La aguilita tenía miedo de salir de su nido por primera vez. Cuando un fuerte viento azotó y su mamá salió en busca de comida, la aguilita decidió buscarla. Al lanzarse al vacío, descubrió que podía planear con el viento. Tras aletear para elevarse, se reunió con su mamá, quien le dijo orgullosa que ya había aprendido a volar. Desde entonces, ambos salían a diario a volar juntos.