El documento describe la diferencia entre delitos informáticos y delitos computacionales. Los delitos informáticos atacan bienes informáticos como sistemas operativos al acceder sin autorización o dañar software. Los delitos computacionales usan recursos informáticos como medios para cometer delitos tradicionales como robos o estafas. El documento también discute el cibercrimen, phishing, troyanos y perfiles comunes de hackers blancos y negros.