2. Ya han pasado casi diez años desde que Manuel había cumplido cinco años el vivía con
sus padres y sus hermanos Pedro y Rubén, en un pueblo muy cercano a un bosque, en
lo alto de una montaña, en donde crecían todo tipo de plantas, flores etc. El pequeño
niño no podía disfrutar de todas esa cosas maravillosas porque era ciego desde que
nació. Sus padres lo habían llevado a la ciudad más cercana para darle tratamiento,
pero el médico les dijo que su problema no tenía cura.
3. El pequeño niño llevaba una vida no muy normal, pero estudiaba gracias a que
podía leer en voz alta. Los demás personas lo respetaban, pero no le tenían el
mismo aprecio que a los niños con vista normal, sentían que no podría
ayudarlos. Manuel había desarrollado muy bien sus otros sentidos: su olfato, su
oído, y sus dedos. Su mejor amigo era el bosque. Sus padres y sus hermanos lo
escuchaban atentamente pues por él se enteraban de muchas cosas.
4. Eran tiempos en los que habían guerras, por lo que venia gente y se aprovechaban
para saquear los pueblos, montados a caballo etc., se metían a las casas, tomaban
los objetos y se robaban a las muchachas. Las personas del pueblo de Manuel se
creían a salvo, pues pensaban que las otras personas estaban lejos, pero en
verdad solo planeaban atacarlos. Una día en la mañana, paseando por el bosque,
Manuel notó señales extrañas. Como el tenia muy buen olfato y oído había
escuchado un ruido extraño y fue corriendo al pueblo para avisarles a las personas
de ahí echo un grito diciéndoles, El bosque le dijo que las personas malas iban
hacia el pueblo!
5. Una día en la mañana pero aun todavía muy obscuro, paseando por el bosque,
Manuel notó señales extrañas. Como el tenia muy buen olfato y oído había
escuchado un ruido extraño y fue corriendo al pueblo para avisarles a las personas
de ahí echo un grito diciéndoles, El bosque le dijo que las personas malas iban
hacia el pueblo!
6. El muy nervioso le informó a las personas pero ellos no le hicieron caso. Sus
hermanos si le creyeron de todo lo que el decía, así corrieron por las calles
diciéndoles a todos que apagaran sus velas, que se quedaran muy quietos sin
hacer ningún ruido, y que hicieran algo para a sus perros no ladraran, para que los
malvados no ubicaran el pueblo.
7. Orgulloso de Manuel, el bosque con ayuda de la lluvia y la noche hizo una gran
neblina para ocultar las casas entre los montes y montañas. Al acercarse, uno de
las personas malas dijo: “Aquí no se ve nada. Era mentira lo del pueblo, y se
alejaron muy enojados. Al amanecer, cuando la niebla se había quitado, Manuel se
sintió muy feliz, los demás veían todo, pero sólo él podía hablar con el bosque.