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Columna el insular turismo y participación ciudadana
1. Turismo y Participación Ciudadana
Mauricio Bugueño
Director Ejecutivo
Chiloé Cómo Vamos
Existe un avanzado consenso respecto de que el Turismo debiera ser el eje de una estrategia de
desarrollo sustentable para Chiloé. Varias razones respaldan este juicio:
En primer lugar, por su naturaleza, se trata de una industria más amigable con su entorno,
medioambiental, cultural y socialmente. Fue éste, precisamente, el gran cuestionamiento que
existió a otras industrias que intentaron desplegarse en el territorio, como el “Proyecto Astilla”
en los ’80, u otras que sí se desplegaron en los ‘90, como la industria del Salmón.
En segundo lugar, una industria turística necesita alimentarse de nuestra identidad cultural y de
todo el patrimonio social, agrícola y arquitectónico de Chiloé. Lejos de entrar en conflicto con
él, la industria turística debe ponerlo en valor.
Para Chiloé, éste es un momento clave en la definición de su estrategia de desarrollo futura,
Por una parte, la industria del salmón se está recuperando de su crisis y comienza a levantarse
nuevamente, para lo que creemos necesario un diálogo de toda la comunidad para fijar las
condiciones de su despliegue. Al mismo tiempo, están surgiendo nuevas e importantes
inversiones en el ámbito turístico, que pueden convertirse en una oportunidad única para
construir un acuerdo público-privado y ciudadano respecto de cómo queremos crecer.
¿Cómo los ciudadanos podemos abordar este nuevo escenario?
La red ciudadana Chiloé Cómo Vamos cree necesaria una conversación de todos quienes
habitamos el territorio: ciudadanos, gobiernos locales y provinciales, empresarios, gremios y
organizaciones sociales, que permita una estrategia común en la que todos nos comprometamos.
Esta conversación debiera buscar respuesta a preguntas tan fundamentales como son ¿Desde qué
identidad cultural promovemos el destino Chiloé: cuál es nuestro estilo, sello y marca?, ¿Cómo
involucramos en el encadenamiento de la industria a nuestros productores locales, sus
tradiciones y patrimonio cultural?, ¿Qué condiciones imponemos a las inversiones externas e
internas? , ¿Qué tipo de estándares medioambientales, laborales y de sintonía con nuestra
identidad cultural que debemos construir como habitantes del territorio? Y apuntando a la
función de lo público ¿ Qué sistemas de fiscalización pueden gestionar los poderes públicos
como el Ejecutivo y del Poder Municipal? Y por último ¿Cuál es el rol de la ciudadanía en el
control y evaluación de la industria?
Cuando observamos el letrero de bienvenida a Chiloé en la entrada de Chacao (con dos pilares
de grandes botellas de Coca Cola), cuando vemos el pésimo tratamiento de residuos sólidos que
parte de la industria salmonera o sus proveedores aún mantienen, los intolerables olores que
soportan los turistas en medio de la carretera, la escasa o nula consideración a la opinión
ciudadana en proyectos inmobiliarios y comerciales como el nuevo mall o el casino, queda claro
que no hemos tenido una conversación seria, efectiva e inteligente para abordar la cuestión de
Chiloé como destino turístico.
No se trata de oponerse a los proyectos que pueden reactivar y dar un impulso a nuestra
economía; pero sí de fijar los estándares mínimos para que su despliegue no ponga en peligro
nuestras fortalezas y riquezas estratégicas.