Belinda jugaba con unos enanitos en el bosque durante un día invernal cuando escuchó el aullido de un lobo hambriento. Al día siguiente, Belinda dejó comida para el lobo en la nieve, compadeciéndose de la fiera. Más tarde, vio acercarse a un cordero blanco que resultó ser el lobo disfrazado; el lobo escapó después de que otro animal le mordiera. Belinda se sintió feliz no solo por haberse salvado, sino también por haber ganado la amistad del lobo.