El documento habla sobre tres formas de proteger a los niños cuando usan el internet sin supervisión: 1) crear contraseñas y perfiles restringidos para limitar su acceso, 2) usar programas de monitoreo que bloqueen ciertas páginas y aplicaciones, y 3) revisar periódicamente el ordenador en busca de contenido o conversaciones inapropiadas si se sospecha de un uso inadecuado.