El documento es una carta escrita en 1550 por un indio de 15 años en Nueva España. En la carta, el indio describe algunas de las formas de crianza que se aplicaban en ese momento, incluyendo exponer a los recién nacidos al frío para fortalecerlos, enseñar a los niños a trabajar desde una edad temprana para evitar la pereza, y dar consejos diferentes a niños y niñas sobre cómo deben comportarse. El indio expresa su esperanza de que en el futuro se adopten formas de crianza mejoradas.
1. Nueva España, año 1550
A QUIEN CORRESPONDA:
Escribo esta carta para expresar mis sentimientos con respecto a las formas de crianza
que en la actualidad se aplican. Quiero que dentro de algunas décadas alguien lea este
escrito pueda notar las diferencias entre la futura época y ésta, para que observe la
evolución, logre proponer y aplique modelos de crianza cada vez mejores.
Soy un indio de 15 años y les quiero decir que, cuando acababa de nacer me expusieron
al intenso frio; según mis padres, para que se me apretaran las carnes y me hiciera más
fuerte. Además me acostumbraron desde muy temprana edad a realizar movimientos
livianos y a cargar cosas sobre mi espalda “para evitar la pereza”.
Algo que nunca se me olvidara es la plática que tuve con mi padre en los primeros años
de mi infancia, en ella me dio muchos consejos para vivir en paz y estar en armonía con
Dios, algunos de ellos son los siguientes: encomendarme al Dios que me crió, saludar a
los mayores y menores; honrar y obedecer a mis padres; no burlarme de los ancianos o
enfermos, no entremeterme, servir a los demás antes servirme a mí mismo, comer de lo
que trabaje, no mentir, entre otras cosas.
Aparte de estos buenos consejos, que sin duda refuerzan mis valores, cuando me case
me dirán, como es costumbre, que debo ser obediente en mi trabajo, tomar lo que me
pertenece, no ser perezoso y tener asegurada la vivienda para mi esposa e hijos.
Me he dado cuenta de que a las mujeres también les dan consejos sus padres, pero son
muy distintos a los que nos dan a nosotros los hombres. A ellas les dicen que deben
cuidar de su casa, atender bien a sus maridos y otras exhortaciones similares a los de
nosotros los hombres.
Por otro lado, a los hijos de los señores y principales indios los disciplinan de otra forma.
A las niñas las enseñan a hilar y tejer, pero las hacen velar, trabajar y madrugar “para que
no sean ociosas”. Tal parece que sus padres quieren que sus hijas sean mudas, sordas y
ciegas.
Entre los plebeyos y la gente común se castiga más rigurosamente a los hijos para
disciplinarlos. Por ejemplo, si mentimos nos cortan una parte del labio como castigo.
Además cuando llegamos a la edad de casarnos (20 años) debemos pedir licencia para
buscar mujer, de lo contrario, recibiremos penitencia y la gente nos etiquetará como
ingratos y malcriados.
Estos son algunos de los consejos y maneras de educar moralmente en la actualidad.
Espero que quien lea esta carta en el futuro pueda retomar lo bueno de lo dicho en este
escrito y rechazar lo malo para que los niños y jóvenes sean mejor educados.
ATENTAMENTE
Un habitante de la Nueva España.