Los jóvenes de 15 a 24 años están cada vez más dependientes de sus teléfonos móviles, que se han convertido en una plataforma compleja e integral de su vida diaria. Estos dispositivos ofrecen ventajas como la facilidad para comunicarse y aplicaciones múltiples, pero también conllevan desventajas como daños mentales, fragilidad a robos, y un alto precio.