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Alejandra Erbiti - Como la pelusa
AGRIDULCE: ¿Para el otro lado?
BALADÍ: Sí, y para el lado contrario también.
AGRIDULCE: Pero es que tengo información precisa de que hace un ratito
nomás usted estaba ahí.
BALADÍ: ¡Bueno! ¿Qué quiere que le diga? ¡A veces, las cosas se dan así! Sin ir más
lejos, ahora estoy aquí.
(Llega Fuerte y se petrifica al encontrarse con Baladí.)
FUERTE: (Con total extrañeza.): ¿Usted? ¿Usted por aquí?
AGRIDULCE: (A Fuerte.) ¿Vio? ¡Justo lo que le estaba diciendo! (A Baladí.)
¿Vio? ¿Vio?
BALADÍ: ¡Sí, vi, vi!
FUERTE: Es insólito encontrarme con usted aquí. Hace apenas un momento me
confirmaron que usted estaba bastante, pero bastante más allá.
BALADÍ: Y era verdad, allí estaba yo.
FUERTE: ¿Y cómo puede ser que ahora esté acá?
BALADÍ: Bueno, acá estoy, ¿no?
FUERTE: (A Agridulce.) ¡Es rarísimo!
AGRIDULCE: (A Fuerte.) ¿Rarísimo? ¡Rarísimo es poco!
(Llega Picante con un casco en la cabeza. Se quita el casco y se queda con la boca
abierta viendo a Baladí. Todos permanecen expectantes.)
PICANTE: (Con espanto.) ¿Usted acá? ¿Usted acá? ¡No puede ser!
AGRIDULCE: (A todos.) ¿Vieron? ¡Ya decía yo que acá estaba pasando algo
muy misterioso!
BALADÍ: ¿Qué tiene de misterioso estar acá?
PICANTE: Que hace un instante usted estaba en otro lugar.
BALADÍ: ¡Cambié!
PICANTE: ¡Pero era un lugar lejísimos!
BALADÍ: ¡Me acerqué!
AGRIDULCE: (Con ferocidad.) ¡Miente! ¡No quiere reconocer que está en todas
partes! ¡Usted está en todas partes!
BALADÍ: ¿En todas partes como un dios, o en todas partes como la fuerza
de gravedad?
FUERTE: ¡No, en todas partes como la pelusa!
AGRIDULCE: ¡Sí, como esa pelusa que se junta debajo y detrás de los muebles!
PICANTE: Y cerca de la tele, debajo de la heladera y atrás de la cocina.
AGRIDULCE: Y la que se queda como pegada entre los cables y los enchufes.
FUERTE: ¡Sí, qué pegajosa!
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Alejandra Erbiti - Como la pelusa
PICANTE: Y la que se amontona sobre los libros que no se leen durante
mucho tiempo.
AGRIDULCE: ¡Sí, qué amontonosa!
FUERTE: Y la que se arrincona en los rincones.
PICANTE: Y la que se encajonafonda en el fondo de los cajones.
AGRIDULCE: ¡Y la peor de todas: la que se junta en el ombligo!
FUERTE: ¡Ay sí! ¡Qué impresión!
PICANTE: ¡Quién sabe qué extraño magnetismo existe entre el ombligo y la pelusa!
FUERTE: (Se tapa las orejas.) ¡Basta! No quiero pensar en esas cosas.
(Mientras Agridulce, Fuerte y Picante hablan enardecidos acerca de la pelusa, Baladí se
va. Nadie lo nota. Picante se da cuenta y grita con espanto.)
PICANTE: ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
FUERTE Y AGRIDULCE: ¿Qué pasa?
PICANTE: ¡Se fue! ¿Dónde está?
AGRIDULCE: (Mira hacia todos lados.) No sé, recién estaba acá.
PICANTE: ¡Pero ya no está!
FUERTE: (Con indignación.) ¿Cómo que ya no está?
AGRIDULCE: ¡Siempre lo mismo! Ahora está y de repente ya no está.
FUERTE: ¡Qué inestabilidad!
PICANTE: ¡Qué falta de compromiso con el espacio/tiempo!
AGRIDULCE: Me parece que no le gustaron las comparaciones que hicimos con
la pelusa.
FUERTE: ¡Por mí que se enoje y no vuelva más por acá! Me marea.
PICANTE: A mí también me marea.
AGRIDULCE: ¡Pensemos en otra cosa! ¡Hagamos planes! ¡Imaginemos! ¿Adónde
les gustaría estar en este momento?
FUERTE: A mí me encantaría estar lo más lejos posible.
PICANTE: ¡Sí, ya nos veo en lontananza!
FUERTE: ¿Dónde queda Lontananza?
PICANTE: ¡Lontananza quiere decir bien a lo lejos! ¡Lejos lejísimos!
FUERTE: ¡Ah, entonces sí!
AGRIDULCE: ¡Bueno, vamos yendo que ya es tarde!
FUERTE: (Mira hacia arriba.) ¿Sí? Yo pensé que era más temprano.
AGRIDULCE: ¡No, imposible!, ¿cómo va a se más temprano? El tiempo pasa y
siempre es cada vez más tarde.
PICANTE: Tiene razón Agridulce, el tiempo nunca pasa al revés.
FUERTE: ¡Claro!, ¡no sé dónde tengo la cabeza!
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Alejandra Erbiti - Como la pelusa
PICANTE: (Le señala la cabeza.) Acá.
FUERTE: ¡Ah, gracias! ¡Menos mal! ¡A veces es como que la pierdo!
AGRIDULCE: ¿Y quién no pierde la cabeza de vez en cuando?
PICANTE: Es lo más normal del mundo.
AGRIDULCE: Dicen los sabios: quien no pierde la cabeza por ciertas cosas, es
porque no tiene cabeza.
PICANTE: Yo, por las dudas, siempre me pongo el casco.
FUERTE: ¡Cuánta sabiduría! ¡Pero, vamos que ya es mucho más tarde que hace
apenas un rato!
PICANTE: (Empujando a Fuerte y a Agridulce para que se apuren.) ¡Sí, sí, vamos!
¡Vamos!
AGRIDULCE: ¡No empujen, che, que hay lugar de sobra! ¡El universo es infinito!
PICANTE Y FUERTE: ¡Como la pelusa!
(Picante, Agridulce y Fuerte se ríen y salen de escena a paso veloz.)
TELÓN O APAGÓN