intencionadamente para el final los dos ejemplos de
agentes patógenos parasitarios que afectan o pueden afectar
a la mente humana.
En primer lugar, tenemos el archi-clásico y exhaustivamente
analizado caso del virus de la rabia. El que, superficialmente al
menos, aparenta guardar mayor “afinidad” con el hipotético
fenómeno del vampirismo mítico-legendario. Evidentemente,
todo virus es un parásito obligado, solo que de una talla
submicroscópica y simplicidad estructural por debajo del nivel
celular. El que produce la rabia o hidrofobia es un Rhabdovirus
capsular en forma de bala con un genoma soportado por una
sola cadena de ARN, de sentido negativo de giro, envoltorio
conformado por cinco lipo-proteínas estructurales y el equipo
enzimático de ARN-Polimerasas necesario para su replicación.
No es, por tanto, un retrovirus: Invade las células de diferentes
tejidos y se replica en su interior utilizando los recursos
moleculares de la misma, pero no retro-transcribe e inserta
secuencias de código “ajeno” en el ADN nuclear de la célula
infectada. Se limita a multiplicarse dentro de su citoplasma
hasta generar la lisis o rotura de su hospedadora, de modo
esencialmente análogo al de un simple virus fago en una
bacteria. Esto ya de por sí es un enorme inconveniente para
estimarlo como “modelo animal homínido”, aunque fuere
“simplificado”, de una hipotética “infección vampírica”, porque
sus efectos serían difícil o imposible de ser transferidos por
simple contacto a través de la saliva o la sangre de manera
que puedan modificar de modo permanente el “software” o
programa genético de una “presa seleccionada” , como para
sufrir un proceso tan complicado y completo de cambios
psicofisiológicos cuales los asociados a la “Conversión”. Pero
dejemos eso por el momento. Lo sustancial aquí y ahora es
constatar que se trata de un virus ampliamente extendido
entre los mamíferos superiores en toda la Tierra, tanto
salvajes como domésticos, que ataca selectivamente a los
tejidos muscular y nervioso central (cerebral), transmitiéndose
fundamentalmente por mordedura o contacto con las mucosas
o la saliva del animal infectado sobre un corte en la piel. Posee
como vectores importantes a perros, gatos, zorros, mapaches,
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  • 1. Biología del Vampiro(*) (El Vampirismo, una visión Darwiniana: El Mito, a la luz de la Ciencia) I Demografía/Ecología Índice I Introducción. Definición y Rasgos del Vampiro II Modelo Depredador (Vampiro)/Presa (Cálido), o "Modelo VPd/WPr" III
  • 2. Modificación del Modelo: VPd/WPr-Q (con “Cuarentena”). Postulado Schreiber de la Auto- Cuarentena/Mascarada Vampírica, o del Equilibrio Coexistente por Auto-Cuarentena Vampírica IV Reflexión (*) Entendemos por “Vampiro” – de ahora en adelante –, al organismo mítico antropomórfico de inteligencia humana, bebedor de sangre y de elevado psiquismo “fascinador predatorio”. No confundirlo – pues – con su/nuestro lejano “pariente”, el mamífero volador o murciélago de análoga dieta-base, pero no método reproductor, aunque sí en cierto modo semejante mecanismo de transmisión vírica de la rabia a los cánidos, e incluso en contadas ocasiones, o más habitualmente a través de ellos, al hombre. Citas “Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos en el devenir de nuestra historia" . (George Bernard Shaw). "La simbiogénesis es el proceso por el cual dos organismos que viven juntos mucho tiempo acaban dando lugar a otro organismo más complejo... ()... El motor de la evolución está en las bacterias, esos seres diminutos que despreciamos, pero que tienen vida propia y perpetúan y generan la diversidad biológica". (De "Captando Genomas", Lynn Margulis). "No existen fenómenos morales, sino una interpretación moral de los fenómenos". (De "Máximas en Intermedios", en "Más Allá del Bien y del Mal", Friedrich Nietzsche).
  • 3. "Si hay en el mundo una historia bien documentada es la de los vampiros. No falta nada: testimonios orales, certificados de personas notables, de cirujanos, sacerdotes y magistrados. La evidencia jurídica es de las más completas. Sin embargo, ¿quién cree en los vampiros? (De "Carta al Arzobispo de París", refiriéndose con contundente ironía a las "pruebas" sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo – a todas luces mucho menos acreditadas en términos históricos documentales que el vampirismo –, Jean-Jacques Rousseau). "¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad". (Jorge Luis Borges). "El mayor engaño del Diablo es hacernos creer que no existe". (Charles Baudelaire). "La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia". (Konstantin Tsiolkovsky, refiriéndose a la posible existencia de vida extraterrestre). "Sólo tendrás que abstenerte de comer la sangre, porque la sangre es la vida, y tú no debes comer la vida junto con la carne" (Deuteronomio, 12-23). --------------- I Introducción. Definición y Rasgos del Vampiro El objetivo de esta nueva colección de trabajos es presentar un modelo razonable y científicamente plausible sobre la biología del
  • 4. vampiro, partiendo del supuesto hipotético de su existencia real. En esta primera parte, nos centraremos en los aspectos puramente demográficos y ecológicos vinculados a la probable evolución de su población en relación interespecífica de tipo depredadora con su presa preferente: el ser humano, al que denominaremos “cálido”. En primer lugar, establezcamos el concepto de “vampiro” dentro del modelo. Para ello, acudiremos a las fuentes legendarias de las muy diversas tradiciones culturales – puesto que el mito es prácticamente universal –, extrayendo de ellas los factores comunes aceptables en términos biológicos, y “traduciéndolos” o interpretándolos de forma actualizada, a la luz de los conocimientos vigentes. Así trazaremos el “perfil arquetípico” del vampiro. Es decir, utilizaremos el método usual en Psicología Analítica, Mitología e Historia de las Creencias o Religiones Comparadas, tal y como ha sido desarrollado por autores de reconocido prestigio y relevancia, cuales Carl Gustav Jung, Joseph Campbell y Mircea Eliade, entre otros. Según éste, podemos sintetizar dicho “retrato-robot vampírico” como sigue: DEFINICIÓN DE VAMPIRO Homínido hematofágico exclusivo (bebedor/succionador de sangre caliente), dotado con inteligencia del orden humano y “reproducción” parasitaria por Conversión sobre algunas de sus presas de nuestra especie (“Cálidos”) (Tabla 1) Rasgos del Vampiro Hematófago homeotermo exclusivo, con preferencia por la sangre humana Fuerza y elasticidad musculares ~ 15 veces la humana, hiper- velocidad
  • 5. Fotofobia aguda-severa, crítica en zona ultravioleta, en función de la potencia y longevidad individual acumuladas. Como consecuencia, fuerte intolerancia al contacto con la plata, sus disoluciones salinas o complejos-ligando, en especial en su medio interno orgánico Metabolismo respiratorio, cardio-vascular y basal lentos (pulso y aliento muy débiles, inapreciables por medios directos o rudimentarios) Longevidad enorme (entre varios cientos de años y pocos miles) Anemia porfírica crónica constitutiva Elevada agresividad, hiper-sexualidad Hipersensibilidad auditiva y olfativa, visión nocturna Tendencia a sufrir letargos periódicos con alta variabilidad individual (narcolepsia catatónica intermitente) Alto psiquismo depredador sobrehumano (Tabla 2) Como puede observarse, no se han incluido facultades manifiestamente absurdas (por ejemplo, la imposibilidad para reflejarse en los espejos, de índole literario-simbólica, como es obvio), fantasiosas, exageradas o fabuladoras (la capacidad de volar, clara distorsión hiperbólica supersticiosa de la ultra-densidad de paquetes musculares, que les permitiría saltar a grandes alturas con rapidez casi por encima de la resolución visual humana), ni tampoco racionalmente asumibles pero contradictorias y paradójicas, cual la alergia al ajo (ya que en verdad los polisulfuros de alilo poseen un efecto hipotensor vasodilatador que torna más fluida la sangre y retrasa su coagulación al manar de cortes o heridas, por lo que más bien cabría pensar en el extendido “rumor” de la repugnancia vampírica al mismo cual una interesada “estrategia inversa” de confusión, propalada por algunos vampiros de astuto cerebro con el fin de facilitarse la labor a través del temor infundado sugestionado a sus potenciales víctimas). Curiosamente, además, las “propiedades” excluidas de la Tabla 2 no exhiben un rango universal o multicultural, y/o bien son comprobadas invenciones, o deformaciones surgidas de las mentes de los poetas y prosistas que han consagrado – nunca mejor dicho –
  • 6. sus plumas a la escenificación del “Mito Oscuro” más fascinante y persistente de la Humanidad... Lo que da que pensar y no deja de resultar... un tanto inquietante, ¿no creen, mis Amables y Pacientes Lectores?... De todos modos, en este primer ensayo no entraremos a discutir ni justificar las características de este modelo de “fisiología vampírica” en detalle, porque aquí – como ya les señalé – focalizaremos nuestra atención en la dimensión bioestadística o poblacional hipotética de dicha especie o subespecie. Precisamente en el segundo estudio nos ocuparemos del nivel orgánico y psicobiológico. II Modelo Depredador (Vampiro)/Presa (Cálido), o "Modelo VPd/WPy" Procedamos ahora a exponer el contenido del “Modelo Depredador (Vampiro)/Presa (Cálido), o “Modelo VPd/WPy” (del inglés “Vampire Predator/Warm Prey”). Este tratamiento se halla basado en otro análisis muy semejante realizado en el divertido pero no por ello menos instructivo campo de las biomatemáticas especulativo-recreativas por los profesores Philip Munz, Ioan Hudea, Joe Imad, Robert J. Smith et al., de la School of Mathematics and Statistics (Carleton University), el Department of Mathematics, (University of Ottawa) y Department of Mathematics and Faculty of Medicine, The University of Ottawa. El artículo fue publicado como el Capítulo 4 de la obra "Infectious Disease Modelling Research Progress", bajo el título "WHEN ZOMBIES ATTACK!: MATHEMATICAL MODELLING OF AN OUTBREAK OF ZOMBIE INFECTION", editado por "Nova Science Publishers, Inc", en el año 2009. Como su título indica, los autores crean en él un modelo hipotético de una "epidemia" o "brote" zombi, determinando bajo qué condiciones desencadenaría un "apocalipsis" inexorable al estilo de las películas continuadoras de la saga del innovador y genial guionista y director cienmatográfico George A. Romero, quien "diseñó" el patrón fundamental del "zombi
  • 7. moderno" en su famosísimo film "Night of the Living Dead" ("La Noche de los Muertos Vivientes")... Y en qué "escenario" podría conducir a una suerte de "inestable coexistencia" entre las poblaciones de zombis y humanos. Yo me he limitado a modificarlo convenientemente para adaptarlo al "perfil biológico" del vampiro antes reseñado, así como al supuesto mecanismo de "infección/conversión" vampírica que de inmediato les resumiré, igualmente procedente del acervo mítico- legendario por el método antes apuntado. En ese caso, los parámetros esenciales del modelo son los que se representan a continuación: DINÁMICA DE LA RELACIÓN INTERESPECÍFICA VAMPIRO/CÁLIDO Tasa Promedio Natural de Natalidad de la Población Cálida = Π Tasa Promedio Natural (ajena a la acción vampírica) de la Población Cálida = δ Tasa o Fracción Media de Susceptibilidad a la Transmisión Neonata o Conversión Vampírica (por contacto interno o ingestión con la sangre de un Vampiro) = β Tasa o Fracción Media de Latencia = Fracción de los Infectados por dicho proceso que se mantienen aún "humanos" durante el "Periodo de Latencia" en el cual el sistema inmunológico y los mecanismos de reparación genética intentan combatir al "agente patógeno vampirizador" portado por la sangre del vampiro. Es patente que muchos morirán "aparentemente" antes de completar tal fase, bien por las pérdidas de sangre, el debilitamiento de las defensas o de índole general propiciado por el "asalto vampirico" o serie de ellos, por motivos independientes, o por una combinación de ambos efectos. Les denominaremos "Revinibles o Posibles Revinientes (R)". De éstos, una parte "retornarán" como Vampiros Neonatos, y otros "fallecerán definitiva e irreversiblemente", igual que el resto de la Población Cálida no infectada, incluida la que es desangrada como mero alimento, pero no "conversa", al no ingresar en su organismo el fluido circulatorio vampírico = ρ Tasa o Fracción Media de "Reviniencia" = Fracción de los Infectados que experimentan el "deceso aparente", pero el agente patógeno conversor consigue hacerles "emerger"
  • 8. como Vampiros Neonatos finalmente, dejando en el acto de pertenecer al grupo "R", por supuesto = ξ Tasa o Fracción Media de "Aniquilación Vampírica", por destrucción de su corazón y/o cerebro = α (Tabla 3) Definimos, adicionalmente, los siguientes elementos: MASAS O CLASES POBLACIONALES DEL MODELO Masa Media de Población Cálida Suceptible de ser infectada = W Masa Media de Población Infectada Latente (de forma finalmente efectiva o no) = I Masa Media de Población Conversa/Vampirizada y de Vampiros = V Masa Media de posibles Revinientes = R (Tabla 4) Por consiguiente, el Sistema de Ecuaciones Diferenciales Ordinarias (ODES) para el Modelo VPd/WPy se formularía: dW/dt = Π – β W V – δ W dI/dt = β W V – ρ I – δ I dV/dt = ρ I + ξ R – α W V dR/dt = δ W + δ I – ξ R Es interesante hacer notar que la diferencia esencial de este modelo dinámico con su equivalente para el caso de los zombis radica en que la cuarta ecuación – en este último – incluye un término positivo de crecimiento causado por la cantidad de zombis destruidos, modulada por el parámetro α . Esto se debe a que en principio, según la versión "Romero" y otras similares del tradicional mito propio de la religión vuduísta afrocaribeña de
  • 9. ancestral origen yoruba, todo cadáver es susceptible de transformarse en zombi, de modo que si en un encuentro casual entre un zombi y un susceptible humano el primero resulta destruido por descerebración, pero logra morder aunque solo sea una vez a su aniquilador en el curso del enfrentamiento, este último posee cierta posibilidad de ser zombificado directamente o incluso si "muere" a resultas de las heridas ocasionadas por su lucha. Sin embargo, el "Abrazo o Beso Oscuro" completo de un vampiro requiere una suerte de "ritual psico-erótico" de "seducción- comulgamiento mutuo" por intercambio extenso de sangres, lo que parece muy improbablemente compatible con un certero y experto ataque, o bien con simplemente una afortunada reacción defensiva, de un cálido contra su "asaltante vampírico"... Es evidente que, si ya está "seducido", no se resiste, y viceversa. Por ende, la ecuación de variación del número de "Revinientes" con el tiempo no incluye el aporte de la proporción media de "encuentros fatales" para el vampiro. Esto produce importantes y sugestivos cambios en la discusión de las soluciones matemáticas del sistema que analizaremos más tarde. Asumimos que solo consideramos a los humanos o "cálidos" cual presas selectivas de los vampiros, y que éstos ni se atacan ni se defienden entre ellos. Estos últimos supuestos se cumplen estrictamente en el "escenario zombi" usual, no así en rigor en todos los "relatos o descripciones vampíricas": De hecho, no obstante, sí se satisfacen de modo fuertemente mayoritario; Puesto que la conducta predominante de los vampiros como superpredadores se asimila mucho más a la de los "grandes felinos o félidos solitarios", celosos marcadores de territorio, o a lo sumo agrupados en pequeños harenes o serrallos en torno al Macho o Hembra-Alfa", "Padre o Madre Oscuro/a, creador/a" o Conversor de sus acompañantes predilectos, quienes cazan u ojean para él/ella siguiendo un patrón mucho más parecido al de los leones, aunque restringidamente nocturno, que a la de lobos o perros salvajes organizados en manadas, o a las del propio primate homínido o humano primitivo; Estas mismas fuentes mítico- legendarias convergentes indican asimismo que un vampiro puede cazar y desangrar hasta la muerte a otros mamíferos de sangre caliente por necesidad o "Sed Roja", pero jamás le permitiría tomar su propio y "precioso" cauce con el propósito de "convertirlo", algo absurdo y repugnante para él... Pero aun imaginando que tal proceso ocurra por accidente ante la eficaz y contundente respuesta de un depredador de gran agresividad y talla frente a un
  • 10. vampiro muy joven ("neonato reciente") y/o debilitado por una prolongada abstinencia de su sustento esencial, o hasta meramente "pervertido" o "zoofílico", el asunto sería irrelevante para esta simulación, ya que la "Conversión" auténtica implica una mente receptora auto-consciente e inteligente compleja de nivel comparable a la del donante... El resultado de un intercambio de esta clase sería un animal más próximo a una especie de mezcla entre rabioso y "zombi" estilo película "28 Days Later" ("28 Días Después") o algunas de sus secuelas e imitaciones, no un verdadero "vampiro". Además, la frecuencia de esta índole de interacciones sería tan desmesuradamente baja o anormal que podemos despreciarla en términos estadísticos significativos. Por todo ello, las dos condiciones citadas siguen siendo válidas para el modelo biológico del Vampiro cual primera aproximación simplificada muy razonablemente aceptable. De todas maneras, el ODES planteado es más complejo que los habituales en otras relaciones entre especies, tales como por ejemplo la Depredador/Presa o Parásito/Hospedador clásicas, porque en éstas no existen "candidatos" a Revinientes, lo que es patente por otro lado. Por último, fijamos que las Tasas Promedio de Natalidad (Π ) y Mortalidad (δ ) Naturales de los Cálidos son constantes y tienden a cero, a causa de que los periodos de latencia y conversión han de ser muy pequeños frente a la longevidad media de la población humana, y no digamos de la vampírica. Así pues, el ODES se reduce a: dW/dt = – β W V dI/dt = β W V – ρ I dV/dt = ρ I + ξ R – α W V dR/dt = – ξ R Los dos Puntos Extremos de Equilibrio del mismo se definen como: 1) Punto de Extinción de la Población Cálida (Susceptible) = (0,0,VM,0)
  • 11. 2) Punto Libre de "Infección" (Extinción Vampírica) = (N,0,0,0) Donde VM simboliza el número máximo de Vampiros generados por transmisión-conversión, a partir de una cantidad mínima de ellos como "Foco Original", una vez extinguida toda la población cálida, y N la masa total de Población Cálida en ausencia absoluta de vampiros y – por ende –, completamente libres de "infección". Aceptando estas condiciones de contorno, el Jacobiano J del Sistema es: – β V 0 – β W 0 β V – ρ β W 0 – α V ρ – α W ξ 0 0 0 – ξ Obtenemos la Ecuación de Autovalores correspondiente: det [J – λ I] = 0 para los puntos de equilibrio, resultando: 1 Punto de Extinción Cálida: det [J(0,0,VM,0) – λ I] – β VM – λ 0 0 0 β VM – ρ – λ 0 0 – α VM ρ – λ ξ 0 0 0 – ξ – λ Igualando a 0 y desarrollando el determinante, llegamos a la ecuación: λ (β VM + λ ) (ρ + λ ) (ξ + λ ) = 0 Cuyas soluciones son, evidentemente:
  • 12. λ = { 0, – β VM , – ρ , – ξ } Ninguno de los autovalores del Sistema es positivo, luego la Solución equivale a un Estado de Equilibrio Estable Ello significa que, arrancando de una población de vampiros arbitrariamente pequeña – o incluso de un único "Portador Zero" del agente vampirizador –, la dinámica de este tipo de relación interespecífica evoluciona hasta una situación de "Apocalipis Vampiro" o Extinción Cálida más o menos temprana dependiendo de la medida de los parámetros o tasas que intervienen en ésta de forma espontánea e irreversible. Esta predicción es esencialmente idéntica a la que se deduce empleando el modelo para el "Brote Zombi": En su artículo, los autores demuestran que, para una ciudad o conjunto de asentamientos humanos vecinos de unos 500000 habitantes, la aniquilación total o "Apocalipsis No-Muerto" – en otras palabras, el momento en el cual toda la población inicial se habría transformado en zombi o reposaría para siempre de manera menos "agitada" o Punto de Equilibrio Estable –, acontecería en torno a unos 7 días tras el brote primordial en la zona... Esto, empleando el Método de Euler para integrar numéricamente el ODES, y adoptando una configuración de condiciones de contorno "conservadoras", dada por: (α =0.005; β =0.0095; ξ =0.0001; δ =0.0001). El Punto de Cruce o Crítico del Sistema – aquél donde las poblaciones decrecientes de presas humanas y crecientes de sus depredadores "canibalescos no-muertos" se igualan –, se sitúa alrededor de 5 y 3/4 de días después de la "infección origen". La gráfica de Población (en miles de individuos) frente a Tiempo (en días), permite visualizar dos curvas, la una decreciente y la otra creciente casi simétricas, de forma sigmoidea y perfil muy veloz, con una esbelta y bien definida inflexión común desplazada bastante hacia "abajo" y algo menos a la "derecha", coincidente con las coordenadas del cruce (que equivalen a 150000 supervivientes humanos – el 30% de la masa de población inicial – y otros tantos zombis "voraces" en plena y cada vez más desaforada multiplicación. Por otra parte, la curva de tan escasamente agradables y "locuaces caminantes" tiende saturarse a simple vista desde el décimo día en adelante. En teoría, este "retardo" reactivo no debería presentarse, habida cuenta de que, a diferencia de lo que ocurre con todo depredador "normal", la "inercia reproductiva" no alargaría la pervivencia de
  • 13. una fase terminal de crecimiento neto aun cuando cada vez más y más lento, hasta anularse en pendiente horizontal, en las primeras etapas del periodo de esquilmación severa o extinción por agotamiento o sobre-predación a expensas de la población de las presas...; No, porque en el caso de los zombis, éstos, a similitud de los virus, son "parásitos obligados", y solo pueden propagar su condición mientras se mantengan cuerpos vivos de sus víctimas. Ahora bien, esta fase también se produciría entre ellos, y hasta más prolongada en algunos escenarios, ya que a la "inercia demográfica" del clímax-pujanza predatoria precedente la sustituiría la singular característica "exótica" de su agente patógeno-mutagénico hipotético, facultado para "infectar" cadáveres recientes, bloquear su natural proceso de putrefacción por aniquilación de la microflora-fauna microbiana saprofítica y "reanimar", aunque fuere harto limitadamente, el sistema neuromotor de los mismos. Éste..., y un primario impulso agresivo- nutricio muy atrofiado y fisiológicamente ineficiente, pero destinado en exclusiva a hacerles transmitir vía mordedura su código – ignoramos si retrovírico o priónico, aunque personalmente sospecho, dadas las características literario-cinematográficas asignadas a tales criaturas, que más probablemente se trataría del segundo –, a otros receptores susceptibles específicos (humanos). O sea, que durante una temporada los "muertos revinientes" seguirían "retornando", a pesar de que ya no habría presas disponibles para cumplir la función vital de supervivencia/réplica del agente patógeno que los anima..., el cual seguiría actuando tan mecánica y ciegamente como desde el principio, lógicamente... Hasta que ya no hubiera más "fiambre que semi-descongelar", si se me permite el chascarrillo macabro... Tal rasgo básico de la dinámica Depredador-Zombi/Presa-Humano es reflejada cuantitativa y gráficamente en el modelo matemático, como era de esperar. Sin embargo, ¿qué acontecería en el caso de la relación Depredador-Vampiro/Presa-Cálido, o Modelo VPd/WPy? Veamos: La documentación mítico-legendaria vampírica disponible y su reflejo literario-cinematográfico más "fiel o serio" a sus factores comunes transculturales, coinciden en señalar un Periodo de Latencia notablemente más largo que, en función del número e intensidad de "intercambios sanguíneos", así como de la combinación de grados de susceptibilidad del cálido e "infectividad" del vampiro, puede oscilar entre unas pocas semanas e igual
  • 14. número aproximado de meses... Mucho más dilatado que las "24 horas" típico-tópicas, o poco más, de mísera "prórroga" concedida al desdichado sujeto mordido por un "Rome-Zombi" o semejante, pero sin duda todavía muy breve, comparado al ritmo de renovación generacional de nuestra especie; Por su parte, ya explicamos que la víctima muerta desangrada o de cualquier otra forma como producto de su encuentro y/o enfrentamiento con un vampiro – si no bebe o ingiere en dosis o concentración suficiente el agente patógeno –, nunca "retornará" convertida tras su deceso "aparente", al ser entonces éste en verdad "definitivo": Ello implica que la Tasa de Aniquilación Vampírica α no aporta nada al aumento de la cantidad de vampiros como revinientes, en agudo contraste con lo ocurrido en el caso de idéntico parámetro para los zombis; Las obvias y razonables consecuencias de la conjunción de estos dos factores sobre la forma de las curvas de evolución demográfico-ecológica de los vampiros y sus presas cálidas predilectas son: a) La pérdida de la “fase de retardo” en la respuesta de brusca caída en la cantidad de vampiros justo tras la extrema escasez o extinción final de la población cálida por masiva sobre-depredación/conversión. Es evidente que, si no es posible “convertir cadáveres”, cuando todo humano haya muerto o sea un vampiro, nadie más se transmutará en vampiro; b) No obstante, en general, el proceso será más lento hasta ese momento, generando gráficos fuertemente desplazados hacia arriba y a la derecha, especialmente en la “curva cálida”. Por ejemplo, manteniendo en igual orden de magnitud el resto de las condiciones, para la misma población de 500000 habitantes, el Punto de Cruce tenderá a establecerse después (entre un mes y seis, estimándolo a grosso modo) y para cuando el número de cálidos haya descendido tan sólo a no mucho más ni menos de la mitad de su masa demográfica original, ya que debido a la mayor “parsimonia” del mecanismo de transmisión y el menor índice de “Reviniencia”, la celeridad de “caída” de la población “sana” humana será inferior, y asimismo harán falta más vampiros activos para lograr la inflexión. O, lo que es equivalente, el promedio de conversos por unidad de tiempo y vampiro será sensiblemente más modesto. Esto es fácil de calcular y comprobar aplicando el programa informático de resolución-simulación del EDOS, formulado y elaborado por los matemáticos canadienses, retocándolo con las ligeras modificaciones requeridas por el Modelo Vampiro, cuya fuente textual se adjunta al final del artículo o capítulo publicado por ellos, que figura en la Sección de “Bibliografía y Referencias” de este ensayo, y se encuentra disponible además en la Red.
  • 15. 2 Punto Libre de Infección (Extinción Vampírica) Sustituyendo de nuevo en el Jacobiano las “coordenadas” en el espacio de fases y planteando la Ecuación de Autovalores: det [J(N,0,0,0) – λ I] – λ 0 – β N 0 0 – ρ λ β N 0 0 ρ – α N – λ ξ 0 0 α N – ξ – λ El desarrollo correspondiente nos conduce a: – λ [– λ 3 – (ρ + ξ + α N) λ 2 – (ρ α N + ρ ξ – ρ β N) λ + ρ ξ β N] = 0 En la cual, al ser el término independiente de la ecuación polinómica de tercer grado ρ ξ β N > 0, existe al menos una raíz o “valor propio” con parte real positiva. Y, por consiguiente, el Estado de Equilibrio “Libre de Infección Vampírica” es, por definición inestable. Ello quiere decir que bastaría la aparición de un único vampiro en el seno de la población cálida para desencadenar el inicio de la propagación de su condición según la dinámica anteriormente descrita. En esta ocasión, el análisis de la correspondiente solución para un “brote zombi” resulta exactamente idéntico, puesto que el término ausente en la cuarta ecuación del sistema (dR/dt) en el “escenario vampírico” se anula de todos modos por definición. Dicha conclusión es perfectamente coherente con los modelos epidemiológicos de propagación de un agente infeccioso altamente virulento que brota espontáneamente dentro de una población susceptible no inmunizada, así como con los muy análogos que simulan la aparición de un nuevo superpredador o parásito mutante o readaptado “innovador”, que impacta sobre una especie de presas selectivas no preparadas por su previa evolución a
  • 16. responder a su voraz “ataque”, en el contexto de los patrones ecológicos de relación competitiva tipo “carrera de armamentos” o “Dinámica de la Reina Roja”. III Modificación del Modelo: VPd/WPr-Q (con “Cuarentena”). Postulado Schreiber de la Auto- Cuarentena/Mascarada Vampírica, o del Equilibrio Coexistente por Auto-Cuarentena Vampírica III.1 Modelo VPd/WPr-Q A semejanza con lo que hacen los profesores Philip Munz, Ioan Hudea, Joe Imad, Robert J. Smith et al., consideramos a continuación las posibilidades reales de “contención” de la “infección” o “Apocalipsis Vampírico”, tal cual ellos llevan a cabo con el correspondiente modelo “Zombi”. Supongamos – en consecuencia – que se intenta imponer una Cuarentena parcial sobre infectados latentes y vampiros, de forma que parte de los individuos positiva o “sospechosamente” identificados como portadores infectados latentes, y los claramente identificables como “vampiros”, por supuesto, son privados de su libre circulación, ya sea por efecto de la persuasión o de la fuerza. De inmediato, son removidos y concentrados en áreas específicas convenientemente fortificadas y vigiladas. Asumimos que mientras se encuentren en dichas zonas no pueden contagiar ni infectar a ningún cálido susceptible más. Los principales cambios que ello comporta en el modelo son los siguientes: Tasa o Frecuencia Media de Ingreso en las áreas de Cuarentena de Infectados Latentes y Vampiros = κ y σ
  • 17. respectivamente Tasa o Frecuencia Media a la cual algunos de la fracción de "aislados" que intentan escapar son aniquilados antes de recuperar su "plena libertad" (capacidad contagiosa o infectiva) = γ Masa de Población en Cuarentena = Q (Tabla 5) Aceptamos también que una parte de los “portadores aún Cálidos Latentes” que son abatidos sin destruir sus corazones y/o cerebros, o mueren accidentalmente, a causa de sus heridas, por sed, debilidad, otras enfermedades oportunistas o cualquier otro motivo, pueden sumirse en la “muerte aparente” que, eventualmente, les haría “retornar” como “Revinientes”. En cambio, los Vampiros “prófugos” que resulten aniquilados, han de serlo forzosamente de modo fatal e irreversible por daño letal en los citados órganos vitales, y jamás “volverán”. Adicionalmente, para ellos se seguirán cumpliendo las limitaciones que impiden que, en dichas circunstancias, logren “convertir” a sus agresores, manteniéndose así la fundamental diferencia con las pautas dinámicas de la zombificación. En la práctica, esto implica que el valor de la tasa de “reviniencia efectiva directa” desde el estado de cuarentena sería bastante más baja, pero no así necesariamente el flujo neto en nº de Revinientes por unidad de tiempo a lo largo de todo el proceso: Al principio, cuando la cantidad disponible de susceptibles cálidos supere todavía significativamente al de sus posibles “conversores”, es evidente que la proporción de los primeros ya infectados dentro de los recintos de cuarentena será muy preponderante: Un auténtico “festín” para los vampiros que comparten con ellos su prisión. La gran mayoría de ellos será desangrado hasta morir, pero una pequeña fracción se transformará en vampiro, y la correspondiente parte de ella entre los que logren escapar y sobrevivir a la persecución de sus guardianes pasará a engrosar las filas de los bebedores del precioso fluido rojo, sumados a los que se conviertan durante la misma huida. En estas primeras etapas la masa total por unidad de tiempo de Revinientes procedentes de la Cuarentena superará notablemente a la de sus análogos en el caso del brote zombi en igualdad de condiciones restantes, a pesar de que la probabilidad de que tal hecho acontezca por unidad de tiempo y
  • 18. portador latente sea más baja de modo intrínseco. Más tarde, dichas cifras descenderán cada vez más rápidamente, de manera más veloz y hasta niveles considerablemente más reducidos de lo que ocurriría en el “Ataque Zombi”, a medida que las nuevas “remesas” de concentrados se compongan de un porcentaje más y más dominante de vampiros. Y, en las fases finales, se harán mínimas o casi nulas, pero ya poco importará, pues “fuera” apenas quedarán cálidos “sanos” con vida. A su vez, el mecanismo en sí de transmisión es acusadamente más lento – como ya sabemos –, lo cual afectará asimismo a la dinámica de “intercambio” de las áreas de aislamiento. El Sistema ODE que describe este Modelo VPd/WPy-Q (de “Q=Quarantine”) puede expresarse como sigue en términos matemáticos: W´= Π – β W V – δ W I´= β W V – ρ I – δ I – κ I V´= ρ I + ξ R – α W V – σ V R´= δ W + δ I – ξ R + γ Q Q´= κ I + σ V – γ Q En él, hemos reemplazado la “notación de Leibniz” (dX/dt), característica de los textos y trabajos en Físico-Química, Biofísica y Bioquímica, por la de Newton (X´), común en los de Matemáticas, por mera y simple comodidad. Obtenemos un sistema de ecuaciones no-trivial 5x5, cuyos Estados de Equilibrio vendrían determinados por: 1 Punto de Extinción Cálida (0, 0, VM, RE, QE) (Aquí los subíndices “E” indican “valor de Extinción”, que, en general, excepto en el obvio caso de la Población de Vampiros, no
  • 19. han de ser máximos, como es patente). 2 Punto de Extinción Vampírica o “Libre de Infección” (N, 0, 0, 0, 0) La evaluación del Jacobiano no-trivial del ODES en el segundo punto exige plantear una ecuación de autovalores con un polinomio característico de grado igual o habitualmente superior al cúbico. Afortunadamente, existe una bien conocida técnica matemática denominada “Next-Generation Method”, que permite definir la “Razón o Relación Reproductiva Básica” (R0). Dicho parámetro mide si un proceso invasivo-infectivo, parasitario o depredatorio – o en general, perturbativo –, persiste y acaba por “extinguir” a la población-diana afectada, (entonces R0>1), o bien no lo consigue, terminando por ser erradicado, (R0<1). Este procedimiento simplifica en extremo los cálculos, ya que únicamente precisa tener en cuenta las “ecuaciones diferenciales asociadas al mecanismo infectivo-invasivo-perturbativo”, en nuestro caso I´, V´ y Q´. A partir de éstas, se formulan la “Matriz de Perturbación” o de “Nuevas Infecciones” (F), y la de “Transferencias” entre los tres compartimentos interactivos señalados (T), evaluadas en el Punto de Equilibrio Libre de Perturbación-Infección: F 0 β N 0 0 0 0 0 0 0 T ρ + κ 0 0 – ρ α N + σ 0 – κ – σ γ
  • 20. La Matriz de Perturbación o de “Nuevas Infecciones” es el resultado de la transformación o producto entre la Matriz Reproductora “R” y la de Transferencias, o sea: R T = F Por lo que, aislando la Matriz Reproductora: R = F T -1 Hallamos la Inversa de T: T -1 = [1 / γ (ρ + κ ) (α N + σ )] T* Siendo T* : T* γ (α N + σ ) 0 0 ρ γ ρ (γ + κ ) 0 ρ σ + κ (α N + σ ) σ (ρ + κ ) (ρ + κ ) (α N + σ ) Multiplicando matricialmente: R = F T -1 = [1 / γ (ρ + κ ) (α N + σ )] F T* Operando y aplicando las propiedades de las matrices: R = [β N ρ γ / γ (ρ + κ ) (α N + σ )] (R* 1 + R* κ ) Correspondiendo a: R* 1 1 1 0 0 0 0 0 0 0 Y:
  • 21. R* κ 1 κ 0 0 0 0 0 0 0 Con lo cual, ello nos determina una Razón Básica Reproductiva igual a: R0 = [β N ρ γ / γ (ρ + κ ) (α N + σ )] Sin más que simplificar: R0 = [β N ρ / (ρ + κ ) (α N + σ )] Y, considerando que el tamaño de la población cálida inicial N ha de ser enorme frente a los parámetros de flujo, en especial a los ligados a los ritmos de entradas y salidas de la Cuarentena como σ , razonablemente pequeños debido a evidentes dificultades técnicas y logísticas de organización e infraestructura, de identificación cierta de los infectados latentes, además de bajo condiciones de alto impacto de terror-sorpresa/caos/improvisación, por añadidura: α N >>>...>> σ Lo que nos lleva a la expresión final para la Relación Básica Reproductiva en la práctica según: R0 = [β ρ / (ρ + κ ) α ] Reordenando factores de modo conveniente: R0 = (ρ /ρ +κ ) (β /α ) De donde se infiere que – tanto en el caso del “Brote Zombi” como del “Ataque Vampírico” –, la Razón Básica Reproductiva del evento “infeccioso-epidémico” equivale a una fracción menor que la unidad específica en cada caso particular de lo que podemos definir cual “Cociente Fundamental de Propagación” (β /α ), es decir, la relación entre la tasa de frecuencia de generación de nuevos
  • 22. infectados, y la que mide la destrucción efectiva de las dos clases de “no-muertos parasitarios obligados”, protagonistas de ambas variantes del modelo, por parte de la masa de población humana amenazada. Esta última razón es – por tanto, en principio – la que decidiría el destino final del “Drama”: Si los vampiros o zombis infectan o “convierten” a sus presas a mayor velocidad promedio de lo que éstas pueden aniquilarlos a ellos aprovechando sus puntos débiles (descerebración y/o daño letal sobre el corazón, vulnerabilidad ente las armas compuestas o revestidas por plata y fotofobia respectivamente), entonces β >α y el “Brote” se transformará más o menos rápida pero inexorablemente en Pandemia-Apocalipsis, conduciendo al Sistema al Estado o Punto de Equilibrio Estable de Extinción “Cálida”; Tan sólo si ocurre lo contrario (β <α ), será posible a un plazo variablemente largo eliminar la infección antes de que toda la población humana sea exterminada o se transforme en no-muerta. Sin embargo, esta segunda opción es muy poco probable o concebible, tanto en el escenario “Zombi” como “Vampírico”: En el primero como consecuencia su gran potencial “Reviniente” y la fuerza opresiva de su número creciente auto-alimentado que de éste se deriva...; En el segundo, por efecto de su tremendamente superior nivel de agilidad/velocidad/vigor neuro-motor/muscular, hipersensibilidad, capacidad de “fascinación”, astucia e inteligencia, que compensan con creces las desventajas de la mayor lentitud de transmisión del agente “patógeno- mutagénico” y vulnerabilidad a la luz solar diurna. Y en los dos casos, cual resultado demoledor de la combinación del “factor sorpresa/terror” y la esencial carencia de defensas inmunitarias y biogenéticas de la población humana ante la aparición de un agente infeccioso tan agresivo y virulento, fenómeno muy común en esta índole de procesos (recordemos las Pestes Negras durante la Antigüedad y la Edad Media, la Pandemia de “Gripe Española” a principios del siglo pasado y otros eventos similares..., y comparemos usando la pura lógica)... La conclusión de ésto es que – con toda seguridad – podemos asegurar que β /α será mayor que la unidad
  • 23. siempre para ambas “especies” de no-muertos... Lo que hace recaer todo el “peso” de esta discusión final en el otro factor de la fórmula que cuantifica la Tasa Efectiva de Reproducción de la “Infección”... Éste se define como el cociente entre la tasa media de infección a estado latente y la suma de dicha frecuencia promedio con la de ingreso de los infectados portadores y no-muertos en Cuarentena: ρ /(ρ +κ ) En el “Escenario Zombi” – como los mismos creadores del trabajo acerca de ello se encargan de indicar – : “entonces la erradicación depende críticamente de esta cuarentena en los estadios primarios de la infección. Esto debe ser particularmente difícil de hacer, si la identificación de tales individuos (los infectados latentes) no es obvia. En todo caso, prevemos que poner en cuarentena a un gran porcentaje de individuos infectados no es realista, debido a las limitaciones de infraestructura. Así, no esperamos altos valores de κ o σ , en la práctica. Consecuentemente, predecimos que R0 >1”. Proseguimos citando textualmente (traduciendo al castellano), a los destacados matemáticos de las Universidades de Carleton y de Ottawa, ambas radicadas en esta misma ciudad canadiense: “Como antes, ilustramos usando el Método de Euler. Los parámetros fueron los mismos a los usados en los modelos previos. Variamos κ , σ , γ para satisfacer R0>1...()... En este caso, el efecto de la cuarentena es aplazar ligeramente el tiempo de erradicación de los humanos”. En concreto, la Extinción se produce a los 7 y 3/4 días aproximadamente después de originado el “Brote”, de nuevo para una población original de medio millón de habitantes. De esto se deduce que las medidas de Cuarentena no suponen apenas sino una breve dilación de la Agonía Final: O todos los Zombis son destruidos eficazmente por medio de “ataques certeros, rápidos e impulsivos de creciente poder aniquilador” en las fases iniciales de avance de la
  • 24. epidemia, o el resultado ineluctable será un “Apocalipsis Zombi” irreversible. Si ahora emprendemos el mismo análisis trasladándolo al Escenario de Infección Vampírica con sus correspondientes variaciones dinámicas, las conclusiones son las que a continuación se puntualizan: CONCLUSIONES DEL ANÁLISIS DEL MODELO VPd/WPy-Q • Al disfrutar los vampiros de unas incomparablemente superiores “prestaciones” de fuerza, velocidad, potencia muscular, hipersensibilidad auditivo-olfativa, poderosa visión nocturna, inteligencia estratégica depredadora y facultad psíquica de “fascinación” sobre sus presas, la presunta eficacia de los ataques destructivos eficaces contra ellos disminuye y los ataques exitosos mortales de los mismos se tornan más frecuentes. Con ello, la tasa β crece y la α disminuye. De hecho, bajo estas condiciones, el recurso de “sucesión de ataques impulsivos” propuesto por los autores del “Modelo Zombi” no asegura en absoluto el triunfo final de la Humanidad en una “Guerra Mundial V”, sino más bien lo opuesto. • Por las mismas razones, las dificultades de imponer una Cuarentena efectiva se extreman todavía más, hecho reforzado adicionalmente por la enorme “invisibilidad” práctica para detectar los sutiles síntomas de los escasos infectados “latentes” propensos a terminar convirtiéndose en vampiros “neonatos” en las etapas iniciales de la propagación epidémica, así como a causa de la mayor extensión del periodo de latencia. Estos factores quedan, en parte, compensados por la vulnerabilidad de los vampiros ante la luz solar: Una vez conseguido su problemático “encierro” en las áreas de aislamiento, despiadados ataques indiscriminados durante las horas del día sobre supuestos portadores latentes, neonatos recién conversos y vampiros “maduros” o “antiguos”, por orden de abundancia relativa en el seno de tales campos de concentración- exterminio, podrían destruir a la población apresada en breve lapso de tiempo. Ahora bien, los ventajosos rasgos antes descritos también les concederían mucho
  • 25. mayores posibilidades reales de escapar de noche burlando y/o matando a sus guardianes. Por otro lado, no hemos de olvidar la más decisiva arma de la que disponen los vampiros: Su inteligencia calculadora y casi irresistible poder de “seducción”: Ante este tipo de situación de peligro desesperado, sin duda reaccionarían “fascinando” y por ende intercambiando su sangre masiva y precipitadamente – abandonando su “exquisita selectividad” habitual –, con los desdichados infectados “latentes” condenados a su infernal y compartida prisión colectiva: Es obvio que la práctica totalidad de ellos serían convertidos o se transformarían más tarde, levantándose de su “muerte aparente” en el interior de los recintos de Cuarentena. Todos estas variables unidas en interacción conllevan a que el parámetro κ o tasa de ingreso en dicho régimen se haga muy pequeño (del orden de varios cientos o mil veces más reducido que el de infectividad latente ρ ). Y el de salida σ , de tamaño comparable aunque sensiblemente inferior, tanto más cuanto más “óptimos” y expeditivos resulten los procedimientos de “ejecución masiva” en los campos de concentración. Expresado en otras palabras, la incidencia de las medidas de Cuarentena – ya de por sí muy modesta en el caso de los zombis –, será aquí despreciable o estadísticamente irrelevante. Es más, contraproducente, porque desvía energías y esfuerzos de la muy complicada tarea fundamental: Ataques letales rápidos y crecientes contra los depredadores durante las etapas primitivas de su propagación. • A su vez, la mayor duración de los periodos de latencia y lentitud general del mecanismo de propagación del vampirismo tienden por sí mismos a hacer más favorable o probable la evolución del proceso global hacia un Estado de Equilibrio Estable por Extinción “Cálida” – tal cual asimismo reseñan los profesores Munz, Hudea, Imad y Smith, comentando lo que ocurriría si la escala temporal de la fase latente y el “brote zombi” fuesen menos breves respecto a los índices de natalidad y mortalidad de la masa poblacional humana – . RESUMEN MATEMÁTICO DE LAS ANTERIORES CONCLUSIONES
  • 26. β > α κ < << ρ Y como: R0 = (ρ /ρ +κ ) (β /α ) Se infiere que: (ρ /ρ +κ ) g 1 Y, por ende: R0 = β /α > 1 g “Apocalipsis Vampiro” Garantizado III.2 Corolarios Finales de la Discusión Analítica de las Soluciones y Predicciones Numéricas de los Modelos SIZRQ (Brote Zombi con Infección Latente + Cuarentena) y VPd/WPy-Q (Ataque Vampírico con Cuarentena) • Corolario “Z”: Como parece evidente, y se confirma además por el estudio biomatemático, el escenario de un “Brote Zombi” con el perfil de las criaturas no- muertas lentas, necias y canibalescas imaginado por George A. Romero – y con más motivo aún si aceptamos la posibilidad de modificarlo admitiendo “zombis- infectados rabiosos” ágiles y veloces, estilo “28 Days Later” y similares –, pertenece a la pura ficción; Pues si alguna vez se hubiera producido en la realidad en épocas prehistóricas o históricas, dada la rudimentaria tecnología ofensiva-defensiva disponible por la Humanidad, ésta jamás hubiera sobrevivido, y no nos encontraríamos aquí para discutir sobre el “álgebra zombi”, ni tampoco en disposición de plantear ni especular sobre cualquier otra cosa... Al menos, en lo
  • 27. que atañe a los registros, documentos y pruebas paleontológicas, arqueológicas e históricas conocidas: Pues resulta más que patente que si el modelo predice una muy dificultosa posibilidad de erradicación de tal clase de amenaza o incluso de coexistencia en precario equilibrio con ella, sin disponer de un remedio biomédico o profiláctico contra la infección, hasta hoy en día, está meridianamente claro que mucho menos probable si cabe lo hubiera sido en tiempos pasados. De haber ocurrido algo semejante alguna vez, la Pandemia Letal se habría desencadenado sin apenas freno con escalofriante rapidez, condenando a nuestra especie a la Extinción... Y no demasiado después, ya fuere vía lenta consunción por hambre o retardada putrefacción-descomposición físico-anatómica – según versiones del Mito Zombi –, hubiera seguido la de nuestros Superpredadores Terminales, obedeciendo el ineluctable destino que sentencia a todo parásito obligado superespecialista a “perecer de éxito”. • Corolario “V”: Sin embargo, el caso del hipotético escenario de un “Ataque Vampírico” no es, a priori, esencialmente descartable en términos estrictamente lógicos, en función de la discusión del modelo biomatemático expuesto. A primera vista, podría parecer que sí – y con más rotundidad todavía –, dado que el estudio concluye que, asumiendo los “rasgos- tipo para el Vampiro” extraídos del análisis mitológico comparado, el “Apocalipsis Vampírico” o Equilibrio Estable de Extinción Cálida se muestra casi ineludible e inexorable. Siendo así, se aplicaría idéntico razonamiento al que acabamos de emplear para argumentar que jamás pudo producirse en el pasado un evento de esta índole, y mucho menos a escala amplia o global; Pero, en verdad, si profundizamos en el asunto, dicha previsión es tan sólo racionalmente demoledora en apariencia: Se trata de una típica “falacia por uso indebido de la analogía”, en la cuál, se presupone de modo inconsciente y/o sin explicación ni razonamiento inductivo ni deductivo alguno, que las “leyes”, principios o dinámicas que rigen un proceso deben ser exactamente las mismas que controlan otro, por el mero hecho de que los dos presenten un cierto grado “llamativo” de similitud material y/o formal: Así,
  • 28. es muy común que si en la descripción del fenómeno o causa “X1” la acción del factor o conjunto de factores “F1” demuestra que es imposible que de aquél derive el efecto “Y”, puesto que “F1” y su patrón de actividad causal son comunes o muy semejantes en el desarrollo de “X2”, se presume a priori, sin reflexión, evaluación matemática y/o dato empírico de ninguna clase que sustente el razonamiento, que a partir de “X2” tampoco se podrá llegar al estado o consecuencia “Y”, ignorando la plausible existencia de otro u otro grupo de factores “F2”, éstos no comunes entre ambos fenómenos o procesos, que sí podrían generar el efecto “Y”. De esta manera, hemos pre-asumido hasta el momento, de modo acrítico y falsamente analógico, que si la Solución o Estado Final más probable de un Brote Zombi y de un Ataque Vampírico coinciden en la Extinción Total Humana, como la lógica más elemental corrobora que entonces el primer fenómeno jamás pudo haberse verificado en el pasado realmente, se infiere que tampoco nunca ocurrió el segundo. Pero ello implica admitir sin base racional que las características de la dinámica depredador-parásito/presa-hospedador entre Zombis y Vampiros son sustancialmente análogas, lo que no es cierto en modo alguno, ya que tal asunción no considera la influencia determinante de un factor o variable tan potente y decisivo como la muy superior inteligencia estratégica o capacidad de cálculo adaptativo de los Vampiros sobre los Zombis... Este error es de tal calibre, que invalida por entero el razonamiento causal falazmente analógico. Inspeccionemos en detalle porqué: Un “hipotético Zombi” de la índole establecida cual premisa en el Modelo SIZRQ, no es más que una “máquina de supervivencia ciega” reducida a los impulsos más primarios, mecánica y “descerebradamente” obediente al puro impulso propagador de lo que el genial Dr. Dawkins llamaría los “replicantes egoístas” de su “misterioso” agente patógeno “reanimador”, se trate de un “exótico y complejo” retrovirus artificial de diseño fuera de control” como imagina la serie “Resident Evil”, un prión, o lo que diablos queramos
  • 29. especular...; Por el contrario, el “retrato robot” de Vampiro protagonista del Modelo VPd/WPy-Q elaborado como modificación del primero por este modesto autor, posee una inteligencia y poder cognitivo de orden humano o superior...; Está claro que no se trataría de un “autómata simple” manejado directa y unidireccionalmente por la “instrucción maestra profunda” de sus genes polimórficamente mutados o “reprogramados” por el “vector vampirizante”, sino que guardaría con ellos una relación interactiva comparable a la que sus presas selectivas, los humanos “Cálidos”, mantenemos con nuestras pulsiones e instintos de claro origen biogenético primitivo... Les estaría permitido – aunque sea tan parcial, intuitiva, tentativa y esforzadamente como a nosotros –, y por equiparable vía del ensayo-error experimental sancionado por la Ley de Hierro de la Selección Natural, realizar cálculos racionales, previsiones tácticas, controlar hasta cierto punto, modular, graduar, reajustar y refinar sus instintos primordiales – en su caso la “Sed Roja” a la par nutricio-agresiva- sexual/reproductiva –, de acuerdo con las variaciones y exigencias del entorno y sus riesgos de un modo, si no óptimo, al menos razonablemente satisfactorio. Lo suficiente como para haber evolucionado de modo “nocturno” y oculto en paralelo con sus “primos” cálidos, en el marco hipotético del modelo. Los rasgos comunes predominantes y actualizados del Mito del Vampiro insisten una y otra vez a nivel multicultural en la aguda inteligencia, astucia rapaz depredadora/seductora y complejidad psicoemocional y cognitiva de tales seres. La diferencia con el “prototipo del Zombi” – tanto los que originaron la inspiración primigenia de su leyenda en el contexto del animismo vuduísta afrocaribeño como su “reciclaje” en su actual “arquetipo cinematográfico-audiovisual” ligado a la “pop culture” postmoderna –, es en este sentido – y en tantos otros – abismal. Incluso si incluimos en el “perfil” del “no-muerto Z” a los “ágiles rabiosos” que configuran su última “mutación memético-icónica” en el imaginario colectivo, la sima sigue siendo colosal: No cabe duda, un “Zombi” – cual “organismo individual virtual” – es una “tosca caricatura estúpida, horrenda, putrefacta, insensible y torpe” respecto al “Vampiro”:
  • 30. El Vampiro es hermoso, fuerte, sibilino, veloz, hipnótico, elegante, psíquico, inteligente y casi “majestuoso”... De existir, encarnaría sin vacilar el “Superpredador Casi Perfecto”, el “Más Apto de los Más Aptos” en la Cima de la Pirámide Alimentaria del “struggle for life” (“lucha por la vida”) enunciado por la “iluminada” mente de Mr. Darwin... Por consiguiente, no podrían ser tan necios como para comportarse como meros receptáculos animados – o “reanimados” – de vectores biomoleculares elementales discretos ciegos y “egoístas”, tales cual retro-genes víricos o mutaciones/recombinaciones por transferencia/asimilación horizontal/epigenética de factores transmisibles de oscuro origen... No, ni mucho menos. Al igual que entrarían en estado de letargo narcoléptico autorregulado para sortear situaciones de escasez alimenticia, o procederían a “convertir” en masa a los cautivos que compartiesen con ellos una atroz Cuarentena, también sabrían controlar y remodelar sus patrones de conducta para evitar destruir la principal fuente de su sustento metabólico y único medio de propagación/reproducción efectivo, superando el triste sino de los parásitos obligados al alcanzar la cumbre de su “éxito”... Pero..., ¿Cómo lo harían?. ¿Cómo lograrían fijar un Punto de Equilibrio Ecológico Estable, o en su defecto Metaestable, capaz a la vez de asegurar su sustento, perpetuación y no consumir con ello para siempre la “materia prima” que los hacen posibles? En verdad sería muy sencillo; Basta volver a echar una buena ojeada a la fórmula final de nuestra discusión matemática: R0 = (ρ /ρ +κ ) (β /α ) Dado que tanto los valores de ρ como de β /α se hallan determinados por la misma naturaleza e historia evolutiva de la “subespecie vampírica”, y disminuirlos o reprimirlos consciente o voluntariamente sería absurdo y suicida para su supervivencia individual y colectiva, es evidente que la única forma de modular su
  • 31. “excesivo poder de propagación/letalidad masiva”, para así garantizar un idóneo “equilibrio ecológico- demográfico” con sus presas selectivas “cálidas”, sería manipular de manera directa el parámetro κ . Dicho de otro modo, imponerse organizada y férreamente una suerte de “auto-cuarentena”, flexible según circunstancias, necesidades, épocas y entornos, pero siempre meticulosa y estricta. Tal medida tendría el objetivo de preservar una abundante masa muy mayoritaria de población cálida – a poder ser lo más ignorante posible de su existencia y amenaza potencial devastadora –, capaz de asegurar su ilimitado sustento y fuente de “materia prima” para su muy controlada y autolimitada reproducción-conversión. La “Conversión” se convertiría así en un proceso muy poco frecuente y extraordinariamente selectivo... Al principio de forma natural, instintiva, por simple “estrategia cinegético- reproductiva innata”. Más adelante, con el discurrir de su “progreso cultural en la sombra” paralelo y parasitario al humano, se habría transformado en un elaborado y sofisticado ritual de conducta con innegables y potentes componentes eróticos, cuidadosa y celosamente estipulado, vigilado y, en especial, dosificado, por Hermandades, Clanes y Linajes de Sangre... Desde el punto de vista de unas criaturas tan acusadamente longevas e intensamente egocéntricas e individualistas, además, el ideal óptimo no se encontraría en una gran fecundidad indiscriminada, táctica en general característica de especies altamente gregarias, de vida breve y dura, sino en reproducirse de manera poco frecuente, pero con exquisitas garantías de éxito a través de una enorme tasa de “selección sexual” y extraordinariamente prolongada y cuidadosa etapa de “crianza”. Los Vampiros – pues – serían un ejemplo extremo de “Estrategas de la K” (criar pocos y muy bien escogidos “neonatos conversos”, pero con inmensa dedicación y responsabilidad), en contraste con la mayor parte de los primates y homínidos – claros Estrategas de la r” (parir muchos hijos y/o fecundar muchas hembras en un medio escaso y hostil, pues así, aunque mueran muchos de ellos, se salvarán los más aptos y sostendrán el recambio generacional). Estas dos tendencias opuestas (“Estrategas de la K”
  • 32. garantizándose un medio rico y próspero en recursos- presas, frente a “Estrategas de la r” basados en la fertilidad en un ambiente pobre de recursos), se observan en todos los nichos ecológicos y ecosistemas de la Naturaleza, e incluso entre diversas comunidades dentro de una misma especie en función de su contexto de desarrollo, como ocurre con la humana: En este sentido, los pobladores de las zonas o países denominados “subdesarrollados” o “Tercer Mundo”, son obligados “Estrategas de la r” – como la mayor parte de sus congéneres a lo largo y ancho de la Historia y del Globo, por cierto –, mientras que los habitantes de las áreas o naciones “prósperas” e industrializadas de la Tierra constituimos claros ejemplos de “Estrategas de la K”. Esto no es de extrañar: En términos darwinianos, longevidad, sofisticada sensualidad/selectividad sexual, predominantemente regulada por las hembras, dicho sea de paso, aguda astucia/inteligencia depredadora/explotadora de recursos, fuerte individualismo y bajas tasas de natalidad con dilatados periodos de crianza esmerada, son factores que siempre evolucionan unidos por Selección Natural. A este respecto, las magníficas observaciones, reflexiones e inducciones del genial Maestro Charles Robert Darwin acerca del “Principio de la Cola del Pavo Real” y los fenómenos de cortejo en el hombre y los animales, recogidos en particular en su magnífica obra “The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex (“El Origen del Hombre, y la Selección en Relación al Sexo”), (1871), siguen sentando cátedra; La estrategia evolutiva de supervivencia cimentada en la tremenda longevidad/individualismo de los Vampiros – dada la absoluta conexión-identidad que en ellos se establecería entre nutrición/sexualidad/reproducción, sería a la vez, en convergencia adaptativa sinérgica –, una forma notablemente refinada de “automimetismo predatorio”: En estos casos, ampliamente descritos por la literatura zoológica especializada, un depredador aparenta ser menos peligroso o confunde a la presa en cuanto al origen del ataque. Por ejemplo, el llamado “pez- gato boca de rana” y algunas especies de tortugas que forman parte de la fauna del Sureste Asiático, presentan extensiones en la lengua que emplean cual señuelo para así situar a la
  • 33. presa en una posición más vulnerable a su ataque. Otra muestra muy interesante de esta adaptación la hallamos entre las denominadas “serpientes de dos cabezas” del África Central, que disponen de una cola que simula la forma y estructura de su cabeza, así como una cabeza que se asemeja a la cola. Además, el animal mueve la cola de idéntico modo a como casi todas las serpientes mueven la cabeza: Este “truco” sirve para despistar a las presas, haciéndolas percibir que el ataque se produce en el lugar erróneo; En el caso hipotético de los Vampiros, el indicado recurso evolutivo sería su sobresaliente poder psicofísico/emocional de “seducción/fascinación/hipnosis” de sus presas o escasos y predilectos candidatos o candidatas a “Conversos”, apoyado por una escrupulosa selección sexual que conlleva al dato – reflejado en todas las manifestaciones del Mito –, de que la inmensa mayoría de ellos son excepcionalmente sensuales, “galanteadores” y hermosos, cualidades que además buscan con afán en sus potenciales “objetivos” de “Conversión/Crianza Neonata”, propagándose por ende en su acervo genético de manera muy dominante, al verse favorecido por la Selección. Dichas fuentes coinciden también en subrayar que – una vez que por fin un “Vampiro Maduro, Antiguo (de al menos más de 200 años de edad cronológica), o Maestro” decide “crear” un Neonato, se halla obligado a protegerlo, enseñarle a aceptar psicológicamente su nueva existencia y adiestrarlo en las habilidades de “caza” y todos los demás aspectos de la “vida vampírica”, incurriendo en grave, despreciada y hasta perseguida falta si no lo hace. Este patrón de “Selección del Más Bello” y “Responsabilidad Parental” es específico de la clase de desarrollo evolutivo-adaptativo antes apuntada, o “Estrategia de la K”, como el brillante naturalista y pensador inglés “padre de la Evolución” ya destacó con clarividente acierto precoz en su libro antes citado. Por último, comentar que este tipo de especialización evolutiva supondría una ventaja adaptativa más: Para un organismo surgido evolutivamente de algún modo más o menos “natural” – sobre eso ya trataremos en otros ensayos de esta serie y la dedicada a mi “Modelo Psicobiológico Anunnaki” –, como “rama paralela
  • 34. parasitaria” de otra subespecie o conjunto de subespecies próximas en el Árbol Filogenético, y por ello en un principio forzosamente muy minoritario, y poco fecundo por añadidura, como todos los seres en extremo longevos –, representa una preciosa ventaja “enmascararse” lo más posible y “furtivamente”... Además de auto-controlar con rigor su propia multiplicación, confundiéndose en el seno de la masa de población de sus presas/medios reproductores... Más críticamente aún si esas masas abrumadoramente mayoritarias pueden matarlos con relativa facilidad durante las horas de su obligado “letargo”, o al menos pérdida de facultades diurnas, a causa de su fotosensibilidad limitante. Volviendo a nuestra fórmula matemática, es de suponer que la consecuencia final de esta estrategia evolutiva sostenida durante unas pocas docenas de milenios sería tender a un estado general de equilibrio tal que asegure estrictamente el simple “recambio generacional promedio” por Conversión Ultra-Selectiva. O sea, que la “Razón Reproductiva Básica” se aproxime fuertemente a la unidad. Por ello: R0 = (ρ /ρ +χ s) (β /α ) ~ 1 Donde χ s simboliza la "Tasa o Frecuencia Media de Auto-Control por Cuarentena de Conversión Vampírica", o "Fracción del tiempo promedio de existencia de un Vampiro que se abstiene de producir Conversos/Neonatos". Igualando y despejando dicho parámetro: χ s = ρ (β – α ) / α Definimos ahora: ∆ = (β – α ) = "Tasa o Frecuencia Media de Propagación Vampírica Efectiva" Por lo cual llegamos a:
  • 35. χ s = ρ ∆ / α Los biomatemáticos canadienses asignaron para las tasas de Latencia, Susceptibilidad de ser Infectado por la mordedura de un Zombi y probabilidad de que éste sea destruido a resultas de su encuentro con un humano, los valores – en el mismo orden – 0.005, 0.0095 y 0.005. Adoptando semejantes criterios “conservadores”, pero teniendo en cuenta las diferencias dinámicas del modelo para la transmisión vampírica ya expuestas, las cifras correspondientes en nuestro caso bien podrían ser: ρ =0.001, β =0.0099, α =0.001; Esto implica que 99 de cada 1000 personas (9.9%) son susceptibles de convertirse al vampirismo, 1 de cada 1000 que cruza su camino con uno de ellos pasa al estado de latencia que, si no muere antes por otro motivo, le conducirá en efecto a la condición de “neonato”, siempre que beba o tome de algún modo la sangre de su “fascinador”, por supuesto (algo más del 10% de los susceptibles), y una proporción aproximadamente igual evita la muerte o la Conversión aniquilando al Vampiro que les amenaza. Según eso, el “Ritmo Promedio de Propagación Vampírica” vendrá dado por ∆ = (β – α ) = 0.0089 (se extiende con éxito a una media de 89 entre cada 1000 miembros de la población “Cálida”). Llevando estas estimaciones a la fórmula de la Tasa de Auto-Control por Cuarentena de Conversión: χ s = 0.001 x 0.0089 / 0.001 χ s = 0.0089 Este resultado indica que los Vampiros habrían de auto- imponerse “Cuarentena” o Restricción de Conversión a una media de 89 por cada 1000 Cálidos. O, lo que es lo mismo, abstenerse de practicar con ellos el “Ritual del Beso Oscuro” o donación de una dosis suficiente de su propia sangre en torno a un 90% de sus encuentros con sus presas susceptibles, limitándose a utilizarlas como mero alimento (bebiendo tan sólo ellos el fluido circulatorio del humano). Únicamente les estaría permitido “crear” un nuevo neonato y culminar así su
  • 36. singular “Ciclo Reproductivo” con una de cada diez “presas” esmeradamente seleccionadas. III.3 Postulado Schreiber de la Auto- Cuarentena/Mascarada Vampírica, o del Equilibrio Coexistente por Auto-Cuarentena Vampírica Ha llegado el momento de recapitular, formulando a modo de postulado la conclusión final sustantiva de este análisis: “A diferencia de lo que ocurre con el hipotético estallido de un 'Brote Zombi', la discusión del Modelo Bioestadístico Demográfico-Ecológico de la Relación Interespecífica Vampiro-Depredador/Cálido-Presa (VPd/WPy), prevé que la subespecie de criaturas, definidas por el 'perfil del Vampiro', detallado en la primera Sección de este trabajo, podrían en teoría existir y haber co-evolucionado en paralelo como 'parásitos reproductores obligados' y 'depredadores selectivos preferentes' del Homo Sapiens ('Cálidos'). Esto se debe a que – en principio – es posible establecer una solución matemática de Equilibrio de Coexistencia Metaestable con Razón Reproductora Unidad para la población vampírica, suponiendo como premisa que ésta se ha adaptado y organizado de tal forma que mantiene rigurosamente una suerte de 'Autocuarentena/Mascarada' basada en tres factores prácticamente uniformes fundamentales: 1) Una 'Tasa Promedio de Conversión' sobre sus probables víctimas cálidas muy limitada, alrededor del 10% de 'Conversiones/Reproducciones' frente al 90% aproximado de simples 'cazas de sangre' de objetivo meramente nutritivo, con resultado de inmediata o paulatina muerte de la presa; 2) Cuidadosa Selección Sexual de los candidatos susceptibles a ser convertidos a Neonatos (vampiros 'renacidos' o 'inmaduros'), capaz de conservar y perfeccionar los rasgos adaptativos favorables orientados a un máximo de éxito de su estrategia de 'auto-control- camuflaje-eficacia predatoria' hábilmente combinados; 3)
  • 37. Desarrollo de un sofisticado mecanismo o adaptación de 'automimetismo predatorio' de alto nivel, cimentado en la 'seducción-fascinación-rapidez-limpieza-disimulo' de sus ataques y/o 'asaltos conversores', que les posibilitarían el sostenimiento prolongado de su ´Mascarada' o estrategia colectiva de camuflaje casi perfecto, garantes a su vez del mantenimiento de suficientes reservas de presas/fuentes hospedadoras reproductoras viables y la necesaria 'falta de alerta' o 'ignorancia perceptiva' de éstas hacia la presencia- amenaza 'nocturnal' y oculta de sus depredadores selectivos, tan sólo vislumbrados a través de las brumas culturales de leyendas, mitos y creencias presuntamente 'fantásticas'. Ello compensaría el riesgo crítico que la fotofobia severa y la original escasez de población 'mutante' portadora del 'agente vampírico' ocasionan. Así, habría sido factible racionalmente un Equilibrio de Coexistencia entre ambas Poblaciones, a expensas de limitar muy seriamente el número medio de vampiros vivos, algo poco relevante para una especie tan longeva y de pautas de comportamiento intensamente individualistas y egocéntricas, siendo lo segundo usual efecto psicobiológico de lo primero”. IV Reflexión Lo que significa este Postulado es que la célebre “Mascarada Vampírica” o insistencia en el “Secreto”, imaginada por los Juegos de Rol, el folclore tradicional, así como la literatura y cinematografía más avanzadas y actualizadas acerca de los Vampiros, puede que en verdad no sea más que la intuición artística de un hecho biológico demográfico y ecológico-evolutivo, si no real, sí racionalmente aceptable, plausible y matemáticamente definido... Como dijo el “divino” Óscar Wilde, “La Naturaleza imita al
  • 38. Arte”... ¿O será más bien al revés?... ¿O es que se susurran la Una a la Otra en... la Oscuridad? Espero – como de costumbre – mis Pacientes y Amables Lectores, haberles interesado, puede que divertido y... en algunos casos o matices hasta inquietado... Si es así, acompáñenme a la siguiente entrega dedicada a mis queridos “Amigos Pálidos”... Enfocada ahora sobre los aspectos anatómicos y fisiológicos de su hipotética naturaleza... _________________ Biología del Vampiro (II) Criptozoología: modelo anatomo-fisiológico, etológico y psicobiológico Índice I Posible Origen Evolutivo del Vampiro. Hipótesis Endosimbiótica
  • 39. II Criptozoología del Vampiro: Características anatomo-fisiológicas generales del Vampiro. Modelo “Vampiro Endosimbiótico (VES o ESV)” III Etología y Psicobiología del Vampiro IV Indicios Racionales y Pruebas Indirectas a favor de este Modelo Biológico del Vampiro; Una estimación del Tamaño de Población Vampírica V Conclusiones: El Gran Legado de Darwin y Calmet/Stoker, una emocionada Dedicatoria muy especial y personal VI Fervorosos Agradecimientos a Cinco Grandes Mujeres “Pioneras”
  • 40. VII Bibliografía y Referencias -------------- I Posible Origen Evolutivo del Vampiro En el primer ensayo dedicado a la Biología del Vampiro, se recogían sus supuestos rasgos psicobiológicos generales – a través del aislamiento de los factores comunes científicamente admisibles extraídos de la Mitología Universal comparada – . Dichos caracteres eran – además – coincidentes en tales variables cualitativas: Globalidad inter-cultural incluso entre tradiciones por completo independientes o remotas entre sí geográfico-históricamente y verosimilitud racional mínima exigible. Lo cual no deja de resultar significativo. El citado trabajo se hallaba enfocado sobre el Nivel de Dinámica de Poblaciones (Demografía y Ecología), por lo que – como es lógico – se centró en aquellos perfiles relevantes para dichas especialidades. Por ello, reproducimos la Definición y Tabla de
  • 41. Características genéricas de un Vampiro, matizando o precisando y añadiendo a esta última algunas de ellas más, fundamentales en términos fisiológicos: DEFINICIÓN DE VAMPIRO Homínido hematofágico exclusivo (bebedor/succionador de sangre caliente), dotado con inteligencia del orden humano y “reproducción” parasitaria por Conversión sobre algunas de sus presas de nuestra especie (“Cálidos”) (Tabla 1) Rasgos del Vampiro Hematófago homeotermo exclusivo, con preferencia por la sangre humana Fuerza y elasticidad musculares ~ 15 veces la humana, hiper- velocidad Fotofobia aguda-severa, crítica en zona ultravioleta, en función de la potencia y longevidad individual acumuladas. Como consecuencia, fuerte intolerancia al contacto con la plata, sus disoluciones salinas o complejos-ligando, en especial en su medio interno orgánico Metabolismo respiratorio, cardio-vascular y basal lentos (pulso y aliento muy débiles, inapreciables por medios directos o rudimentarios o bien nulos, según Hipótesis) Longevidad enorme (entre varios cientos de años y pocos miles), consecuencia de lo anterior Anemia porfírica crónica constitutiva Elevada agresividad, hiper-sexualidad Hipersensibilidad auditiva y olfativa, visión nocturna Tendencia a sufrir letargos periódicos con alta variabilidad individual (narcolepsia catatónica intermitente) Alto psiquismo depredador sobrehumano Ritmo metabólico celular vegetativo, excepto tejidos selectivamente vascularizados por agente microbiológico
  • 42. “anómalo” conversor, o “Vector Vampírico (VV)” Aparato Digestivo Cuasi-Afuncional Aparato Excretor Cuasi-Afuncional Aparato Reproductor Hiper-Sensibilizado/Activo para ambos sexos. Carencia de ovulación y ciclo menstrual en las hembras (esterilidad “congénita”). En los machos, aspecto no definido (fuentes contradictorias); Algunas de ellas parecen indicar que ciertos especímenes masculinos pueden fecundar mujeres “Cálidas”; Supuestamente, rasgo de alta variabilidad en función de los Linajes de Sangre (Tabla 2) Se trata ahora de describir un posible escenario capaz de explicar el origen evolutivo razonable de un organismo como el expuesto, partiendo del supuesto de que existiese. Y, les recuerdo que al menos bio-matemáticamente, ya se demostró en el estudio precedente que tal opción hipotética no es demográfico-ecológico-epidemiológicamente imposible – a diferencia de lo que ocurría con el “Brote Zombi” –, debido a la potencial capacidad del Vampiro de controlar su propia excesiva proliferación mediante la táctica de una “Auto-Cuarentena Selectiva”, una EEE (“Estrategia Evolutivamente Estable”), tal cual se dedujo mediante el modelo bio-matemático desarrollado en dicho ensayo... Al igual – por tanto – que la existencia real de Entidades Biológicas Extaterrestres nos hallamos – pues – ante un supuesto o postulado factible y racionalmente aceptable, si bien no demostrado por pruebas empíricas fiables. En suma, pretendo establecer un “Modelo Psicobiológico del Vampiro”, siguiendo el mismo método inductivo-deductivo a caballo entre la Criptozoología y la Exobiología que utilicé en mi segundo ensayo sobre los Anunnaki. (Ver Referencias, disponible en www.Scribd.com, nick del autor “juanalquimista”). Aunque en esta ocasión – como veremos – no es necesario recurrir a hipótesis “alienígena” alguna. Admitamos – entonces, a modo de especulación razonable – que puedan existir. En todo caso, creo constituye un ejercicio
  • 43. intelectualmente interesante y “refrescante” para las neuronas de este autor y de sus Amables y Pacientes Lectores, después de tan honda “inmersión” en los “procelosos abismos abisales” de la Física Cuántica y su extremadamente profunda y abstracta Filosofía. Bauticemos a nuestro Vampiro – por ejemplo – “Homo Hematofagicus” e intentemos plasmar de cerca su “retrato robot” biológico. Nuestro “Homo Hematofagicus” (en adelante, muchas veces, por abreviar, “H.H.”), debe – por consiguiente – haber tenido un origen definido o diferenciación neta como “especie o subespecie homínida parásita” del Homo Sapiens (“H.S.”), o de sus ancestros inmediatos a lo largo de su historia filogenética. ¿En qué condiciones y bajo cuáles conceptos pudo haber sido plausible tal proceso evolutivo? Pongámonos “manos a la obra” sin mayores preámbulos. En primer lugar, dejemos bien sentadas cinco consideraciones básicas y evidentes: 1) El Mito del Vampiro es universal y se halla presente en la memoria colectiva cultural de los pueblos desde el mismo albor de la Humanidad. Hay pruebas paleontológicas de que, desde las manifestaciones más primitivas de la conducta mágico-religiosa ritual humana, nuestros antepasados experimentaron un específico “temor reverencial” a lo que podemos denominar “Arquetipo del Reviniente”. Recientes hallazgos corroboran que tal sentimiento fue compartido incluso por los Neardentales. Por ende, el hipotético proceso paralelo de diferenciación/especialización evolutiva del homínido “hematofágico” hubo de llevarse a cabo como mínimo en pleno Paleolítico. 2) Por otro lado, los denominadores comunes a todo el complejo mítico-legendario vampírico apuntan a un ser poco distinguible en “estado relajado” de un humano. Además, ya sabemos por las conclusiones del análisis demográfico-ecológico que este factor es imprescindible en la Estrategia Evolutivamente Estable del “camuflaje” o “mascarada depredatoria” sostenible del H.H. Ello implica forzosamente – en términos darwinianos – que ambas especies (o subespecies, si elegimos dar crédito a
  • 44. la versión de la presencia de ciertas estirpes de “machos fecundadores”), derivarían de un tronco común muy cercano en el árbol filogenético. Los ancestros compartidos habrían de ser el Homo Heidelbergensis (para los Neardentales) y el Homo Rhodesiensis” (para los “Cro-Magnones/Sapiens” u “Hombres Modernos”). Esto concreta la horquilla a un Periodo de Origen entre 450000 y 350000 años A.P. (Antes del Presente). Observen que – en el primer caso – el “Punto Zero” de irradiación se localizaría en un área comprendida entre los Cárpatos y valles danubianos, Anatolia y Armenia; Y, en el segundo, nos remite la vasta región delimitada por África Central y los actuales Irak, Irán, Israel y Siria. No por casualidad, ambos convergen con los dos principales focos culturales más arcanos, primordiales y persistentes para la relevancia del Mito del Vampiro, amén de escenario del alzamiento de las primeras grandes expansiones posteriores de la Revolución Neolítica y las más pioneras Civilizaciones del Creciente y Media Luna Fértil (Cultura Vinca y Sumerios, respectivamente). Este tipo de “co-evolución paralela adaptativa” entre una reducida y auto-regulada población de parásitos y la cada vez más numerosa, sedentaria y próspera de sus hospedadores es típica y bastante frecuente en la Naturaleza, así como fácilmente justificable desde el punto de vista del Principio de Selección Natural de Mr. Darwin. 3) No existen en la Tierra primates hematófagos o – en general - “fluidófagos”. Y esa misma modalidad de alimentación resulta no demasiado abundante en todo el Ecosistema y dentro del Orden de los mamíferos en particular extraordinariamente rara (tan sólo algunas contadas especies de marsupiales voladores o murciélagos basan su sustento nutricio en ella). Sin embargo, se muestra muy significativo que la gran mayoría de este tipo de ectoparásitos actúan como vectores de un agente patógeno infeccioso microbiológico (endoparásito), asociado con ellos en su ciclo vital, el cual transmiten al medio interno del organismo parasitado a través de la picadura o mordedura. Esto ocurre, no en exclusiva con el archiconocido caso del virus de la rabia, comunicado a al hombre desde los portadores vectoriales constituidos por los murciélagos, los perros o los lobos, sino también con las hembras del mosquito del género Anopheles (vectores del protozoo Plasmodium que causa la malaria), las moscas Tsé-Tsé (transmiten el protozoo del género Trypanosoma generador de la enfermedad del sueño), determinadas familias de chinches (transmisoras del
  • 45. protozoo flagelado Trypanosoma Cruzi, patógeno de la enfermedad de Chagas), las garrapatas (vectores de la bacteria espiroqueta, responsable la enfermedad de Lyme o borreliosis), o específicas familias de dípteros (jejenes, vehículos de la protista flagelada que produce la leishmaniasis o kala azar); Por otro lado – amén de que varios de los procesos infecciosos anteriores ocasionan más o menos graves trastornos neurológicos –, en la Naturaleza hay considerables muestras de “transformaciones integrales” centradas en el sistema nervioso central y la conducta de la “víctima- hospedador”, tan espectaculares y quizá hasta más “monstruosas” que las atribuidas al hipotético “vampirismo homínido”. Los “parásitos de la mente” existen, no únicamente hablamos de un magnífico recurso literario-cinematográfico del género mixto terror-ciencia ficción, o de las “temibles larvas psíquicas” del “plano astral” de las que tantos ríos de tinta han hecho correr los esoteristas y ocultistas en Occidente desde el siglo XIX hasta hoy mismo, aunque su origen sea tan remoto como las primera Dinastías del Antiguo Egipto o el amanecer del Imperio Persa pre-islámico... Y tampoco en el sentido analógico-metafórico en el que ha popularizado el término “virus de la mente” o “memes patógenos” el genial e imaginativo Dr. Dawkins, sino en el más material, puro, duro, biológico, extremo y – por supuesto – darwinista significado de la expresión: Hay múltiples y llamativos casos de microorganismos o endoparásitos perfectamente capaces de alterar profunda, radical e irreversiblemente la conducta de sus víctimas; Bien controlando directamente el cerebro o sistema nervioso de sus portadores, bien induciendo en éstos dramáticos cambios fisiológicos que les empujan hacia un comportamiento anómalo determinado, en ambas opciones a conveniencia exclusiva del invasor, obviamente. Citemos los más significativos y espectaculares de ellos, indicando en cursiva los datos más relevantes para la posterior articulación de nuestra Hipótesis sobre el Origen del “Homo Hematofagicus”, como ya hemos venido haciendo hasta ahora: Uno de los más terribles, refinados y espeluznantes es el de la Sacculina: Estos organismos son un género de crustáceos microscópicos marinos del orden de los cirrípedos – los que tanto fascinaban al Maestro Darwin y sobre los que publicó abundantes y magníficos trabajos –, el mismo al que pertenecen los “vulgares” y bien conocidos percebes, por
  • 46. ejemplo. Como todos los crustáceos en general y los cirrípedos en particular, inicia su andadura por este bello, fascinante y cruel mundo cual una simple y diminuta larva dotada de dos antenas y un único ojo a lo Polifemo, que recibe el nombre de nauplius. Pero lo que en verdad la asemeja a y va mucho más allá de lo terrorífico del belicoso Coloso mitológico griego no es dicho carácter común dentro de su grupo biológico extenso, sino su letal, insidioso y eficaz desarrollo complejo subsiguiente. Más adelante experimenta varias fases o formas larvales en número variable (hasta cuatro en algunas especies), alcanzando la segunda gran etapa de su ciclo vital, llamada cipris, también propia de todos los cirrípedos. Habitualmente, la gran mayoría de los cirrípedos, al madurar en este periodo, buscan una roca o lecho marino adecuado donde fijarse y segregar su concha, para así culminar su estado adulto. Pero el programa genético de la Sacculina es infinitamente más “exótico” y “siniestro”. En lugar de ello, nuestro despiadado pero eficaz, pasmoso y – en términos darwinianos, “hermoso” – parásito tiene por objetivo vital otro crustáceo de tamaño y orden de complejidad orgánica superiores, el cangrejo marino que puebla los más diversos litorales de nuestro planeta. Como puede comprobar cualquiera que haya observado a estos curiosos e interesantes animales, los cangrejos son criaturas extraordinariamente limpias: Continua y compulsivamente, se entregan a la mecánica tarea de mantener libre de toda intrusión y adherencia su caparazón, accionando sus patas y pinzas con gestos muy definidos. Y hacen muy bien, pues en el cuidado y conservación de su coraza protectora o exoesqueleto se juegan su supervivencia. Pues bien, la Sacculina ha adquirido evolutivamente la contra-arma perfecta para neutralizar tal reflejo defensivo: El intruso segrega y consolida su propia “armadura” con alucinante rapidez sobre el caparazón del cangrejo, y su fijación sobre él es asombrosamente resistente a los intentos del forzado hospedador por arrancarse de encima el indeseado “huésped”. Al mismo tiempo, le inyecta con un fino aguijón a modo de dardo hueco un reducido grupo de células (en ciertas especies, una sola). Esta última fase invasiva del desarrollo larvario del agresivo parásito se conoce como kentrogon. A partir de ahí, el desdichado cangrejo ya está perdido: La ahora ya inútil “carcasa larvaria” de la Sacculina se desprende, pero sus células inyectadas en el interior de su víctima se multiplican y diferencian, produciendo el individuo endoparásito adulto. De este modo, una densa y
  • 47. fina red de “raíces” crece y se extiende por el medio interno del animal – por todo el cuerpo del cangrejo –, ingresando por los espacios hematocélicos – el equivalente a los vasos sanguíneos en el cangrejo – y comienza a succionar sus fluidos para alimentar al parásito. Sin embargo, no mata a su hospedador... No, le destina para algo mucho más cruel, exquisito y beneficioso para sus propósitos... Llegado este punto crítico, la Sacculina construye su única estructura visible desde el exterior, un “saco” que va creciendo e hinchándose bajo el abdomen del animal – de ahí el nombre de Sacculina. Además, se sitúa justo en la zona abdominal del cangrejo donde sus hembras ponen los huevos. Este “saco” es el órgano reproductor del parásito. Observen que dicho órgano es externo, luego en principio vulnerable a la reacción defensiva de enérgica “limpieza” del portador. Y ahí es donde la estrategia evolutivamente estable (EEE) de la Sacculina exhibe todo su “diabólico esplendor” y sutileza, donde se muestra en su tenebroso “Trono” de “Reina de los Parásitos de la Mente” totalmente descritos y conocidos: Pues el infestador se las arregla para alterar, confundir y manipular a su antojo y beneficio los sistemas nervioso y reproductor de su obligado hospedador, impidiendo tal mecanismo natural de conducta auto-protectora y provocando otras pautas de comportamiento tan fatales para el desafortunado cangrejo como óptimas para sí mismo. Y, por si fuera poco, lo hace de manera astuta y hábilmente diferenciada según el sexo de su víctima: Así, si el cangrejo invadido es hembra, la Sacculina toma el control de su “instinto maternal”, a través de específicas y bien ajustadas secreciones hormonales propias que “engañan” y sustituyen la percepción corporal íntima de la condenada cangrejita, induciéndola a “creer” que el saco “invasor” es su propia puesta de huevos. En consecuencia, la hembra no lucha por desprenderse de él, sino todo lo contrario, lo limpia, cuida y protege con todo su celo maternal. Por otra parte, cuando invade un cangrejo macho, la Sacculina lo “castra” químicamente utilizando su extensa y densa red de raicillas internas y su potente y a la vez precisa secreción hormonal, para después “feminizarlo”, induciéndole a “sentirse” como si fuera hembra y comportarse como tal, mimando, escudando y acicalando su “preciosa puesta de huevos”... Con independencia – por tanto – del verdadero sexo de la víctima infestada, opera de la misma forma: La manipula para actuar como “comadrona” o “madre-taxi” inconsciente de su invasora, hasta que, al llegar el momento de la eclosión
  • 48. de los huevos de la Sacculina, el cangrejo – macho o hembra – sale de su escondrijo, busca con esmerado afán un lugar tranquilo y despejado y, una vez en él, comienza la serie de movimientos abdominales – idénticos a los que haría con su auténtica puesta –, para que la corriente del agua marina difunda al máximo las nuevas nauplius. El parásito ha conseguido que su víctima trabaje para él, cual vehículo de su propia reproducción/supervivencia, y en contra de la suya misma... Es el claro y rotundo equivalente de la “fascinación” o el “Síndrome de Estocolmo”, a la escala cognitiva de un crustáceo, pero elevado al máximo grado... Este es mi “Larva Perversa Predilecta” – dado que muestra un nivel de complejidad y de transformación fisiológica, sexual y de conducta en el “anfitrión” tan monstruosa y a la par coherente o más aún con los objetivos del parásito como las descritas en el Mito para una presa o “neonato converso” respecto al vampiro – . Y no solo la mía, sino igualmente la de sobresalientes biólogos y pensadores evolucionistas mucho más eminentes que este humilde ensayista. De hecho, la descripción que acabo de realizar procede de dos fuentes tan ilustres como señeras: La principal, de la magnífica obra “La Montaña de Almejas de Leonardo y la Dieta de los Gusanos, Ensayos de historia natural”, de Stephen Jay Gould, y la segunda, del no menos y ya clásico libro “Biología Animal”, escrito en colaboración por J. B. S. Haldane y Julian Huxley, en una de cuyas páginas iniciales destacan unos excelentes dibujos ilustrativos (los segundos del volumen), que muestran la anatomía interna y mecanismo de infestación de la Sacculina como ejemplo de parasitismo... Pero hay variadas manifestaciones de la devastadora y al mismo tiempo cautivadora e impresionante actividad de los “Parásitos de la Mente” en la Naturaleza. Hagamos un breve y sintético recorrido por esta suntuosa y gótica galería de “exquisitos horrores”, labrada por las invisibles pero implacables Manos de la Selección y el Tiempo..., las Manos del Relojero Ciego de Mr. Darwin: Un hongo del género Ophiocordyceps infecta el sistema nervioso de las hormigas carpinteras de Tailandia, tomando de este modo el absoluto dominio de sus cuerpos. Por este medio, las empuja a subirse a los árboles, dirigirse a las ramas más alejadas, y como el hongo es susceptible a la luz ultravioleta y la lluvia, las obliga a colocarse debajo de las hojas para
  • 49. protegerse del Sol. Al abrigo de estas condiciones favorables, el hongo crece en el interior y exterior de su víctima, que muere aferrada a la rama. El parásito sigue devorando a sus presas muertas, desarrollándose como una especie de gran filamento gusanoide que brota de la unión de sus cabezas con el resto de los cuerpos, hasta que los órganos de la hormiga explotan, diseminando una lluvia de esporas sobre las demás hormigas sanas, que viven en el suelo, y casi nunca trepan a los árboles, dando inicio a un nuevo ciclo de infestaciones. Otros hongos del mismo género y similar área de distribución geográfica llevan a cabo un muy semejante e igualmente atroz proceso con las hormigas-bala, autóctonas de la región. Tal relación parásita hongos-hormigas lleva manteniéndose en equilibrio durante unos cien millones de años; Existe también un ácaro que se adhiere a la “espalda” de las hormigas: Penetrando en sus ganglios cerebroides impulsa a la hormiga a vomitar, una y otra vez, hasta morir de inanición. El hongo devora el vómito; Hay asimismo un tipo de nematodo (gusano microscópico) que al introducirse en el interior del cuerpo de una especie de hormigas gigantes de inmediato se dedica a incubar huevos en el abdomen del insecto: La puesta es tan masiva que aumenta el volumen del mismo, confiriéndole además una coloración roja inflamada y anormal. Simultáneamente, las especializadas neuro-toxinas vertidas por el invasor instigan a su hospedador a subir a las ramas de ciertas plantas que producen frutos de idéntico color y tono, agarrándose a ellas en posición tal que aparentan ser un fruto más. Ello equivale a “seducir” a la hormiga al “suicidio”, pues con rapidez concretas especies de pájaros que se alimentan preferentemente de dichos frutos acuden en bandadas para comerlos. El parásito entra por esta vía en el organismo del ave donde aprovecha su calor, humedad interna y residuos nutritivos intestinales para alimentarse en estado de huevo, eclosionar, madurar y completar así su ciclo vital al defecar el pájaro, sin perjuicio alguno para éste, que actúa de mero portador/transmisor; Algo muy parecido ocurre con algunos trematodos (muy semejantes a los nematodos, también llamados “duelas”) nativos de Norteamérica, que completan su reproducción dentro de gran variedad de aves. Cuando un caracol come de los residuos orgánicos de estos excrementos – como es frecuente en ellos – el parásito crece dentro de su cuerpo se desplaza hacia las antenas-ojos del desventurado animal. Una vez allí, continúa creciendo, moviéndose por el interior de las antenas e inflamándolas dolorosamente. Desde
  • 50. allí, invade el cerebro, asume su control y, una vez más, le induce a una conducta totalmente “suicida”: arrastrarse hasta a las hojas más elevadas. En ellas, queda por completo expuesto y vulnerable a la vista de los pájaros. Adicionalmente, como los ojos-antenas del caracol se encuentran inflamados en grado sumo, para la percepción del ave constituyen suculentos y gordos gusanos. Como es de esperar, los depredadores del aire se lanzan con presto entusiasmo sobre los caracoles infectados, atacan sus ojos y se los intentan comer. Por este medio se infestan con los parásitos trematodos, completando el ciclo. El grado de crueldad/re-utilización/eficiencia de esta refinada estrategia evolutiva del “micro-gusanito” es increíble, comparable en verdad al “vampírico Método Báthory” (ver “Ensayos sobre un Nuevo Paradigma Evolutivo (I y II)”, de este mismo autor). Y no solo comparable, sino netamente superior en rendimiento y – sobre todo, en minimización de riesgos –, si bien hay que tener en cuenta en honor a la Condesa Erzsébet de Báthory que ella contó nada más que con una ridícula década de costoso ensayo-error basado en rudimentarios conceptos alquímicos y su mera intuición empírica sobre los procedimientos para optimizar la adecuada y necesaria “fascinación” de sus seis centenares largos de bellas, jóvenes y lozanas Donantes, mientras que nuestro pequeñísimo trematodo tiene a su favor cientos de millones de años de Evolución por selección- adaptación... Lo digo porque, aun cuando el torturado caracolito de marras tenga la “suerte” de no morir en el embate, y caiga casi intacto (muy pocas veces), herido o tuerto (la mayor parte de ellas) o ciego (una fracción no despreciable de ocasiones) a tierra de nuevo, la “programación condicionante” profundamente insertada en su cerebro por la potente y sofisticada neuro-bioquímica del endoparásito le forzará a volver a subir, reptando en espantosa agonía a las verdes alturas, una o más veces, hasta ser destrozado por las aves o reventar en el intento, sirviendo hasta el último aliento al máximo beneficio de su parasitador... Motivo por el que se les identifica con el “simpático” término de “caracoles zombis”; Los grillos son otras víctimas propicias para los “Parásitos de Cerebros”: Se han estudiado unos minúsculos gusanos que crecen en su interior como larvas y, cuando han madurado lo suficiente para salir al exterior, provocan por inducción neurotóxica el “suicidio” impulsivo de su hospedador, haciendo que salten al agua de charcas, estanques, pantanos, marismas, pequeños o grandes lagos y
  • 51. ríos o riachuelos. Una vez ahogados, los grillos excretan el gusanillo ya en estado adulto y éste se aleja nadando, completando su ciclo reproductor en el medio acuático a pleno gusto. He dejado intencionadamente para el final los dos ejemplos de agentes patógenos parasitarios que afectan o pueden afectar a la mente humana. En primer lugar, tenemos el archi-clásico y exhaustivamente analizado caso del virus de la rabia. El que, superficialmente al menos, aparenta guardar mayor “afinidad” con el hipotético fenómeno del vampirismo mítico-legendario. Evidentemente, todo virus es un parásito obligado, solo que de una talla submicroscópica y simplicidad estructural por debajo del nivel celular. El que produce la rabia o hidrofobia es un Rhabdovirus capsular en forma de bala con un genoma soportado por una sola cadena de ARN, de sentido negativo de giro, envoltorio conformado por cinco lipo-proteínas estructurales y el equipo enzimático de ARN-Polimerasas necesario para su replicación. No es, por tanto, un retrovirus: Invade las células de diferentes tejidos y se replica en su interior utilizando los recursos moleculares de la misma, pero no retro-transcribe e inserta secuencias de código “ajeno” en el ADN nuclear de la célula infectada. Se limita a multiplicarse dentro de su citoplasma hasta generar la lisis o rotura de su hospedadora, de modo esencialmente análogo al de un simple virus fago en una bacteria. Esto ya de por sí es un enorme inconveniente para estimarlo como “modelo animal homínido”, aunque fuere “simplificado”, de una hipotética “infección vampírica”, porque sus efectos serían difícil o imposible de ser transferidos por simple contacto a través de la saliva o la sangre de manera que puedan modificar de modo permanente el “software” o programa genético de una “presa seleccionada” , como para sufrir un proceso tan complicado y completo de cambios psicofisiológicos cuales los asociados a la “Conversión”. Pero dejemos eso por el momento. Lo sustancial aquí y ahora es constatar que se trata de un virus ampliamente extendido entre los mamíferos superiores en toda la Tierra, tanto salvajes como domésticos, que ataca selectivamente a los tejidos muscular y nervioso central (cerebral), transmitiéndose fundamentalmente por mordedura o contacto con las mucosas o la saliva del animal infectado sobre un corte en la piel. Posee como vectores importantes a perros, gatos, zorros, mapaches,