El agricultor prepara la tierra para sembrar maíz mediante varios pasos: abonar, arar, gradear, sembrar, descortezar, sulfatrar y cultivar la tierra. Luego riega regularmente la siembra hasta que está lista para cosechar. Tras la cosecha, el maíz se lleva a una cooperativa donde se vende a ganaderos, para piensos, o a empresas que lo usan para hacer alimentos como maicena, pan, tortitas y aceite de maíz.