Una señora visitó la casa de su hijo esperando que le compartieran la carne de guajolote que sabía tenían, pero en lugar de eso sólo le sirvieron café. Se puso triste y regresó a su casa llorando. Más tarde, cuando su hijo y yerno fueron a comer la carne, descubrieron una víbora en la olla. Al día siguiente fueron a contarle a la señora lo sucedido, pero ella no les dijo nada.