Santa Rosa de Lima nació en Lima, Perú en 1586. Desde pequeña mostró una gran devoción religiosa y vocación de ayudar a los demás, a pesar de los intentos de sus padres de casarla. En 1606 se hizo monja dominica y pasó sus días orando, haciendo penitencia manual y ayudando a los necesitados. Murió en 1617 y fue canonizada en 1671, convirtiéndose en la primera santa de América Latina.