Retiro desde Caleruega: Adviento y Navidad 2020dominicosweb
En los desastres de la pandemia experimentamos nuestra fragilidad. No solo es la incógnita de siempre ante la muerte. Es el miedo, la inseguridad, el dolor ante tanto sufrimiento y la impotencia para inmunizar al virus y para curar las heridas abiertas en nuestra organización social.
La situación que nos toca vivir es oportunidad para que nos preguntemos los cristianos en que apoyamos nuestra esperanza y qué significado tiene celebrar este año el nacimiento de Jesús, presencia de Dios amor con nosotros.
El presente número de Conéctate nos aclara cuál es la verdadera pasión de nuestro Jesús, y cómo El nos ofrece la llave de la libertad, la paz interior, la dicha, la felicidad y el amor verdadero, ahora y por siempre jamás.
En Santo Domingo de Guzmán la búsqueda de la verdad empieza por ser uno mismo. Es decir, en ser un hombre auténtico, compartiendo sus dones siendo un regalo para los demás. Los años de formación le fueron forjando su interior y su personalidad. Con convicciones profundas que le llevaron a ser uno mismo y dar respuesta al mundo que le rodeaba.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Retiro desde Caleruega: Adviento y Navidad 2020dominicosweb
En los desastres de la pandemia experimentamos nuestra fragilidad. No solo es la incógnita de siempre ante la muerte. Es el miedo, la inseguridad, el dolor ante tanto sufrimiento y la impotencia para inmunizar al virus y para curar las heridas abiertas en nuestra organización social.
La situación que nos toca vivir es oportunidad para que nos preguntemos los cristianos en que apoyamos nuestra esperanza y qué significado tiene celebrar este año el nacimiento de Jesús, presencia de Dios amor con nosotros.
El presente número de Conéctate nos aclara cuál es la verdadera pasión de nuestro Jesús, y cómo El nos ofrece la llave de la libertad, la paz interior, la dicha, la felicidad y el amor verdadero, ahora y por siempre jamás.
En Santo Domingo de Guzmán la búsqueda de la verdad empieza por ser uno mismo. Es decir, en ser un hombre auténtico, compartiendo sus dones siendo un regalo para los demás. Los años de formación le fueron forjando su interior y su personalidad. Con convicciones profundas que le llevaron a ser uno mismo y dar respuesta al mundo que le rodeaba.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
Domingo observa la realidad de su entorno y sabe leer sus causas. Se implica y compromete para cambiar esa realidad. A la gente de Palencia vendiendo sus libros y sus pertenencias recogiendo ese dinero para dárselo a los pobres. Domingo, en su radicalidad para mejorar el sufrimiento de las personas, llegó a ofrecerse como esclavo para liberar a un cautivo.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Santo Domingo ve refrendada su pasión por la predicación con la figura de los apóstoles, que le urgen a predicar de forma itinerante, a extender la Buena Noticia del Evangelio. Santo Domingo sigue sus sueños, su vocación a pesar de los inconvenientes del momento histórico que le tocó vivir, tan caótico en muchos aspectos como el de nuestro mundo de hoy. Con su trabajo sostuvo la fe y la esperanza de la propia Iglesia, que siempre está necesitada de que cada uno de nosotros alce sus manos para sostenerla.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
Estamos en una época de cambio social y tecnológico, de cambio de siglo, de realidad líquida que no logramos consolidar. Es una realidad vertiginosa que parece que no da descanso y apenas deja tiempo a la reflexión sosegada. En la que continuamente se van ampliando y multiplicando las posibilidades, las cuestiones y sus respuestas. Como si corriéramos hacia un horizonte, siempre inalcanzable y que además se amplía más y más ante nuestros ojos.
Estas zonas difuminadas, de frontera, son en las que nos encontramos más inseguros, pero también las que nos cuestionan y nos hacen salir de nuestra zona de confort. Y si se afrontan de la forma adecuada, es precisamente cuando se supera la incertidumbre y se alcanza una mayor madurez.
A Domingo se le rompía el corazón y se le conmovían las entrañas ante el sufrimiento y la necesidad ajena. Salía de sí mismo con toda facilidad para ponerse en el lugar del prójimo, para sintonizar con su dolor o con su alegría. Los otros son para Domingo los pobres en Palencia, los herejes en el sur de Francia, la mujer cuyo hermano está cautivo, los frailes afectados por cualquier tribulación…Y no le basta compadecer.
También sabe reaccionar: vender los libros, dialogar la noche entera, ofrecerse para intercambio por el cautivo, conversar con los estudiantes en las plazas de Bolonia…Un trato cálido y humano con todos: esos son rasgos de auténtica humanidad.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Encuentro de Francisco y las familias en Tuxtla Gutiérrez
El lunes 15 en Tuxtla Gutiérrez no hubo un discurso único de Francisco, estaba previsto el testimonio de cuatro familias. Don Francisco Xavier Chavolla , obispo de Toluca y encargado de la pastoral familiar del episcopado, las fue presentando al Papa. Primero habló Manuel Alejandro Morales Montoya, flanqueado por su papá y su mamá, un muchacho que fue perdiendo la facultad de caminar debido a una distrofia muscular. Después vino el matrimonio de Aniceto Hernández y Griselda Robledo de Tapachula con 50 años de casados, habló por ellos su hijo Menelio. Se presentaron luego Humberto Gómez y Claudia Castillo de Monterrey, casados por lo civil por-que ella es divorciada. Para concluir habló Beatriz Muñoz de la Ciudad de México, madre soltera.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Llama la atención la capacidad de amistad de este hombre. ¡Qué capacidad para asumir la condición humana, propia y ajena, y para sintonizar con ella! En él la amistad no es un asunto de tiempos libres, de tiempos de ocio. Es la forma de convivir en todo momento con todas las personas. Amigo de fieles y de los herejes que se cruzan en su camino. Amigo de los obispos Diego y Fulco, del Cardenal Hugolino… amigo de las monjas y de los frailes. Amigo de los estudiantes en Bolonia. Para todo eso es necesario ser humano, muy humano. La amistad es la virtud peculiar de las personas que son libres y dejan a los demás ser libres. Y es para quienes la practican fuente de alegría.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
“Invocando el Espíritu Santo y reunidos los frailes, les dijo [fray Domingo] que había decidido en lo íntimo de su corazón enviarles a todos por el mundo, aunque fueran pocos; en lo sucesivo ya no morarían allí juntos. Se admiraron todos al
manifestarles decisión tan categórica, fraguada con tal rapidez.
Pero como les animaba una indudable sumisión a la autoridad que le daba su vida santa, asintieron con facilidad, confiando en que todo conduciría a buen fin.”
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
En esta fundación colaboró santo Domingo, pero la parte principal en sus comienzos la puso el obispo Diego, tras la mencionada disputa de Montréal y de otras que se siguieron, acompañadas de conversiones. En Prulla, plaza fortificada existía un santuario mariano cuya fiesta principal se celebraba el día de la Asunción de María, 15 de agosto. A su sombra dispusieron una casa de acogida para recibir a algunas mujeres nobles, a las que sus progenitores, por razón de pobreza y otras causas entregaban a los herejes para su educación y sustento.
EL AGAPAO, VALOR FUNDAMENTAL
PARA ALCANZAR AL MUNDO CON LA BUENA NUEVA
Es una costumbre de lo más hermosa y beneficial; es una reunión de amor, un estímulo entre ellos; una ayuda entre los pobres; una disciplina de humildad entrañable. ¡Mirad cómo se aman! ¡Mirad cómo se ayudan y mirad cómo están dispuestos a morir unos por los otros! Se distinguen de entre los demás.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
Domingo observa la realidad de su entorno y sabe leer sus causas. Se implica y compromete para cambiar esa realidad. A la gente de Palencia vendiendo sus libros y sus pertenencias recogiendo ese dinero para dárselo a los pobres. Domingo, en su radicalidad para mejorar el sufrimiento de las personas, llegó a ofrecerse como esclavo para liberar a un cautivo.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Santo Domingo ve refrendada su pasión por la predicación con la figura de los apóstoles, que le urgen a predicar de forma itinerante, a extender la Buena Noticia del Evangelio. Santo Domingo sigue sus sueños, su vocación a pesar de los inconvenientes del momento histórico que le tocó vivir, tan caótico en muchos aspectos como el de nuestro mundo de hoy. Con su trabajo sostuvo la fe y la esperanza de la propia Iglesia, que siempre está necesitada de que cada uno de nosotros alce sus manos para sostenerla.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
Estamos en una época de cambio social y tecnológico, de cambio de siglo, de realidad líquida que no logramos consolidar. Es una realidad vertiginosa que parece que no da descanso y apenas deja tiempo a la reflexión sosegada. En la que continuamente se van ampliando y multiplicando las posibilidades, las cuestiones y sus respuestas. Como si corriéramos hacia un horizonte, siempre inalcanzable y que además se amplía más y más ante nuestros ojos.
Estas zonas difuminadas, de frontera, son en las que nos encontramos más inseguros, pero también las que nos cuestionan y nos hacen salir de nuestra zona de confort. Y si se afrontan de la forma adecuada, es precisamente cuando se supera la incertidumbre y se alcanza una mayor madurez.
A Domingo se le rompía el corazón y se le conmovían las entrañas ante el sufrimiento y la necesidad ajena. Salía de sí mismo con toda facilidad para ponerse en el lugar del prójimo, para sintonizar con su dolor o con su alegría. Los otros son para Domingo los pobres en Palencia, los herejes en el sur de Francia, la mujer cuyo hermano está cautivo, los frailes afectados por cualquier tribulación…Y no le basta compadecer.
También sabe reaccionar: vender los libros, dialogar la noche entera, ofrecerse para intercambio por el cautivo, conversar con los estudiantes en las plazas de Bolonia…Un trato cálido y humano con todos: esos son rasgos de auténtica humanidad.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Encuentro de Francisco y las familias en Tuxtla Gutiérrez
El lunes 15 en Tuxtla Gutiérrez no hubo un discurso único de Francisco, estaba previsto el testimonio de cuatro familias. Don Francisco Xavier Chavolla , obispo de Toluca y encargado de la pastoral familiar del episcopado, las fue presentando al Papa. Primero habló Manuel Alejandro Morales Montoya, flanqueado por su papá y su mamá, un muchacho que fue perdiendo la facultad de caminar debido a una distrofia muscular. Después vino el matrimonio de Aniceto Hernández y Griselda Robledo de Tapachula con 50 años de casados, habló por ellos su hijo Menelio. Se presentaron luego Humberto Gómez y Claudia Castillo de Monterrey, casados por lo civil por-que ella es divorciada. Para concluir habló Beatriz Muñoz de la Ciudad de México, madre soltera.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 - 2021.
Llama la atención la capacidad de amistad de este hombre. ¡Qué capacidad para asumir la condición humana, propia y ajena, y para sintonizar con ella! En él la amistad no es un asunto de tiempos libres, de tiempos de ocio. Es la forma de convivir en todo momento con todas las personas. Amigo de fieles y de los herejes que se cruzan en su camino. Amigo de los obispos Diego y Fulco, del Cardenal Hugolino… amigo de las monjas y de los frailes. Amigo de los estudiantes en Bolonia. Para todo eso es necesario ser humano, muy humano. La amistad es la virtud peculiar de las personas que son libres y dejan a los demás ser libres. Y es para quienes la practican fuente de alegría.
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
“Invocando el Espíritu Santo y reunidos los frailes, les dijo [fray Domingo] que había decidido en lo íntimo de su corazón enviarles a todos por el mundo, aunque fueran pocos; en lo sucesivo ya no morarían allí juntos. Se admiraron todos al
manifestarles decisión tan categórica, fraguada con tal rapidez.
Pero como les animaba una indudable sumisión a la autoridad que le daba su vida santa, asintieron con facilidad, confiando en que todo conduciría a buen fin.”
Materiales preparados por el equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de Familia Dominicana (Jóvenes Dominicos) con motivo del Jubileo de Santo Domingo de Guzmán 1221 -2021.
En esta fundación colaboró santo Domingo, pero la parte principal en sus comienzos la puso el obispo Diego, tras la mencionada disputa de Montréal y de otras que se siguieron, acompañadas de conversiones. En Prulla, plaza fortificada existía un santuario mariano cuya fiesta principal se celebraba el día de la Asunción de María, 15 de agosto. A su sombra dispusieron una casa de acogida para recibir a algunas mujeres nobles, a las que sus progenitores, por razón de pobreza y otras causas entregaban a los herejes para su educación y sustento.
EL AGAPAO, VALOR FUNDAMENTAL
PARA ALCANZAR AL MUNDO CON LA BUENA NUEVA
Es una costumbre de lo más hermosa y beneficial; es una reunión de amor, un estímulo entre ellos; una ayuda entre los pobres; una disciplina de humildad entrañable. ¡Mirad cómo se aman! ¡Mirad cómo se ayudan y mirad cómo están dispuestos a morir unos por los otros! Se distinguen de entre los demás.
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Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
Guia de las cartas del tarot de el extraño mundo de jack.
Arcanos mayores y arcanos menores.
Primera guía cien porciento en español!
Con 5 tiradas para comenzar predicciones.
Aprende y utiliza este mazo para divertirte.
Diseña una experiencia de aprendizaje sobre lectura y escritura como
herramientas de aprendizaje transversal integrando recursos digitales.
La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
una presentación Power Point y se sube a un Slide Share, Issu u otro
recurso que genere un enlace para su visualización.
1. C A M B I A T U M U N D O C A M B I A N D O T U V I D A
LA NUEVA CREACIÓN
Renovación, regeneración
¿Dónde está la
terminal?
La evolución de mi fe
Escuchar por
las dos
Un singular invitado
3. Creo que una de las cosas
que más me motiva a permanecer lo
más cerca posible de Jesús son esos
gestos personalizados de cariño que
tiene conmigo.
Los tiene con cada uno de
nosotros. A veces nos percatamos de
ellos; otras, no. A veces los notamos,
pero los atribuimos a otras causas.
Me imagino que eso lo entristece.
Sin embargo, nos ama demasiado
como para darnos por perdidos. A lo
largo de toda nuestra vida insiste en
expresarnos Su amor y en repetirnos
las dos palabras más maravillosas
que hay: «¡Te amo!»
Durante mi adolescencia, etapa en
que me tocó lidiar con un sinnúmero
de emociones y conocer de cerca la
soledad, me hizo falta sentir ese amor
de la manera más palpable que fuese
posible. Un día vi la flor más divina
que te puedas imaginar, un precioso
pensamiento en miniatura que crecía
a la vera del camino. Como mucho
sería del tamaño de una de mis uñas,
y el tallito, del largo de mi dedo. Lo
recogí, lo llevé cuidadosamente a
mi casa y lo coloqué en un vaso des-
cartable junto a mi cama. Pasó una
semana entera, y la florcita seguía
en el agua como nueva, radiante y
hermosa. Yo estaba muy contenta.
Entonces ocurrió algo curiosí-
simo, un fenómeno que yo nunca
había visto ni he vuelto a ver. De
aquel diminuto tallo brotaron raíces,
que al poco tiempo se extendieron y
se hicieron más robustas. La planté
en una maceta y la vi crecer hasta
que echó muchas flores. Me asom-
bró, y al mismo tiempo me inspiró
confianza en que Mi Creador —que
había hecho crecer aquel diminuto
pensamiento— estaba conmigo, a
mi lado, moldeándome por medio de
los vaivenes de la vida y salpicando
mi camino con flores de alegría.
Con el paso de los días, los meses,
los años y, ¿por qué no?, también los
decenios he aprendido a conocerlo
mejor y a amarlo más gracias a los
innumerables detalles y gestos de
cariño que ha tenido conmigo.
Muchos de esos detalles pueden
parecer totalmente insignificantes
comparados con las transformacio-
nes y los milagros que hacen falta
en el mundo entero. Para mí, no
obstante, han sido determinantes. Él
me ha demostrado que para Él soy
importante y de esa manera me ha
conquistado para siempre. «Nosotros
lo amamos a Él, porque Él nos amó
primero»1
.
Chalsey Dooley vive en
Australia. Escribe textos
motivacionales para niños y
educadores y se dedica de lleno
a la formación de sus hijos. Este
es su sitio web: http://www
.nurture-inspire-teach.com/. ■
DETALLES
de AMOR
Chalsey Dooley
1. 1 Juan 4:19
3
4. ESCUCHAR
POR LAS DOS
Estábamos en las postrime-
rías de la temporada. Miami
Heat aventajaba por 2 a 1 a los Lakers
en el campeonato de baloncesto. El
cuarto partido se iba a jugar aquella
tarde. Yo andaba atareada. Siempre
lo estaba, pero aquel día ella había
invitado a alguien a almorzar, así que
yo estaba más ocupada que nunca.
Ella tenía muchos amigos.
Curioso, ¿verdad?, que a una le
parezca que su hermana menor
ha tenido siempre más amigos. Al
fin y al cabo, sus amigos no me
importaban mucho. No siempre
había simpatizado con ellos. Claro
que una siempre quiere causar buena
impresión, y eso requiere esfuerzo.
La ensalada estaba lista. Era
una ensalada mixta de bolsa, pero
no pensé que se darían cuenta. Sin
embargo, los bistecs todavía estaban
congelados, las hornillas de la cocina
daban asco, las papas estaban sin
tocar en el mesón y a alguien se le
había olvidado lavar los platos del
desayuno.
En todo caso, lo primero es lo
primero. Murmuré una bendición
para el inventor del microondas,
me colgué mi delantal favorito —el
rosado— y empecé a revolver los
cajones repletos de utensilios
buscando el pelador de papas. Aquel
día las cosas habían ido mal desde el
principio, pero abrigaba la esperanza
de que el partido de la tarde me
devolviera la alegría. No me lo quería
perder por nada del mundo. Algunos
me decían que más bien debía ver los
partidos de la WNBA (liga femenina
de baloncesto) o distraerme con el
Home Shopping Network (cadena
de TV de compras). Pero yo siempre
había sido más aficionada a las cosas
de hombres.
En algún momento, mientras
destapaba el lavaplatos o buscaba la
escoba, la oí entrar tranquilamente
y arrellanarse en el sofá al lado de su
amigo. Sabía que lo correcto sería
salir a saludarlos, acompañarlos y al
menos intercambiar unas palabras
sobre algún tema banal; pero estaba
Joe Johnston
4
5. Para un cristiano, el Cielo es donde está Jesús. No tenemos por qué
especular sobre las características del Cielo. Nos basta con saber que esta-
remos siempre con Jesús. Cuando amamos a alguien de todo corazón, la
vida empieza en el momento en que estamos con esa persona. Solo en
su compañía nos sentimos verdaderamente vivos. Eso mismo nos pasa
con Cristo. En este mundo nuestro contacto con Él es impreciso porque
vemos la realidad borrosamente, como por un espejo. Es espasmódico,
pues somos pobres criaturas y no podemos vivir siempre en las alturas. La
mejor definición del Cielo es ese estado de permanente unión con Jesús
en el que ya nada podrá separarnos de Él. William Barclay (1907–1978)
muy ocupada. Además, conozco
a mi hermana y sé que ella puede
escuchar por las dos. No es que ella
sea perezosa; no lo es. Pero cada vez
que él se aparece, de pronto a ella le
pica el bicho de la pereza y se sustrae
de todo para estar con él.
Yo no. Sé bien que una no deja la
casa hecha un desastre para estar con
un tipo. Además, cualquier hombre
que valga la pena debería apreciar a
una mujer hacendosa.
La ensaladera se me escapó de la
mano y se hizo añicos. «¿Y ahora qué
hago? ¿Estará bien servir la ensalada
en una fuente de plástico?» El vidrio
anaranjado crujía bajo mis zapatos.
¡Seguía sin encontrar la escoba! Me
agaché para recoger los pedazos más
grandes, y uno de ellos se me clavó
en un dedo. La sangre corrió hasta la
muñeca y me manchó la manga. Las
risitas de María llegaban flotando
desde la sala. Evidentemente estaba
pasando un rato lindo con su amigo.
El paño para secar los platos
estaba empapado y sucio. Una o
dos papas cayeron rodando al suelo
cuando lo agarré de un zarpazo para
limpiarme la sangre. El lavaplatos
empezó a rebalsarse; el agua se
extendía sobre el mesón y ya estaba
cayendo al piso. Mi mundo se
desmoronaba. «¿Por qué me sale todo
mal?»
—Marta.
«¿Qué querrá?» Entré atropellada-
mente al living.
—¡Maestro! ¿Te parece bien que
mi hermana me haya dejado sola para
atenderte? —exclamé gesticulando
hacia ella—. ¿No podrías, qué sé yo,
pedirle que me ayudara un poquitín?
—Marta —me respondió al
tiempo que se levantaba y me tocaba
la muñeca—. Estás muy agitada.
Sé que andas pensando en mil
cosas; pero lo más importante en
este momento no es atenderme, sino
escucharme, y eso justamente es lo que
tu hermana ha escogido. No querrás
que le quite esa satisfacción, ¿verdad?
Le indiqué que no con la cabeza y
me quedé mirando el suelo.
—No, supongo que no —con-
testé atragantada.
Ya no tenía trazas de sangre en
la mano. La herida se había cerrado
milagrosamente.
—Siéntate. Escucha lo que te voy
a contar —dijo sonriendo, arrugando
las comisuras de los ojos—, ¿bueno?
Nuestro hermano iba a volver en
cualquier momento del Hospital San
Lázaro, donde le estaban realizando
un tratamiento, y la cocina seguía
patas arriba. Pero lo más importante
era…
Me acomodé en el sofá de dos
plazas con mi hermana y su amigo, y
lo escuché hablar.
Ni siquiera advertí el pitido del
microondas. Me olvidé por completo
de que el partido iba a comenzar en
unos minutos.
Estaba ocupada.
Joe Johnston es columnista y
consejero. Vive en México. Este
relato es una adaptación de
Lucas 10:38–42. ■
5
6. El nombre lo
dice todo
Sukanya Kumar-Sinha
Hace poco leí un artículo
que explicaba que el sonido de
ciertas palabras puede afectarnos
emocionalmente. No es de sorpren-
derse que términos como aceptar,
abundante, abrazar, dichoso, humor
o jugar inspiren optimismo. De
igual modo, oír el nombre de una
persona querida nos produce alegría.
¡Haz la prueba! Cierra los ojos y
di el nombre de alguien a quien
ames entrañablemente. ¿No te hace
sonreír?
Cuando oigo decir Jesús no puedo
menos que sonreír. El puro sonido
de Su nombre evoca todo lo que Él
es: mi mejor amigo, mi guía, una
conciencia omnipresente, mi fuente
de fortaleza y un íntimo confidente
que conoce mis más recónditos
temores, esperanzas y pensamientos.
La Biblia nos recomienda orar
por todo1
. Yo procuro seguir ese
consejo bastante al pie de la letra;
de ahí que Jesús desempeñe muchos
papeles en mi vida. Hace las veces
de asesor económico y me ayuda a
ahorrar cuando quiero realizar una
importante adquisición; asume el
papel de agente inmobiliario cuando
busco una casa que se ajuste a mis
necesidades; hasta se convierte en
chef cuando tengo que cocinar para
un grupo grande. Me parece que eso
es lo que Él desea: participar en cada
pequeño aspecto de mi vida.
Hace unos días estuve rumiando
una decisión importante. Mi
determinación —cualquiera que
fuera— tendría consecuencias irre-
vocables a largo plazo. La presión y
la responsabilidad me pesaban cada
vez más. Mientras trataba de llegar
a una conclusión, de golpe escuché
una voz interior que me decía:
«¿Para qué te preocupas? Jesús está
aquí». El eco de Su nombre alteró
completamente mi perspectiva.
Entendí que Él quería ayudarme a
tomar la decisión y que podía tener
la tranquilidad de que me guiaría
por buen rumbo, siempre y cuando
consultara con Él.
A veces tarareo una canción que
aprendí de niña. La frase que más
me gusta dice: «Hay poder, poder
en el nombre de Jesús». Con el
transcurso de los años me he ido
dando cuenta de lo cierto que es
eso. Todos tenemos lindos nombres.
Nuestros padres nos los pusieron
con la esperanza de que hiciéramos
honor a ellos. Pero el nombre de
Jesús encierra en sí la misión que Él
tuvo. Jesús —que significa «Dios con
nosotros»— refleja Su identidad, Su
divinidad y Su razón de ser como
Salvador de nuestro mundo.
Por eso Su nombre es tan pre-
ciado. Jesús, ¡el nombre lo dice todo!2
Sukanya Kumar-Sinha es
lectora de Conéctate. Vive en
Gurgaon (India) y trabaja como
directora de programas de una
legación diplomática en Nueva
Delhi. ■
1. V. 1 Tesalonicenses 5:17
2. V. Filipenses 2:10,11; Hebreos 13:15;
1 Juan 2:12
6
7. Se
interesa
POR MÍ
Koos Stenger
Amada
Evelyn Sichrovsky
Amada…
no por las cimas que he alcanzado,
ni por logros muy celebrados;
no por los instantes de gloria,
fruto de una fe meritoria;
no por insistir con porfía,
a oscuras, hasta que raya el día.
Amada…
por lo que soy, alguien que a tientas,
vacilante, busca su senda;
que abriga sueños y temores
entre triunfos y sinsabores;
de lustre y genio, poco o nada;
pecadora, pero salvada.
Evelyn Sichrovsky vive con su
familia en Taiwán y estudia
lengua inglesa. Además
participa como voluntaria en
labores misioneras. ■
—¿Tienes unos minutos
para conversar? Es importante
—dijo el joven que se me acercó con
una gran sonrisa.
«¿Conversar conmigo? ¿Por
qué?» Tuve que admitir que parecía
simpático, pero yo no estaba de
humor para conversar, cualquiera que
fuera el tema. De golpe advertí que
llevaba una Biblia. Ahí creí entender
de qué se trataba el asunto: el chico
se proponía convertir almas y tenía
pensado que yo fuera su próxima
víctima. «¡Ni hablar! A otro perro con
ese hueso».
Lo miré con aire de superioridad.
Me parecía tan presuntuoso de su
parte que pensara que tenía algo que
yo necesitaba. ¿Acaso había leído
—como yo— el Libro tibetano de los
muertos? ¿Había estudiado medita-
ción y yoga como yo? ¡Si yo hasta
tenía experiencia con el consumo
de drogas psicotrópicas! No había
ninguna posibilidad de que aquel
muchacho pudiera ilustrarme.
—¿Sabes que Dios se interesa por
ti? —me preguntó.
—Yo sé mucho de Dios —res-
pondí altaneramente—. Yo soy
Dios, y tú también. Todos lo somos.
1. Isaías 41:10 (nvi)
Todos formamos parte del universo
cósmico.
Por un momento lo vi descon-
certado; pero luego se le dibujó una
gran sonrisa.
—No estoy muy seguro de eso,
amigo. No me da la impresión de
que tú seas Dios.
Puse los ojos en blanco y me fui.
La cosa es que el muchacho tenía
razón. Yo no guardaba ningún
parecido con Dios.
Recorrí el mundo durante
muchos años más en busca de
respuestas, hasta que en la soledad
de mi propia confusión escuché una
voz: «No temas, porque Yo estoy
contigo; no te angusties, porque Yo
soy tu Dios»1
.
Pasando por un pueblo me
encontré con otro joven. Él también
lucía una gran sonrisa.
—¿Sabes que Dios se interesa por
ti?
Para entonces yo había cambiado
de actitud.
—Cuéntame.
Eso fue hace casi cuarenta años;
desde entonces, Él nunca ha dejado
de estar a mi lado.
Koos Stenger es escritor indepen-
diente. Vive en los Países Bajos. ■
7
8. La nueva
creación
Adaptación de un artículo de Peter Amsterdam
La resurrección de Jesús fue la primera fase de la nueva creación de Dios.
Con ese acto Dios instituyó un nuevo género de existencia: un cuerpo humano se
transformó mediante el poder divino en uno sobre el cual la muerte, la descomposi-
ción y la corrupción no tienen incidencia. ¡Nada parecido había sucedido en toda la
Historia! «Sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no
puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre Él»1
.
El cuerpo glorioso de Jesús no se resentía de la tortura que había sufrido: la
espalda desgarrada por los azotes; la cabeza ensangrentada por la corona de espinas;
las manos, los pies y el costado atravesados. No estaba lleno de magulladuras ni
exhausto por todo lo que había aguantado.
El cuerpo glorioso de Jesús no era espiritual, sino físico. Sus discípulos podían tocarlo. En ese estado Él los
instruyó2
, anduvo con ellos3
, cocinó para ellos4
y comió con ellos5
. En una ocasión estuvo con 500 de ellos6
.
Luego de 40 días7
, ascendió al Cielo8
, donde está sentado a la diestra de Dios9
.
Por ser cristianos, nosotros también formamos parte de la nueva creación de Dios. Esperamos con ilusión el
momento en que Jesús regrese y reviva nuestro cuerpo10
. El apóstol Pablo compara la resurrección del cuerpo
con el nacimiento de toda una planta a partir de una semilla11
. Luego explica que esos nuevos cuerpos serán
imperecederos, resucitados en gloria y poder a modo de cuerpos espirituales12
.
Por ser imperecederos, nuestros cuerpos no tendrán las debilidades que ahora los aquejan. No se verán
afectados como ahora por la edad, las enfermedades y el cansancio. Un autor los describe así: «En esos cuerpos
gloriosos veremos claramente plasmada la humanidad tal como Dios la concibió»13
.
Desde el momento en que uno acepta a Jesús como su Salvador y el Espíritu de Dios entra en él, uno se
renueva y se regenera. La renovación consiste en una transformación positiva del creyente; la regeneración,
1. Romanos 6:9 (nvi)
2. V. Lucas 24:27
3. V. Lucas 24:13–15
4. V. Juan 21:9–13
5. V. Lucas 24:41–43
6. V. 1 Corintios 15:6
7. V. Hechos 1:3
8. V. Hechos 1:9–11
9. V. Marcos 16:19
10. V. 1 Tesalonicenses 4:16,17; 1 Corintios 15:51,52
11. V. 1 Corintios 15:35–38
12. V. 1 Corintios 15:42–44,49
13. Wayne Grudem, Teología sistemática, p. 874
14. Tito 3:4,5 (nvi)
15. V. Gálatas 5:22,23
16. El Jesús que nunca conocí (Vida, 1996)
8
9. He llegado a la conclusión de que hay
dos maneras de ver la historia de la
humanidad. Una es centrarse en las
guerras y la violencia, en la sordidez y
el dolor, la tragedia y la muerte. Desde
ese punto de vista, la Pascua parece
un cuento de hadas, una excepción a
la regla, una contradicción absoluta
en el nombre de Dios. Solo nos da
algo de consuelo, aunque debo confe-
sar que cuando murieron mis amigos,
tan profunda fue mi tristeza que toda
esperanza en la otra vida parecía
pobre e insubstancial. Pero hay otra
manera de mirar el mundo. Si tomo la
Pascua como punto de partida, como
único hecho incontrovertible sobre
el trato que Dios dispensa a quienes
ama, lo que resulta contradictorio
entonces es la historia de la humani-
dad. La Pascua, en cambio, pasa a ser
una suerte de anticipo de la realidad
máxima. Entonces la esperanza fluye
como lava bajo la corteza de la vida
cotidiana.
Tal vez eso describa el cambio de
perspectiva de los discípulos tras
varios días de encierro deliberando
sobre los incomprensibles sucesos del
Domingo de Pascua. En cierto aspecto
nada había cambiado: Roma seguía
ocupando Palestina, las autoridades
religiosas todavía ofrecían recom-
pensa por sus cabezas, la muerte y la
maldad continuaban reinando en la
calle. No obstante, gradualmente el
impacto de esa toma de conciencia
dio lugar a una contracorriente de
gozo. Si Dios podía hacer algo así…
Philip Yancey16
(n. 1949)
en la manifestación de una nueva vida consagrada a Dios, con
un cambio radical de mentalidad. «Cuando se manifestaron la
bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, Él nos salvó, no por
nuestras propias obras de justicia sino por Su misericordia. Nos
salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renova-
ción por el Espíritu Santo14
.
Siendo nosotros parte de la nueva creación, el Espíritu de
Dios nos transforma y nos ayuda a asumir la mente de Cristo.
Así vamos desarrollando y manifestando algunos de los atributos
de Dios, a medida que crecemos en amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio
propio15
.
Por eso tenemos mucho que celebrar: que Dios habita en
nosotros y nos ayuda, nos guía y nos renueva; que somos parte de
Su nueva creación; que viviremos eternamente en nuestro cuerpo
glorioso, disfrutando de perfecta salud y sin sufrir los efectos de
la vejez, libres de enfermedades y dolencias. Esa es la buena nueva
del Evangelio: el amor que Dios abriga por cada ser humano, la
oferta de vida eterna, la resurrección de los muertos, la posibili-
dad de ser hoy mismo nuevas criaturas en Jesucristo y de formar
parte eternamente de la nueva creación universal.
Que la belleza del don de Dios por medio de Jesús nos incen-
tive a comunicar ese don y las bendiciones que conlleva a todas
las personas que podamos.
Peter Amsterdam y su
esposa, María Fontaine,
dirigen el movimiento
cristiano La Familia
Internacional. ■
9
10. BORRÓN Y
CUENTA NUEVA
La pasada Semana Santa
andaba decepcionado conmigo
mismo. Me quedaba grande el man-
damiento bíblico de amar al prójimo
como a mí mismo y llevar una vida
desinteresada. Simplemente no daba
la talla. Me parecía que mis intereses
se enfocaban más en lo material, y me
propuse a toda costa mejorar.
Tuve entonces una curiosa expe-
riencia mientras regresaba a casa en
un autobús del malhadado sistema de
transportes de la ciudad, que iba ates-
tado de gente a la hora punta. Cuando
mi esposa y yo subimos al vehículo,
dos muchachos nos ofrecieron amable-
mente sus puestos. Sally, que iba muy
cansada, aceptó; pero yo no.
—Gracias —le dije a uno de
ellos—. Quédate tranquilo. Te veo
más agotado que yo.
Un poco pagado de mí mismo
me felicité por mi buena obra.
Rumié mi acierto unos minutos
hasta que una chica sentada a mi
lado me dio un toquecito en el
brazo y algo irritada me dijo:
—Caballero, hace rato que me
está golpeando con su maletín.
¿Podría sujetarlo mejor?
¡Y yo que pensaba que tenía
buenos modales! Le ofrecí discul-
pas, pero me sentí pésimo. Pablo
debía de sentirse igual cuando
afirmó: «Quisiera hacer el bien que
deseo y, sin embargo, hago el mal
que detesto»1
.
Se acercaba la Pascua de
Resurrección y, mientras preparaba
el tema que quería desarrollar con
nuestro grupo de estudio bíblico,
caí en la cuenta de lo paradójico
que era abrigar sentimientos de
condenación por mis imperfeccio-
nes ¡cuando todo el propósito de
la muerte de Jesús en la cruz fue
salvarnos de nuestros pecados y
defectos, y potenciarnos para amar
a Dios y amarnos unos a otros!
Otro día, viendo la pasión de
Cristo en la película Hijo de Dios2
, de
repente se me despertó de nuevo un
principio que tenía dormido desde
hacía años: al momento de Su muerte
en la cruz, Jesús hizo con nosotros
borrón y cuenta nueva3
. Por primera
vez en mucho tiempo vi lo inútiles
que eran mis esfuerzos por cumplir
un modelo de conducta inalcanzable.
Clavado en la cruz, Jesús me decía:
«Ya pagué por ti. Ve nomás y vive Mi
nueva ley lo mejor que puedas. Te
ayudaré y obraré por medio de ti».
¡Fue liberador! Con el tiempo
había ido perdiendo esa sencillez y esa
convicción de que es todo por gracia
y no por obras, esfuerzo, aplicación
o ejercicios de bondad4
. Fue un bál-
samo entender de nuevo que el único
bueno es Dios5
, y que nosotros somos
Sus instrumentos imperfectos.
Gabriel García Valdivieso
es director de la revista
Conéctate. Vive en Chile y
está afiliado a La Familia
Internacional. ■
1. Romanos 7:19 (blph)
2. Christopher Spencer. 20th Century Fox,
2014
3. V. Colosenses 2:13,14
4. V. Efesios 2:8,9
5. V. Mateo 19:17
Gabriel García Valdivieso
10
11. UNA APUESTA SEGURA
Luis Azcuénaga
Soy una persona muy com-
petitiva y siempre he sentido una
marcada atracción por los riesgos.
La idea de invertir poco con el fin de
obtener grandes ganancias o dividen-
dos siempre me produjo fascinación.
Aunque soy un buen deportista
y me gustan los juegos, para mí
una partida de tenis, ping-pong,
parqués o de lo que fuera en la que
no hubiera una apuesta de por medio
carecía del incentivo necesario para
emplearme a fondo y disfrutarla
al máximo. Posteriormente, ya de
adulto, disfrutaba mucho de los
juegos de póker los fines de semana
con amigos, que a veces se prolonga-
ban hasta muy entrada la noche.
Más adelante y de la forma
más inesperada, mi vida tuvo un
giro radical. Jesús entró en mi
vida, y Sus Palabras empezaron
a calar muy hondo en mí. Poco a
poco fueron transformando mis
perspectivas, mis metas, valores y
prioridades. Entonces comprendí
que las verdaderas recompensas no
son terrenales, sino celestiales, y que
tenía asegurado lo más valioso que
alguien puede poseer: la salvación.
Se trataba de aquella perla de valor
incalculable por la que el hombre de
la parábola de Jesús lo vendió todo
con tal de obtenerla1
.
Sabía que era una apuesta segura,
pues ofrecía las mejores garantías
posibles, recompensas eternas
basadas en las promesas de la Palabra
de Dios: «No os hagáis tesoros en
la tierra, donde la polilla y el orín
corrompen, y donde ladrones minan
y hurtan, sino haceos tesoros en el
cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no
minan ni hurtan. Buscad primera-
mente el reino de Dios y Su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas»2
.
Desde cuando tomé la decisión
de seguir a Jesús e invertir en lo
eterno, mi afición por las apuestas se
desvaneció como por arte de magia.
Disfruto mucho de los mismos
deportes y juegos, pero jamás volví
a sentir la necesidad de apostar.
Se debe al cumplimiento en mi
vida de otra promesa maravillosa:
«Conocerán la verdad y la verdad los
hará libres»3
.
Luis Azcuénaga vive en Bogotá,
Colombia. Está afiliado a La
Familia Internacional. ■
1. V. Mateo 13:45,46
2. Mateo 6:19,20,33
3. Juan 8:32 (blph)
11
12. ¿
D
Ó
N
D
E ESTÁ LA TER
M
I
N
A
L
?
Joyce Suttin
De niña, la fe estuvo siem-
pre presente en mi vida.
Nunca dudé de la existencia de un
Dios amoroso que se preocupaba
por mí, respondía mis oraciones y
me ayudaba todos los días. Empecé
a rezar en el momento en que fui
capaz de articular palabras. Cantaba
canciones sobre Jesús y lo amaba.
Él era una constante en mi vida. El
fallecimiento de mis tíos abuelos
no fue un acontecimiento doloroso;
más bien celebramos su paso a mejor
vida.
Por desdicha, en la adolescencia
comencé a cuestionar los principios
de la fe que me habían enseñado
desde pequeña. Veía a mis padres
y su fe en Dios y en la Biblia como
elementos falibles, y así comencé a
deslizarme por la pendiente que lleva
a una persona de fe a caer en la duda
y finalmente en el agnosticismo.
Lo que oía y veía a mi alrededor no
tenía sentido a la luz de la sencilla fe
infantil que me habían inculcado.
Cuando declaraba enérgicamente
mi nuevo ideario, mis padres se
limitaban a sonreír y me decían
que estaban dispuestos a escuchar,
pero que no se apartarían de lo que
consideraban la verdad.
Mi búsqueda espiritual coincidió
con mi mudanza desde una pequeña
localidad a la ciudad de Boston.
Un día debía tomar el tren para ir
a pasar las vacaciones a la casa de
mis padres. Ya había llamado con
antelación y reservado mi pasaje.
Estaba segura de que tomando el
metro sabría llegar a la Terminal Sur.
Luego de un rato en los túneles de
la T —como denominan los bosto-
nianos al metro de la ciudad— me
bajé en la estación correspondiente,
subí por una larga escalera y, al
llegar al nivel de la calle, me quedé
encandilada con el resplandor del
sol. Sabía que la estación de trenes
tenía que estar ahí; pero mirara por
donde mirara, no la veía. Me refugié
a la sombra de un gran arco, pero
seguía sin ver la estación. Consulté
varias veces el reloj y me empecé a
poner nerviosa, pues temía perder el
tren. Pregunté a un transeúnte, que
me miró extrañado y siguió de largo
presuroso.
Terminé pasando al otro
lado de la calle. Ya empezaba a
12
13. desesperarme. Entonces dirigí la
mirada hacia el lugar donde había
estado antes de cruzar y vi unas
letras gigantescas, a tres metros de
altura, que decían: «Terminal Sur».
La entrada a la estación de trenes
estaba en el mismísimo lugar donde
yo había salido del metro, bajo aquel
enorme arco donde minutos antes
me había refugiado mientras mis
ojos se acostumbraban a la luz. El
letrero era tan grande que desde
donde estaba no lo había visto.
Únicamente cuando me aparté y
levanté la vista me di cuenta de que
el lugar donde me había sentido
perdida era ni más ni menos el que
andaba buscando.
Poco después de aquella expe-
riencia empecé a entender que yo era
distinta de mis amigos no creyentes.
Por ejemplo, me gustaba almorzar en
un pintoresco cementerio de la calle
Tremont en el que había lápidas que
databan del siglo xvii. Un día un
amigo se encontró allí conmigo y me
comentó:
—¿No te parece un poco raro
venir a un cementerio a relajarte?
¿No te hace pensar en la muerte?
¿No te da miedo?
Me quedé reflexionando mientras
terminaba mi sándwich.
—La verdad es que no me da
ningún miedo —respondí—. Estoy
convencida de que la muerte no es
sino un corredor que lleva de este
mundo a otro, algo así como un
renacer. Creo que cuando muera me
iré a un mundo más extenso y mejor.
Lo que me distinguía de mis
amigos era que en el fondo todavía
conservaba la fe. Aún creía en Dios
y en Jesús.
Unos días después escribí a mis
padres y les relaté mi experiencia en
la Terminal Sur. La relacioné con mi
reciente incursión en el agnosticismo
y mi retorno a la fe. Desde mi nueva
perspectiva, ya no tenía ninguna
duda sobre lo que realmente creía.
Les agradecí que me hubieran
impartido su fe y que hubieran sido
pacientes y comprensivos conmigo.
Ellos ya sabían que lo único que
me hacía falta era cruzar la calle y
levantar la mirada.
Con el tiempo tuve ocho hijos.
Algunos de ellos han tenido dudas y
se han apartado de la fe. He tratado
de ser comprensiva como lo fueron
mis padres, imaginándome que mis
hijos están debajo de la arcada de la
Terminal Sur, buscando la entrada.
Ruego a Dios por ellos y sé que la
estación está allí, aunque ellos no lo
crean. Rezo para que miren hacia
arriba y se den cuenta de dónde se
encuentran.
Todos pasamos por épocas de
desconcierto en que nos pregun-
tamos dónde está Dios. Buscamos
aquí y allá la fe y el sentido de la
vida sin darnos cuenta de que se
hallan delante mismo de nosotros,
en señales enormes. Como me
ocurrió aquella vez en la Terminal
Sur, estamos justo en la entrada; solo
nos hace falta ver las cosas desde otra
perspectiva para darnos cuenta de
que nos encontramos precisamente
donde debemos estar.
Joyce Suttin es maestra y
escritora. Vive en San Antonio
(Estados Unidos). ■
13
14. UN AMIGO
COMO NINGUNO
Momentos de sosiego
Abi May
Tengo un gran amigo en el que
puedo confiar plenamente. Él me
abre su corazón, y yo me siento bien
haciendo lo propio con Él. Conoce
mis pensamientos y entiende lo que
es importante para mí.
Los he llamado amigos, porque todo
lo que a Mi Padre le oí decir se lo he
dado a conocer a ustedes.
Jesús en Juan 15:15 (nvi)
Declaro lo siguiente acerca del
Señor: «Solo Él es mi refugio, mi
lugar seguro; Él es mi Dios y en Él
confío». Salmo 91:2 (ntv)
La palabra de Dios es viva y poderosa.
Es más cortante que cualquier espada
de dos filos […]. Deja al descubierto
nuestros pensamientos y deseos más
íntimos. Hebreos 4:12 (ntv)
Yo meto la pata con bastante
frecuencia: soy esa clase de persona.
Sin embargo, mi amigo nunca me
censura. Siempre me apoya. Esa es la
clase de amigo que es.
Aun si nos sentimos culpables, Dios
es superior a nuestros sentimientos y
Él lo sabe todo. 1 Juan 3:20 (ntv)
Yo no juzgo a nadie.
Jesús en Juan 8:15
Si fuéremos infieles, Él permanece
fiel; Él no puede negarse a Sí mismo.
2 Timoteo 2:13
Me ayuda cuando estoy en un
brete. A veces, cuando no sé en qué
dirección ir, me da consejos. En
algunos casos Él mismo echa a andar
para que yo pueda seguirlo; en otros,
me alumbra el camino para que vea
por dónde voy.
Una vez que ha sacado a todas sus
ovejas, va delante de ellas; y las
ovejas lo siguen, porque conocen su
voz. Juan 10:4 (rvc)
Lámpara es a mis pies Tu palabra, y
lumbrera a mi camino.
Salmo 119:105
Hace poco atravesé una temporada
bastante difícil. Yo ya no podía
más. Él estuvo a mi lado, siempre
dispuesto a ayudarme.
Mi ayuda proviene del Señor,
creador del cielo y de la tierra.
Salmo 121:2 (nvi)
Yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene
tu mano derecha; Yo soy quien te
dice: «No temas, Yo te ayudaré».
Isaías 41:13 (nvi)
Sin embargo, no solo me acompaña
cuando la estoy pasando mal; tam-
bién da gusto celebrar con Él, pues
tiene muy claro lo que es disfrutar
14
15. D E S D E H OY
Y PA R A S I E M P R E
Jesús, Tú nos dijiste: «Creéis en
Dios, creed también en Mí»1
. Creo
firmemente que eres el Hijo de
Dios, que moriste por mí y que
resucitaste para vencer a la muerte2
.
Te ruego que perdones mis faltas y
errores, que entres en mi vida y que
me guardes y me cuides desde hoy
y para siempre.
Con tan buen amigo presente
—nuestro Señor Jesucristo—, con
tan buen capitán, que se puso en lo
primero en el padecer, todo se puede
sufrir. Él ayuda y da esfuerzo, nunca
falta, es amigo verdadero.
Santa Teresa de Ávila (1515–1582)
Hay un solo fundamento seguro:
una relación profunda y genuina con
Jesucristo, la cual nos sostiene en
toda turbulencia. Cualesquiera que
sean las tormentas que arrecien a
nuestro alrededor, nos mantendre-
mos firmes si nos apoyamos en Su
amor. Charles Stanley (n. 1932)
Hambriento de amor, te mira.
Sediento de ternura, te implora.
Desnudo de lealtad, pone Sus
esperanzas en ti. Carente de hogar,
busca albergue en tu corazón. ¿Serás
esa persona para Él?
Madre Teresa (1910–1997)
Dios colma de paz al alma que se
entrega a Él sin reservas. Mientras
más nos acercamos a Él, más fuertes,
firmes y tranquilos nos volvemos.
Jean Grou (1731–1803) ■
de la vida. Sabe bien cuándo reír
y estar contento, y cuándo llorar y
empatizar.
Hay un tiempo para llorar y un
tiempo para reír; un tiempo para
hacer duelo y un tiempo para bailar.
Eclesiastés 3:4 (blph)
Yo sé muy bien los planes que
tengo para ustedes —afirma el
Señor—, planes de bienestar y no
de calamidad, a fin de darles un
futuro y una esperanza.
Jeremías 29:11 (nvi)
Yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia.
Jesús en Juan 10:10
No es mi único amigo. Mis demás
amigos hacen algunas de las cosas
que hace Él. Pero no hay nadie,
absolutamente nadie tan constante
como Él.
He aquí Yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo.
Mateo 28:20
No es exclusivista. No se fija en
nuestro tamaño, edad, sexo, raza o
extracción social. Acepta a todos los
que acuden a Él.
Le pido que, por medio del Espíritu y
con el poder que procede de Sus glo-
riosas riquezas, los fortalezca a ustedes
en lo íntimo de su ser, para que por
fe Cristo habite en sus corazones. Y
pido que, arraigados y cimentados
en amor, puedan comprender, junto
con todos los santos, cuán ancho y
largo, alto y profundo es el amor de
Cristo; en fin, que conozcan ese amor
que sobrepasa nuestro conocimiento,
para que sean llenos de la plenitud de
Dios. Efesios 3:16–19 (nvi)
Abi May es docente y escritora.
Vive en el Reino Unido. ■
1. Juan 14:1
2. V. 1 Tesalonicenses 5:10
15
16. ¡V ivamos!
Quien me conoce ha descubierto el secreto para gozar de la vida al máximo. Soy
mucho más que un personaje histórico que vivió hace 2.000 años. El hecho de que
resucitara significa que hoy en día estoy aún más vivo y activo que cuando anduve
por la Tierra. Y porque Yo vivo, tú también puedes disfrutar de la vida y del amor
como debe ser, tanto ahora en este mundo como en la eternidad sin límites. No hay
sufrimiento que Yo sea incapaz de aliviar. No hay tristeza que no pueda cambiar en
gozo, ni necesidad que no pueda satisfacer, ni vacío que no sea capaz de llenar.
Hoy en día estoy presente en cada corazón que me recibe. Soy activo y dinámico.
Siempre que me dan una oportunidad, me pongo a renovar, restaurar, reabastecer,
mejorar y embellecer las cosas. ¡Permíteme vivir en ti!
De Jesús, con cariño