2. En un autobús repleto de viejecitos
y viejecitas, en una gira especial a
Lourdes para gente de tercera edad,
una de ellas le toca el hombro al
chofer y le ofrece un puñado de
maní sin cáscara.
6. Al cabo de una docena de puñados, el chofer ya no puede
más y le pregunta:
- Dígame abuelita: es muy gentil por su parte atiborrarme
de maní, pero ¿no cree usted que, a lo mejor, sus
cuarenta amigos y amigas querrían también comerse
unos cuantos?
7. - No joven, no tenemos dientes para masticarlos.