6. El gaucho Martín Fierro, de José Hernández.
● Primero contra los indígenas.
● Luego con ellos.
● La novela argentina por antonomasia.
● Novela poética.
8. Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Los heraldos negros
César Vallejo
10. FACTORES QUE PROVOCARON EL BOOM
1. Revolución cubana (Fulgencio Batista, 1959)
2. Preocupación por cursos, congresos, actividades
culturales. Conectan a los autores. Nobel (GGM, CF,
MAS,VLL)
3. Apoyo de editoriales españolas. Seix-Arrabal. Carmen
Balcells
4. Traducciones y difusión en cine.
5. Cien años de soledad. Best seller.
11. RASGOS PARTICULARES DE LA
NARRATIVA DESDE EL “BOOM” :
❖ La desintegración de las formas
tradicionales de la novela . Rayuela de
Cortázar
❖ La simultaneidad del lenguaje (según clases
sociales)
❖ El argumento de la novela es a veces
“borrado” por el lenguaje
❖ La novela como ficción total "Cien Años de
12. Dos formas de contar la historia de
Hispanoamérica.
- Realismo mágico.
- Novelas de dictador. Yo, el supremo, de Augusto Roa Bastos
(dictador paraguayo, Rodríguez de Francia), El otoño del patriarca, de Gabriel
García Márquez.La fiesta del chivo de Vargas Llosa.
13. Cien años de soledad:
Ejemplo del Realismo mágico.
...]Fernanda quiso doblar en el jardín sus sábanas de bramante, y pidió ayuda a las
mujeres de la casa. Apenas habían empezado cuando Amaranta advirtió que Remedios,
la bella estaba trasparentada por una palidez intensa.
--¿Te sientes mal? --le preguntó.
Remedios, la bella, que tenía agarrada la sábana por el otro extremo, hizo una sonrisa de
lástima. --Al contrario --dijo--, nunca me he sentido mejor.
Acabó de decirlo, cuando Fernanda sintió que un delicado viento de luz le arrancó las
sábanas de las manos y las desplegó en toda su amplitud. Amaranta sintió un temblor
misterioso en los encajes de sus pollerines y trató de agarrarse de la sábana para no
caer, en el instante en que Remedios, la bella, empezaba a elevarse. Úrsula, casi ciega
ya, fue la única que tuvo serenidad para identificar la naturaleza de aquel viento
14. irreparable, y dejó las sábanas a merced de la luz, viendo a Remedios, la bella, que le
decía adiós con la mano, entre el deslumbrante aleteo de las sábanas que subían con
ella, que abandonaban con ella el aire de los escarabajos y las dalias, y pasaban con ella
a través del aire donde terminaban las cuatro de la tarde, y se perdieron con ella para
siempre en los altos aires donde no podían alcanzarla ni los más altos pájaros de la
memoria.
Los forasteros, por supuesto, pensaron que Remedios, la bella, había sucumbido por fin a
su irrevocable destino de abeja reina, y que su familia trataba de salvar la honra con la
patraña de la levitación. Fernanda, mordida por la envidia, terminó por aceptar el
prodigio, y durante mucho tiempo siguió rogando a Dios que le devolviera las sábanas.